Haciendo a un lado el hecho de que apenas acababa de librarse de la muerte, Ashal comenzó a organizar todo para partir cuanto antes al sur en busca de Adeline. Mientras se encontraba en su despacho revisando los últimos reportes de la búsqueda, en ese momento cayó en la cuenta de algo importante. —¿Por qué Adeline iría al sur, si su familia vive en el oriente? Es algo arriesgado de su parte marcharse a un lugar desconocido. ¿Acaso ella tiene algún familiar en ese lugar como para haber ido directamente ahí? —reflexionó intrigado. En ese momento, Gérard entró a su despacho y dijo con seriedad. —Ashal, ya está todo listo para que partas esta noche hacia Flines. —¿No te parece demasiada coincidencia que Adeline fue directamente a la ciudad donde mis hermanos se están ocultando? —preguntó Ashal repentinamente. Gérard parpadeó contrariado ante tal cuestionamiento, que respondió interrogativamente. —No entiendo, ¿a qué te refieres, Ashal? El emperador se levantó de golpe y comenzó a ca
—¿Realmente quieres morir? —cuestionó Ashal manteniendo su expresión fría. —¿No es lo mejor? ¡Si no lo haces ahora, saldré aquí para matarte y te arrebataré todo lo que te robaste! —amenazó Damien. Ver a su hermano tan lleno de rabia sin justificación entristeció a Ashal. Realmente le dolía que él hubiera cambiado de la noche a la mañana, cuando en el pasado habían sido los mejores compañeros de armas. «No puedo creer que me odies tanto solo porque descubriste que eras el hijo perdido de mi padre. Si antes hubiera sabido que eras mi hermano, me hubiera encargado de darte el lugar que te corresponde», pensó con amargura, para después responder con una expresión retadora. —Entonces, tienes un motivo más para recuperarte. Si consigues levantarte de esa cama por tu propio pie, te estaré esperando para un duelo justo. Las palabras del emperador dejaron sin palabras a Damien. Odiaba que Ashal sintiera pena por el, pero en ese momento le demostraba que aún lo consideraba como un varadero
Luego de la cena, Mary llevó a Adeline a su habitación, la cual apenas era una cuarta parte del espacio que ocupaba su recámara en el palacio. Esto no la sorprendió mucho, ya que en su vida anterior estaba acostumbrada a vivir sin tanto lujo o espacio. —Lamento traerte al ático, Louise, pero es el único sitio que queda disponible en la casa —dijo Mary, apenada. —No te preocupes, es perfecto para mí —exclamó Adeline con gentileza—. Además, no traigo muchas cosas, así que agradezco que tengan una cama disponible para mí. —Eres muy considerada, supongo que esto es más pequeño que en la habitación en la que dormías en el palacio. —La verdad era más pequeño —aseguró Adeline, que seguía con su actuación de plebeya. —¡Oh! ¿En serio? Como previamente había visitado las habitaciones de la servidumbre, sabía las condiciones en las que vivían, así que usó esa información para responder con seguridad. —Sí. Sucede que tenía que compartir habitación con otras compañeras, así que no contábamo
Descubrir que había vuelto a su primera vida, sacudió bastante a Adeline, que apenas podía imaginar qué tan desesperada había estado en ese entonces como para desear borrar todo recuerdo de su tormentoso pasado y vivir una nueva vida, en paz y libertad. Otra cosa que volaba su mente era el hecho de que Ashal era el responsable de todo este caos, por lo que ahora solo quería respuestas a todas esas interrogantes que la abrumaban. —¿Qué sacrificó Ashal para transmigrar como yo? —preguntó aturdida. —No puedo decírtelo —respondió tajante el ente. —Entonces, ¿el hizo que volviéramos a nuestra línea temporal original? —volvió a cuestionar. —En parte, su deseo iba más allá de solo buscarte en el otro mundo. —¿Por qué quiso regresar a este mundo? ¿Acaso hubo algo que no pudo cumplir? —siguió preguntando Adeline con ansiedad. A lo cual, el misterioso ente la miró con frialdad y respondió: —Yo no soy quien debe darte esas respuestas, pero lo único que tengo que decir es que a pesar de que
Adeline sintió escalofríos al leer el enorme título que aparecía en la portada: “Palacio imperial bajo ataque”. Esto le hizo recordar al extraño sueño que había tenido la noche anterior, cuando ese misterioso ente le dijo que su destino sería el mismo. «No puede ser, ¿otra vez el palacio fue atacado? ¿Acaso los enemigos volvieron a atacar luego de que me fui? ¿Será que Ashal sigue perdido y por ello quieren aprovechar la vulnerabilidad en el palacio?», pensó aturdida. En tanto, Hina bajó de golpe el periódico y se dirigió a su empleado. —John, ¿estás seguro de que esta información es cierta? Según recuerdo, este periódico se encarga de difundir rumores del palacio… —Puede que sea falso —interrumpió el ansioso hombre—, pero lo extraño del asunto es que ningún medio tiene esa noticia tan detallada y dudo que tengan la capacidad para inventar algo así. Además, los periódicos ligados al imperio solo mencionaron una nota pequeña que desmentía la desaparición del emperador en el ducado d
Marion quedó pasmado al descubrir que la emperatriz Adeline se encontraba con las personas que Gérard le había encargado cuidar. Como no podía permanecer tanto tiempo en la calle en actitud sospechosa, comenzó a buscar un lugar donde poder observar los movimientos de esa casa. Para su fortuna, había un pequeño hotel frente al domicilio en cuestión, así que entró rápidamente para solicitar una habitación con vista a la calle. Luego de que le entregaron una llave, se dirigió presuroso al cuarto y luego de dejar sus cosas, se acomodó junto a la ventana para continuar vigilando la casa donde había entrado la emperatriz. —A ver, ¿dónde está? Tiene que estar en alguna de las habitaciones —murmuró ansioso mientras buscaba con sus binoculares la silueta de la emperatriz. Para su fortuna, no tardó en encontrarla junto con un grupo de niños, con quienes parecía estar jugando al “pesca-pesca”, lo cual sorprendió bastante a Marion, ya que jamás había imaginado ver a la emperatriz en una actitud
Si bien era cierto que el día anterior había manifestado su rechazo a que “Louise” se quedara y fuera la nueva niñera, Roger actuó groseramente para ocultar la verdadera impresión que tuvo la primera vez que la vio. La presencia de esa delicada mujer había encendido una pequeña llama en su corazón, sensación que nunca antes había experimentado, que después de la cena y el resto de la noche no pudo dejar de pensar en ella. Para decepción del ilusionado muchacho, “Louise” no apareció al día siguiente para encargarse de que todos se arreglaran para salir a la escuela, lo que lo llevó a pensar que ella se había marchado por culpa del rechazo que le habían manifestado la noche pasada. Esto le causó malhumor y le impidió concentrarse en sus clases. No obstante, su ilusión renació cuando vio a su preciosa niñera parada junto a Mary, esperándolos en la puerta. En ese instante estuvo a punto de correr hacia ella, pero su orgullo le impidió manifestar emoción alguna, sin embargo, eso no contuvo
Adeline tenía sentimientos encontrados ante la situación que se le había presentado con la caprichosa Rebeca. Consciente de que tanto ella, como su gemelo Roger, la rechazaban, comenzó a idear una forma para ganarse su confianza y así mantener la armonía entre todos los hermanos. «Por lo menos los más pequeños tienen curiosidad por conocerme y no he tenido problemas para relacionarme, lo cual es un alivio para mí, ya que en mi vida anterior no era tan buena tratando con niños, y en un principio decidí no ser madre para evitar con los berrinches y caprichos», meditó mientras miraba cómo los pequeños príncipes dibujaban animadamente en sus libretas. Como estaba distraída pensando en tales cosas, no escuchó cuando Olive se acercó y empezó a llamarla. —¡Louise! ¡Louise! ¡Louise! —¿Eh? ¿Qué pasó, Olive? —reaccionó, aturdida. —¿Qué te parece mi dibujo? —preguntó la pequeña mirándola con ansias. La joven parpadeó aturdida ante el papel que tenía tan cerca de su nariz, en el cual estaban