Niños, ¿recelosos?
Los rostros infantiles mostraron un espanto terrible al escuchar que su invitada había estado cerca del emperador Ashal Dunesque y de inmediato bajaron sus miradas. Adeline tuvo una amarga sensación al verlos tan asustados, que se quedó sin palabras. «¡Cielos! Si es cierto que Ashal intentó asesinados, imagino que esa experiencia los dejó demasiado traumados», pensó afligida.

Al ver que el ambiente se había tornado incómodo, Hina exclamó con efusividad para distraer a los pequeños de sus malos recuerdos.

—¡Bueno, muchachos! Pero ahora, lo más importante es recibir con mucho cariño a Louise. ¡Es más! ¿No les gustaría tener una amiga de juegos? —propuso sin consultar a su invitada la idea.

Esta resolución contrarió a Adeline, que inmediatamente objetó.

—Señorita Hina, ¿qué dice? ¡Ni siquiera me conoce como para confiar en mí la seguridad de sus hermanos!

Hina esbozó una sonrisa radiante y decretó sin chistar.

—No necesito conocer tu historia para saber que eres una persona buena q
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