Hoola preciosuras... Me disculpo por no actualizar como lo venía haciendo, pero he tenido dificultades familiares. Espero lo entiendan. Abrazos y disfruten sus lectura...
Un allanamiento limpio y sin problema alguno con la participación de la policía de Creta. Selene Christopoulos se encuentra casi desmayada ante el proceder del Jefe de seguridad de su propio hijo quien lo envió como si en ese sitio se lavara dinero o peor aun se hubiese sucedido un asesinato. — ¿Pero qué significa esto César? – el hombre abre los ojos y se encoge de hombros ante la exigencia de la mujer. — Son órdenes de su hijo Sra. Christopoulos, yo solo obedezco – Selene respira profundo — no se mueva por favor – ahoga un jadeo al ver la determinación en los ojos del hombre que apunta su arma hacia su rostro desencajado por completo. — ¡Esto es un atropello! – grita — ¡exijo la presencia de mi hijo en este momento! Los ojos de la Sra. Blackstone se abren como un par de platos al ver todas las armas que se encuentran a su alrededor. Una sensación de ahogo se aloja en su pecho y trata de contener el pánico que pugna por apoderarse de ella a pesar que es consciente de que no les ha
82.- La presencia de Amelia complica las cosas a pesar de que Harold ha sido sacado de la sala de estar, Bastián se siente violento solo de ver su actitud, no puede negar que es la mujer de su vida ya que lo tiene completamente embobado, pero está consciente de que puede lastimarse si no obedece y ella ¡no lo hace! — ¿Qué haces aquí Amelia? – pregunta Bastián con su acostumbrado tono plano. — Enterándome de lo que no me dices ¿o creíste que me tragaría el cuento de que no eres fan de tu padre? – ella abre los ojos y ladea la cabeza con expresión acusatoria —. Ahora ¿Qué es esto? – pregunta interesada mirando a todos y a nadie. — Bien, pasemos a otra habitación y te lo explico – da un paso atrás negando. — No gracias, prefiero quedarme aquí y saberlo con los testigos pertinentes – Selene pone los ojos en blanco. — ¡Sí que eres terca niña! – mira e reojo a Ángela — ¿Qué parte de “no te casarás cn mi hijo no comprendes? – expresa con las manos en la cadera. — La paparte donde uste
Amelia se detiene de súbito ante la escena de su madre en el piso con ambas manos puestas en su pecho, el color escapa del rostro de Amelia y su piel se eriza corroborando el latigazo de temor que en este momento está atravesando su cuerpo, ese miedo que la ha invadido en otras ocasiones en las que Ángela ha entrado en una crisis coronaria. — ¿Mami? – gime sin poder dar un paso. A su alrededor todo se vuelve un caos haciendo que su vida tambalee, que sus emociones la embarguen llevándola casi a un colapso. Siente unas manos que la retienen tratando de que se sienta mejor y al mirar se trata de Ana que con lágrimas en los ojos la llama o por lo menos eso es lo que puede aún leer en sus labios antes de desvanecerse. — Quiero el monitoreo completo de la paciente coronaria por favor – ordena el Dr. Arístides Christopoulos — ¡Bastián! – llama a su primo que intenta reanimar a su novia con desesperación — ¿serías tan amable de dejar en paz a Amelia para que respire? – Bastián gira a mir
Bastián toca la puerta de la oficina de su hermano y este pronuncia un “adelante” para que quien sea ingrese. Lo encuentra ojeando unos papeles que al parecer son la historia de su suegra o eso es lo que deduce por el ceño fruncido de Arístides. — ¡No entiendo nada! – dice para sí mismo. — Cuéntame entonces a ver si nos confundimos los dos o por fin entendemos – sugiere Bastián con una sonrisa. — Estas pruebas, no me convencen – informa con un susurro — es decir; los resultados están alterados a mi parecer – relee y entrega a su hermano cuando éste estira la mano interesado en ello. — ¿A que te refieres? – pregunta mirando sin entender —. Dime que buscar y comparemos porque este es el expediente de Ángela Blackstone cuando estaba interna en una clínica en Manhattan – informa con las cejas al cielo. — Lo sé y en esas pruebas se identifica una paciente con un cuadro clínico que es muy difícil de tratar dada la importancia del compromiso coronario Bastián – el aludido asiente compren
Amelia baja de la camilla para estirar las piernas, su cuerpo se estremece aun a causa de los besos de Bastián que ella propició y los que aun siente en su boca con el dulce sabor del helado. Sonríe con picardía ante su soltura con él. Entretenida en sus pensamientos vislumbra una figura detrás de la cortina que cubre el cubículo, muy pequeña para ser Bastián y demasiado elegante para ser una trabajadora así que, decide correr la pequeña cortinilla y descubre a Ana parada enfrente.— ¡Hola, no pensé encontrarte aquí! – dice Amelia con voz temblorosa.— No te des tanta importancia – la morena sonríe irónica y a Amelia se le rompe el corazón — vine por Angie no por ti ya que al parecer no necesitas de nadie más que e tu noviecito – no puede evitar que las lágrimas salgan de sus castaños ojos.— Ana ¿qué te pasó? – gime — ¿qué nos pasó? – la chica ofrece una expresión de incredulidad.— ¿A mí? Que pasó contigo que nos diste la espalda, apuesto que tu querido Bastián no te ha llevado a ve
Bastián corre la cortina del cubículo en el cual se encuentra Amelia para encontrarla hecha un mar de llanto. Lleva puesta una vía endovenosa y de un tubo de acero cuelga un suero, la enfermera lo mira con interés y él la ignora completamente para acudir en ayuda de su mujer que lo necesita mucho más que cualquier información sobre su estado actual. Ella abre los brazos y Bastián va directo hacia ellos. Sus pechos se tocan y una descarga eléctrica se apodera de sus cuerpos. — ¡Joder! – dice él al ser arrasado por la sensación —. No llores así Amelia, me asustas - deshace el abrazo y toma el rostro de ella entre sus grandes manos — ¿Qué sucede amor? En serio estás asustándome – reclama dulcemente para que le comunique lo que le está molestando. —Ana... Pronuncia sin poder decir más ya que rompe en llanto al recordar que su mejor amiga es otra persona. — ¿Está aquí cariño? – asiente con el labio inferior mordido. Al instante todas las alarmas de Bastián se encienden contemplando el
La morena se encuentra inmovilizada contra la pared con las manos en la espalda sostenida por unas bridas que le colocó uno de los hombres de César. Tiene las manos ensangrentadas Ya que logró el cometido de apuñalar a la madre de Amelia, arístides se encuentra sobre la víctima taponando la herida y ajustando los preliminares para llevarla a la sala de operaciones. Él también tiene un corte en el brazo casi a la altura del hombro y está sangrando. Una de las enfermeras coloca un par de compresas para detener el fluido y que Arístides pueda continuar con su trabajo. — ¿Es grave? – pregunta Bastián sin dejar de mirar lo que hace la chica. — Una puñalada en el abdomen siempre es grave hermanito – suspira entrecortado antes de hablar. — Discúlpame entonces, solo preguntaba para saber que decirle a mi novia acerca de la salud de su madre – observa la morena que se encuentra retenida contra la pared. — Ok, dile que su corazón funciona a la perfección, pero que debo llevarla a la sala de
El camino a la casa de Bastián Amelia se le hizo eterno, no hacía más que llorar recostada su pecho en la parte de atrás del maybach que funciona como transporte ya que es un blindado. Sabe perfectamente que su novio no se permite dejar ningún cabo suelto que comprometa su seguridad. — ¿A dónde vamos? – exige con sutileza.— A un sitio seguro, ya te dije que no me gusta correr riesgos cuando se trata de tu seguridad – explica, pero no la mira a la cara.Subiste está fija en el espejo retrovisor no solo en los ojos de su jefe de seguridad sino en el auto que viene detrás siguiéndolos, confía plenamente en César ya que es un elemento táctico por haber sido militar sin embargo se encuentra en una disyuntiva entre preguntar qué procede y ordenar cualquier procedimiento personal.— ¿Vas a aislarme mientras mi madre corre peligro? - se incorpora moviéndose bruscamente entre sus brazos sentada aún en su regazo.— Voy a aislarte, sí – expresa con el descaro que lo caracteriza —, pero es