Amelia llora sin consuelo alguno en los brazos de su futuro esposo – si es que su propia madre lo permite – no puede hablar debido a los sollozos tan fuertes que emite dada su tristeza e impotencia. Él la consuela meciéndola en sus brazos como si fuese una pequeña a la que han arrebatado algo muy significativo.— Ella… ella se lo dijo a mi madre – Bastián arruga el entrecejo sin comprender — Ana, le dijo a mamá que tú me agrediste en el cuello y ahora ella no querrá que me case contigo – llora de nuevo en el hueco de su cuello aspirando su aroma a hombre que en algún momento le ha proporcionado paz.Pero que ahora lo siente como parte de su dolor al querer estar con él para siempre y no poder hacerlo – al menos es lo que ella piensa -.— Amelia, mi amor cálmate, no llores de ese modo porque no sé de qué manera consolarte. Ayúdame por favor – le pide en un tono tan bajo que es casi un susurro —. Dime lo que dijo exactamente – ella toma una fuerte bocanada de aire para hablar.— Lo
— ¡Pues no lo voy a hacer mamá! – Bastián gira tan rápido a verla que casi pierde el equilibrio —. Contrario a ti, no te obligaré a entenderlo sin embargo espero que respetes mi decisión de quedarme con Bastián ¡estoy enamorada de él! – la boca de su madre se abre igual que la de Bastián. La de él se curva en una sonrisa al reconocer el tono contundente e sus palabras, ya sabía de su amor por él y aun así estaba esperando que lo dijera en voz alta. Y ya lo había hecho. No en las mejores circunstancias ni en las más románticas, pero se siente orgulloso de ella porque al enfrentar a su madre que puede ser tan o más testaruda que la suya – casi se le sale una carcajada ante ese pensamiento – tiene la plena seguridad de que está desafiando también a sus demonios. — ¿Cómo dices? – da un paso adelante y Amelia no se mueve —. No quiero repetirlo Amelia, bajua de esa cama y vámonos – Bastián pone los ojos en blanco. — Ya le dijo que no ¿por qué simplemente no lo acepta y se va a dormir? – e
Bastián se sienta en el sillón detrás del escritorio con los ojos cerrados luego de haberse tomado cinco tragos más, se siente mareado, cansado y con una sensación de desconcierto que lo hace resoplar por enésima vez en esa sola noche. Las cosas se complican ya que no solamente es su madre la que no va a permitir la boda sino que ahora se impondrán Ángela e incluso el padre de Amelia que quien sabe de donde salió. Para él obviamente Ana es un obstáculo, pero al parecer a Amelia le duele mucho más la traición de su amiga que su propia madre la haya cuestionado al respecto, evidentemente hay algo que ella le esconde y necesita que se l confiese para poder continuar con los planes de boda y sacar del medio lo que le molesta. — ¿Sabes que quiero a ese sujeto de rodillas ante mí? – expresa con voz rasposa cansado de que le jodan la vida. — Lo sé y entiendo las razones al respecto, pero no puedo en este momento ya que debo dejarlo actuar primero para contraatacar – explica sin mucho detal
Bastián despierta con la mejor sensación del mundo en el cuerpo, ese dolor delicioso que queda luego de una sesión mágica, intensa e irrepetible e sexo con la persona adecuada., piensa sonriendo mientras se estira en la gran cama.Además de la sensación de descanso que experimenta cada vez que ella se encuentra a su lado, no es de los hombres que duerme mucho, pero con Amelia las cosas han sido diferentes desde el principio y eso implica que duerme como un bebé cuando están juntos independiente de que hagan el amor o solo se recuesten a descansar, él siempre duerme mejor abrazado a ella.Sin embargo al buscarla para abrazarla y disfrutar un poco de ella lo que encuentra es la mitad de la cama vacía. Resopla. Esa mujer tiene el mal hábito de no prestarle el mínimo de atención a sus exigencias y piensa que está obligándolo a poner límites y uno de ells es que n se levante de la cama cuando él desea estar un poco más con su mujer.¡Porque Amelia B
78.-Bastián admira el voluptuoso cuerpo de su mujer y sonríe ante lo que él mismo puede definir como una belleza rara. Amelia es una mujer tan hermosa que cada pueblo de la piel del hombre se abre para dejar salir una bota de sudor y darle a entender a ella que la desea más que a nada en este mundo.— Qué estás ocultandome Bastián? - en la mira entre enojado y admirado.Sin embargo ella no se amedrenta y se atreve a ingresar en sus dominios – tal como él mismo lo dice – para obligarlo a responder su pregunta. — ¿Yo? Disculpa no sé de qué hablas – expresa en un tono burlón que no pasa desapercibido por ella.Siempre se ha considerado un hombre que no acepta ningún tipo de reclamos, pero verla sin ropa, con las mejillas sonrosadas y con un enojo casi monumental porque puede deducir que ha escuchado la conversación entre su guardia y él, razón por la cual se encuentra en este momento acá.— No te atrevas a evadir mi pregunta, ya bastante tengo con que me distraigas con sexo cosa que
— ¿En serio vas a dejar que se quede aquí? – protesta César al ver a Amelia sentada en un extremo del escritorio.Va debidamente vestida, después de la pequeña discusión que tuvieron Bastián decidió que la dejaría estar presente en la reunión que iba a tener con César con la condición de que no hiciera preguntas al respecto. — Completamente César – observa a su novia de reojo que se encuentra con los brazos cruzados y expresión pétrea —, ella merece saber ciertos detalles de la investigación – su amigo se carcajea.— ¿Ah sí, cómo cuáles? Si tienes la amabilidad de informarme a mi – susurra con molestia.— ¡Estoy aquí! – expresa en tono de reproche —. No es necesario que susurren – levanta una ceja —, tengo derecho a saber y que mi futuro esposo deje de ocultar me cosas.— Cosas que no te digo en aras de protegerte Amelia – ella se acerca sintiéndose violenta.— ¿Entonces admites que hay secretos que me involucran? – asiente —. Esto es increíble Bastián, el colmo del descaro – s
— No deberías ser tan complaciente con ella amigo mío – expone César una vez que Amelia cierra la puerta. — ¿A que te refieres César? – indaga con el ceño fruncido totalmente. — A que parece que es capaz de manejarte como si fueras un muñeco de trapo – Bastián observa a su amigo con molestia. — ¿En serio estas inmiscuyéndote en mi vida privada? – el aludido niega enérgico. — ¡Claro que no! Me importa una m****a tu m*****a vida privada sabes que la mía es un desastre y no tengo intención de acomodarla, el problema es que me gusta tener todo controlado tanto como a ti y Amelia no se sujeta – no grita, pero su tono es firme, oscuro — no puedo cuidarte si ella va y comete errores porque estoy seguro que en este momento se encuentra maquinando como enterarse de lo que estamos diciendo, definitivamente es demasiado inteligente para mi gusto – lo aniquila con la mirada — ¿o no te diste cuenta que cedió solo hasta que le dijiste lo que harías? – Bastián se dirige hacia el sillón que está u
Un allanamiento limpio y sin problema alguno con la participación de la policía de Creta. Selene Christopoulos se encuentra casi desmayada ante el proceder del Jefe de seguridad de su propio hijo quien lo envió como si en ese sitio se lavara dinero o peor aun se hubiese sucedido un asesinato. — ¿Pero qué significa esto César? – el hombre abre los ojos y se encoge de hombros ante la exigencia de la mujer. — Son órdenes de su hijo Sra. Christopoulos, yo solo obedezco – Selene respira profundo — no se mueva por favor – ahoga un jadeo al ver la determinación en los ojos del hombre que apunta su arma hacia su rostro desencajado por completo. — ¡Esto es un atropello! – grita — ¡exijo la presencia de mi hijo en este momento! Los ojos de la Sra. Blackstone se abren como un par de platos al ver todas las armas que se encuentran a su alrededor. Una sensación de ahogo se aloja en su pecho y trata de contener el pánico que pugna por apoderarse de ella a pesar que es consciente de que no les ha