Amelia gira en la cómoda cama donde se encuentra acostada y se descubre con una sensación diferente, su cuerpo choca con otro duro, firme y suave a la vez cubierto con una fina tela que huele delicioso a hombre. Ronronea en voz baja. Pero de repente flashes de lo ocurrido la noche anterior la golpean fuertemente y entra en pánico, asustada y temblorosa trata de levantar la cabeza para darse cuenta del error que ha cometido pensando en la posibilidad de que se hubiese ido a la cama con el desconocido con el que bailaba en el club. Suspira con tranquilidad al descubrir que el cuerpo a su lado es Bastián, poco a poco comienza a recordar lo que sucedió dentro y fuera de la disco e inclusive al llegar a esta habitación anoche, luego de que él se comportará como un caballero ella parecía una… , Piensa muerta de vergüenza. Toma la decisión de irse a su habitación aprovechando que el hombre atractivo y deliciosamente perfumado que tiene a su lado duerme p
— Tranquila mi amor, todo fue un mal entendido – consuela Ana a su amiga luego de haber recibido la llamada de un Bastián muy malhumorado. — Es que tu no lo entiendes yo pensé que… - sorbe los mocos y la mira con tristeza — que él… había abusado de mi – Ana abre mucho los ojos — y lo acusé injustamente – llora de nuevo. — ¿Y pensaste que te había abusado solo porque te sentiste diferente? – Amelia asiente con ojos irritados y la nariz roja —. Tienes razón de llorar, estaba furioso cuando me llamó – levanta la cabeza pestañeando muchas veces. — ¿Dices que él… te llamó? – afirma la morena con la cabeza haciendo que sus rizos se muevan — ¿y que te dijo? – pregunta una Amelia totalmente arrepentida del error cometido en contra de su supuesto novio. — Pues nada en particular – se encoge de hombros —, me ordenó con su usual encanto que viniera a tu lado porque yo te hacía más falta que él y colgó – Amelia se echa a llorar de nuevo. — ¡No me va a hablar! – dice haciendo un puche
— ¿Qué le vas a regalar? – Amelia se encoge de hombros al ver todas las bellezas en alhajas, bisutería y oro que encuentra a su alrededor —. Te aconsejo algo que diga lo siento mucho y estoy dispuesta a que comencemos de nuevo en una gran cama de agua – Ana la mira con expresión de inocencia y Amelia entrecierra los ojos con advertencia. — Eres terrible con eso del sexo querida amiga – le habla de manera irónica —, lamento decirte que es un presente solo para decir lo siento – y sus ojos se van tras una cadena en la cual el tejido es en forma de argolla con pequeñas piedras preciosas diminutas, unida con eslabones dorados y blancos en oro y plata con un dije de diamante en forma de gota de agua. Se enamoró perdidamente de la cadena pensando en la expresión de Bastián cuando la viera. La toma entre sus manos y la dependienta se acerca a ella con interés. — Hermosa ¿verdad? – sugiere con un suspiro —. Cuesta una fortuna también – dice mirando a Amanda de pies a cabeza —, el broche
— ¿Qué dijiste? – la mujer coloca la mano en su pecho y aprieta los labios — ¿se puede saber quien es este disfraz de mujer querido? — La que te va a arrancar el cabello perra – corre hacia Tania y es detenida por Bastián en el camino. — ¡No! – la retiene entre sus brazos, forcejea con ella y se percata de la caja que lleva en la mano — sal de aquí Tania ¡ahora! – advierte. — Pues que se vaya ella, es la que está interrumpiendo – Amelia grita desesperada porque no puede arrancarle el cabello a la mujer. — ¿Por qué no me echas tú? ¡suéltame Bastián, m*****a sea! – se remueve entre los fuertes brazos de su novio y este sonríe por la insolencia. El roce hace que su cuerpo reaccione olvidando que se hallaba furioso con ella y que pensaba romper el contrato que en ningún momento ha firmado sin embargo ella se muestra enfadada y celosa porque Tania se encuentra en la oficina y aunque sabe que en el momento que salga de allí van a discutir y pelear, se siente en el cielo dado que s
Capítulo 29. Amelia abre los ojos y solo percibe oscuridad, siente debajo de ella un cuerpo duro y con un aroma que reconoce perfectamente: Bastián. Sabe que tiene cierto problema con acatar reglas, seguir órdenes y sobre todo con el control de sus impulsos. Suspira ya que esta al tanto de que debe regresar a terapia de inmediato ya que aun más ciertas situaciones que la incomodan se le escapan de las manos llevándola a la violencia. Pero el estar en este momento recostada al cuerpo de este hombre le devuelve toda la paz y sosiego que necesita. Se estira sobre su cuerpo y aunque ella no es una mujer de muy baja estatura él le saca casi cabeza y media, eso sin mencionar que sus hombros son tan anchos y su torso se encuentra tan lleno de músculo que literalmente parece un colchón duro, blando y suave. Ronronea disfrutando del calor que emana y se estira como si fuese un gato. — Me alegra que se encuentre tan cómoda Srta. Blackstone – Bastián acaricia su espalda hasta la cintura y es
Bastián observa detenidamente el cuerpo de la mujer que descansa en el sofá plácidamente, se ve confiada y sin temores., señala la voz de su conciencia.Se siente atrapado entre su propio mundo y la duda de hablarle a Amelia acerca de su pasado y el secreto que esconde, espera no tener que hacerlo ya que llegado el momento en el que ella se entere de todo lo que hizo va a abandonarlo y entonces será otra decepción la cual duda que su corazón resista.— Deberías compartir tus pensamientos conmigo – expresa Amelia sentada en el sofá mirándolo fijamente.— Te ves preciosa, en eso pensaba – responde mirándola con tal intensidad que el cuerpo de ella sufre espasmos involuntarios y su rostro enrojece.— Sin embargo creo que hay algo más ¿Por qué no me lo dices ahora? – indaga tratando de que comparta algunas cosas con ella ya que es tan reservado que la abruma.— De hecho si hay otra cosa, es solo que no sé si me dirás que sí sin embargo me encanta
Bastián arruga el entrecejo por la mirada de molestia que le dedica Amelia, ciertamente sabe que las mujeres en cuestión de territorio son muy celosas. Su madre es un ejemplo palpable de una mujer sumamente celosa en cuanto a su territorio se refiere ya que toda su casa - y se habla en términos generales - se halla apegada a su personalidad la cual es bastante excéntrica no Obstante tiene un gusto exquisito para la decoración y la ambientación de cada uno de los lugares que conforman la mansión Christopoulos.— ¡Ah claro, es parte de la farsa! – Bastián arruga más la frente sin comprender —. Si, debí saberlo, todo es parte del teatrito…— ¿Se puede saber de qué me estás hablando Amelia? – gruñe las palabras.— Pues de esto – abre los brazos señalando alrededor todo lo que se encuentra en las paredes y todo lo que ha renovado — es para convencer a tu familia de que tienes una novia y que tu vida no es una m***** como ellos piensan – la boca del hombre se abre tanto que duda poder v
El cuerpo dolorido de Bastián Christopoulos es depositado en la cama de su habitación en su ático por sus guardias que detuvieron la brutal pelea de la cual formó parte en contra de tres sujetos y uno de ellos le sacaba una cabeza y era un gigante de ciento sesenta kilos. Borracho y casi inconsciente les grita mil insolencias amenazando con despedirlos a todos porque necesitaba quedarse acabar con el “Godzila” para recibir los aplausos – los cuales recibió cuando dejó noqueados a dos de los tres – ya que estaba fuera de forma teniendo más de cinco años sin incursionar en el mundo de las peleas callejeras. — ¡César estás despedido! – le grita a su Jefe de seguridad casi en un gemido —. Pude haberlo noqueado también – sus manos tiemblan al querer levantarse y su costado lastimado le pasa factura. — Debemos llamar a alguien – expresa uno de los esbirros. — ¿Crees que no lo sé? – responde César con agresividad ante la preocupación que siente —. Debo salir a hacer unas llamadas – info