—Estrella, ¡por fin te veo! Estás genial. —Es igual que en las fotos, con esos hermosos ojos y sus grandes curvas.
—Sí, tú también.
—Entonces nos vamos. Mi hermana me llamó y me dijo que no confiabas en ella, y por eso me tocó venir para que creyeras. —Lo dice con risa en su voz. Ella es genial, es igual que en I*******m y lo más agradable es que es muy cariñosa.
Ya voy en el auto de Sasha, mientras que su hermana va en su camioneta. Durante el viaje, noto a Sasha muy nerviosa; además, toma su teléfono una y otra vez como si estuviera hablando por mensajes de texto.
—Dime, Sasha, ¿acaso estás nerviosa? —le pregunto dudosa.
—No-no, es solo que estoy contra el tiempo. Sabes, me impresiona tu capacidad mental para aprender español tan rápido. Eres tan perfecta para ellos.
—Disculpa, ¿quiénes?
—Mis mascotas. Son adorables y creo que te agradarán. —Suelto una risa ya que ambas compartimos los mismos gustos.
Luego de algunos minutos, llegamos a una casa de cerámica.
—Ven, esta es mi casa —dice saliendo de su auto y abre la puerta—. Adelante.
—Es muy bonita, gracias. —Me volteo para ver si su hermana vino, pero no, a la casa solo llegamos Sasha y yo. Al entrar, la casa está completamente vacía—. ¿Y no la tienes amueblada? —le pregunto y ella me mira con un rostro de malicia.
—¿Acaso pensaste que yo quería ser tu amiga?
—¿Qué dices? Somos amigas.
Ella se echa a reír y le pone el seguro a la puerta, luego tira las llaves por la ventana. Tengo miedo. ¿Ella me ha engañado? ¿Por qué actúa así? ¿Por qué quiso que viniera? Son tantas mis preguntas.
—Muchachos, vengan. —De la casa salen dos hombres y se encaminan a mí como toros de corraleja. Al parecer estaban escondidos esperando mi llegada. Intento correr, pero no... la puerta está cerrada.
—Ven, pedazo de perra. —Uno de ellos me da un jalón y me tumba al piso para después agarrarme de los brazos y así poder estabilizar mis movimientos, mientras que el otro saca un pañuelo y le echa un líquido que no reconozco y me lo pone en la nariz.
Poco a poco voy perdiendo el conocimiento. Solo me resuena en la mente la voz de mi madre: Cuídate, hija...
Al despertar, estoy atada en una cama de manos y pies. Luego entran Sasha y una mujer vestida con ropa corta.
—Así que esta es la niña. Muy bien, Sasha, está muy bonita. Tú, como siempre, buscando lo mejor.
—¿Tú no eras mi amiga?
—Amigo el ratón y el queso, pendeja —se echa a reír y luego dice—: Entonces me tienes que dar doble ya que es virgen. Mientras estaba dormida, uno de los hombres la revisó.
Esa m*****a me ha tocado mi parte baja. Es una perra. La mujer le da el dinero y ella sale por la puerta sin siquiera mirarme. Ella es una proxeneta.
—¡Sasha, por qué me hiciste esto!? —grito como loca por todo el lugar. Estoy en un cuarto pequeño que huele horrible; además, hay ratas.
—Niña, ya cállate. Cuando te estés metiendo las pollas de los hombres, verás que es muy delicioso.
—¡Cállese usted, m*****a! —Ella me da un jalón de cabello y me mira con odio, luego me escupe en la cara.
—Sabes, no te pego una cachetada porque después te dañaría el rostro y los hombres no pagarían por tu sucio culo. De lo contrario, por mí estarías muerta. Luego, ella me suelta y saca su teléfono.
—Ven rápido y llévatela, porque si tardas, lo que vas a encontrar es un cadáver.
—¡Ayuda, ayuda! ¡Por favor!
Grito sin cesar, pero nadie me escucha. ¿Qué me va a pasar ahora que salga de aquí?
Luego de unos 20 minutos, llega un hombre vestido de blanco y me pone una cinta en la boca. Me desata solo para atarme de nuevo y ser arrastrada hasta un auto azul.
Él se embarca y es ahí donde comienza mi sufrimiento, mis deseos apagados y mis ganas de ser libre.
—¿Sabes, preciosa, por qué no te puse una capucha?
No respondo y solo guardo silencio acompañado de mis sollozos.
—Porque hoy es el último día que verás esta preciosidad de ciudad. Prepárate para que te rompan ese trasero. La primera vez duele mucho, pero después te acostumbras. Quizás alguien se interese en ti y te compre. No sé, todo está en manos del jefe Carlos. Él decide si te quedas o te vas con alguien.
Es lo último que él dice antes de encender un cigarro. Aprovecho para abrir la manija, pero está cerrada.
—Si intentas hacer algo extraño, tengo la orden de golpearte. ¿Lo sabes?
Mujo como vaca; no puedo hablar y eso me asfixia. El hombre acerca su mano a mi boca y retira la cinta con brusquedad. Es ahí cuando empiezo a hablar como loro.
—Señor, le daré todo el dinero que necesite. Mi padre es muy rico. Por favor, no desaproveche esta oportunidad. —Él suelta una enorme carcajada que hace vibrar el auto. ¿Qué acaso no quiere dinero?
—¡Ostras, deja de decir tonterías! Ya me han engañado así. Una vez, una tonta como tú me dijo exactamente lo mismo y, para mi sorpresa, era una agente de la DEA. Casi caigo tras las rejas, pero gracias a mi jefe Carlos, todo salió bien. Bueno, bien porque trajo a toda su manada de panteras y les caímos a esos gringos. Instantáneamente acabamos con ellos de un dos por tres. ¿Y te preguntarás qué pasó con la perra que me engañó?
Él detiene sus palabras y mete su mano derecha debajo de su chaqueta y saca un arma. Dios santo, nunca antes había visto una.
—Con esta misma que ves aquí —acerca el arma justo en mi cabeza— le pegué dos plomazos y cayó al piso como una guanábana. Así que quédate quieta si no quieres que vuele tu m*****a cabeza al igual que esa perra.
Él me mira riéndose para después guardar su arma y colocarme la cinta nuevamente.
—Hablas mucha m****a y eso me irrita.
En todo el camino, me la pasé asustada y con el corazón en la boca, ya que este tipo tiene la mente muy sucia con respecto a asesinatos y extorsión. Lo sé porque me contó toda su historia mientras conducía. Lo único que faltaba eran las palomitas.
—Mmm, mm —mujo como vaca para tratar de avisarle a este cerdo que tengo ganas de ir al baño, pero... ¿cómo explicarle? Él me mira de costado y esboza una sonrisa.
—¿Qué, acaso te pica el culo? —Niego con mi cabeza una y otra vez mientras él sigue adivinando lo que quiero.
—¿Tienes hambre? —¿Quién querría tener hambre contigo al lado? Sigo negando mientras él adivina, pero ya me cansé, me rindo, no le insistiré más.—Si es para orinar, ven y te ayudo, pero con una condición: tienes que dejarte lamer esas tetas.Niego en forma intermitente y esto lo hace enojar tanto que me toma del cuello con una mano y con la otra conduce. Me quedo quieta, aguantando el dolor para que no cometa una trágica locura (o sea, pegarme un tiro), pero su mano es liberada cuando su celular suena.—Te salvaste, malnacida —saca el celular y contesta enojado—. Sí, señor, ya le dije que aquí llevo a su próxima perra. ¿Qué, acaso las otras perras no están atendiendo bien a los hombres?Dios mío, papi, ayúdame. Papi... me van a vender o prostituir. No, no...Luego cuelga la llamada y acelera su auto a toda marcha, hasta que llegamos a un club o prostíbulo (creo). En general, no conozco mucho las raíces de esta ciudad. Me lo imagino ya que veo afuera muchas chicas vestidas con poca rop
—Dime algo, "muchachita". ¿Cuántos años tienes?—No le diré una m****a —le tuerzo los ojos y miro para otro lado.—¿Cuántos años tienes? —repite con voz pasiva y lenta, tan lenta que parece borrar cada palabra dicha.Él se acuesta en un sofá mientras respira lentamente y cierra sus ojos.—Niña, haz caso y dile tu edad, no lo hagas enojar. Míralo, está tratando de no coger rabia —dice la mujer cerca de mi oído.—No me importa, yo no tengo derecho de revelar mi edad y menos a un desconocido —al decir la palabra "desconocido", el hombre se levanta del sofá y se encamina hacia mí.—¡Maldita perra! ¿Acaso estás tratando de hacerme enojar? —eleva su mano y sorprende mi mejilla con una gran bofetada.—¡Carlos, ya basta! —exclama la mujer interviniendo.—¡Qué edad tienes, grandísima zorra! —me dice el hombre con furia en su rostro. No me queda otra que decirlo.—Tengo 20 años —él se acerca a su portátil y empieza a teclear. Mis lágrimas amenazan con salir, pero las detengo y doy severos suspir
—Llegamos, morrita —dice ella tirando de mi brazo de forma violenta—. Henry, espérame afuera. No te vayas por si intenta escapar esta culera.—Está bien —cierra la puerta y sale del baño.Sé que por mi desobediencia me está pasando lo que me está pasando. Si tan solo no me hubiera escondido de las escoltas de papá... Mientras viajaba, uno de los escoltas me envió un mensaje diciendo que ya había llegado a España, por ello me estaba esperando a las afueras del aeropuerto. Me dio tanta rabia cuando lo leí que inmediatamente lo bloqueé. Estaba muy al pendiente de no ser vista por el escolta, quien por su parte no paraba de buscarme con sus ojos. Me escondí como rata y con mi ignorancia fui a la salida del aeropuerto donde supuestamente Sasha me esperaba.—¿Qué tanto piensas? ¡Rápido! Quítate la ropa.Me quito toda la ropa que llevo en mi cuerpo de manera rápida, quedando desnuda. Me meto a la ducha y empiezo a bañarme. Al terminar, ella me dice:—Ten —me entrega una bolsa negra que contie
—¡No puedo levantarme, me duele el cuerpo! —exclamé, aferrada a las sábanas. Por cierto, puedo hablar; me imagino que ellos quitaron la cinta de mi boca mientras dormía.—Déjame y te explico. En estos momentos, tus implantes fueron colocados con éxito, por ello te quedarán en reposo durante dos meses —dijo Johan, como siempre, con su voz pasiva.—Señor, me siento mareada —él se echó a reír. De momento, siento que mi capucha es retirada de mi cabeza y es ahí donde por fin veo mi cuerpo.¿Qué es esto? Mis senos están súper grandes y mis nalgas son anchas y gruesas. Esta no soy yo, definitivamente no soy yo.—Te ves muy linda, es más, ahora sí pareces una sirena —dijo Henry, quien me mira de forma morbosa.—Bueno, Henry, ya ella está lista. Llévala y me haces el favor y me traes a Fernanda, la que trajeron hoy.¿Qué? ¿Acaso todos los días traen chicas nuevas? ¡Qué hijos de perra! Pobres niñas indefensas, mira que venir aquí engañadas.—Ah, Johan, esta mañana recibí un mensaje de Sasha dic
Me acuesto en la cama y siento como si un peñón me cayera encima. —Aquí puedes estar tranquila, le pediré a las chicas que duerman en las otras habitaciones. —Pero… Esto es grande ellas también tienen derecho de venir. —Sirena, solo quiero que estés bien y te recuperes pronto—notó a Henry un poco extraño, no sé durante el camino, no se atrevió a verme a la cara. Pero bueno, yo creo que él es bipolar, él me arropa, me regala una “sonrisa” y sale de la habitación, que raro ese sonriendo algo se trae. Luego de algunos minutos siento como si la anestesia se me hubiera pasado, ya que el dolor que tenía se ha advertido cinco veces más que el anterior, mis quejidos quieren salir, pero los detengo mordiendo mi lengua, prometí que no lloraría por esta gente de España. Tengo que aguantar… De momento escucho el crujido de la puerta y de inmediato intentó voltear, pero no puedo porque mi cuello está inflamado, si no estoy mal creo que fue por culpa del hombre que me trajo por primera vez al cl
Ellas se retiraron de la habitación, por su parte la cachetona se había marchado mucho antes de que empezaran a hacer su labor. Mientras me veo detenidamente en el espejo admirando mi belleza y que será de ella, si estos hijos de perra me vendan a un hombre el cual le gusta golpear mujeres, alguien toca la puerta. El individuo no se inmuta en decir quién es cuando de inmediato entra a la propiedad, pensé que sería el hombre de anoche, pero no, no fue él, era Henry otra vez, ya que lo vi atreves del espejo. —Hola estrellita, qué linda te ves. —Mira, Henry no trata de ser amable conmigo por qué eso no te luce. —Solo vine a pedirte perdón, bueno por haberte tratado mal. —Ya lo hecho está hecho, te puedes largar—le digo combinar la espalda. —No, no seas grosera, yo estoy muy apenado—él acaricia mi mejilla y me mira fijamente. Henry es muy lindo, no lo había analizado bien, pero el malvado se manda tremendo cuerpo y un rostro espectacular, pero es malo, para mí es malo, sé que es es
—Estos malditos nunca hacen nada solos—dice Carlos dándome un empujón para ponerse de pie.Se dirige a la puerta y la abre como puertas de iglesia de par en par, elevó mi rostro y veo a Henry muy tenso, pensé que no me miraría pero si lo hizo, luego de mirarme su rostro cambió de tenso a bobo hasta casi que su Baba sale de su boca, me imagino por como estoy vestida parezco prostituta barata.le pido ayuda en silencio y él solo desvía sus ojos marrones hacia Carlos quién lo mira como lobo salvaje.—Jefe tenemos problemas—le explica con voz pasiva.—¿Y ahora cuál es tu joda?—dice colocándose el cinturón.—Uno de los clientes está herido, al parecer otro le sacó una navaja y lo apuñaló—Carlos toma a Henry de la camisa y lo empuja contra la pared.—¿¡Dime por qué m****a dejas entrar a los clientes con armas!?—Jefe, yo no estaba vigilando en la entrada, usted sabe que a mí los sábados me toca en las bodegas.—Si es verdad, entonces qué hicieron con el herido?.—No lo se señor, solo sé que
—Déjeme y lo ayudo señor—dice Jesús y ambos me agarran de los brazos y me sacan como bulto de la habitación, miró desesperada en busca de Henry y no lo veo, soy llevado a un cuarto oscuro, donde no escucho ni veo nada, ellos me sientan en una silla y luego se van y cierran la puerta ¿Qué es esto?Poco después las luces se encienden y soy sorprendida por la voz de la cachetona quien sostiene un micrófono.—Hola a todos queridísimos invitados y compradores—estoy sentado de espaldas ¿acaso esto es una subasta? Intento voltear a quien les habla la cachetona pero ella me fulmina con sus ojos transmitiendo odio. me quedo donde estoy haciendo caso a su disgusto—En el día de hoy tenemos a una mujer exótica y caliente llamada sirena, quien busca como loca a ver que hombre acaba con su preciada y majestuosa virginidad!.—Venga ya tía, decime cuánto vale y le romperé ese culo de unas!—grita un hombre desde el fondo—Ostias mujer dime cuánto vale y me la llevo hoy mismo—dice otro hombre con voz