Decente, risueña, estudiosa y poco social, sí, esa soy yo. Mi nombre es Estrella Lember Scott. Justo hoy cumplo mis veinte anhelados años.—Mamá, me llegó una confirmación de la carrera que voy a estudiar —digo emocionada.—¿En serio, hija? Tu padre estará contento.—Sí, madre, pero es una muy mala noticia. Bueno, no para mí, sino para papá.—¿Pero... no es en Inglaterra?—No, madre, es en España. En Inglaterra cerraron la universidad debido a la muerte del hijo del director.—Ay, mi niña, sea donde sea, recuerda que siempre te apoyaré.Mientras hablo con mamá, mi hermano Tayyar me da un abrazo tan fuerte que creo que me va a sacar las tripas.—Hermano, ya deja de abrazarme.—Déjate, conejo —mi hermano me dice conejo porque tengo los dientes un poquito grandes, lo que pasa es que él es un exagerado.Es muy apuesto, cariñoso, fastidioso, pero eso sí, es poco social con las demás personas y tiene un carácter del demonio. Es más, si lo haces enojar, mejor corre, corre y no mires atrás. Ac
—Estrella, ¡por fin te veo! Estás genial. —Es igual que en las fotos, con esos hermosos ojos y sus grandes curvas.—Sí, tú también.—Entonces nos vamos. Mi hermana me llamó y me dijo que no confiabas en ella, y por eso me tocó venir para que creyeras. —Lo dice con risa en su voz. Ella es genial, es igual que en I*******m y lo más agradable es que es muy cariñosa.Ya voy en el auto de Sasha, mientras que su hermana va en su camioneta. Durante el viaje, noto a Sasha muy nerviosa; además, toma su teléfono una y otra vez como si estuviera hablando por mensajes de texto.—Dime, Sasha, ¿acaso estás nerviosa? —le pregunto dudosa.—No-no, es solo que estoy contra el tiempo. Sabes, me impresiona tu capacidad mental para aprender español tan rápido. Eres tan perfecta para ellos.—Disculpa, ¿quiénes?—Mis mascotas. Son adorables y creo que te agradarán. —Suelto una risa ya que ambas compartimos los mismos gustos.Luego de algunos minutos, llegamos a una casa de cerámica.—Ven, esta es mi casa —di
—¿Tienes hambre? —¿Quién querría tener hambre contigo al lado? Sigo negando mientras él adivina, pero ya me cansé, me rindo, no le insistiré más.—Si es para orinar, ven y te ayudo, pero con una condición: tienes que dejarte lamer esas tetas.Niego en forma intermitente y esto lo hace enojar tanto que me toma del cuello con una mano y con la otra conduce. Me quedo quieta, aguantando el dolor para que no cometa una trágica locura (o sea, pegarme un tiro), pero su mano es liberada cuando su celular suena.—Te salvaste, malnacida —saca el celular y contesta enojado—. Sí, señor, ya le dije que aquí llevo a su próxima perra. ¿Qué, acaso las otras perras no están atendiendo bien a los hombres?Dios mío, papi, ayúdame. Papi... me van a vender o prostituir. No, no...Luego cuelga la llamada y acelera su auto a toda marcha, hasta que llegamos a un club o prostíbulo (creo). En general, no conozco mucho las raíces de esta ciudad. Me lo imagino ya que veo afuera muchas chicas vestidas con poca rop
—Dime algo, "muchachita". ¿Cuántos años tienes?—No le diré una m****a —le tuerzo los ojos y miro para otro lado.—¿Cuántos años tienes? —repite con voz pasiva y lenta, tan lenta que parece borrar cada palabra dicha.Él se acuesta en un sofá mientras respira lentamente y cierra sus ojos.—Niña, haz caso y dile tu edad, no lo hagas enojar. Míralo, está tratando de no coger rabia —dice la mujer cerca de mi oído.—No me importa, yo no tengo derecho de revelar mi edad y menos a un desconocido —al decir la palabra "desconocido", el hombre se levanta del sofá y se encamina hacia mí.—¡Maldita perra! ¿Acaso estás tratando de hacerme enojar? —eleva su mano y sorprende mi mejilla con una gran bofetada.—¡Carlos, ya basta! —exclama la mujer interviniendo.—¡Qué edad tienes, grandísima zorra! —me dice el hombre con furia en su rostro. No me queda otra que decirlo.—Tengo 20 años —él se acerca a su portátil y empieza a teclear. Mis lágrimas amenazan con salir, pero las detengo y doy severos suspir
—Llegamos, morrita —dice ella tirando de mi brazo de forma violenta—. Henry, espérame afuera. No te vayas por si intenta escapar esta culera.—Está bien —cierra la puerta y sale del baño.Sé que por mi desobediencia me está pasando lo que me está pasando. Si tan solo no me hubiera escondido de las escoltas de papá... Mientras viajaba, uno de los escoltas me envió un mensaje diciendo que ya había llegado a España, por ello me estaba esperando a las afueras del aeropuerto. Me dio tanta rabia cuando lo leí que inmediatamente lo bloqueé. Estaba muy al pendiente de no ser vista por el escolta, quien por su parte no paraba de buscarme con sus ojos. Me escondí como rata y con mi ignorancia fui a la salida del aeropuerto donde supuestamente Sasha me esperaba.—¿Qué tanto piensas? ¡Rápido! Quítate la ropa.Me quito toda la ropa que llevo en mi cuerpo de manera rápida, quedando desnuda. Me meto a la ducha y empiezo a bañarme. Al terminar, ella me dice:—Ten —me entrega una bolsa negra que contie
—¡No puedo levantarme, me duele el cuerpo! —exclamé, aferrada a las sábanas. Por cierto, puedo hablar; me imagino que ellos quitaron la cinta de mi boca mientras dormía.—Déjame y te explico. En estos momentos, tus implantes fueron colocados con éxito, por ello te quedarán en reposo durante dos meses —dijo Johan, como siempre, con su voz pasiva.—Señor, me siento mareada —él se echó a reír. De momento, siento que mi capucha es retirada de mi cabeza y es ahí donde por fin veo mi cuerpo.¿Qué es esto? Mis senos están súper grandes y mis nalgas son anchas y gruesas. Esta no soy yo, definitivamente no soy yo.—Te ves muy linda, es más, ahora sí pareces una sirena —dijo Henry, quien me mira de forma morbosa.—Bueno, Henry, ya ella está lista. Llévala y me haces el favor y me traes a Fernanda, la que trajeron hoy.¿Qué? ¿Acaso todos los días traen chicas nuevas? ¡Qué hijos de perra! Pobres niñas indefensas, mira que venir aquí engañadas.—Ah, Johan, esta mañana recibí un mensaje de Sasha dic
Me acuesto en la cama y siento como si un peñón me cayera encima. —Aquí puedes estar tranquila, le pediré a las chicas que duerman en las otras habitaciones. —Pero… Esto es grande ellas también tienen derecho de venir. —Sirena, solo quiero que estés bien y te recuperes pronto—notó a Henry un poco extraño, no sé durante el camino, no se atrevió a verme a la cara. Pero bueno, yo creo que él es bipolar, él me arropa, me regala una “sonrisa” y sale de la habitación, que raro ese sonriendo algo se trae. Luego de algunos minutos siento como si la anestesia se me hubiera pasado, ya que el dolor que tenía se ha advertido cinco veces más que el anterior, mis quejidos quieren salir, pero los detengo mordiendo mi lengua, prometí que no lloraría por esta gente de España. Tengo que aguantar… De momento escucho el crujido de la puerta y de inmediato intentó voltear, pero no puedo porque mi cuello está inflamado, si no estoy mal creo que fue por culpa del hombre que me trajo por primera vez al cl
Ellas se retiraron de la habitación, por su parte la cachetona se había marchado mucho antes de que empezaran a hacer su labor. Mientras me veo detenidamente en el espejo admirando mi belleza y que será de ella, si estos hijos de perra me vendan a un hombre el cual le gusta golpear mujeres, alguien toca la puerta. El individuo no se inmuta en decir quién es cuando de inmediato entra a la propiedad, pensé que sería el hombre de anoche, pero no, no fue él, era Henry otra vez, ya que lo vi atreves del espejo. —Hola estrellita, qué linda te ves. —Mira, Henry no trata de ser amable conmigo por qué eso no te luce. —Solo vine a pedirte perdón, bueno por haberte tratado mal. —Ya lo hecho está hecho, te puedes largar—le digo combinar la espalda. —No, no seas grosera, yo estoy muy apenado—él acaricia mi mejilla y me mira fijamente. Henry es muy lindo, no lo había analizado bien, pero el malvado se manda tremendo cuerpo y un rostro espectacular, pero es malo, para mí es malo, sé que es es