Kassio se acercó a la mesa en la que Nastia estaba sentada. Estaba lo suficientemente lejos de oídos curiosos y una columna lo separaba del resto de las mesas, dando privacidad. Nastia estaba absorta en su celular, así que no notó su llegada hasta que se sentó frente a ella. Su madrastra levantó la mirada y abrió los ojos con sorpresa al verlo. Por supuesto, no duró demasiado. Siempre había sido tan hábil como él para mantener sus emociones bajo control y la fachada de desinterés. —Hijo, es un gusto verte después de tanto tiempo —dijo ella, con una sonrisa fría. Una actuación perfecta para cualquiera que pudiera estar viéndolos—. No he sabido mucho de ti en las últimas semanas. ¿Cómo te está yendo en tu nuevo trabajo? Kassio no tuvo que responder porque un camarero se acercó para ofrecerle la carta, pero antes de que se marchara le pidió una limonada. —¿Quieres algo más? —preguntó mirando a su madrastra que tenía una taza de café sobre la mesa. —Yo quiero un pastel de vainilla y u
Sienna nunca había visto a alguien más patético que Nastia. Tenía las pruebas de que Kassio siempre fue el que debió estar al mando de la empresa, pero todavía no se daba por vencida. Debería haber aceptado la oferta de Kassio cuando tuvo oportunidad porque cuando él acabara con ella, probablemente no le quedaría mucho de su vida actual llena de lujos y sería repudiada por los que ahora se hacían llamar sus amigos.Sienna la observó en silencio, esperando sentir algo de compasión por ella, pero no podía hacerlo, no cuando había hecho tanto daño. El padre de Kassio había muerto, Antonella podría haber resultado lastimada, y solo Nastia conocía el nombre de quienes más se habían visto afectados a causa de su ambición. Era hora de que ella pagara por sus crímenes.—Estuviste casada con mi padre durante muchos años —dijo Kassio sacándola de sus divagaciones—, creo que puedes reconocer su letra.—Perderás el tiempo porque ningún juez le dará validez a esto. Sienna rodó los ojos.—Supongo
Kassio se recostó en su silla, soltando un suspiro.—Deberíamos detenernos por hoy —dijo, mirando a Domenico. La mayoría, si no es que todos, ya debían de estar en sus casas o al menos en camino. La hora de salida había sido hace una hora atrás, pero Kassio y su amigo se habían quedado para revisar algunos documentos para la reunión que tenían el día siguiente.Todavía tenía mucho trabajo por delante e, incluso con la ayuda de Domenico, le iba llevar un tiempo mejorar los números de Castelli Insurance, pero no haría mucha diferencia si continuaban trabajando esa noche o lo dejaban para el día siguiente. Habían pasado el día entre reuniones de trabajo y revisiones de contratos, y en ese momento lo único que quería era regresar a casa con Sienna. Escucharla hablar sobre su día siempre le levantaba el ánimo y hacerle el amor sonaba a la manera perfecta de cerrar su día.—Es extraño —dijo su amigo, cerrando su laptop—. Solía ser yo quien debía recordarte que necesitábamos descansar. No
Horas antes—¿Qué los trae por aquí? —preguntó Kassio y le hizo un gesto a Angelo y a su jefe de seguridad para que tomaran asiento.—Sucedió algo. —Angelo le tendió una tablet—. Al parecer, Nastia está bastante desesperada y te quiere muerto cuanto antes. Lo que estás viendo son las imágenes de de las cámaras del edificio. Un hombre se infiltró en el estacionamiento y estuvo jugando con tu coche.Kassio observó al hombre de la pantalla. Aun si Angelo no le hubiera contado lo que había hecho, habría podido deducir que no tramaba nada bueno. Avanzaba con prisa y miraba a los lados de vez en cuando ajustándose la gorra que cubría su cabeza.—¿Cómo fue que llegó hasta el estacionamiento? —preguntó. Debería haber sido imposible llegar a cualquier lugar en el edificio sin ser detectado con toda la seguridad del lugar.—Lo dejamos hacerlo.Levantó la mirada, dejando la tablet sobre la mesa.—¿Por qué?—Queríamos saber exactamente lo que estaba tramando —explicó su jefe de seguridad—, así qu
—Tienes los ojos rojos —dijo Kassio, con el ceño fruncido—. ¿Has estado llorando?Sienna rodó los ojos. Estaba delante de él lista para darle el sermón de su vida, pero él parecía más preocupado por su bienestar. Era demasiado tierno y parte de su ira se esfumó.—Por supuesto que he estado llorando. Crees que los reporteros se creerían que soy la novia afligida si no derramara ni un par de lágrimas. Puede que no me avisaran con tiempo —dijo entre dientes—, pero sé que hay que hacer para mantener esta farsa.—Llegar gritando, no creo que sea de mucha ayuda —intervino Angelo.—El piso está despejado. Nadie a excepción de tus hombres podía escucharme. Deja de ser un jodido dramático.Angelo levantó las manos al aire.—Olvida que dije algo.Sienna regresó su atención a Kassio.—¿Qué demonios, Kassio? —dijo, bajando la voz unas décimas—. Se supone que nos lo decimos todo y tú fuiste y elaboraste este loco plan sin decírmelo.—De hecho, fue mi plan —intervino Angelo.Sienna giró la cabeza y
Sienna dejó de prestar atención a la serie que estaba transmitiéndose en la televisión. Estaba aburrida de pasar el día viendo películas y series. Por supuesto, le encantaba no tener que hacer nada por algunos días y a quién no, pero no había nada de divertido de pasar sus días en el hospital.Su mirada se desvió hacia Kassio y por los siguientes minutos lo observó en silencio. Él tenía el ceño ligeramente fruncido mientras miraba la pantalla de su computadora con concentración. Su cabello estaba algo desordenado, quizás por haberse pasado las manos por él con frecuencia. Había algo fascinante en verlo trabajar y pensó que podría hacerle durante horas. Entonces, Kassio levantó la mirada y la atrapó mirándolo. Él le regaló una sonrisa y podría haber asegurado que su corazón dejó de latir por un breve instante.—¿Sucede algo? —Kassio cerró su laptop y la puso a un lado.—No y ese es el problema. Estamos aquí desde hace dos días y nada ha sucedido —se quejó—. Si esto sigue así en otro
—Es una lástima que esto vaya a terminar así, no tenía intención de llegar a este extremo. Si tan solo te hubieras rendido con tu búsqueda estúpida de respuestas y me habrías dejado lo que por derecho era mío… Pero veamos el lado positivo, pronto estarás con tu padre. Después de todo, lo extrañabas demasiado. —Nastia hizo un breve silencio y dejó de acariciarle el rostro—. No fue fácil elegir entre mi esposo y la estabilidad de mí y mis hijos, pero a veces uno tiene que tomar decisiones difíciles. Kassio percibió cierto rastro de tristeza en la voz de su madrastra, que bien pudo ser fingida, aunque no había para quien fingir, así que probablemente había algo de real. El silencio se extendió durante unos segundos y Kassio pensó que eso sería todo lo que ella diría, pero no fue así. —Luché para llegar hasta aquí, aunque que puedes saber tú de eso. Desde el día en que naciste no te has enfrentado a un obstáculo real. Todo en tu vida siempre fue perfecto y no tuviste que pelear por nada
Kassio apoyó su frente en la de Sienna y la miró directo a los ojos. Se sintió conmovido al ver el amor y la ferocidad brillando en ellos. Sonrió al recordar la manera en lo que lo había defendido. Había estado demasiado sorprendido cuando ocurrió, como para lograr intervenir a tiempo. Aunque también había estado distraído, admirándola. —Ella confesó, dejemos que la justicia se encargue del resto —susurró en un intento por aplacar su ira, aunque no pareció surtir demasiado efecto. Kassio aun podía sentir los músculos de Sienna, tensos bajo su agarre y presentía que en cuanto la soltara saldría en búsqueda de Nastia. No es que no disfrutaría de verla encargarse de ella otra vez, pero su madrastra podría usarlo a su favor durante su juicio. —Al diablo la justicia, deja que yo me… Kassio volvió a besarla y otra vez ella se rindió en sus brazos. El beso subió de intensidad y se olvidó de todo menos de la mujer que tenía en sus brazos, la mujer que había estado dispuesta a defenderlo de