—Tienes los ojos rojos —dijo Kassio, con el ceño fruncido—. ¿Has estado llorando?Sienna rodó los ojos. Estaba delante de él lista para darle el sermón de su vida, pero él parecía más preocupado por su bienestar. Era demasiado tierno y parte de su ira se esfumó.—Por supuesto que he estado llorando. Crees que los reporteros se creerían que soy la novia afligida si no derramara ni un par de lágrimas. Puede que no me avisaran con tiempo —dijo entre dientes—, pero sé que hay que hacer para mantener esta farsa.—Llegar gritando, no creo que sea de mucha ayuda —intervino Angelo.—El piso está despejado. Nadie a excepción de tus hombres podía escucharme. Deja de ser un jodido dramático.Angelo levantó las manos al aire.—Olvida que dije algo.Sienna regresó su atención a Kassio.—¿Qué demonios, Kassio? —dijo, bajando la voz unas décimas—. Se supone que nos lo decimos todo y tú fuiste y elaboraste este loco plan sin decírmelo.—De hecho, fue mi plan —intervino Angelo.Sienna giró la cabeza y
Sienna dejó de prestar atención a la serie que estaba transmitiéndose en la televisión. Estaba aburrida de pasar el día viendo películas y series. Por supuesto, le encantaba no tener que hacer nada por algunos días y a quién no, pero no había nada de divertido de pasar sus días en el hospital.Su mirada se desvió hacia Kassio y por los siguientes minutos lo observó en silencio. Él tenía el ceño ligeramente fruncido mientras miraba la pantalla de su computadora con concentración. Su cabello estaba algo desordenado, quizás por haberse pasado las manos por él con frecuencia. Había algo fascinante en verlo trabajar y pensó que podría hacerle durante horas. Entonces, Kassio levantó la mirada y la atrapó mirándolo. Él le regaló una sonrisa y podría haber asegurado que su corazón dejó de latir por un breve instante.—¿Sucede algo? —Kassio cerró su laptop y la puso a un lado.—No y ese es el problema. Estamos aquí desde hace dos días y nada ha sucedido —se quejó—. Si esto sigue así en otro
—Es una lástima que esto vaya a terminar así, no tenía intención de llegar a este extremo. Si tan solo te hubieras rendido con tu búsqueda estúpida de respuestas y me habrías dejado lo que por derecho era mío… Pero veamos el lado positivo, pronto estarás con tu padre. Después de todo, lo extrañabas demasiado. —Nastia hizo un breve silencio y dejó de acariciarle el rostro—. No fue fácil elegir entre mi esposo y la estabilidad de mí y mis hijos, pero a veces uno tiene que tomar decisiones difíciles. Kassio percibió cierto rastro de tristeza en la voz de su madrastra, que bien pudo ser fingida, aunque no había para quien fingir, así que probablemente había algo de real. El silencio se extendió durante unos segundos y Kassio pensó que eso sería todo lo que ella diría, pero no fue así. —Luché para llegar hasta aquí, aunque que puedes saber tú de eso. Desde el día en que naciste no te has enfrentado a un obstáculo real. Todo en tu vida siempre fue perfecto y no tuviste que pelear por nada
Kassio apoyó su frente en la de Sienna y la miró directo a los ojos. Se sintió conmovido al ver el amor y la ferocidad brillando en ellos. Sonrió al recordar la manera en lo que lo había defendido. Había estado demasiado sorprendido cuando ocurrió, como para lograr intervenir a tiempo. Aunque también había estado distraído, admirándola. —Ella confesó, dejemos que la justicia se encargue del resto —susurró en un intento por aplacar su ira, aunque no pareció surtir demasiado efecto. Kassio aun podía sentir los músculos de Sienna, tensos bajo su agarre y presentía que en cuanto la soltara saldría en búsqueda de Nastia. No es que no disfrutaría de verla encargarse de ella otra vez, pero su madrastra podría usarlo a su favor durante su juicio. —Al diablo la justicia, deja que yo me… Kassio volvió a besarla y otra vez ella se rindió en sus brazos. El beso subió de intensidad y se olvidó de todo menos de la mujer que tenía en sus brazos, la mujer que había estado dispuesta a defenderlo de
Sienna acarició la espalda de Natasha mientras ella derramaba algunas lágrimas. Sabía que ella intentaba ser fuerte, y que solo por eso no se había roto en llanto. Sus ojos hablaban de un dolor profundo, uno que sabía que le tomaría tiempo superar.—¿Por qué ninguno me lo dijo antes? —preguntó Natasha.—Necesitábamos estar seguros. Contarte mis sospechas para que luego resultara estar equivocado habría creado problemas innecesarios.—Yo… —Natasha llevó una mano hasta su rostro para limpiarse las lágrimas—. Lo siento tanto —dijo mirando a Kassio. Su voz casi se perdió hacia el final de la oración. En menos de un segundo Kassio estuvo de cuclillas frente a su hermana y la tomó del rostro.—No, cariño, no lo hagas. No te disculpes por algo que no es tu responsabilidad. Tu madre tomó sus propias decisiones y eso no tiene nada que ver contigo.—No puedo creer que hiciera todo eso, ella… —Natasha no resistió mucho más. Se quebró en un llanto desesperado que le encogió el corazón. Le dolía
—Muchas gracias —dijo Sienna, mirando a los oficiales.—Es nuestro trabajo —indicó uno de ellos y después ambos siguieron a Simone hasta la salida.—Estaré en mi oficina —dijo Kassio, levantándose.Sienna lo observó marcharse y soltó un suspiro. Tenía demasiadas preguntas después de la declaración que él había dado a los policías, pero sabía que tendría que esperar. Kassio tenía demasiadas cosas en la cabeza en ese momento y necesitaba algo de tiempo.Se dio la vuelta y se dirigió hacia la habitación de Natasha. Al llegar, llamó a la puerta y esperó.—Adelante.Natasha estaba sentada en su escritorio con la mirada en su computadora. —¿En qué estás trabajando? —preguntó, sentándose en la cama.—Preparándome para el inicio de clases. —Natasha levantó la mirada—. ¿Ya se fueron?Asintió.—¿Cómo está mi hermano?Sienna no pudo evitar darle una suave sonrisa.—Ninguno está preocupado por sí mismo, si no por el otro. Estará bien, solo necesita tomar algunas decisiones —dijo.Kassio no habí
—No pueden tenerme encerrada aquí para siempre —espetó Nastia mirándolo, antes de desviar su atención a sus acompañantes—. Maxim, debes intentar razonar con tu hermano.Después de que Nastia fuera liberada, uno de los hombres de Kassio la había recogido y llevado hasta la mansión de los Volkov. Kassio había despedido a todo el personal que trabajaba antes para su madrastra y había dejado a su propio equipo para que la mantuvieran vigilada. Ella no había podido abandonar la mansión desde su regreso y no lo haría, a menos que él así lo quisiera.Maxim se estaba quedando con él desde entonces y no había visto a Nastia hasta ese día.—No fuiste precavida la última vez que nos vimos —dijo Kassio y le hizo un gesto a Vincezo. El hermano de Sienna sacó su celular y reprodujo las grabaciones de la habitación de hospital. Era un fragmento de apenas unos segundos, lo suficiente para que Nastia entendiera que no tenía escapatoria.—Nada de lo que dije era cierto, yo solo estaba molesta. Maxim, de
Nastia lanzó sus cosas dentro de su maleta. Necesitaba marcharse hasta que las cosas se calmaran. Regresaría y recuperaría lo que era suyo por derecho. Había firmado aquellos malditos documentos, pero siempre podría alegar coacción.Sus hijos la perdonarían en cuanto se enteraran de que había renunciado a todo por ellos. Y entonces se vengaría de Kassio.Abrió la caja fuerte que estaba en su habitación y sacó el dinero que había guardado en su interior para emergencias. Debía haber alrededor de un cuarto de millón y esperaba que fuera suficiente.Había terminado de meter el dinero en el interior de la maleta cuando se dio cuenta que ya no estaba a solas.—¿Qué haces aquí? —preguntó al ver a un hombre alto y moreno de pie en la puerta con los brazos cruzados.—Me aseguró de que salgas de la propiedad. ¿Necesita que la ayude con eso? Se ve pesado.—No, gracias —dijo con recelo.Bishop acompañó a la mujer hasta la puerta donde un auto los esperaba. Abrió la puerta de atrás y después subi