Kassio se recostó en su silla, soltando un suspiro.—Deberíamos detenernos por hoy —dijo, mirando a Domenico. La mayoría, si no es que todos, ya debían de estar en sus casas o al menos en camino. La hora de salida había sido hace una hora atrás, pero Kassio y su amigo se habían quedado para revisar algunos documentos para la reunión que tenían el día siguiente.Todavía tenía mucho trabajo por delante e, incluso con la ayuda de Domenico, le iba llevar un tiempo mejorar los números de Castelli Insurance, pero no haría mucha diferencia si continuaban trabajando esa noche o lo dejaban para el día siguiente. Habían pasado el día entre reuniones de trabajo y revisiones de contratos, y en ese momento lo único que quería era regresar a casa con Sienna. Escucharla hablar sobre su día siempre le levantaba el ánimo y hacerle el amor sonaba a la manera perfecta de cerrar su día.—Es extraño —dijo su amigo, cerrando su laptop—. Solía ser yo quien debía recordarte que necesitábamos descansar. No
Horas antes—¿Qué los trae por aquí? —preguntó Kassio y le hizo un gesto a Angelo y a su jefe de seguridad para que tomaran asiento.—Sucedió algo. —Angelo le tendió una tablet—. Al parecer, Nastia está bastante desesperada y te quiere muerto cuanto antes. Lo que estás viendo son las imágenes de de las cámaras del edificio. Un hombre se infiltró en el estacionamiento y estuvo jugando con tu coche.Kassio observó al hombre de la pantalla. Aun si Angelo no le hubiera contado lo que había hecho, habría podido deducir que no tramaba nada bueno. Avanzaba con prisa y miraba a los lados de vez en cuando ajustándose la gorra que cubría su cabeza.—¿Cómo fue que llegó hasta el estacionamiento? —preguntó. Debería haber sido imposible llegar a cualquier lugar en el edificio sin ser detectado con toda la seguridad del lugar.—Lo dejamos hacerlo.Levantó la mirada, dejando la tablet sobre la mesa.—¿Por qué?—Queríamos saber exactamente lo que estaba tramando —explicó su jefe de seguridad—, así qu
—Tienes los ojos rojos —dijo Kassio, con el ceño fruncido—. ¿Has estado llorando?Sienna rodó los ojos. Estaba delante de él lista para darle el sermón de su vida, pero él parecía más preocupado por su bienestar. Era demasiado tierno y parte de su ira se esfumó.—Por supuesto que he estado llorando. Crees que los reporteros se creerían que soy la novia afligida si no derramara ni un par de lágrimas. Puede que no me avisaran con tiempo —dijo entre dientes—, pero sé que hay que hacer para mantener esta farsa.—Llegar gritando, no creo que sea de mucha ayuda —intervino Angelo.—El piso está despejado. Nadie a excepción de tus hombres podía escucharme. Deja de ser un jodido dramático.Angelo levantó las manos al aire.—Olvida que dije algo.Sienna regresó su atención a Kassio.—¿Qué demonios, Kassio? —dijo, bajando la voz unas décimas—. Se supone que nos lo decimos todo y tú fuiste y elaboraste este loco plan sin decírmelo.—De hecho, fue mi plan —intervino Angelo.Sienna giró la cabeza y
Sienna dejó de prestar atención a la serie que estaba transmitiéndose en la televisión. Estaba aburrida de pasar el día viendo películas y series. Por supuesto, le encantaba no tener que hacer nada por algunos días y a quién no, pero no había nada de divertido de pasar sus días en el hospital.Su mirada se desvió hacia Kassio y por los siguientes minutos lo observó en silencio. Él tenía el ceño ligeramente fruncido mientras miraba la pantalla de su computadora con concentración. Su cabello estaba algo desordenado, quizás por haberse pasado las manos por él con frecuencia. Había algo fascinante en verlo trabajar y pensó que podría hacerle durante horas. Entonces, Kassio levantó la mirada y la atrapó mirándolo. Él le regaló una sonrisa y podría haber asegurado que su corazón dejó de latir por un breve instante.—¿Sucede algo? —Kassio cerró su laptop y la puso a un lado.—No y ese es el problema. Estamos aquí desde hace dos días y nada ha sucedido —se quejó—. Si esto sigue así en otro
—Es una lástima que esto vaya a terminar así, no tenía intención de llegar a este extremo. Si tan solo te hubieras rendido con tu búsqueda estúpida de respuestas y me habrías dejado lo que por derecho era mío… Pero veamos el lado positivo, pronto estarás con tu padre. Después de todo, lo extrañabas demasiado. —Nastia hizo un breve silencio y dejó de acariciarle el rostro—. No fue fácil elegir entre mi esposo y la estabilidad de mí y mis hijos, pero a veces uno tiene que tomar decisiones difíciles. Kassio percibió cierto rastro de tristeza en la voz de su madrastra, que bien pudo ser fingida, aunque no había para quien fingir, así que probablemente había algo de real. El silencio se extendió durante unos segundos y Kassio pensó que eso sería todo lo que ella diría, pero no fue así. —Luché para llegar hasta aquí, aunque que puedes saber tú de eso. Desde el día en que naciste no te has enfrentado a un obstáculo real. Todo en tu vida siempre fue perfecto y no tuviste que pelear por nada
Kassio apoyó su frente en la de Sienna y la miró directo a los ojos. Se sintió conmovido al ver el amor y la ferocidad brillando en ellos. Sonrió al recordar la manera en lo que lo había defendido. Había estado demasiado sorprendido cuando ocurrió, como para lograr intervenir a tiempo. Aunque también había estado distraído, admirándola. —Ella confesó, dejemos que la justicia se encargue del resto —susurró en un intento por aplacar su ira, aunque no pareció surtir demasiado efecto. Kassio aun podía sentir los músculos de Sienna, tensos bajo su agarre y presentía que en cuanto la soltara saldría en búsqueda de Nastia. No es que no disfrutaría de verla encargarse de ella otra vez, pero su madrastra podría usarlo a su favor durante su juicio. —Al diablo la justicia, deja que yo me… Kassio volvió a besarla y otra vez ella se rindió en sus brazos. El beso subió de intensidad y se olvidó de todo menos de la mujer que tenía en sus brazos, la mujer que había estado dispuesta a defenderlo de
Sienna acarició la espalda de Natasha mientras ella derramaba algunas lágrimas. Sabía que ella intentaba ser fuerte, y que solo por eso no se había roto en llanto. Sus ojos hablaban de un dolor profundo, uno que sabía que le tomaría tiempo superar.—¿Por qué ninguno me lo dijo antes? —preguntó Natasha.—Necesitábamos estar seguros. Contarte mis sospechas para que luego resultara estar equivocado habría creado problemas innecesarios.—Yo… —Natasha llevó una mano hasta su rostro para limpiarse las lágrimas—. Lo siento tanto —dijo mirando a Kassio. Su voz casi se perdió hacia el final de la oración. En menos de un segundo Kassio estuvo de cuclillas frente a su hermana y la tomó del rostro.—No, cariño, no lo hagas. No te disculpes por algo que no es tu responsabilidad. Tu madre tomó sus propias decisiones y eso no tiene nada que ver contigo.—No puedo creer que hiciera todo eso, ella… —Natasha no resistió mucho más. Se quebró en un llanto desesperado que le encogió el corazón. Le dolía
—Muchas gracias —dijo Sienna, mirando a los oficiales.—Es nuestro trabajo —indicó uno de ellos y después ambos siguieron a Simone hasta la salida.—Estaré en mi oficina —dijo Kassio, levantándose.Sienna lo observó marcharse y soltó un suspiro. Tenía demasiadas preguntas después de la declaración que él había dado a los policías, pero sabía que tendría que esperar. Kassio tenía demasiadas cosas en la cabeza en ese momento y necesitaba algo de tiempo.Se dio la vuelta y se dirigió hacia la habitación de Natasha. Al llegar, llamó a la puerta y esperó.—Adelante.Natasha estaba sentada en su escritorio con la mirada en su computadora. —¿En qué estás trabajando? —preguntó, sentándose en la cama.—Preparándome para el inicio de clases. —Natasha levantó la mirada—. ¿Ya se fueron?Asintió.—¿Cómo está mi hermano?Sienna no pudo evitar darle una suave sonrisa.—Ninguno está preocupado por sí mismo, si no por el otro. Estará bien, solo necesita tomar algunas decisiones —dijo.Kassio no habí