Kassio miró a Sienna en busca de alguna lesión mientras intentaba contener su temperamento.—Estás despedida —dijo, con voz severa, fijando su atención en Noemí. —No, no lo está —intervino Sienna de inmediato.—Por supuesto que sí. Ella debió informarme de todo en cuanto sucedió.Sienna puso los ojos en blanco. —Noemí hizo lo que le pedí. No habría cambiado nada que les avisara antes. Ella ya se había hecho cargo de los dos tipos y tengo que recalcar que hizo un buen trabajo. Así que no vas a despedirla. ¿He sido clara? —Su novia lo retó con la mirada a contradecirla.—Sí.Su novia sonrió encantadoramente y le dio un beso en la mejilla. Kassio sacudió la cabeza. Tenía suerte de que la amara tanto.—Nosotros debemos irnos —dijo Bishop, con un brillo de diversión bailando en los ojos. Ayudó a Antonella a ponerse de pie antes de levantarse también.—Está bien, estaremos en contacto.Sienna se puso de un pie de un saltó y se tambaleó un poco. Kassio estuvo a su lado tomándola de la c
—¿Qué fue lo que le dijiste a Sienna? —preguntó Bishop. —La verdad. —¿Y te dio permiso? Kassio detectó la burla detrás de las palabras de su nuevo amigo, incluso si su semblante seguía siendo el mismo de siempre. —Me dijo que no haga nada que me vaya a enviar a prisión o me mataría. —Antonella me dijo algo similar. —Así que no soy el único que está a las órdenes de una pequeña mandona. Bishop se encogió de hombros. —No me importa estar a las órdenes de mi bella esposa. Durante la noche anterior, había tenido oportunidad de conocer un poco más a Leo Bishop. Era un tipo agradable. Al igual que Kassio, apreciaba los momentos de silencio y se andaba sin rodeos. Era un hecho que estaba perdidamente enamorado de Antonella. No es que lo hubiera dicho en voz alta, pero bastaba verlo cada vez que mencionaba a su esposa. —¿Dónde están? —preguntó Bishop en cuanto entraron a la casa secreta que B Security tenía a afueras de la ciudad. Angelo esbozó una sonrisa de lado. —¿Alguna vez t
Sienna colocó las manos en los hombros de Kassio y las deslizó hacia su pecho. Dejó un beso en su mejilla y miró el documento en su mano. Ni siquiera hizo el intento de entender lo que decía allí. Era una suerte que su hermano y su primo se hubieran hecho cargo de la constructora porque nunca había sentido ningún apego por la arquitectura y mucho menos por los negocios.—Deberías descansar un rato —comentó—. Has estado trabajando sin parar durante todo el día.—Lo sé y lo siento, pero tenía que acabar con esto.—No te preocupes, puedo entender que mi novio es uno de los hombres de negocios más importantes del país y que a veces tendrá que trabajar los fines de semana. Solo no lo hagas una costumbre o te sacaré de este lugar a rastras.Kassio la tomó de una mano y la llevó hasta sus piernas. Luego la tomó de la nuca y la besó para sentarla en sus piernas. La sujetó de la nuca y la besó. Sienna apoyó las manos en su pecho y se dejó llevar por el deseo. Abrió la boca para permitirle prof
Kassio llevó el vaso de whisky a sus labios mientras sus ojos seguían los movimientos del abogado de Nastia. El hombre aún no se había dado cuenta de su presencia. Aunque las luces estaban encendidas, Battaglia tenía una empleada, así que no tenía por qué sospechar de que las luces estuvieran encendidas.—Es una bebida bastante buena —comentó, agitando suavemente el contenido de su vaso.Battaglia se dio la vuelta demasiado rápido, tanto que le sorprendió que no se tambaleara.—¿Kassio? ¿Qué es lo que haces aquí? ¿Cómo entraste?—Debiste gastar una pequeña fortuna en esto —continuó sin molestarse en responder ninguna de sus preguntas—. Siéntate —ordenó.—Aun no me has explicado qué haces en mi casa y sin invitación.Le dio otro trago a su bebida.—Battiagli, no me gusta repetirme. Creí que después de tantos años conociéndome, ya lo sabrías. Te dije que te sientes.Durante un breve instante hubo un brillo de desprecio en los ojos del abogado, fue tan fugaz que se lo habría perdido, de
Sienna se acomodó junto a Kassio después de saludar a Maxim. Había sido una casualidad estar en la oficina de su novio cuando Maxim llegó. Ella se había ofrecido a darles algo de privacidad para que pudieran hablar, pero Kassio se había negado.—Es demasiado arriesgado que hayas venido aquí —dijo Kassio.—No te preocupes, mi mamá sabe que estoy aquí. Le dije que intentaría razonar contigo para que te deje ver a Natasha. También le dije que vendría a presumir que está yendo la empresa ahora que estoy a la cabeza.—Buena estrategia —comentó Sienna, con una sonrisa.Maxim le dio un guiño. Podía verse como el mismo joven despreocupado que había conocido meses atrás, pero ahora parecía tan solo una fachada. Sus ojos mostraban una dureza que no tenían antes y, por las ojeras que los adornaban, parecía que no había dormido bien en un tiempo.Kassio le había contado con orgullo de lo bien que Maxim estaba manejando la empresa y cuan en serio se había tomado su trabajo.—Ella no es ninguna ton
Maxim no le había mentido a Kassio, al menos no por completo. Había esperado hasta el final para entregarle el testamento porque quería causar la mejor impresión. Sin embargo, era solo una parte de la verdad. La otra era que había dudado antes de entregárselo. Había dudado cuando lo encontró y descubrió de que se trataba. Había dudado mientras manejaba hasta la oficina de su hermano con el sobre en el asiento de al lado. Y había dudado al entrar a la oficina y ver el rostro de su hermano. Sabía que eso le pesaría en la consciencia por mucho tiempo. Quería responsabilizar a su madre y a todos los años que ella había pasado llenándole la cabeza de pensamientos en contra de su hermano, pero no podía hacerlo. Era su propia ambición la que le había susurrado al oído que se deshiciera del testamento y fingiera que no existía. Lo peor era que ya ni siquiera estaba seguro si quería dirigir la empresa. Había pasado tanto tiempo escuchando que ese era su lugar que se convenció de que así era.
Kassio se acercó a la mesa en la que Nastia estaba sentada. Estaba lo suficientemente lejos de oídos curiosos y una columna lo separaba del resto de las mesas, dando privacidad. Nastia estaba absorta en su celular, así que no notó su llegada hasta que se sentó frente a ella. Su madrastra levantó la mirada y abrió los ojos con sorpresa al verlo. Por supuesto, no duró demasiado. Siempre había sido tan hábil como él para mantener sus emociones bajo control y la fachada de desinterés. —Hijo, es un gusto verte después de tanto tiempo —dijo ella, con una sonrisa fría. Una actuación perfecta para cualquiera que pudiera estar viéndolos—. No he sabido mucho de ti en las últimas semanas. ¿Cómo te está yendo en tu nuevo trabajo? Kassio no tuvo que responder porque un camarero se acercó para ofrecerle la carta, pero antes de que se marchara le pidió una limonada. —¿Quieres algo más? —preguntó mirando a su madrastra que tenía una taza de café sobre la mesa. —Yo quiero un pastel de vainilla y u
Sienna nunca había visto a alguien más patético que Nastia. Tenía las pruebas de que Kassio siempre fue el que debió estar al mando de la empresa, pero todavía no se daba por vencida. Debería haber aceptado la oferta de Kassio cuando tuvo oportunidad porque cuando él acabara con ella, probablemente no le quedaría mucho de su vida actual llena de lujos y sería repudiada por los que ahora se hacían llamar sus amigos.Sienna la observó en silencio, esperando sentir algo de compasión por ella, pero no podía hacerlo, no cuando había hecho tanto daño. El padre de Kassio había muerto, Antonella podría haber resultado lastimada, y solo Nastia conocía el nombre de quienes más se habían visto afectados a causa de su ambición. Era hora de que ella pagara por sus crímenes.—Estuviste casada con mi padre durante muchos años —dijo Kassio sacándola de sus divagaciones—, creo que puedes reconocer su letra.—Perderás el tiempo porque ningún juez le dará validez a esto. Sienna rodó los ojos.—Supongo