Samuel se encontraba en su oficina recibiendo miles de demandas por parte de una importante escritora. Por qué su libro, que aún no estaba disponible para el público, estaba rodando por todas partes.Eso era un gran problema para él, solo su editorial tenía el borrador, por qué el mes próximo saldría en todas las librerías de Boston. Y, de esas librerías, ocho de ellas él, era el dueño.Había sido difícil para él, hacerse cargo de las editoriales que dejaron sus padres. Más, tener que criar a su hermana Sara, jamás se arrepintió de ese año que se volvió eterno para él. Entre juzgados y abogados. Por poder tener la custodia, porque él, solamente tenía 18 años, aun así lo logró, guardo sus lágrimas y lucho por lo único que le quedaba, Sara. No se permitió llorar la muerte de sus padres, tenía que ser fuerte y lo primero era no permitir que sus tíos se hicieran cargo de ella.Se levanta dispuesto a marcharse ya estaba agotado mentalmente, recoge su saco y se pasa los dedos por cabello o
El regreso al apartamento fue silencioso.Sara se mantenía en modo fetal en su asiento, con su cara oculta, sentía mucha vergüenza y miedo, no sabía qué le estaba pasando.Pequeños quejidos del llanto que trata de detener, tiene a Samuel con el corazón hecho una mierda. Samuel no sabe cómo actuar, ni que decir, va conduciendo, piensa en lo único que siempre la calma. Con una mano suelta el cinturón de seguridad de Sara, y jalo de su brazo y la atrajo hacia su regazo. La nombrada solloza con más dolor y esconde su cara en el pecho de su hermano, donde siempre se ha sentido segura.Samuel sigue manejando mientras le acariciaba el cabello hasta que se duerme. El pecho le arde, le duele verla así (En qué mundo estaba que no pensé en hablarle de ese tema) se reprochaba mentalmente. Minutos después llegan y Samuel, la despierta. —Cariño, ya llegamos —susurro en su oído, con su voz dulce, pasando sus dedos por su cabello. Sara se queja y abre sus hermosos ojos café dorados, Samuel se de
Actualidad•Samuel•Los pequeños rayos de sol que se cuelan por las persianas y me hacen achicar los ojos, siento algo tibio, pegado a mi costado como cada mañana y sonrió sin poder evitarlo.La observó su piel blanca con esas bragas de Dora la exploradora que tanto le gustan, algo infantil para sus dieciocho años, pero me gusta que sea única.Y, también, que solo yo puedo verlas.Sería extraño para alguien que nos viera, ¿qué pensarían de dos hermanos que duermen juntos y más en ropa interior? No sé, en qué momento pasó, solamente un día comenzó a dormir en bragas, sujetador y yo solo en bóxer.Es mi hermanita, mientras la vea de esa manera no habrá ningún problema. Me gusta sentir su tibia piel pegada a mi cuerpo y últimamente más de lo normal. Su larga cabellera castaño oscuro le cubre todo su rostro.A veces, me preguntó ¿cómo mierda respira con todo ese cabello en la cara? Mis ojos bajan por toda su anatomía, posándose en su trasero respingón.No aguanto las ganas, me preparo pa
•Sara•Lo que sucedió hace un momento quedó olvidado y es algo que hacemos muy bien, siento que una cuerda me jala a su lado, Sam es tan atractivo que así sea mi hermano mayor, es inevitable no sentir todo esto que ha crecido poco a poco dentro de mí.Vamos caminando hacia el estacionamiento cuando un silbido que conocería donde sea, llega a mis oídos. ¿¡Será…, será!? Me giro y sí, es él. Tres años sin verlo y no puedo más que gritar su nombre. —¡Bryan!—suelto a Sam de la mano y corro hacia él. Dios…, como se puede extrañar tanto a una persona. Bueno a dos, Bryan y Maikol Cruz son nuestros primos gemelos, tres años menores que Sam. Se fueron a España con sus padres, por un millonario contrató que le ofrecieron a Bryan, que es arquitecto mientras. Maikol, es psicólogo. Bryan, está superguapo. Hasta con muchos más músculos de los que recordaba, con esa sexy sonrisa baja bragas, como diría Patricia y sus ojos azules como los de Tía Greta, es fácil distinguirlos, por eso, ya qué, él l
•Samuel•Sin pensarlo más la beso de una manera que jamás imaginé. Estoy completamente jodido...Mi cerebro en ese momento no reacciona, no ve culpas, solo se sumerge en ese beso. Sus cálidos labios me reciben gustosos, subo una mano a su rostro y acarició su suave piel, con la otra la apegó más a mí, siento el calor de su cuerpo que tanto me gusta, y su corazón late fuerte, devoro sus labios y atrapó su labio inferior entre mis dientes dándole una suave mordida que la hace gemir y en ese momento me obligó a abrir mis ojos.Estoy duro y tuvo que sentirlo, me alejo de ella.¡Mierda, es mi hermana!, ¿¡Qué estoy haciendo!?No, Sam... Esto no está bien, soy un completó enfermo.Sus ojos dorados me consumen y sus mejillas están sonrojadas, pero sus ojos... ¡Joder! No sé, leerlos; reflejan confusión y a la vez tienen algo más..., decepción, es eso, debe estar pensando lo peor.Soy su hermano mayor. Su único hermano, la he criado como mi hija.Y, esto..., es un maldito error.Comienzo a cami
•Samuel• Bryan me cabrea, no me gusta que se coma a Sara con la mirada. Nunca nos hemos llevado bien. Con Maikol todo es diferente, es un buen amigo y le tengo mucho apreció, me ayudó mucho aunque era menor que yo, cuidaba de Sara cuando estaba entre juzgados luchando por su custodia. En eso suena el timbre y escucho claramente como Bryan dice burlón, que comience el show. Sabía que algo había detrás de este almuerzo. No sé, por qué me sorprendo, cuando tengo unas escorias como familia. Greta se apresura a abrir con entusiasmo. Y observó a un chico de unos veintitantos, bien vestido, alto, pero no más que yo. Greta le da dos besos en la mejilla y otra persona se hace presente. Una hermosa chica que parece de mi edad o menos, es rubia también. Con buenas curvas, no lo voy a negar. Saluda a Greta, y pasa su mirada por la sala, se detiene a mirarme. Sara también la observa, pero no le presta atención continua en su mundo. —Samuel, Sara. Les presento a Zachary Román y Zac Román. Hijo
•Sara•Tres días han pasado desde el almuerzo. Todo cambió, Sam cambió, está callado, no sonríe y con una cara de mil demonios.Se la pasa metido en la editorial, como si quisiera evitarme y me duele, no he tenido ganas de ir al instituto y él tampoco me ha dicho algo al respecto. Ese día le expliqué de mil maneras que Zac, solo intentó limpiar un poco de labial que se me había corrido, pero no quiso escucharme. Zac, me tomó desprevenida y no me dio tiempo de reaccionar y apartarme, sé lo protector que es Samuel, pero ese chico nada más estaba siendo amigable, pero Sam, no me dejó hablar más y me ignoro todo el camino de regreso, aunque la verdad, todo esto es por el beso. Después de la pequeña amenaza de Sam, me tomó de la mano y nos fuimos, no me dejó despedirme de nadie.Solamente logré mirar a Maikol y me hizo señas con una mano, que lo llamara. Hemos recibido llamadas por montones de Greta y Manuel. Sam no ha contestado ninguna, y yo, menos, solamente quiero qué todo sea como
•Sara•Me había quedado dormida después de la salida con Maikol, fuimos por un helado y al centro comercial, sin duda, lo necesitaba.No sentí a Samuel llegar. Pero sí, su cuerpo cuando me apego a él, y sus labios dejaron un beso en mi cuello, me erizó la piel, pero todo se acabó al sentir un olor extraño, me dio un revolcón en el estómago, cuando pude distinguir bien era perfume de mujer.Mi corazón se rajó un poco más. Después de nuestro beso..., no sé, qué duele más, ¿saber que estuvo con otra o creer que algo pasaría entré nosotros?Trato de ocultar mis lágrimas y le digo que huele a perfume de mujer, pero es inútil, soy tan frágil.Se queda en silencio y yo también, me siento en el sofá y trato de no mirarlo y que no note mis ojos llenos de lágrimas.—Sara, no debo darte explicaciones —musito.—Pensé que me querías, Sam —derramo mi primera lágrima y paso el dorso de mi mano con brusquedad para limpiarla.—No quiero que confundas las cosas, cariño. Ese beso fue un error. Sin embar