Hola, gracias por leer y darle la oportunidad a esta historia. Me gustaría leerlas en comentarios...
•Sara•Tres días han pasado desde el almuerzo. Todo cambió, Sam cambió, está callado, no sonríe y con una cara de mil demonios.Se la pasa metido en la editorial, como si quisiera evitarme y me duele, no he tenido ganas de ir al instituto y él tampoco me ha dicho algo al respecto. Ese día le expliqué de mil maneras que Zac, solo intentó limpiar un poco de labial que se me había corrido, pero no quiso escucharme. Zac, me tomó desprevenida y no me dio tiempo de reaccionar y apartarme, sé lo protector que es Samuel, pero ese chico nada más estaba siendo amigable, pero Sam, no me dejó hablar más y me ignoro todo el camino de regreso, aunque la verdad, todo esto es por el beso. Después de la pequeña amenaza de Sam, me tomó de la mano y nos fuimos, no me dejó despedirme de nadie.Solamente logré mirar a Maikol y me hizo señas con una mano, que lo llamara. Hemos recibido llamadas por montones de Greta y Manuel. Sam no ha contestado ninguna, y yo, menos, solamente quiero qué todo sea como
•Sara•Me había quedado dormida después de la salida con Maikol, fuimos por un helado y al centro comercial, sin duda, lo necesitaba.No sentí a Samuel llegar. Pero sí, su cuerpo cuando me apego a él, y sus labios dejaron un beso en mi cuello, me erizó la piel, pero todo se acabó al sentir un olor extraño, me dio un revolcón en el estómago, cuando pude distinguir bien era perfume de mujer.Mi corazón se rajó un poco más. Después de nuestro beso..., no sé, qué duele más, ¿saber que estuvo con otra o creer que algo pasaría entré nosotros?Trato de ocultar mis lágrimas y le digo que huele a perfume de mujer, pero es inútil, soy tan frágil.Se queda en silencio y yo también, me siento en el sofá y trato de no mirarlo y que no note mis ojos llenos de lágrimas.—Sara, no debo darte explicaciones —musito.—Pensé que me querías, Sam —derramo mi primera lágrima y paso el dorso de mi mano con brusquedad para limpiarla.—No quiero que confundas las cosas, cariño. Ese beso fue un error. Sin embar
Trato de no pensar, en el peso que traen sus palabras, joder... No puedo negar que me gusta lo que dijo.Tomó su rostro en mis manos, no pienso responder, dejó un beso en su frente y la apegó a mí.—Duerme, pequeña..., no sabes lo que dices. Eres muy joven y yo, soy un hombre mayor y sé que en estos momentos, no eres consciente de lo que dices.— No me trates como una niña, si sé, lo que digo. Te quiero a ti, solo quiero que me digas, ¿si estás dispuesto a quererme de la misma manera?No respondo, miro fijamente el techo y ella se voltea.—Buenas noches, Samuel.Samuel, Samuel..., está molesta lo sé, ella es tan niña y no sabe todo lo que eso traerá. La quiero, la deseó como un desquiciado, pero no puedo, es mi hermana. La giro la apego a mí, pasando mis brazos por su cuerpo. Nada más así dormirá a mi lado, se mantiene tensa, sin embargo, después se relaja y me abraza con ternura.Soy un maldito indeciso.•Sara•Ya había amanecido, Sam no se encontraba a mi lado. Anoche me dolió que
Salimos de la casa y todos están sentados hablando. Zac está de pie. Bryan y Patri sentados uno al lado del otro. Tía Greta, está junto a tío Manuel. Y mis ojos caen en Samuel, la tal zachariaa esa o como se llame. Está sentada al lado de él, con un traje de baño enterizo y está de risitas con Sam.—¡Si esto es el cielo! ¡Qué rico es haber muerto! —exclama Zac acercándose a mí y deja un beso muy largo en mi mejilla.Los ojos de Samuel están que me desintegran con la mirada los tiene lleno de ira. Su mandíbula está tensa, sus manos hechas un puño.—Emm. Hola, Zac —lo saludo tratando de no mirar a Samuel, su piel bronceada se ve hermosa y tiene algunos vellos rubios en su pecho.—Niña, ven aquí —me acerco a Bryan. Este me toma de la mano y me gira—. Dios, qué hermosa estás, Sara.Me sonrojo y en ese momento Samuel me jala de una mano. Me sienta en su regazo.¡Dios mío...! Siento la mirada de Zachary que se levanta incómoda. No sé dónde esconderme, tío Manuel carraspeó e intercambió mira
•Sara• Caminamos de regreso a la playa. Dios..., mis mejillas están como un, tómate. Tengo las piernas que parecen unos espaguetis hervidos. Sentir a Sam, comiéndose de esa manera mi intimidad, me subió al mismo cielo. Maikol tenía razón y lo amó por eso. Sin su ayuda, Sam estaría aún debatiendo si aceptar o no lo que siente. Al llegar todos están hablando y mi adonis se acerca: —Me lo debes contar todo, todito —murmura en mi oído. —Yo-yo, no tengo nada que decir— titubeó y miró a otro lado Sam se acerca y me pasa su brazo por los hombros. —Deja de joderla, hermano —Maikol, abre su boca. —¡OMG! La joderé todo lo que quiera rey —suelta a reír—, tú muy bien que la jodiste allá adentro. —¡Adoniiiss!—suelto grito de vergüenza. Lo matooo. En eso, Bryan se acerca, junto a Patricia. —Sara, tu hermoso primo, se ofreció a llevarme —Comenta, apartándose su colorido cabello de la cara. — ¡Oh, qué servicial! —ironizó, Sam, mira a Patricia—. Yo te traje, yo te llevo —espeta. Bryan, to
En sus labios se desliza una sonrisa que me derrite. La levantó y colocó sus piernas a cada lado de mi cintura.—¿Estás lista?—le pregunto viéndola fijamente a sus ojos.—Siempre lo estuve, Sam...Camino con ella en brazos hasta mi habitación. Devoró su boca en todo momento, es fácil cuando ya conoces el camino. Entramos y la dejó sobre la cama, me deshago de mi camisa y vuelvo a explorar su boca, me encantan sus labios, recorro con mis manos su cuerpo y tiró de su falda, comienzo a besar su cuello.Moría por esto, me negué a este deseo muchas veces, pero, ya no puedo más, la deseó quiero todo de Sara. —Sam... —Dime, cariño ¿Quieres que pare?—No..., yo quiero bañarme primero —musita penosamente y sonrió por su timidez. —¿Quieres que lo haga yo?—solté con picardía mientras desato la parte de arriba de su traje de baño—. Yo, no sé. Bueno, si tú quieres hacerlo, Sam.—Sí, claro que quiero. Pero eso será después que terminemos.Devoró su boca nuevamente dándole una pequeña mordida en
Me despierto sintiendo un pequeño dolor agudo. No puedo creer que Sam y yo estuvimos juntos. Bajo la mirada tengo mis bragas de, Dora la exploradora y una camisa puesta, me ha vestido..., no está en su lado de la cama, trato de levantarme y es doloroso. ¡Mierdaaa! ¿Será siempre eso así? Cuando de repente escucho su voz ronca.—Te duele mucho, cariño—se acerca, se sienta en la cama, me lleva entre sus brazos —Algo, Sam—deja un beso en mi cabeza y esconde su cara en mi cuello.—Soy el hombre más feliz, sabes. Aunque sea un completo pervertido.Escucho como suspira, sé que no es fácil para él, siento tan correcto.—Yo también lo estoy, Sam. Y, no digas que eres un pervertido, por qué no es de esta forma —trazo círculos en su brazo que pasa por mi cintura —, solamente nos amamos, no es nuestra culpa haber sido hermanos.—Eso, lo sé. Cariño. Pero, joder, sabes lo repugnante que se vería esto para otros.¡Repugnante, Sam! Después de lo que pasó, eso es lo que piensas.—¿¡Para ti, también!?
•Sara•Creo que la felicidad no me cabe en el pecho. Siento que late muy fuerte cada vez más, y quiero que las horas pasen rápido para volver a estar con Samuel. Tiene sus obligaciones en la editorial y yo mis deberes, pero a veces llega muy tarde. Hoy no irá a trabajar, lo hará desde casa, me coloca un vestido sin bragas, por supuesto y bajo hacerle un café. Llegó a su despacho y doy algunos toques. Cruzo mis piernas, de la tensión que siento en mi parte baja. Escucho un" pasa" deja los papeles y se inclina en su silla, sonriendo de lado.—Eres tonta, nunca habías tocado y ahora lo haces — palmea su pierna.¡Sí, sí, sí!—Bueno, siempre hay una primera vez, Sam — caminó hacia él —, te traje café.Frunce sus cejas y mira el café que no tiene buen color.—No sabes hacer café, cariño.Hago una mueca y él ríe, con ganas.—Prueba y dime qué tal — dejó la bandeja en el escritorio y le ofrezco el café.Lo sostiene en su mano y lo deja en la mesa.— Quiero otra cosa — su voz vibrante me hac