Me despierto sintiendo un pequeño dolor agudo. No puedo creer que Sam y yo estuvimos juntos. Bajo la mirada tengo mis bragas de, Dora la exploradora y una camisa puesta, me ha vestido..., no está en su lado de la cama, trato de levantarme y es doloroso. ¡Mierdaaa! ¿Será siempre eso así? Cuando de repente escucho su voz ronca.—Te duele mucho, cariño—se acerca, se sienta en la cama, me lleva entre sus brazos —Algo, Sam—deja un beso en mi cabeza y esconde su cara en mi cuello.—Soy el hombre más feliz, sabes. Aunque sea un completo pervertido.Escucho como suspira, sé que no es fácil para él, siento tan correcto.—Yo también lo estoy, Sam. Y, no digas que eres un pervertido, por qué no es de esta forma —trazo círculos en su brazo que pasa por mi cintura —, solamente nos amamos, no es nuestra culpa haber sido hermanos.—Eso, lo sé. Cariño. Pero, joder, sabes lo repugnante que se vería esto para otros.¡Repugnante, Sam! Después de lo que pasó, eso es lo que piensas.—¿¡Para ti, también!?
•Sara•Creo que la felicidad no me cabe en el pecho. Siento que late muy fuerte cada vez más, y quiero que las horas pasen rápido para volver a estar con Samuel. Tiene sus obligaciones en la editorial y yo mis deberes, pero a veces llega muy tarde. Hoy no irá a trabajar, lo hará desde casa, me coloca un vestido sin bragas, por supuesto y bajo hacerle un café. Llegó a su despacho y doy algunos toques. Cruzo mis piernas, de la tensión que siento en mi parte baja. Escucho un" pasa" deja los papeles y se inclina en su silla, sonriendo de lado.—Eres tonta, nunca habías tocado y ahora lo haces — palmea su pierna.¡Sí, sí, sí!—Bueno, siempre hay una primera vez, Sam — caminó hacia él —, te traje café.Frunce sus cejas y mira el café que no tiene buen color.—No sabes hacer café, cariño.Hago una mueca y él ríe, con ganas.—Prueba y dime qué tal — dejó la bandeja en el escritorio y le ofrezco el café.Lo sostiene en su mano y lo deja en la mesa.— Quiero otra cosa — su voz vibrante me hac
Estamos esperando a Maikol, me coloqué un vestido ceñido al cuerpo de color rosa, con un escote en la parte trasera dejando toda mi espalda descubierta, me encantan estos tipos de vestidos y por supuesto mis plataformas doradas.Sam, lleva un pantalón de vestir negro y una camisa color vino, más su saco, se ve muy imponente, a veces, siento que él hace el traje y no el traje a él, Sam tiene todo lo que hombre quisiera, dinero, belleza y un jodido ego. Él dice que no es así, pero, si lo es.Nota que lo observó y me tomó de la cintura, pegando mi cuerpo al de él. Su mano acaricia mi espalda descubierta y su cara se oculta en mi cuello.—Estás hermosa.—Tú tampoco estás nada mal —Siento su pecho vibrar, sé que está riendo.—Te quiero, Sara—murmura, y deja un beso en mi sien—, no lo dudes nunca.•Samuel•Siento tanto miedo de perderla que ya no sé, lo que digo. Zachary me ha llamado como una loca, no he querido agarrar sus llamadas. Solamente quiero estar con Sara, no la dejaré por nada,
En el momento que Sara se desmaya, todo en Samuel se desmorona, corre a su lado. Solo piensa en el maldito daño que le acaba de causar, él no quería herirla, por eso mintió. Sin embargo, jamás pensó que Zachary quedaría embarazada.—¡Sara! — grita llegando a su lado.Maikol se acerca rápidamente y lo empuja con fuerza.—¡Aléjate, Samuel...! ¡Aléjate!—¡No! ¡Déjame ver qué tiene! Es mi jodida hermana.En esos segundos Zac pasa por su lado y toma a Zachary del brazo.—Ya deja de llorar, ya todo acabó y muévete a la casa de los señores Cruz — le ordena Zac, con un gruñido.—Zac... El nombrado le toma con más fuerza el brazo y la hace caminar, para que se vaya.—Muévete, Zachary.Todos siguen alrededor de Sara, Maikol toma sus pulsaciones, están bajas.—Vámonos a la clínica más cercana, pero ¡ya!—Joder... ¿Qué pasa Maikol? — Samuel, me tiembla la voz. Sara está pálida en los brazos de Bryan.—A mí, no me hables. Cabrón — espetó entre dientes, Maikol y Samuel se siente el hombre más miser
Maikol entra en la habitación y su cuerpo se desmorona, la niña que tanto quiere, su melocotón tiene varios aparatos que la monitorean, parece un pequeño ángel dormida. Se acerca y toma entre sus manos la suya la besa dejándose caer de rodillas al lado de su canilla.—Te ayudaré a salir de esta oscuridad, en parte tengo culpa—le habla, aunque ella no escucha.Nadie más que él, sabe lo que duele, un engaño, una mentira y un maldito corazón roto. De esos que te queman, aun así no terminan de incinerar todo de una jodida vez para que deje de doler.Llora a su lado y en eso entra Bryan y posa su mano en su hombro, es su hermano y él está enterado de su orientación sex*al, aunque Maikol cree que solo Sam y Sara son los únicos que conocen su secreto.—Vamos, levanté ella estará bien. Solamente fue una simple emoción—le pide, Bryan mientras pasa sus dedos por el cabello de Sara.Maikol se levanta y lo mira a los ojos.—¿¡Una simple emoción!? Estás hablando en serio, coño. Casi la perdíamos,
•Sara•Si antes esto era imposible, ahora mucho más.Un hijo... ¿Cómo puedo competir con él? nunca pensé que mi hermano me causaría mi primera decepción amorosa. Tenemos tanto que hablar, pero ahora no quiero, solo quiero llorar y que deje doler.No lo puedo negar, tengo miedo, todo cambió de un momento a otro, hace unas horas estaba tocando el cielo con un dedo y de golpe caí al maldito infierno.Jamás estuche del síndrome del corazón roto, me causa gracia por qué, así es que estoy, con el corazón roto. Recorro la habitación, con la mirada y Sam, está dormido en el sillón, el hombre que ha sido mi padre y mi hermano, con el único que me siento segura, el único ser que amo con todas mis fuerzas desde niña y el causante de mi sufrimiento. ¿Por qué no me alejo? ¿Por qué quiero seguir a su lado después de su mentirá?Me levantó para ir al baño, me quitó la bata médica y me coloco bajo la regadera dejando caer el agua fría sobre mi cuerpo, me desmoronó llorado. Mi cabeza no para de pens
Junto frente a Samuel, estaba Zachary con sus hermosos ojos grises, cargados de miedo. Zac la tenía tomada de la muñeca, un señor de unos cincuenta años, bien conservado, de cabello rubio, con algunas canas a la vista, observa a Samuel de abajo para arriba con su aura de altivez.Samuel supo al instante que era el señor Lombardy Román.—Buenos días—Entro en la casa, sin ser invitado—, me imagino que es usted el degenerado que embarazo a mi hija.Samuel frunció sus cejas y apretó la mandíbula. Zac, se mantenía sujetando a Zachary y esta se mantenía en silencio cabizbaja.—Respeté, Sr. Lombardy. Mi nombre es, Samuel Cruz. Justo iba a hablar con su hija hoy sobre eso —Samuel, lo invita a sentarse.Pero antes mira a las escaleras rogando que Sara, continúe dormida. —Ahora, todo se hablará conmigo. Nadie se burlará de mi hija y menos será madre soltera—exclamó. Samuel no cree lo que escucha, estamos en pleno siglo XXI.—Yo no me casaré con su hija, ella está bien grandecita y sabía lo qu
•Samuel•Esa amenaza no me deja centrarme en los folios de la nueva impresión, dejo a mi secretaria dándole la última revisión y salgo la oficina, una chica se me acerca.—Hola, Sr. Cruz. Soy Alexia Rossini, la nueva diseñadora de ilustración —menciona alegremente.Es una mujer alta con buena figura, ojos verdes y rubia también. ¡Joder! No quiero saber nada de rubias, peli rojas, pelinegras de ninguna, con problemón que tengo es suficiente.He estado demasiado tiempo fuera de la empresa y no me fijo a quien contrato, solo sé que necesitábamos una ilustradora, llegaron los currículums tome el primero y firmé el ingreso.—Un placer, Alexia. Bienvenida, como ya debes saber, soy Samuel Cruz, el CEO de las editoriales Montiel —comento y miro mi reloj—, perdona Alexia un placer, voy algo apurado, bienvenida nuevamente.—¡Oh, sí claro! Disculpe Sr. Cruz —dice con vergüenza.—No, te preocupes. Dime Samuel. Adiós…Le regaló una sonrisa.Salgo de la editorial, subo al coche, solo sé a dónde ir