Mi Sara... Comenzamos el drama, mis amores.
Maikol entra en la habitación y su cuerpo se desmorona, la niña que tanto quiere, su melocotón tiene varios aparatos que la monitorean, parece un pequeño ángel dormida. Se acerca y toma entre sus manos la suya la besa dejándose caer de rodillas al lado de su canilla.—Te ayudaré a salir de esta oscuridad, en parte tengo culpa—le habla, aunque ella no escucha.Nadie más que él, sabe lo que duele, un engaño, una mentira y un maldito corazón roto. De esos que te queman, aun así no terminan de incinerar todo de una jodida vez para que deje de doler.Llora a su lado y en eso entra Bryan y posa su mano en su hombro, es su hermano y él está enterado de su orientación sex*al, aunque Maikol cree que solo Sam y Sara son los únicos que conocen su secreto.—Vamos, levanté ella estará bien. Solamente fue una simple emoción—le pide, Bryan mientras pasa sus dedos por el cabello de Sara.Maikol se levanta y lo mira a los ojos.—¿¡Una simple emoción!? Estás hablando en serio, coño. Casi la perdíamos,
•Sara•Si antes esto era imposible, ahora mucho más.Un hijo... ¿Cómo puedo competir con él? nunca pensé que mi hermano me causaría mi primera decepción amorosa. Tenemos tanto que hablar, pero ahora no quiero, solo quiero llorar y que deje doler.No lo puedo negar, tengo miedo, todo cambió de un momento a otro, hace unas horas estaba tocando el cielo con un dedo y de golpe caí al maldito infierno.Jamás estuche del síndrome del corazón roto, me causa gracia por qué, así es que estoy, con el corazón roto. Recorro la habitación, con la mirada y Sam, está dormido en el sillón, el hombre que ha sido mi padre y mi hermano, con el único que me siento segura, el único ser que amo con todas mis fuerzas desde niña y el causante de mi sufrimiento. ¿Por qué no me alejo? ¿Por qué quiero seguir a su lado después de su mentirá?Me levantó para ir al baño, me quitó la bata médica y me coloco bajo la regadera dejando caer el agua fría sobre mi cuerpo, me desmoronó llorado. Mi cabeza no para de pens
Junto frente a Samuel, estaba Zachary con sus hermosos ojos grises, cargados de miedo. Zac la tenía tomada de la muñeca, un señor de unos cincuenta años, bien conservado, de cabello rubio, con algunas canas a la vista, observa a Samuel de abajo para arriba con su aura de altivez.Samuel supo al instante que era el señor Lombardy Román.—Buenos días—Entro en la casa, sin ser invitado—, me imagino que es usted el degenerado que embarazo a mi hija.Samuel frunció sus cejas y apretó la mandíbula. Zac, se mantenía sujetando a Zachary y esta se mantenía en silencio cabizbaja.—Respeté, Sr. Lombardy. Mi nombre es, Samuel Cruz. Justo iba a hablar con su hija hoy sobre eso —Samuel, lo invita a sentarse.Pero antes mira a las escaleras rogando que Sara, continúe dormida. —Ahora, todo se hablará conmigo. Nadie se burlará de mi hija y menos será madre soltera—exclamó. Samuel no cree lo que escucha, estamos en pleno siglo XXI.—Yo no me casaré con su hija, ella está bien grandecita y sabía lo qu
•Samuel•Esa amenaza no me deja centrarme en los folios de la nueva impresión, dejo a mi secretaria dándole la última revisión y salgo la oficina, una chica se me acerca.—Hola, Sr. Cruz. Soy Alexia Rossini, la nueva diseñadora de ilustración —menciona alegremente.Es una mujer alta con buena figura, ojos verdes y rubia también. ¡Joder! No quiero saber nada de rubias, peli rojas, pelinegras de ninguna, con problemón que tengo es suficiente.He estado demasiado tiempo fuera de la empresa y no me fijo a quien contrato, solo sé que necesitábamos una ilustradora, llegaron los currículums tome el primero y firmé el ingreso.—Un placer, Alexia. Bienvenida, como ya debes saber, soy Samuel Cruz, el CEO de las editoriales Montiel —comento y miro mi reloj—, perdona Alexia un placer, voy algo apurado, bienvenida nuevamente.—¡Oh, sí claro! Disculpe Sr. Cruz —dice con vergüenza.—No, te preocupes. Dime Samuel. Adiós…Le regaló una sonrisa.Salgo de la editorial, subo al coche, solo sé a dónde ir
•Sara•Las palabras de Zac no salen de mi cabeza. No sé, cuál será el futuro para Sam y para mí, lo que si sé, es que no lo pondría a decidir; entré su hijo y yo.Si ese bebé es de él, me apartó así mi corazón se desmorone. Soy consciente que no puedo permanecer a su lado, su hijo que podría pensar cuando crezca de su padre y su tía.Este amor no desaparecerá así de fácil.Continuó caminando cuando veo a Maikol, cargando a Samuel y este se va hacia los lados.Samuel me ve cuando estoy frente a ellos y me sonríe tontamente.—Sam, ¿estás borracho?—lo tomo de la cintura, él pasa su brazo por mis hombros.Muy pocas veces, lo he visto de esta manera, es muy discreto y cuidadoso al consumir alcohol. —No, cariñooo... —arrastra las palabras—, sabes que eres mi amoor más bonito.Me besa los labios, me mira a los ojos, los de él están cristalizados.— Tú el mío, Sam... Pero vamos adentró, sí.Me abraza y casi me tumba, Maikol se apresura a sostenerlo.—Adonis—susurro su lindo apodó.—Caramelo,
•Sam•Termino la última reunión de la mañana, estamos full de trabajo por qué dentro de poco abriré otra nueva editorial.Miro mi reloj, decido irme por algo de comer y cuando voy bajando las escaleras escucho la voz de Sara discutiendo le está gritándo a Bryan, él tiene sus sucias manos tomándola por su brazo.—¡Más te vale que le quites las manos de encima, hijo de puta!La suelta, le dejo sus dedos marcados.La tomo de la mano la apego a mí, empujó a Bryan del pecho fuerte y esté, forma un puño con sus manos.—¡Última vez que te advierto Bryan! ¡No toques a Sara! Por que, ya no responderé como una persona normal.—¡Entonces habla con ella! ¡Y dile que no meta su jodida nariz en mi puta relación con Patricia!—¡Sí, lo hago! ¡Patria en mi amiga y tú, estás jugando con ella! —grita Sara, señalando con el dedo.Me da risa, parece una niña berrinchuda, sus ojos están empañados y las mejillas rojas.—Calma, cariño — la abrazo y miro a Bryan —, largó de mi editorial.Sentí su mandíbula cr
•Sara• Estamos en el restaurante y nada más pienso en lo que sucedió "Sam, Dios, Sam" qué vergüenza, espero que Margot no escuchará nada.Sam ordena el servicio, está sonriente, me encanta su sonrisa, siempre me ha gustado su sonrisa y sus cejas pobladas son hermosas y perfectas, estoy embobada admirando belleza cuando me habla.—Cariño, sé que soy hermoso, pero disimula—bromea y me guiña un ojo.Ruedo los ojos y lo observó con chulería.—Se le cayó el ego, al Señor Cruz.Suelta una risa sonora y extiende su mano y deja varios besos en mis nudillos.—Come, cariño. Quiero que salgamos fuera esta noche. Hoy serás mi novia delante de todo el mundo.Él sabe que puede traernos problemas si lo nuestro se descubre.—S-sam, pero qué dices. Tú sab...—me interrumpe, colocando su dedo en mis labios, sus ojos brillan y suspiro con solo verlos.—Deja todo en mis manos Sara. Sabes que he estado pensando que falta poco para tus cumpleaños—menciona.No recordaba ni mi propio cumpleaños, con todo lo
•Samuel• Está hermosa con ese enterizo. ¡Joder! Terminamos de comer, pagó la cuenta y la tomó de la mano, esta noche no la soltaré. Caminamos por la plaza, muchas miradas caen en nosotros, paso mi brazo por sus hombros y beso su cuello. —Sam...—chilla—, nos están mirando. —Que nos miren—bajo mi mano y pegó una nalgada, haciendo que de un brinco. Abre los ojos hasta más no poder. —¡SAMUEL! —Ya, ya —detengo un taxi y subimos en el. —Hotel Indigo Seattle Everett —informó al chófer y me observa intrigada—, no cariño, no iremos a casa. Solo seremos dos enamorados juntos por una noche, sin miedo de que nos vean o nos señalen. —No quería regresar tampoco.—apoya su cabeza en mi hombro y suspira. Llegamos al hotel de cuatro estrellas. Nos abren la puerta y bajamos, una chica rubia nos saluda. —Buenas noches, ¿tienen reservado o van a reservar? —Sí, tenemos. Samuel Cruz —Sara se mantiene a mi lado mirando toda la estancia. —Es una sola suite, ¿quiere otra para su hermana? Sara