Capítulo 105

Primero fue en el parque, un domingo por la tarde, mientras iba mirando las mariposas y las golondrinas, volando junto a las rosas y los árboles, relajándome, despejando mi mente, tratando de calmar mis nervios por la inseminación artificial que me iba a someter, pensando en no tener problemas en mi embarazo, en el pánico que me sumía la posibilidad de un embarazo múltiple y los riesgos que eso podría provocar eso cuando vi a un sujeto que me miraba con mucha atención. Tenía un enorme hueco en la frente. Es lo que me parecía. Estaba sentado en una banca, con los brazos y las piernas cruzadas y no dejaba de mirarme y asentía con una larga sonrisa dibujada en los labios. No entendía cómo podía tener ese enorme forado entre las cejas que, incluso, le había atravesado el cráneo, tanto que se veía el otro lado de la ciudad.

No voy a mentir, me asusté mucho y eché a correr a mi casa. El tipo ese, incluso, me llamo, -¡¡¡Patricia, no corras, ven!!!-, le escuché decir fuerte y sonoro, lo
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