Pero al girarse ella pudo comprobar que el tiempo no se detenía con ellos y Alfred la había encontrado caminando hacia ellos con una sonrisa de oreja a oreja en el rostro al pensar que se saldría con la suya, pero estaba equivocado.
Si ese hombre quería ser su prometido, tendría que ir despacio, no podía simplemente esperar que ella se lanzara en picado a una relación de por vida con alguien que ni siquiera sabía si le gustaba.Bleid no pudo evitar sonreír ante la respuesta de la joven, por supuesto que era un ángel.Un hermoso ángel de ojos grises y cabello plateado que venía a eliminar las nubes negras que parecían siempre estar sobre él.—Su próxima pareja de baile — dijo de repente ella agarrándole la mano para casi arrastrarlo al centro de la pista.Bleid Wolfang, por primera vez, se quedó sin saber qué decir o que hacer y se dejó arrastrar por la joven.No había ninguna duda de que esa mujer era su luna. No solo él estaba seguro, también lo estaba su lobo y el hecho de que ella se encontrara en esa fiesta que daban sus enemigos, los Vangelis. Era algo que lo llenaba de ansiedad y de deseos de protegerla, de dejar a un lado su venganza solo para protegerla a ella.Audrey estaba segura de que mientras bailara con otro hombre, su familia no podría interrumpirla, al menos no hasta que esa pieza terminara y luego ya vería cómo seguir huyendo de su…. ¿Novio? Ni siquiera habían hablado de eso y ya parecía que todos esperaban que le pidiera matrimonio aquella noche, todos menos ella, no dejaría que eso pasara.Fue entrar en la pista de baile y ser el centro de atención, todos se preguntaban quién era el hombre que bailaba con la benjamina de la familia Vangelis, sabían que esa joven era inalcanzable para la mayoría, nunca salía con chicos a menos que fueran aprobados por su hermano y eso sucedía muy pocas veces.Pero nadie era capaz de negar lo perfecta que se veía la pareja, ella de blanco, pura y con ese aspecto casi etéreo y él con sus ropas negras y ese antifaz del mismo tono, como si fueran el yin y el yang, la luz y la oscuridad, dos lados tan opuestos qué juntos hacen el equilibrio perfecto. Solo había dos personas que no estaban de acuerdo con las murmuraciones a su alrededor.El hermano mayor de la joven y también jefe de cabeza de la familia Vangelis y Alfred, quien veía con ira como la mujer que él codiciaba, se encontraba en los brazos de otro hombre.La pareja parecía encajar por simple instinto, por naturaleza, sus brazos envolvían a la joven a la perfección y ni qué decir de sus cuerpos acoplándose al bailar, a los ojos de los demás parecía que no era la primera vez que bailaban.Bleid no había dejado de ver a los ojos a la joven, ni un momento y por supuesto que no la dejaría marchar tan fácilmente. Necesitaba conocer su rostro.—¿Me dejarías ver tu rostro, hermoso ángel?— le preguntó al oído, pegándola aún más a su cuerpo — necesito saber quién eres.Por lo que tras terminar la canción, ver que un par de hombres se acercaban a ellos y darse cuenta de que ella se ponía nerviosa, por ese hecho, no dudo en tomarla de la mano y sacarla de la pista.— Te dejaré ver mi rostro cuando estemos a solas.Respondió la joven dejándose llevar por ese hombre que la había cautivado en la pista y le había dejado una sensación de frío en todo el cuerpo al alejarse de él, por eso en ese instante nada le haría soltar esa mano que tiraba de ella a un lugar apartado.Gregory el hermano mayor de Audrey maldijo al ver cómo el hombre huía con ella de la pista de baile, llamando a la nana de esta.—Por favor ve por ella, dile a mi hermana que deje de comportarse como la niña que ya no es.En esos momentos Gregory estaba odiando haber dejado que su madre diera un baile de máscaras en lugar de la fiesta que daban todos los años, mucho más sobria.No se lo podían permitir, sobre todo ahora que le había llegado la información de que el último sobreviviente de los Wolfang había llegado a esas tierras y vuelto a tomar posesión de ellas.La llegada del último Wolfang solo significaba peligro para ellos. Porque estaba claro que vendría con ansias de venganza.Él más que nadie sabía qué era lo que había hecho que ambas familias se enfrentarán en el pasado.Sin embargo, estaba claro que cuando los Vangelis desterraron a los Wolfang, ellos habían crecido considerablemente al tomar posesión de todo aquello que les pertenecía a sus enemigos.Bleid no dudo en llevar a la joven tomada de la mano a través de los invitados de la fiesta a un lugar menos concurrido.—Angel, esta es tu casa, guíame hacia un lugar tranquilo.— No quiero quedarme aquí— le pidió la chica sin dudar mientras se quitaba las alas para no cargar con tanto peso y se acercaba a él.Estaban en un pasillo solitario que los llevaba al jardín, pero no uno público al que todos los invitados podían acceder a través del salón, sino uno más privado, por el que a ella le gustaba pasear.Audrey se acercaba peligrosamente a él, ese hombre le atraía de un modo que le resultaba inexplicable, por lo que no se aguantaría de hacer lo que le apetecía, no cuando sabía que no tardarían en encontrarla y arrastrarla a una situación irremediable, su forzado compromiso con el chico que todos creían perfecto para ella.Se pegó más a él recuperando ese calor agradable que recorría su cuerpo mientras estuvieron bailando y puso las manos sobre el pecho del hombre, esos marcados pectorales que la hicieron sonrojarse levemente, algo que era muy fácil de ver a causa de su tez extremadamente blanca.Audrey se alzó de puntillas y lo besó, fue apenas un leve roce de labios, no tenía tiempo de nada más si quería escapar, cosa que lamentó porque le hubiera gustado perderse en ese beso.— Sácame de aquí, si me sacas de esta casa te mostraré mi rostro, solo quiero ser libre por unas horas.Las palabras de la joven y su presencia tenían un efecto tranquilizador en Bleid, a su lado era como si olvidara todo su pasado, los doscientos años de rencor acumulados en aquella fortaleza, todo parecía dejar de tener importancia. Dejaban de existir sus deseos de venganza, lo único que deseaba era estar más tiempo por ella, la llevaría lejos de ahí y de esas personas, tal y como ella le pedía, no dudó en tirar de su mano y seguir andando por ese pasillo.Encontrarse a solas solo hacía que Bleid deseara volver a tomarla entre sus brazos, sujetándola fuertemente contra su cuerpo y besandola. Trataba de mantenerse sereno y no sucumbir ante sus deseos, pero no pudo hacerlo después de que ella fuera la que eliminara esa distancia y se atreviera a hacer aquello que él se moría por hacer.Fue sentir su aliento mezclado con el de ella, el suave aleteo de esos delicados labios contra los suyos lo que hizo que Bleid perdiera el control y, cuando terminó de besarlo, él evitó que se alejara de
—¡No sé cómo es que no estás preocupada, madre! ¡Tu hija ha desaparecido! ¿Cómo no te preocupa que tampoco sepamos quien es el Wolfang que se acaba de mudar y reclamar las tierras a un lado de nosotros?Gregory golpeó con las manos el escritorio grande de caoba del despacho donde se encontraba sentado, observando a su madre.La madre de Gregory se sobresaltó ante la furia de su hijo.—Por favor, cálmate hijo, solo escapó con un chico, tendrá su aventura y por la mañana estará de vuelta, tiene veintidós años ¿No deberías empezar a confiar en ella?— ¡Maldita sea madre! ¡Tú no entiendes el alcance de esto!El secretó de los Vangelis, era algo que se transmitía de generación en generación, solo al primer hijo varón y este era el encargado de proteger al resto de la familia de los malditos monstruos sanguinarios que los acechaban en la noche, pero sobre todo, evitar que la profecía se cumpliera.Gregory no le podía explicar a su madre porque aquello era tan alarmante, primero no tenía san
A Bleid le incomodó de manera inmediata, sin poder evitarlo, la forma directa en la que le había externado sus deseos aquella mujer.Él se había pasado dos siglos encerrado en aquella gruta y, aunque sabía que ahora las mujeres no se comportaban como antes, la forma de decirle que quería tener intimidad con él, lo puso furioso.“Celos” fue el sentimiento que apareció en sus pensamientos. Eso hizo que sintiera unas enormes ganas de reclamar a la joven y de marcarla. Para él era impensable que después de haber estado encerrado tanto tiempo encontrara a su luna y descubrir esa parte de ella. Tanto el hombre, como él lobo se llenaron de celos que necesitaban sacar, de pensamientos de con otros hombres, escapando también y proponiendoles lo mismo.Pero pese a que ese sentimiento empezaba a nublar sus sentidos. Bleid era consciente de que no haría nada para lastimar a su luna. Por lo que tardó en responderle antes de tirar de ella nuevamente hacia él, acorralandola entre su cuerpo y un gra
— Soy tuya — aseguró Audrey y ni siquiera sabía por qué decía aquello, tal vez por la excitación del momento, lo que tenía muy claro era que en ese instante así se sentía ella, suya, de ese desconocido que estaba sobre su cuerpo y la hacía sentirse perteneciente a él.Bleid no pudo estar más que complacido con sus palabras, el escuchar que ella aceptaba que le pertenecía hizo que su instinto, más primitivo, se antepusiera al raciocinio que pudiera quedarle en ese momento-—Sí, lo eres. Mía…“Como yo soy tuyo” terminó la frase en su mente, ya que después de decir que era suya, Bleid no pudo más que tomar posesión de esos labios, que con solo tocarlo o verlos moverse hacían que deseara probarlos, perderse en ellos y ni qué decir de sus manos, las cuales terminaron de romperle el vestido a la joven descubriendo su piel lechosa y virginal a su alcance.Sentirlo sobre ella no hacía más que aumentar la insana necesidad que tenía de sentir su piel contra la de ella, el sexo no era algo que h
El hombre no dudó en hacer caso a lo que la chica le pedía, pero algo estaba claro en la mente de Bleid. Jamás dejaría que ella olvidara ese momento, se lo haría recordar siempre que la poseyera y tuviera la oportunidad de estar así con ella.—Jamás olvidarás esto, mi bello ángel— ignoraba, ese no era el nombre de la joven y no le importaba, para él era un ángel que llegó a su vida para salvarlo.Los labios del hombre hicieron que los labios de la joven se rindieran a ella con maestría, como si sus bocas hubieran sido creadas para besarse, encajando a la perfección.Audrey tenía muy claro que aquello era algo que no se volvería a repetir y comprendió lo condenada que estaba, que debería estar así con otro hombre por el resto de sus días, que Bleid podría ser un desconocido, pero algo en ella hacía que no quisiera sentirlo lejos, ni siquiera unos milímetros, como si su naturaleza fuera esa, mantenerse unidos de la forma más íntima existente.— Muévete…— pidió acompañando la petición co
Nada haría que Gregoy Vangelis se apareciera en la antigua mansión Wolfang, nada excepto la situación que vivía, la desaparición de su hermana durante toda la maldita noche.Había estado rastreando todo el pueblo con sus hombres, los bares que permanecían abiertos por la noche, los parques y hasta preguntando en los hoteles, pero solo quedaba aquella posibilidad, aquella maldita posibilidad que le hacía preferir que su hermana aparecerá muerta en una cuneta antes que cumpliendo la maldita profecía.— El señor Vangelis pide verlo — dijo la voz del mayordomo de Bleid tras la puerta de su habitación, por nada del mundo se atrevería a interrumpir a su patrón, sobre todo después de los ruidos que se habían escuchado durante toda la noche porque obviamente estaba acompañado de una mujer.Bleid escuchó la voz de su mayordomo, pese a que este parecía estar hablándole en murmullo. Así que Vangelis estaba ahí en su casa, eso hizo que volteara a ver ha
—Si fueras una persona más educada, te hubiera dejado recorrer mi propiedad, pero en vista de que no lo eres, dejaré pasar tu tono insolente y te pediré que te retires. Sobre el paradero de su hermana, si logro verla en algún momento le diré que la busca.Los ojos de Bleid se habían oscurecido, al igual que el aura amenazante a su alrededor, atento a cualquier movimiento que el hombre hiciera, tal y como un lobo está atento a su presa.El semblante de Gregoy se volvió frío, sus ojos Grises, tan iguales a los de su hermana, parecían un glaciar capaz de helar a cualquiera con una simple mirada.Sería tan fácil terminar con su vida tal y como había hecho con centenares de monstruos como él, pero no podía si quería seguir viviendo también.— Si mi hermana no está en casa en dos horas, pienso plantarme aquí con la policía, no es una amenaza, es una advertencia.Gregory apretó los puños y salió de aquel lugar como alma que lleva el diablo.Bleid se encontraba en ese momento observando por e
A Bleid le costó mucho dejar ir a la joven a su casa, por lo que se encontraba de mal humor cuando llegó Ravel, un brujo con casi más de 600 años que era un viejo amigo de los Wolfang, el único que, todavía, podría considerar un aliado.La mayoría de los clanes que tenían afinidad con el clan Wolfgang ya fuera de brujos o demonios; había roto o negado cualquier tipo de alianza con ellos, con el único fin de que los Vangelis no fueran por su cabeza.A Bleid le daba igual, sentía que no los necesitaba; sin embargo, mentiría si dijera que no le agradaba tener una especie de amigo en el brujo Ravel, quien le había ayudado a escapar y a recuperar las ancestrales tierras de su familia de manos de los Wolfang.Ravel era ese amigo molesto que aparece cuando menos desea que aparezca y que te ayuda sin que tú se lo pidas.—Anda deja de estar de gruñón cachorro y cuéntame el motivo por el cual no está en primera plana el asesinato sangriento de los Vangelis.Bleid, odiaba que le llamara cachorro