Las palabras de la joven y su presencia tenían un efecto tranquilizador en Bleid, a su lado era como si olvidara todo su pasado, los doscientos años de rencor acumulados en aquella fortaleza, todo parecía dejar de tener importancia.
Dejaban de existir sus deseos de venganza, lo único que deseaba era estar más tiempo por ella, la llevaría lejos de ahí y de esas personas, tal y como ella le pedía, no dudó en tirar de su mano y seguir andando por ese pasillo.Encontrarse a solas solo hacía que Bleid deseara volver a tomarla entre sus brazos, sujetándola fuertemente contra su cuerpo y besandola. Trataba de mantenerse sereno y no sucumbir ante sus deseos, pero no pudo hacerlo después de que ella fuera la que eliminara esa distancia y se atreviera a hacer aquello que él se moría por hacer.Fue sentir su aliento mezclado con el de ella, el suave aleteo de esos delicados labios contra los suyos lo que hizo que Bleid perdiera el control y, cuando terminó de besarlo, él evitó que se alejara del todo, pasando su brazo derecho por el talle de la joven y así volver a besarla, pero esta vez no fue un beso casto, fue un beso arrebatado, cargado de sentimientos que iban despertando a medida que sus labios parecían sincronizarse.Por un instante Audrey también se olvidaba de todo, no era su primer beso, había salido con algunos chicos, no demasiados pero jamás ninguno la había besado más allá de ese leve roce de labios que ella le dio al desconocido.Pero cuando ese hombre misterioso la besó de esa forma, las piernas le temblaron y casi las sintió desfallecer, jamás había tenido esa sensación de flojera y a la vez poder absoluto, como si todo lo pudiera mientras se mantuviera así, esa lengua recorriendo su boca y casi diciéndole que ella le pertenecía, sus labios encajando a la perfección y devorándose.Bleid no pudo evitar sentir gozo al ver como los bellos ojos grises de la joven se cerraron, disfrutando del beso que ambos estaban compartiendo, del pequeño gemido que escapó de sus labios en el momento en que su lengua se abrió paso hacia el interior de su boca y acariciaba la lengua de ella la cual no dudo en hacer lo mismo, danzando entre sí.—Niña Audrey…— la voz de una mujer se dejó escuchar en el pasillo rompiendo el encanto del momento, haciendo que ambos dejaran de besarse y el miedo de tener que separarse se hiciera presente entre ellos.La voz de su nana la hizo volver a la realidad, si la encontraban, la noche con ese hombre misterioso terminaría y ella no podía permitirlo.—Debemos salir de aquí Ángel… Te daré la libertad que pides — mencionó él con la respiración agitada y la voz ronca, descansando su frente contra la de ella. Alzando su vista y perdiéndose una vez más por un momento en su mirada antes de correr con ella por el pasillo hasta la puerta que los llevaría al jardín, hacia la libertad que ambos deseaban— Por favor, hazlo — pidió la chica quitándose el antifaz, aunque había dicho que no lo haría hasta escapar, quitándole a él también el suyo.Era tan guapo, con esas cejas marcadas, unas largas pestañas negras enmarcando unos ojos profundamente verdes.Lo guió hasta el jardín y le mostró lo alto que era el muro que la separaba del exterior, como si siempre hubiera sido una prisionera, ella no podría saltar por sí sola, pero tal vez si le ayudaba podía saltar esa pared y salir de allí.Si que era un ángel, era la mujer más hermosa que él hubiera visto, su cabello platinado cayendo en suaves rizos enmarcando su exquisito y angelical rostro con piel de porcelana, que solo era opacado por los bellos ojos grises de la joven.Sin duda tenía que ser descendiente de la diosa Selene, la mismísima luna que él adoraba cada noche de luna llena. En el fondo sabía que su cabello platinado y ojos grises era una característica única de los Vangelis. Pero no pensaría en eso, ya que ella era su luna, no importaba que fuera humana, ni siquiera que fuera una Vangelis, en ese momento solo importaba que la tenía con él.— Este es el único lugar por el que podríamos salir pero yo no soy capaz de escalar esa pared, tu pareces fuerte.Bleid sonrió ante la sugerencia de la joven, realmente no tenía idea de cuan fuerte era.—Tranquila, te sacaré de aquí— mencionó tomándola en brazos y sin ningún esfuerzo brincar arriba de la barda y después saltar con ella al otro lado.Decir que no sorprendió a Audrey, era una mentira, esperaba que la ayudara a escalar y luego lo hiciera él, pero dio un inmenso salto con ella en brazos, con la facilidad de quién salta un simple bordillo.La respiración de Audrey se agitaba en los brazos del desconocido, cuando su madre le dijo que el amor a primera vista no existía, estaba mintiendo, porque si lo que ella sentía en ese instante no era amor, debía ser algo muy parecido.Fue muy consciente de ello cuando ese hombre la soltó y volvió a posar los pies en el suelo haciendo que sintiera la ausencia de su cercanía una vez más.—Ahora somos libres, mi bello ángel.¿Por qué no caminamos mientras hablamos?— ¿Cómo hiciste eso?— preguntó curiosa pero no asustada mientras se giraba a observar esa pared ahora desde fuera. — Vamos, tenemos unas horas hasta que mi familia se movilice y ponga a todo el pueblo a buscarme.Porque si algo tenía claro Audrey, era que su familia no interrumpiría la fiesta, sería un escándalo que ella hubiera escapado con un desconocido, así que, como mucho, dirían que se encontraba mal y se fue a descansar.Pero luego de eso, nada les impediría barrer la ciudad en su búsqueda.—Bueno, no fue difícil— mencionó Bleid sin ser capaz de encontrar las palabras para explicarse. Tenía claro que ella no era como él, que la joven se trataba de una simple humana. Pero no por eso él la quería o la deseaba menos, todo lo contrario, estaba convencido que daría su vida por ella.Por supuesto que sus deseos de venganza seguirían ahí latiendo en su corazón, pero en esos momentos ya no eran su motor de vida. No con su luna frente a él.— Me parece un buen plan ese de caminar — aseguró ella tomando su mano y entrelazando los dedos con los de él, como si necesitara tocarlo de algún modo — pero me parece mucho mejor que me lleves a tu casa, o tal vez seas extranjero, nunca te había visto por aquí, en ese caso tendré que entrar a tu hotel a escondidas si lo que quiero es pasar la noche contigo.Era directa, tenía que serlo si quería aprovechar el tiempo que le quedaba. Porque después de eso estaría mucho más vigilada y condenada a casarse con Alfred y ella no quería que su primera vez fuera con él, poco importaba la impresión que ese hombre se llevara de ella, posiblemente no podría volver a verlo.—¡No sé cómo es que no estás preocupada, madre! ¡Tu hija ha desaparecido! ¿Cómo no te preocupa que tampoco sepamos quien es el Wolfang que se acaba de mudar y reclamar las tierras a un lado de nosotros?Gregory golpeó con las manos el escritorio grande de caoba del despacho donde se encontraba sentado, observando a su madre.La madre de Gregory se sobresaltó ante la furia de su hijo.—Por favor, cálmate hijo, solo escapó con un chico, tendrá su aventura y por la mañana estará de vuelta, tiene veintidós años ¿No deberías empezar a confiar en ella?— ¡Maldita sea madre! ¡Tú no entiendes el alcance de esto!El secretó de los Vangelis, era algo que se transmitía de generación en generación, solo al primer hijo varón y este era el encargado de proteger al resto de la familia de los malditos monstruos sanguinarios que los acechaban en la noche, pero sobre todo, evitar que la profecía se cumpliera.Gregory no le podía explicar a su madre porque aquello era tan alarmante, primero no tenía san
A Bleid le incomodó de manera inmediata, sin poder evitarlo, la forma directa en la que le había externado sus deseos aquella mujer.Él se había pasado dos siglos encerrado en aquella gruta y, aunque sabía que ahora las mujeres no se comportaban como antes, la forma de decirle que quería tener intimidad con él, lo puso furioso.“Celos” fue el sentimiento que apareció en sus pensamientos. Eso hizo que sintiera unas enormes ganas de reclamar a la joven y de marcarla. Para él era impensable que después de haber estado encerrado tanto tiempo encontrara a su luna y descubrir esa parte de ella. Tanto el hombre, como él lobo se llenaron de celos que necesitaban sacar, de pensamientos de con otros hombres, escapando también y proponiendoles lo mismo.Pero pese a que ese sentimiento empezaba a nublar sus sentidos. Bleid era consciente de que no haría nada para lastimar a su luna. Por lo que tardó en responderle antes de tirar de ella nuevamente hacia él, acorralandola entre su cuerpo y un gra
— Soy tuya — aseguró Audrey y ni siquiera sabía por qué decía aquello, tal vez por la excitación del momento, lo que tenía muy claro era que en ese instante así se sentía ella, suya, de ese desconocido que estaba sobre su cuerpo y la hacía sentirse perteneciente a él.Bleid no pudo estar más que complacido con sus palabras, el escuchar que ella aceptaba que le pertenecía hizo que su instinto, más primitivo, se antepusiera al raciocinio que pudiera quedarle en ese momento-—Sí, lo eres. Mía…“Como yo soy tuyo” terminó la frase en su mente, ya que después de decir que era suya, Bleid no pudo más que tomar posesión de esos labios, que con solo tocarlo o verlos moverse hacían que deseara probarlos, perderse en ellos y ni qué decir de sus manos, las cuales terminaron de romperle el vestido a la joven descubriendo su piel lechosa y virginal a su alcance.Sentirlo sobre ella no hacía más que aumentar la insana necesidad que tenía de sentir su piel contra la de ella, el sexo no era algo que h
El hombre no dudó en hacer caso a lo que la chica le pedía, pero algo estaba claro en la mente de Bleid. Jamás dejaría que ella olvidara ese momento, se lo haría recordar siempre que la poseyera y tuviera la oportunidad de estar así con ella.—Jamás olvidarás esto, mi bello ángel— ignoraba, ese no era el nombre de la joven y no le importaba, para él era un ángel que llegó a su vida para salvarlo.Los labios del hombre hicieron que los labios de la joven se rindieran a ella con maestría, como si sus bocas hubieran sido creadas para besarse, encajando a la perfección.Audrey tenía muy claro que aquello era algo que no se volvería a repetir y comprendió lo condenada que estaba, que debería estar así con otro hombre por el resto de sus días, que Bleid podría ser un desconocido, pero algo en ella hacía que no quisiera sentirlo lejos, ni siquiera unos milímetros, como si su naturaleza fuera esa, mantenerse unidos de la forma más íntima existente.— Muévete…— pidió acompañando la petición co
Nada haría que Gregoy Vangelis se apareciera en la antigua mansión Wolfang, nada excepto la situación que vivía, la desaparición de su hermana durante toda la maldita noche.Había estado rastreando todo el pueblo con sus hombres, los bares que permanecían abiertos por la noche, los parques y hasta preguntando en los hoteles, pero solo quedaba aquella posibilidad, aquella maldita posibilidad que le hacía preferir que su hermana aparecerá muerta en una cuneta antes que cumpliendo la maldita profecía.— El señor Vangelis pide verlo — dijo la voz del mayordomo de Bleid tras la puerta de su habitación, por nada del mundo se atrevería a interrumpir a su patrón, sobre todo después de los ruidos que se habían escuchado durante toda la noche porque obviamente estaba acompañado de una mujer.Bleid escuchó la voz de su mayordomo, pese a que este parecía estar hablándole en murmullo. Así que Vangelis estaba ahí en su casa, eso hizo que volteara a ver ha
—Si fueras una persona más educada, te hubiera dejado recorrer mi propiedad, pero en vista de que no lo eres, dejaré pasar tu tono insolente y te pediré que te retires. Sobre el paradero de su hermana, si logro verla en algún momento le diré que la busca.Los ojos de Bleid se habían oscurecido, al igual que el aura amenazante a su alrededor, atento a cualquier movimiento que el hombre hiciera, tal y como un lobo está atento a su presa.El semblante de Gregoy se volvió frío, sus ojos Grises, tan iguales a los de su hermana, parecían un glaciar capaz de helar a cualquiera con una simple mirada.Sería tan fácil terminar con su vida tal y como había hecho con centenares de monstruos como él, pero no podía si quería seguir viviendo también.— Si mi hermana no está en casa en dos horas, pienso plantarme aquí con la policía, no es una amenaza, es una advertencia.Gregory apretó los puños y salió de aquel lugar como alma que lleva el diablo.Bleid se encontraba en ese momento observando por e
A Bleid le costó mucho dejar ir a la joven a su casa, por lo que se encontraba de mal humor cuando llegó Ravel, un brujo con casi más de 600 años que era un viejo amigo de los Wolfang, el único que, todavía, podría considerar un aliado.La mayoría de los clanes que tenían afinidad con el clan Wolfgang ya fuera de brujos o demonios; había roto o negado cualquier tipo de alianza con ellos, con el único fin de que los Vangelis no fueran por su cabeza.A Bleid le daba igual, sentía que no los necesitaba; sin embargo, mentiría si dijera que no le agradaba tener una especie de amigo en el brujo Ravel, quien le había ayudado a escapar y a recuperar las ancestrales tierras de su familia de manos de los Wolfang.Ravel era ese amigo molesto que aparece cuando menos desea que aparezca y que te ayuda sin que tú se lo pidas.—Anda deja de estar de gruñón cachorro y cuéntame el motivo por el cual no está en primera plana el asesinato sangriento de los Vangelis.Bleid, odiaba que le llamara cachorro
Ravel, quien hasta ese momento había pasado desapercibido, se dio a notar. Así es, el señor Bleid posee muchos viñedos a lo largo de toda Italia y es uno de los accionistas fundadores de Blue Moon, la marca de vinos más exquisitos de todo el mundo. A demás —iba a decir que sus tierras eran las que eran contiguas a su propiedad, más callo al ver la mirada de Bleid en advertencia.—Haz el favor de tomarte esto, no creo que tu prometido quiera ser el padre del bastardo que te hizo otro hombre — Aseguró Gregory dándole una píldora del día después a su hermana y un vaso de agua.— por suerte estás cosas impiden que el embarazo pueda producirse tras las primeras horas.Ella ni siquiera lo había pensado. Aunque era cierto, no había tomado precauciones con ese hombre y tampoco deseaba quedar embarazada todavía de un desconocido, por mucho que estuviera segura de que sentía algo muy fuerte por él.Así que se llevó la pastilla a la boca y la tragó con la ayuda del agua que su hermano le había d