— Soy tuya — aseguró Audrey y ni siquiera sabía por qué decía aquello, tal vez por la excitación del momento, lo que tenía muy claro era que en ese instante así se sentía ella, suya, de ese desconocido que estaba sobre su cuerpo y la hacía sentirse perteneciente a él.
Bleid no pudo estar más que complacido con sus palabras, el escuchar que ella aceptaba que le pertenecía hizo que su instinto, más primitivo, se antepusiera al raciocinio que pudiera quedarle en ese momento-—Sí, lo eres. Mía…“Como yo soy tuyo” terminó la frase en su mente, ya que después de decir que era suya, Bleid no pudo más que tomar posesión de esos labios, que con solo tocarlo o verlos moverse hacían que deseara probarlos, perderse en ellos y ni qué decir de sus manos, las cuales terminaron de romperle el vestido a la joven descubriendo su piel lechosa y virginal a su alcance.Sentirlo sobre ella no hacía más que aumentar la insana necesidad que tenía de sentir su piel contra la de ella, el sexo no era algo que hubiera interesado demasiado a la joven nunca, pero en ese instante se sentía completamente en llamas, completamente deseosa de más.— ¿Cómo te llamas?— preguntó la joven jadeante mientras rodeaba su cadera con las piernas y lo hacía frotarse contra ella, dándose cuenta de que ni siquiera sabía el nombre de aquel hombre.—Mi nombre es Bleid…— le respondió deslizando sus manos por sus caderas mientras sus labios recorrían la piel suave y delicada del cuello de la joven, su olor era afrodisiaco, un olor que le encantaba el de fresas con nata con un toque de canela el cual no podía volverlo menos loco y deseoso de ella, aunado al almizcle de sus sexos.Sus cuerpos parecían encajar a la perfección, sus sexos se frotaban frenéticamente, aun cubiertos por la ropa de ambos.Un rayo de luna iluminó el cuerpo desnudo de ella justo en el momento en que Bleid se separaba de ella y así poder desvestirse del todo. La belleza de la joven se hizo aún más marcada bajo la luz de la luna, era como si la misma luna estuviera complacida con lo que estaba ocurriendo entre ellos.Bleid no dudo en volver a cubrir con su cuerpo, ahora desnudo, el de la joven, el cual aún se encontraba cubierto por su ropa interior, pero eso no importaba, porque la mayoría de su piel estaba expuesta para él, para que pudiera besar cada centímetro de esta, y eso hizo, sus labios empezaron a bajar y descubrir cada centímetro de esa blanca piel que parecía enrojecer con tan solo el besarla.Ella no sabía qué hacer, jamás se había encontrado en una situación como esa, aun así, se dejaba llevar por el instinto, por la naturaleza, por esos labios que despertaban en su cuerpo toda clase de sensaciones.Se arqueó debajo de él justo en el instante en que esos labios llegaron a su plano vientre, como si lo guiará en el camino al placer, a la saciedad que en ese momento necesitaba. Cómo si lo llevara hasta la perdición de la humedad entre esas piernas que se abrieron para él, invitándolo a que siguiera despertando cada una de las sensaciones que podía descubrir.Fue beber de ese néctar que se encontraba entre sus piernas para que Bleid estuviera seguro de que pasara lo que pasara se encontraba jodido. Él no podía dar marcha atrás, no habría nadie sobre la tierra que hiciera que él se alejara de ella, ni permitiría que nadie la alejara de su lado.La única persona que tenía el poder de alejarlo era la misma joven, que en ese momento se encontraba estremeciéndose en su cama, pero al alejarlo, después de esa noche sería cometer un suicidio, el dolor que a ambos les causaría la separación sería insoportable.Pero eso a Bleid Wolfgang no le importaba, ya lidiaría con lo que fuera que la vida les pusiera enfrente.La lengua de Wolfgang se abrió paso aún más entre los pliegues virginales de la joven, hasta llegar hasta el centro mismo de su excitación, llevando también uno de sus dedos, comprobando aquello que ya sabía. Su luna era virgen, lo que lo hizo que se controlara un poco, no deseaba, causarle ningún tipo de daño, aunque la bestia en su interior estaba impaciente, apurando al hombre a que se uniera con ella— Bleid… — la chica llevó una mano hacia abajo y entrelazó los dedos entre las finas hebras de su cabello — Te quiero sobre mí… dentro de mí…—Me tendrás de esa manera— respondió él alzando su mirada, viendo como su rostro se encontraba rojo a causa del deseo creciendo en su cuerpo.En ese momento Bleid sintió que se encontraba en presencia de una descendiente directa de la luna misma, ya que la belleza de la joven, era etérea bajo los rayos suaves y plateados de la luz de la luna llena que se colaba por la ventana, como si bendijera esa unión.Bleid no tuvo oportunidad de resistirse por más tiempo e hizo aquello que la joven le pedía, unirse a ella, sus cuerpos parecían estar hecho a la perfección y no solo eso, sus sexos parecían dos imanes que no tardaron en reclamar aquello que deseaba hacer, fundirse, sus cuerpos se unieron en un firme y profundo embiste que, desgarrando su himen, deteniéndose por un momento tras estar profundamente enterrado en su interior dejando que ella se adaptara a su tamaño y cerciorarse de no hacerle más daño del necesario, a fin de cuentas, él era un poco más grande de lo que lo eran los humanos.Un fuerte gemido abandonó los labios de la chica, más que un gemido, un grito de dolor y aun así lo atrajo para mantenerlo abrazado contra su cuerpo, lo quería así, dentro de ella, sobre ella, algo le decía que tenerlo lejos sería más doloroso de lo que podría ser aquello.— Bleid bésame…— pidió jadeante, entregada a él, queriendo sentirlo, sabiendo que él conseguiría que dejara de doler — No dejes de besarme… necesito recordar esto siempre…El hombre no dudó en hacer caso a lo que la chica le pedía, pero algo estaba claro en la mente de Bleid. Jamás dejaría que ella olvidara ese momento, se lo haría recordar siempre que la poseyera y tuviera la oportunidad de estar así con ella.—Jamás olvidarás esto, mi bello ángel— ignoraba, ese no era el nombre de la joven y no le importaba, para él era un ángel que llegó a su vida para salvarlo.Los labios del hombre hicieron que los labios de la joven se rindieran a ella con maestría, como si sus bocas hubieran sido creadas para besarse, encajando a la perfección.Audrey tenía muy claro que aquello era algo que no se volvería a repetir y comprendió lo condenada que estaba, que debería estar así con otro hombre por el resto de sus días, que Bleid podría ser un desconocido, pero algo en ella hacía que no quisiera sentirlo lejos, ni siquiera unos milímetros, como si su naturaleza fuera esa, mantenerse unidos de la forma más íntima existente.— Muévete…— pidió acompañando la petición co
Nada haría que Gregoy Vangelis se apareciera en la antigua mansión Wolfang, nada excepto la situación que vivía, la desaparición de su hermana durante toda la maldita noche.Había estado rastreando todo el pueblo con sus hombres, los bares que permanecían abiertos por la noche, los parques y hasta preguntando en los hoteles, pero solo quedaba aquella posibilidad, aquella maldita posibilidad que le hacía preferir que su hermana aparecerá muerta en una cuneta antes que cumpliendo la maldita profecía.— El señor Vangelis pide verlo — dijo la voz del mayordomo de Bleid tras la puerta de su habitación, por nada del mundo se atrevería a interrumpir a su patrón, sobre todo después de los ruidos que se habían escuchado durante toda la noche porque obviamente estaba acompañado de una mujer.Bleid escuchó la voz de su mayordomo, pese a que este parecía estar hablándole en murmullo. Así que Vangelis estaba ahí en su casa, eso hizo que volteara a ver ha
—Si fueras una persona más educada, te hubiera dejado recorrer mi propiedad, pero en vista de que no lo eres, dejaré pasar tu tono insolente y te pediré que te retires. Sobre el paradero de su hermana, si logro verla en algún momento le diré que la busca.Los ojos de Bleid se habían oscurecido, al igual que el aura amenazante a su alrededor, atento a cualquier movimiento que el hombre hiciera, tal y como un lobo está atento a su presa.El semblante de Gregoy se volvió frío, sus ojos Grises, tan iguales a los de su hermana, parecían un glaciar capaz de helar a cualquiera con una simple mirada.Sería tan fácil terminar con su vida tal y como había hecho con centenares de monstruos como él, pero no podía si quería seguir viviendo también.— Si mi hermana no está en casa en dos horas, pienso plantarme aquí con la policía, no es una amenaza, es una advertencia.Gregory apretó los puños y salió de aquel lugar como alma que lleva el diablo.Bleid se encontraba en ese momento observando por e
A Bleid le costó mucho dejar ir a la joven a su casa, por lo que se encontraba de mal humor cuando llegó Ravel, un brujo con casi más de 600 años que era un viejo amigo de los Wolfang, el único que, todavía, podría considerar un aliado.La mayoría de los clanes que tenían afinidad con el clan Wolfgang ya fuera de brujos o demonios; había roto o negado cualquier tipo de alianza con ellos, con el único fin de que los Vangelis no fueran por su cabeza.A Bleid le daba igual, sentía que no los necesitaba; sin embargo, mentiría si dijera que no le agradaba tener una especie de amigo en el brujo Ravel, quien le había ayudado a escapar y a recuperar las ancestrales tierras de su familia de manos de los Wolfang.Ravel era ese amigo molesto que aparece cuando menos desea que aparezca y que te ayuda sin que tú se lo pidas.—Anda deja de estar de gruñón cachorro y cuéntame el motivo por el cual no está en primera plana el asesinato sangriento de los Vangelis.Bleid, odiaba que le llamara cachorro
Ravel, quien hasta ese momento había pasado desapercibido, se dio a notar. Así es, el señor Bleid posee muchos viñedos a lo largo de toda Italia y es uno de los accionistas fundadores de Blue Moon, la marca de vinos más exquisitos de todo el mundo. A demás —iba a decir que sus tierras eran las que eran contiguas a su propiedad, más callo al ver la mirada de Bleid en advertencia.—Haz el favor de tomarte esto, no creo que tu prometido quiera ser el padre del bastardo que te hizo otro hombre — Aseguró Gregory dándole una píldora del día después a su hermana y un vaso de agua.— por suerte estás cosas impiden que el embarazo pueda producirse tras las primeras horas.Ella ni siquiera lo había pensado. Aunque era cierto, no había tomado precauciones con ese hombre y tampoco deseaba quedar embarazada todavía de un desconocido, por mucho que estuviera segura de que sentía algo muy fuerte por él.Así que se llevó la pastilla a la boca y la tragó con la ayuda del agua que su hermano le había d
Tras la aceptación de Bleid como pretendiente de su pequeña y hermosa hija. Susan Vangelis, llevó al "Joven" Wolfang a su pequeño salón privado, lo que ella no sospechaba era que ese hombre no era tan joven. Tenía más de 200 años; aunque si bien era cierto que fue encerrado siendo apenas un adolescente, considerado por eso el miembro más inofensivo del clan, en ese entonces, un mal necesario para que la sangre de esa maldita estirpe de aberraciones no se perdiera.Lo que convertía ese hecho en una ironía, una enemistad tan grande, con siglos de guerras entre ellos y ni siquiera podían eliminar a sus enemigos sin perder la vida también.Haciendo realidad el viejo y sabio dicho de Confucio: “Antes de empezar un viaje de venganza, cava dos tumbas”Por suerte, Susan Vangelis, no era consciente de toda la oscuridad que rodeaba a su familia y los peligros que conllevaba la sangre que corría por las venas de sus hijos.Así que, simplemente, hizo lo que creyó mejor para su hija y tuvo una lar
Gregory que los observaba desde arriba, apretó los puños al ver que ya no podía seguir viendo lo que su hermana y ese hombre hacían y se giró para hablar con Alfred.— Esta noche saldremos de cacería, quiero saber qué estuvo haciendo Wolfang durante el año y medio que pasó desde que se rompió el sello hasta el día en que tomó posesión de sus propiedades. Tal vez tengamos suerte y el engendro preñara a alguna perra antes de llegar aquí.Por lo que Gregory sabía los lobos eran muy activos sexualmente hablando y las hembras acostumbraban a entrar en celo a menudo, además de que estas tenían embarazos muy cortos, duraban apenas un par de meses, esa era la razón por la que no podían cruzarse con las mujeres humanas, su útero no resistía el rápido crecimiento de uno de sus cachorros. “Ninguna salvo…”Fue pensar eso y hacer que Gregory sintiera la bilis subir por su tráquea amargando su boca.—¡Maldita sea, esos dos no pueden pasar más tiempo a solas!Alfred asintió, por supuesto, que lo ac
Alfred abandonó la casa de los Vanguelís molesto, ni siquiera entendía por qué tenía que aguantar que un monstruo pusiera las manos sobre su prometida y lo peor es que a ella parecía gustarle mucho más dicho monstruo que él.Pero su rabia podría ser sacada aquella noche, ya que, saldría junto a Gregory y los demás cazadores de la orden, en busca de más alimañas como ese hombre y podría sacar esa rabia que había tenido que contener desde que el día anterior, Wolfang se atrevió a pisar la mansión Vangelis para intentar quitarle lo que era suyo.Por lo que una vez llegó a la organización entró al centro de mando donde algunos de los hombres se preparaban para ir a entrenar.—Hoy todos ustedes no entrenarán en el gimnasio, nos prepararemos para salir de cacería, por lo que deben estar listos para salir a las 20:00 horas.Por supuesto que el asentimiento general no se hizo esperar, en la mirada de cada uno de esos hombres brilló un malsano deseo de sangre, tan parecido como el de los monst