—¡No sé cómo es que no estás preocupada, madre! ¡Tu hija ha desaparecido! ¿Cómo no te preocupa que tampoco sepamos quien es el Wolfang que se acaba de mudar y reclamar las tierras a un lado de nosotros?
Gregory golpeó con las manos el escritorio grande de caoba del despacho donde se encontraba sentado, observando a su madre.La madre de Gregory se sobresaltó ante la furia de su hijo.—Por favor, cálmate hijo, solo escapó con un chico, tendrá su aventura y por la mañana estará de vuelta, tiene veintidós años ¿No deberías empezar a confiar en ella?— ¡Maldita sea madre! ¡Tú no entiendes el alcance de esto!El secretó de los Vangelis, era algo que se transmitía de generación en generación, solo al primer hijo varón y este era el encargado de proteger al resto de la familia de los malditos monstruos sanguinarios que los acechaban en la noche, pero sobre todo, evitar que la profecía se cumpliera.Gregory no le podía explicar a su madre porque aquello era tan alarmante, primero no tenía sangre Vangelis y luego era una mujer, los hombres eran los protectores de ese secreto y las mujeres Vangelis, por eso nadie imaginaba lo que podía sucederles a todos si dejaban que su hermana pasara la noche con ese hombre.Y que decir que habían controlado a Audrey toda la vida, primero su padre y luego él, no la habían dejado relacionarse con ningún hombre por no asumir ese riesgo y le había buscado un buen prometido, pero ahí estaba desaparecida y exponiéndolos a cumplir la profecía.— Bueno hijo, no podemos terminar la fiesta antes de tiempo, tu hermana aparecerá en algún momento, estas cosas son las que suceden cuando quieres controlar tanto la vida de una joven, ella también necesita divertirse.Susan jamás había estado de acuerdo con la forma en que su difunto esposo trataba de vigilar a su hija en la adolescencia, no era cuidado ni vigilancia, es que Susan estaba segura de que si hubiera podido la habría encerrado en su habitación él restó de sus días.Nadie se atrevió siquiera a salir con la joven en su adolescencia, sabían que pretender a la pequeña de los Vangelis era prácticamente un suicidio.Y luego su hijo no actuaba distinto, ni siquiera cuando Audrey fue a la universidad la dejó tranquila. Gregory mandó a dos guardaespaldas para que fueran con ella a todos lados.— Tal vez ya sea tarde, entonces, quizá el daño ya esté hecho — dijo Gregory pasándose una mano por la cara agobiado — pero tienes razón, nadie puede enterarse de esto, sobre todo Alfred, diremos que Audrey no se sentía bien y se fue a descansar, mientras tanto movilizaré a mis hombres para encontrarla.Eso era lo mejor, los dos estaban de acuerdo.Su madre asintió de acuerdo con lo dicho por su hijo. Dónde quiera que estuviera su hija, estaba divirtiéndose, no tenía nada de malo en eso y en el fondo se alegraba de que hubiera escapado aquella noche y experimentara un poco antes de atarse para toda la vida.Por su parte, su hijo no podía dejar de estar intranquilo.El Wolfang que acaba de tomar posesión de las tierras colindantes con las suyas no era un familiar lejano, extranjero como todos decían, era el maldito monstruo que había estado encerrado durante mucho tiempo en la montaña bajo el cuidado de su familia.«En qué maldito momento el sello se había roto»Los pensamientos de Gregory fueron interrumpidos por los toques de la puerta en su despacho, la cual fue abierta después.—Señor. El joven amo Belucci desea hablar con usted.—Está bien, puede pasar.Lo más seguro es que deseara saber dónde se encontraba su hermana.Alfred llevaba demasiado buscando a la joven, su hermano le había prometido que esa noche su compromiso se sellaría, pero desde que la vio bailar con aquel desconocido, la perdió de vista.Así que iría a preguntar a su hermano que había pasado con la chica, porque se quedaba con el anillo en el bolsillo y con sus expectativas rotas.— ¿Dónde está Audrey?— Preguntó directamente, no había necesidad de andarse por las ramas. — Estaba claro que algo sucedía cuando tanto él, como su madre habían desaparecido a la vez que la joven.Estaba molesto y no tenía ganas de fingir lo contrario. Él quería lo que Gregory le había prometido muchos años atrás, cuando ya la quería de novia en el internado y Gregory le hizo prometer que la cuidaría, vigilaría que nadie se le acercara y un día ella sería su mujer y solo por eso se había aguantado las reverendas ganas cada vez que la veía babear por él en los pasillos y debía recordarse que todavía era demasiado pronto, que debía esperar.Gregory sostuvo la mirada del joven. Se notaba a leguas que se encontraba enojado y no era para menos. Sin embargo, no dejaría que Alfred, tuviera una oportunidad de echar para atrás la fusión de sus familias.—Mi hermana tuvo un desafortunado accidente, ya sabes, cosas de chicas. Déjala descansar por esta noche, no querrás que ella llore frente a todos y crean que se casa contigo por obligación. ¿O si?Gregory no estaba seguro si Belucci entendería o mejor dicho creería lo dicho por él. Pero era la única excusa que se le había ocurrido decir, la única que no podía pedir confirmar.En esa situación, Alfred tenía claro que ni siquiera podía pedir verla, aquello sería demasiado intrusivo, así que asintió conforme con la explicación de su futuro cuñado.— Está bien, pero debemos crear otra situación propicia para que ella acepte casarse conmigo, hace muchos años que espero por Audrey, siempre fue la chica más hermosa que jamás vi y cada día es más hermosa.Él sabía que las salidas que habían tenido juntos no resultaron bien del todo, la chica parecía disfrutar de su compañía, pero no dejaba de guardar las distancias con él y era algo que no solía ocurrirle, normalmente tenía bastante éxito con las mujeres, pero ahora quería una esposa y solo Audrey era la adecuada.— Como la mismísima luna — admitió Gregory.Y es que aunque fuera su hermana, él era consciente de lo increíblemente hermosa que era.Audrey tenía una belleza que parecía completamente imposible de volver a ver en otra mujer y eso era realmente lo peligroso, lo que la hacía un imán para esas asquerosas y mortíferas bestias.A Bleid le incomodó de manera inmediata, sin poder evitarlo, la forma directa en la que le había externado sus deseos aquella mujer.Él se había pasado dos siglos encerrado en aquella gruta y, aunque sabía que ahora las mujeres no se comportaban como antes, la forma de decirle que quería tener intimidad con él, lo puso furioso.“Celos” fue el sentimiento que apareció en sus pensamientos. Eso hizo que sintiera unas enormes ganas de reclamar a la joven y de marcarla. Para él era impensable que después de haber estado encerrado tanto tiempo encontrara a su luna y descubrir esa parte de ella. Tanto el hombre, como él lobo se llenaron de celos que necesitaban sacar, de pensamientos de con otros hombres, escapando también y proponiendoles lo mismo.Pero pese a que ese sentimiento empezaba a nublar sus sentidos. Bleid era consciente de que no haría nada para lastimar a su luna. Por lo que tardó en responderle antes de tirar de ella nuevamente hacia él, acorralandola entre su cuerpo y un gra
— Soy tuya — aseguró Audrey y ni siquiera sabía por qué decía aquello, tal vez por la excitación del momento, lo que tenía muy claro era que en ese instante así se sentía ella, suya, de ese desconocido que estaba sobre su cuerpo y la hacía sentirse perteneciente a él.Bleid no pudo estar más que complacido con sus palabras, el escuchar que ella aceptaba que le pertenecía hizo que su instinto, más primitivo, se antepusiera al raciocinio que pudiera quedarle en ese momento-—Sí, lo eres. Mía…“Como yo soy tuyo” terminó la frase en su mente, ya que después de decir que era suya, Bleid no pudo más que tomar posesión de esos labios, que con solo tocarlo o verlos moverse hacían que deseara probarlos, perderse en ellos y ni qué decir de sus manos, las cuales terminaron de romperle el vestido a la joven descubriendo su piel lechosa y virginal a su alcance.Sentirlo sobre ella no hacía más que aumentar la insana necesidad que tenía de sentir su piel contra la de ella, el sexo no era algo que h
El hombre no dudó en hacer caso a lo que la chica le pedía, pero algo estaba claro en la mente de Bleid. Jamás dejaría que ella olvidara ese momento, se lo haría recordar siempre que la poseyera y tuviera la oportunidad de estar así con ella.—Jamás olvidarás esto, mi bello ángel— ignoraba, ese no era el nombre de la joven y no le importaba, para él era un ángel que llegó a su vida para salvarlo.Los labios del hombre hicieron que los labios de la joven se rindieran a ella con maestría, como si sus bocas hubieran sido creadas para besarse, encajando a la perfección.Audrey tenía muy claro que aquello era algo que no se volvería a repetir y comprendió lo condenada que estaba, que debería estar así con otro hombre por el resto de sus días, que Bleid podría ser un desconocido, pero algo en ella hacía que no quisiera sentirlo lejos, ni siquiera unos milímetros, como si su naturaleza fuera esa, mantenerse unidos de la forma más íntima existente.— Muévete…— pidió acompañando la petición co
Nada haría que Gregoy Vangelis se apareciera en la antigua mansión Wolfang, nada excepto la situación que vivía, la desaparición de su hermana durante toda la maldita noche.Había estado rastreando todo el pueblo con sus hombres, los bares que permanecían abiertos por la noche, los parques y hasta preguntando en los hoteles, pero solo quedaba aquella posibilidad, aquella maldita posibilidad que le hacía preferir que su hermana aparecerá muerta en una cuneta antes que cumpliendo la maldita profecía.— El señor Vangelis pide verlo — dijo la voz del mayordomo de Bleid tras la puerta de su habitación, por nada del mundo se atrevería a interrumpir a su patrón, sobre todo después de los ruidos que se habían escuchado durante toda la noche porque obviamente estaba acompañado de una mujer.Bleid escuchó la voz de su mayordomo, pese a que este parecía estar hablándole en murmullo. Así que Vangelis estaba ahí en su casa, eso hizo que volteara a ver ha
—Si fueras una persona más educada, te hubiera dejado recorrer mi propiedad, pero en vista de que no lo eres, dejaré pasar tu tono insolente y te pediré que te retires. Sobre el paradero de su hermana, si logro verla en algún momento le diré que la busca.Los ojos de Bleid se habían oscurecido, al igual que el aura amenazante a su alrededor, atento a cualquier movimiento que el hombre hiciera, tal y como un lobo está atento a su presa.El semblante de Gregoy se volvió frío, sus ojos Grises, tan iguales a los de su hermana, parecían un glaciar capaz de helar a cualquiera con una simple mirada.Sería tan fácil terminar con su vida tal y como había hecho con centenares de monstruos como él, pero no podía si quería seguir viviendo también.— Si mi hermana no está en casa en dos horas, pienso plantarme aquí con la policía, no es una amenaza, es una advertencia.Gregory apretó los puños y salió de aquel lugar como alma que lleva el diablo.Bleid se encontraba en ese momento observando por e
A Bleid le costó mucho dejar ir a la joven a su casa, por lo que se encontraba de mal humor cuando llegó Ravel, un brujo con casi más de 600 años que era un viejo amigo de los Wolfang, el único que, todavía, podría considerar un aliado.La mayoría de los clanes que tenían afinidad con el clan Wolfgang ya fuera de brujos o demonios; había roto o negado cualquier tipo de alianza con ellos, con el único fin de que los Vangelis no fueran por su cabeza.A Bleid le daba igual, sentía que no los necesitaba; sin embargo, mentiría si dijera que no le agradaba tener una especie de amigo en el brujo Ravel, quien le había ayudado a escapar y a recuperar las ancestrales tierras de su familia de manos de los Wolfang.Ravel era ese amigo molesto que aparece cuando menos desea que aparezca y que te ayuda sin que tú se lo pidas.—Anda deja de estar de gruñón cachorro y cuéntame el motivo por el cual no está en primera plana el asesinato sangriento de los Vangelis.Bleid, odiaba que le llamara cachorro
Ravel, quien hasta ese momento había pasado desapercibido, se dio a notar. Así es, el señor Bleid posee muchos viñedos a lo largo de toda Italia y es uno de los accionistas fundadores de Blue Moon, la marca de vinos más exquisitos de todo el mundo. A demás —iba a decir que sus tierras eran las que eran contiguas a su propiedad, más callo al ver la mirada de Bleid en advertencia.—Haz el favor de tomarte esto, no creo que tu prometido quiera ser el padre del bastardo que te hizo otro hombre — Aseguró Gregory dándole una píldora del día después a su hermana y un vaso de agua.— por suerte estás cosas impiden que el embarazo pueda producirse tras las primeras horas.Ella ni siquiera lo había pensado. Aunque era cierto, no había tomado precauciones con ese hombre y tampoco deseaba quedar embarazada todavía de un desconocido, por mucho que estuviera segura de que sentía algo muy fuerte por él.Así que se llevó la pastilla a la boca y la tragó con la ayuda del agua que su hermano le había d
Tras la aceptación de Bleid como pretendiente de su pequeña y hermosa hija. Susan Vangelis, llevó al "Joven" Wolfang a su pequeño salón privado, lo que ella no sospechaba era que ese hombre no era tan joven. Tenía más de 200 años; aunque si bien era cierto que fue encerrado siendo apenas un adolescente, considerado por eso el miembro más inofensivo del clan, en ese entonces, un mal necesario para que la sangre de esa maldita estirpe de aberraciones no se perdiera.Lo que convertía ese hecho en una ironía, una enemistad tan grande, con siglos de guerras entre ellos y ni siquiera podían eliminar a sus enemigos sin perder la vida también.Haciendo realidad el viejo y sabio dicho de Confucio: “Antes de empezar un viaje de venganza, cava dos tumbas”Por suerte, Susan Vangelis, no era consciente de toda la oscuridad que rodeaba a su familia y los peligros que conllevaba la sangre que corría por las venas de sus hijos.Así que, simplemente, hizo lo que creyó mejor para su hija y tuvo una lar