POV HERNÁNEstoy manejando mi auto hacia la manada, las luces iluminan el camino estrecho y sinuoso que he recorrido tantas veces. A medida que me acerco, puedo sentir la familiaridad del lugar y el peso de las responsabilidades que conlleva, cosa que me ahoga. Estaciono el auto cerca de la cabaña principal y salgo, inhalando profundamente el aire fresco del bosque.Las casas y cabañas están dispersas a lo largo del terreno, y las luces en las ventanas crean un ambiente cálido. La gente me reconoce y me saluda mientras camino, algunos inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.—¡Hernán! —exclama un hombre mayor, levantando la mano—. ¡Es bueno verte de vuelta!Le devuelvo la sonrisa y el saludo, tratando de no mostrar la ansiedad que me consume.—¡Hola, Hernán! —dice una mujer joven con un niño pequeño a su lado—. ¿Cómo estás?—Bien, gracias —respondo, tratando de mantener mi voz firme.Los saludos continúan mientras avanzo hacia la cabaña del sabio, Mateo. Cada saludo y mir
POV CLARAEl sol de la mañana entra por la ventana del departamento, iluminando suavemente mi habitación. Me levanto y camino hacia la cocina, donde me preparo una taza de café mientras mi mente sigue divagando sobre los eventos recientes. Hernán estuvo actuando de manera extraña, y lo que me dijo sigue resonando en mi cabeza. ¿Cómo es posible que alguien como él, tan racional y lógico, pueda creer en algo tan absurdo como ser un hombre lobo? ¿Está loco? Para colmo, pretende que me vaya con él a un lugar desconocido, como si tuviera que confiar ciegamente y estar segura de que no es un secuestrador, asesino, o algo por el estilo.Con la taza de café en la mano, me siento en el sofá, perdida en mis pensamientos. De repente, escucho los pasos de Marina entrando en la cocina. Ella es mi prima y mi confidente, y siempre sabe cuándo algo me preocupa.—Buenos días, Clara —me saluda, sirviéndose una taza de café—. ¿Estás bien? Parece que no dormiste en toda la noche.—Buenos días, Marina —res
POV CLARAEn casa me preparo con cuidado. Me pongo un vestido color coral de corte sencillo hasta la mitad de los muslos, con mangas largas y un escote en V moderado. Complemento con zapatos de tacón en color negro, un cinturón a la cintura del mismo color y unos aritos de oro.Decido llevar el cabello suelto y alisado, con una pequeña trenza en un lado para mantenerlo fuera de mi rostro. Me maquillo de manera sencilla, con una base ligera, un poco de rubor, máscara de pestañas y un labial nude.—¡Dios mío! —exclama Marina apareciendo de la nada, haciéndome saltar del susto. Suelta una risa—. ¿A dónde vas tan hermosa?—A la casa de Hernán —contesto haciendo una mueca de indecisión—. Estoy nerviosa, dijo que iba a darme las respuestas que necesitaba.—Ay, Clarita… tengo miedo de que vayas —expresa soltando un suspiro. Se acerca a mí y toma mis manos—. ¿Te sientes segura estando cerca de él?Me encojo de hombros.—La verdad que sí —respondo—. Hay algo en él que me hace sentir… protegida
POV HERNÁN—Maldita sea, Lyke —gruño mientras acuno a Clara en mis brazos y subo las escaleras hasta mi habitación para posicionarla sobre mi cama.—No pensé que fuera a funcionar —expresa. El genio de mi lobo tuvo la brillante idea de tratar de comunicarse telepáticamente con ella. Al parecer, funcionó, cosa que me sorprende demasiado porque eso solo sirve para los que tenemos lobos, pero para ella fue demasiada energía. —¿Qué te hizo pensar que era una buena idea? —pregunto enojado, ajustando una almohada bajo la cabeza de Clara. La observo, su rostro está pálido, pero tranquilo, como si estuviera simplemente dormida.—Tenía que intentarlo. Hay algo en ella, Hernán, estoy seguro —responde Lyke, con su tono ahora más serio.Sus palabras me inquietan. No es la primera vez que siento que Clara es especial, pero esto es diferente. Me quedo mirando su rostro, buscando algún indicio de que esté despertando.—¿Crees que esto significa que tiene un lobo dormido? —pregunto en voz baja, más
POV CLARAAl otro día llego a la empresa con una energía renovada. Después de comer Hernán me volvió a llevar a casa y nos dimos algunos besos en su auto. Nada más, pero no pude evitar fantasear con él toda la noche.Lamentablemente no pude obtener todas las respuestas que quería por culpa de mi desmayo, pero el hecho de que me confirmara que de verdad es un hombre lobo me dejó atónita. ¿En qué mundo estoy viviendo? ¿En qué me estoy mintiendo? Lo peor de todo es que, al saber eso, me sentí aun más atraída hacia él. ¿No debería estar aterrada? ¡Debería alejarme! Se ve que mi mente no capta lo que es el sentido de supervivencia, no sabe lo que es peligroso. O quizás, desde el accidente, ya no le tengo miedo a nada.Me siento en mi escritorio y comienzo a trabajar, pero mi mente sigue dando vueltas a todo lo que sucedió. Mis sentidos parecen estar en alerta máxima: escucho conversaciones a distancia con claridad, los colores parecen más vibrantes, y puedo oler el perfume de Hernán en su o
POV HERNÁNEscuchar decir esas palabras a mi padre estando frente a Clara hace que mi sangre hierva de enojo. Tengo que contener a Lyke para que no haga nada estúpido.—Vamos a hablar a mi oficina —le digo con los dientes apretados.Le hago un gesto a Clara para que me espere y avanzo a mi despacho con mi papá pisándome los talones. Cierro la puerta tras él y lo miro con dureza.—Me diste un mes —expreso—. No pasaron ni tres días.—Debes conocer a tu Luna cuanto antes para que entren en confianza —manifiesta.—Ya encontré a mi Luna —confieso. Arquea las cejas.—Ah, ¿sí? —Se ríe por lo bajo—. ¿Y dónde está? ¿Por qué aún no estás marcado?—Es algo complicado, ¿está bien? Pero lo estoy llevando, voy a solucionarlo antes del mes —afirmo. Niega con la cabeza.—¿Complicado? Una relación de parejas destinadas nunca es complicada —comenta. Suelto un suspiro cargado de frustración.—No lo vas a entender jamás, papá. Esta situación es diferente, es más complicada de lo que imaginas.—Complicada
POV CLARASalgo corriendo en cuanto termino de escuchar lo que Hernán habla con su padre. Por supuesto, ellos no saben que hoy tengo los sentidos más agudizados, por lo que pude escuchar todo lo que decían.Me siento en el banco de una plaza, a unas cinco cuadras de la oficina. Ni siquiera sé cómo llegué hasta acá, pero necesito alejarme de todo por un momento. El aire fresco y el sonido de los pájaros no logran calmar mi mente. Todo lo que escuché sigue retumbando en mi cabeza.¿Despertar mi lobo? ¿Un ultimátum? ¿Samantha? Todo suena como una pesadilla. ¿Por qué Hernán no me contó nada de esto? ¿No confía en mí lo suficiente? La incertidumbre me carcome. ¿Y si no tengo un lobo? ¿Qué pasará con nosotros?La idea de Hernán siendo forzado a casarse con esa tal Samantha me revuelve el estómago. Puedo imaginarme cuánto significa la manada para él, y la presión que debe estar sintiendo debe ser inmensa, pero también me duele pensar que nuestra relación dependa de algo que está fuera de mi
POV HERNÁNLa comida se me queda a medio camino en la garganta.No puedo creer lo que escucho. ¿De verdad me está dando permiso para marcarla? Puedo oler su excitación, sus pupilas bien dilatadas, sus mejillas ruborizadas, pero sus ojos… usualmente de un marrón rojizo, están de color miel.Mi corazón da un vuelco. Está presentando señales de tener un lobo.—Lyke, ¿qué hago? —pregunto sin saber cómo reaccionar, pero el maldito está alzado y lo único que quiere es hacerla suya.Clara parpadea un par de veces y vuelve a su estado de timidez natural, al igual que el tono de sus ojos.—Perdón, yo… —comienza a decir—. Dije cualquier cosa, lo siento.Quiero darme una bofetada a mí mismo por no haber reaccionado a tiempo. Bueno, Lyke ya lo hace por mí.—No, Clara, por favor. Quiero que estés segura de lo que estás diciendo —respondo.Maldita sea, ni siquiera puedo tomarla de la mano por culpa de ese grupito de la oficina. Sé que están atentos a los que hacemos.—Me precipité —comenta—. Ni si