XIV

Después de cinco minutos de debatir si es que vale la pena cagarse de frio para ir a buscar comida o no, decide que sí lo vale. Así que envolviéndose en una manta para intentar no morir congelada, sale a la cocina con la intención de comer las sobras de la cena de Matteo, pero al abrir la puerta pudo ver de inmediato la luz de la cocina prendida.

Duda sobre qué hacer y se balancea en sus pies, dando un paso hacia delante, luego otro hacia atrás, el movimiento también tiene que ver con lo helado que está el lugar, pero por sobretodo la tiene nerviosa quién está o no está en la cocina. Porque puede que Matteo haya dejado la luz prendida, ha sucedido otras veces, pero también existe una posibilidad de que esté allí y ese es un riesgo que no le gustaría correr. Encontrarse con Matteo sigue siendo demasiado incomodo.

Su estómago ruge, reclamando por las ext

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