Landon la miró y reconoció a la enfermera que lo había atendido también hacía cosa de un año cuando lo habían intervenido quirúrgicamente.—Bue…nos dí…as, en.. fe..fermera —su voz le sonó un poco extraña, pero lo atribuyó a la anestesia, todavía se sentía amodorrado y con la cabeza llena de tinieblas. También sentía la lengua pastosa y le costaba un gran esfuerzo hablar.—No se esfuerce, teniente — le dijo ella al ver la dificultad que tenía para hablar— El doctor Jones ya viene para acá y el comisario llamó diciendo que viene también en camino.En ese preciso momento el doctor Jones estaba entrando en la habitación con una de esas carpetas metálicas donde tenían la historia del paciente, aunque no tenía papel alguno, como pudo notar, porque era más bien una especie de tablet electrónica donde se veía todo el trayecto del paciente así como su tratamiento y resultados.—Buenos días, mi querido teniente —le dijo con voz alegre y haciéndole un saludo con la mano también— Trate de calmars
La consulta con el psicólogo ya se extendía por más de media hora, el comisario Arnold paseaba impaciente en la oficina del doctor Jones quien estaba revisando unos informes mientras esperaba que el doctor Fletcher terminara de consultar al paciente.—Creo que es mejor que se siente comisario —le dijo un tanto divertido— Si no va a abrir una zanja en el piso.El comisario Arnold no contestó, sino que se limitó a soltar una especie de gruñido ininteligible y siguió paseando de un lado al otro.En eso sonó el teléfono que estaba en el escritorio, el comisario se detuvo mirando fijamente al doctor, que en ese momento levantaba la bocina.—...está bien, sí, el comisario aún me acompaña —se le escuchó decir— En unos minutos estaremos allá —dijo y colgó el aparato.—¿Alguna novedad? —preguntó el comisario y el doctor asintió.—Sí, el doctor Fletcher nos acaba de avisar que ya terminó la consulta y ha hecho terapia con el paciente, allá nos dará los detalles.Los dos salieron de la oficina y
Robert Landon dormía, pero sus sueños eran bastante inquietos, el doctor Fletcher le había tratado con terapia para que pudiera recordar todo lo que le había sucedido, al principio él se había resistido un poco a la terapia, porque su cerebro se había autoprotegido con una especie de amnesia temporal retrógrada, eso le estaba evitando el sufrimiento.Pero finalmente recordó lo que había sucedido en un mismo día, justo después de recibir aquella amenaza anónima, donde les decían que “todos estaban muertos”. Ellos no se lo habían tomado a broma, pero tampoco creían que se iban a atrever a llegar tan lejos.La primera noticia de que las cosas no estaban marchando bien fue cuando la sargento Hu no logró comunicarse con el agente que había dejado custodiando a Mac después de que habían conseguido el cadáver de Palmer, su compañero y amigo de toda la vida.—Teniente —la sargento se había acercado a su oficina a media mañana— No he podido comunicarme con el oficial a cargo de la custodia de
Landon salió de inmediato, a pesar de que el comisario Arnold le prohibió salir, se escabulló de la oficina y salió para montarse en su auto y salió quemando cauchos en dirección a la casa de seguridad, cuando llegó allí pudo ver la la patrulla de custodia literalmente destruída a tiros, los dos oficiales estaban muertos dentro, los agentes de investigación de la escena del crimen estaban revisando todo.Se dirigió a la casa de seguridad, las paredes estaban perforadas por los disparos, las ventanas externas estaban destruídas también con uno de los marcos colgando patéticamente hacia afuera.Adentro la escena era horrible, los cuerpos yacían tirados de cualquier manera en el piso y sobre los muebles, se veía que se habían defendido con todo lo que tenían, el viejo Mac tenía un disparo en medio de la frente, Landon apretó los ojos mientras la rabia le consumía por dentro del pecho, obviamente había sido un ajusticiamiento.Buscó con la mirada a la sargento Hu, no estaba en la salita,
Landon trataba de imprimirle la mayor velocidad a su patrulla, la sirena estaba a todo lo que daba y la coctelera lanzaba destellos azules y rojos por doquier que pasaba como una exhalación. Cuando llegó a la entrada del barrio donde vivía bajó la velocidad y apagó la sirena. Se fue acercando con rapidez pero en silencio.Se detuvo a unos cincuenta metros de la casa y descendió del coche patrulla, sacó su automática y la sostuvo con la izquierda mientras comprobaba que tenía la magnum en la funda de la cintura hacia la espalda. A esta la llamaba “el juez” porque cuando disparaba no le tenía misericordia a nadie.Landon era bueno disparando con ambas manos, pero después de comprobar que “el juez” estaba en su lugar se pasó la nueve milímetros para la mano derecha y comenzó a avanzar agazapado, de manera que presentara un menor blanco ante posibles tiradores, pero pudo llegar a las escaleras que subían la porche sin ningún problema.Se escuchaba una suave melodía desde adentro, sin duda
Landon aprovechó a que el comisario Arnold salió de la casa al pequeño patio de atrás para recoger varias cajas de municiones y salir por la puerta hasta su patrulla, abrió la cajuela y tiró las municiones de cualquier manera, que se unieron a otras que tenía allí junto con varias armas.Luego subió a la patrulla y tomando el croquis que había conseguido en la casa de O’Malley, se dirigió hacia la región de los muelles, cuando llegó a la calle donde habían unos grandes galpones, que casi nadie utilizaba, apagó las luces del auto y se bajó cerrando la puerta con cuidado.Con la misma cara que había tenido cuando lo encontró el comisario en la cocina junto al cadáver de su esposa, abrió la maletera del auto, extrajo de primero un chaleco antibalas de la policía, se lo colocó y ajustó los cierres y correas hasta que le ajustó perfectamente al cuerpo. Después sacó una escopeta semi automática de diez tiros y la colocó en un costado, también extrajo un fusil de asalto y otras dos pistolas,
El doctor Fletcher estaba al lado de la cama donde yacía el teniente Landon, había aprobado el tratamiento con calmantes que había prescrito el doctor Jones, éste le había comentado de lo sobresaltado que había quedado después de que él se había ido por lo que consideró que era lo mejor.El paciente se removía inquieto en la cama y el doctor esperaba pacientemente a que despertara, había decidido esperar allí para ver la reacción de este al despertar. Eso le daría la pauta del tratamiento a seguir y si era posible que el paciente ya hubiera asumido su vida de nuevo a pesar de sus pérdidas.No tuvo que esperar durante mucho tiempo, Landon murmuró algo entre sueños y de pronto se levantó y quedó sentado en la cama, tenía los ojos abiertos de para en par y respiraba un pòco agitadamente, pero tardó solo unos segundos así, después le dio un vistazo a la habitación y se recostó de nuevo.—Buenos días, doc —le dijo al psicólogo sin abrir los ojos de nuevo.—Me alegra verlo tranquilo, tenien
—¿Cómo que no existo? —logró preguntar Landon después de durar varios segundos en silencio mirando a su jefe a los ojos.El comisario Arnold soltó un suspiro antes de comenzar a hablar de nuevo.—Tuvimos que fingir tu muerte, Landon —dijo el comisario con voz contenida— Tuviste un hermoso funeral y estás enterrado en la tumba del memorial al lado de tu esposa.Landon tenía los ojos bien abiertos y fijos en el comisario, pero no decía nada. El comisario después de una breve pausa siguió hablando.—Tuvimos que hacerlo, Landon. Han habido demasiados ataques y sabemos que no se quedarán quietos hasta que todos los involucrados en el caso estén muertos —dijo con voz grave— El FBI cree que hay alguien más arriba de Robson, y mucho más poderoso, que está moviendo los hilos para cobrar venganza.Landon se quedó callado por un rato más, su vista estaba fija en las sábanas que le cubrían las piernas, el comisario y los doctores permanecieron callados respetando su silencio. Finalmente suspiró y