El doctor Fletcher estaba al lado de la cama donde yacía el teniente Landon, había aprobado el tratamiento con calmantes que había prescrito el doctor Jones, éste le había comentado de lo sobresaltado que había quedado después de que él se había ido por lo que consideró que era lo mejor.El paciente se removía inquieto en la cama y el doctor esperaba pacientemente a que despertara, había decidido esperar allí para ver la reacción de este al despertar. Eso le daría la pauta del tratamiento a seguir y si era posible que el paciente ya hubiera asumido su vida de nuevo a pesar de sus pérdidas.No tuvo que esperar durante mucho tiempo, Landon murmuró algo entre sueños y de pronto se levantó y quedó sentado en la cama, tenía los ojos abiertos de para en par y respiraba un pòco agitadamente, pero tardó solo unos segundos así, después le dio un vistazo a la habitación y se recostó de nuevo.—Buenos días, doc —le dijo al psicólogo sin abrir los ojos de nuevo.—Me alegra verlo tranquilo, tenien
—¿Cómo que no existo? —logró preguntar Landon después de durar varios segundos en silencio mirando a su jefe a los ojos.El comisario Arnold soltó un suspiro antes de comenzar a hablar de nuevo.—Tuvimos que fingir tu muerte, Landon —dijo el comisario con voz contenida— Tuviste un hermoso funeral y estás enterrado en la tumba del memorial al lado de tu esposa.Landon tenía los ojos bien abiertos y fijos en el comisario, pero no decía nada. El comisario después de una breve pausa siguió hablando.—Tuvimos que hacerlo, Landon. Han habido demasiados ataques y sabemos que no se quedarán quietos hasta que todos los involucrados en el caso estén muertos —dijo con voz grave— El FBI cree que hay alguien más arriba de Robson, y mucho más poderoso, que está moviendo los hilos para cobrar venganza.Landon se quedó callado por un rato más, su vista estaba fija en las sábanas que le cubrían las piernas, el comisario y los doctores permanecieron callados respetando su silencio. Finalmente suspiró y
El nuevo Steve Lonergan estaba tranquilo en su cama, el dolor se había retirado a lo más profundo de su conciencia, la asombrosa capacidad de su cerebro para asumir las situaciones, por más difíciles que fueran, le había salvado la cordura en este trance donde prácticamente lo había perdido todo, así que solo le quedaban dos caminos:O aceptaba su nueva personalidad, y situación, o simplemente se volaba la tapa de los sesos, no había nada más allá de eso. Aunque sabía que su vida a partir de este momento iba a ser completamente diferente lo aceptó sin tapujos, nunca había sido un hombre derrotista, así que ¿qué le quedaba? Salir adelante y vivir lo que le quedara de vida disfrutando los momentos.La conversación con el psicólogo le había servido de catarsis, se sentía como un hombre nuevo, se miraba al espejo procurando fijar en su mente ese nuevo rostro, de manera que no se sorprendiera cuando se viera cada mañana al espejo, o cuando se viera en un espejo en cualquier centro comercia
Espero que no te asustes —le dijo riendo el comisario— Pero creo que eso compensará un poco los años de servicio, además que te vas a perder tu jubilación y los ahorros de toda tu vida.—Eso lo entiendo, pero esto es demasiado, comisario —dijo un poco perplejo todavía— Ni que me hubieran dado la jubilación de todo el departamento de policía, incluyendo al alcalde, llegaría a semejante cantidad de dinero.—Pues no te preocupes mucho por eso.—Pues sí me preocupo —replicó— ¿De donde rayos sacaron tanto dinero?—La mayor parte de ese dinero es de partidas especiales del servicio secreto y de decomisos y cosas así —espero que no te sientas espantado por esto tampoco.—No me espanto, comisario, pero no puedo dejar de sentir que le estoy quitando dinero a alguien —dijo finalmente.—Piensa que es por una buena causa —le dijo con voz suave— Es un dinero que no se puede regresar, así que la opción era perderlo o pasarlo a tu nombre, a mi me pareció bien.Steve Lonergan se quedó pensando por un
Lonergan se había quedado dormido mientras leía el libro que le había regalado el doctor Jones, así que cuando el piloto anunció que estaba llegando al aeropuerto internacional de Los Ángeles, le pareció que había pasado poco tiempo después de que habían despegado del aeropuerto de Chicago.Se desperezó un poco y una solicita sobrecargo se acercó para preguntarle si necesitaba algo. Él con amabilidad le dijo que no y se dispuso a abrochar su cinturón de seguridad mientras el avión se preparaba para el aterrizaje, el cual ocurrió sin novedad unos minutos más tarde.El comisario Arnold le dijo que alguien lo iría a buscar al aeropuerto, era un empleado de la tienda de antigüedades, se suponía que él le había comprado la tienda al antiguo dueño, por lo que esta especie de asistente lo buscaría para conducirlo a la tienda y luego a la casa donde viviría de ahora en adelante.El joven se llamaba Ronald Hicks, y era alguien que había estudiado en la universidad sobre historia y metalurgia a
Ronald seguía hablándole todavía cuando iban de camino hacia la elegante Brentwood Heights, uno de los barrios más elegantes de Los Ángeles. Las hermosas casas decían la calidad de vida y el alto costo que representaba vivir allí. Además de eso era un lugar sumamente tranquilo, a diferencia de Santa Mónica y de Beverly Hills, porque era un lugar más familiar, sin embargo era un sitio donde no todo el mundo podía adquirir una vivienda.Cuando Ronald se detuvo ante una enorme y hermosa vivienda, Lonergan se quedó admirado de su elegancia y hermosas líneas entre lo clásico y lo moderno.—Espero que le guste la casa —le dijo Ronald— No es lo mismo haberla visto en internet que verla en persona, ¿No es cierto?Steve suspiró, imaginó que parte de la fachada que ahora tenía incluía un agente de bienes raíces quien había adquirido esa vivienda para su uso personal.—Sí, no es lo mismo ver las fotos nada más, que verla en persona —le dijo Lonergan siguiéndole la corriente— Se ve más impresiona
Lonergan estuvo un buen rato escuchando al joven vendedor mientras este le mostraba los vehículos que tenían allí, había autos que sobrepasaban el millón de dólares con holgura, pero él no quería exagerar. Estaba acostumbrado a los autos sencillos como los Chevrolet o Ford, así que cualquier auto mejor que los más sofisticados de esas marcas estaría bien. Al final se decidió por un potente BMW que imponía con su presencia, pero no era tan costoso, después de acordar los pagos con su tarjeta de crédito y firmar los papeles de propiedad, el vendedor le hizo entrega de las llaves del auto.Este era de color negro, era uno de los colores preferidos de Steve en materia de autos, casi siempre había tenido autos de ese color, pensaba que se veían mas sobrios, y en eso tenía razón.Cuando salió conduciendo su auto nuevo de la agencia se dirigió a un centro de comercio que estaba cerca de la tienda de antigüedades, quería comprar algo de ropa y algunos accesorios, porque solo tenía unas poca
Como estaba en una especie de promontorio desde donde se veía sólo un costado de la playa, subió a la pequeña colina de arena que le impedía ver hacia el otro costado de la playa. Eran apenas las nueve de la mañana, a esa hora la zona estaba bastante sola, ya estaban entrando la época de frío por lo que las personas que iban a disfrutar un poco de la playa ,o de sus espacios, llegaba un poco más tarde, generalmente a la hacia la hora del mediodía, cuando la temperatura era más cálida.Cuando terminó de subir a la pequeña cima, pudo ver, a unos cien metros de dónde él estaba, a tres hombres que tenían rodeada a una chica vestida con ropa de deporte, seguramente utilizaba ese lugar para trotar. Los tipos tenían una pinta de matones que tiraba de espaldas, Lonergan hubiera esperado encontrarse a tipos así en las calles de Nueva York o Chicago, pero allí, en las frescas playas californianas, definitivamente desentonaban.Lonergan no dudó ni un segundo, ya uno de los sujetos había tratado