Capitulo 4

Elisa

Mire con atención las hojas, los diseños en verdad eran impresionantes, las paredes eran de un color verde menta y pistacho muy muy claros. Había cuadros con paisajes una cama matrimonial eso me serviría para cuando mel se quedé, estaba el ventanal que le había pedido unos sillones pegados a la pared con cojines azules y grises a lo que el edredón también, había un escritorio blanco con una silla verde oscuro y unos adornos muy bonitos definitivamente este era precioso los otros diseños variaban en los colores o en los adornos pero todos parecidos y en cada uno está el balcón que le había pedido se miraba muy bonito, no tenía rejas solo un diseño alto en azul que parecían olas del mar, volteo a verlo y está esperando mi respuesta yo estaba anonadada con los diseños.

- no me gustan - empiezo a hablar noto su cara de confusión y sonrió, realmente no era mi intención hacer está broma pero me encanta su cara de desconcierto- me encantan, Carlos son realmente maravillosos, los otros diseños eran lindos pero estos wooo - me mira aliviado, si miras un poco más allá del rostro pétreo pues encontrar un sin fin de emociones chocantes entre sí, pero sabe cubrirlas muy bien pues en un segundo su mirada cambia y hasta podría decir que se oscurece pero habla de buen humor, creo..

- me alegro que le gus... que le encanten - suelta una risa ahogada y ronca - miré este será su balcón - me muestra en su computador un dibujo en 3D donde se puede apreciar mejor de todos ángulos - añadí doble seguro a su ventana así dejaré tranquilo a sus padres.

- ahora no podré escapar e- estaba encantada con estos diseños y el programa que tenía en su computador era magnífico- puedo preguntar ¿porque no hace todo en el programa?

-soy anticuado- sonríe de lado provocando que se muestren unas líneas en la comisura de su boca, era una sonrisa bella, a lo igual que sus ojos grises una lástima que apenas y se permitía sonreír. sentí que lo miraba mucho así que bajé la vista nerviosa, él era mucho mayor que yo cuando menos unos 4 o 5 años, no entendía porque le prestaba tanta atención a lo que hacía o decía.

-ah gracias por cambiar el diseñó- dije torpemente me levanté del sofá y me dirigí a comer no contestó, pero podía sentir su mirada en mi espalda.

Me diriji a comer esa deliciosa pizza con spaghetti, recibí un mensaje de Melissa preguntando a qué horas llegaría, ¡Rayos! Lo había olvidado ese dichoso proyecto, tenía que ser bueno pues era el último

- mamá tengo un trabajo en equipo con mel pero no pudo venir, tengo que ir a su casa- me apresuré en decir antes que lo volviese a olvidar, mel estaba castigada por haber salido baja en el examen sus padres eran muy estrictos con ella, especialmente su mamá, y ahora que tenía novio mucho más, si, ahora era novia de Niko oficialmente y si, dolía, era como una espinita que no se iba de mi pecho.

-¿cómo vas a regresar? el autobús no lleva pasajeros los viernes- lo había olvidado por completo- y nosotros no te podemos llevar tu padre tiene una cena importante con su jefe, hubieses avisado antes y te hubieras quedado allá después del colegio, sabes que cuando es escuela nosotros no tenemos problemas - era raro cuando mamá se ponía así o me negaba algo pero entendía, tenían un asunto importante.

- No lo pensé mamá, creí que vendría recogería algo de ropa y unos libros y regresaría en el autobús de la tarde, puedo tomar un taxi - intenté

- Sabes que es peligroso, no hay nadie que te ayude si algo te pasa- a mis padres no les gustaba que tomara taxis, decían que si se dirigía a otra parte nadie me ayudaría, que en un camión ay más gente y es seguro, aparte de que estaba la parada un par de cuadras de mi casa

-Puedes esperar a mañana y vamos tu padre y yo a dejarte- se dió media vuelta y salió de la cocina, fue tras ella dejando la pizza, al pasar por la sala vi Carlos que terminaba de recoger sus cosas.

- Solo le quiero avisar a su mama que mañana vendrá un camión con materiales, si puede avisarles señorita Meller- un maletín y las llaves de su auto estaban en su mano

- Si claro...- sale mamá interrumpiendo

- Elisa una amiga tiene viaje para Jiménez, pero tendrías que irte ya, a ver si alcanzas-

- aún no me cambio ni tengo nada listo ¿Crees que me pueda esperar unos minutos? Subo rápido y te prometo te prometo que no tardo nada-

- ella ya está saliendo de su casa hija, debiste prepararte con tiempo, sino mejor esperar a mañana y te llevo bien temprano- decidí no contestar nada ya que Carlos estaba a unos metros escuchando y me daba mucha vergüenza y también porque mamá tenía razón

-Disculpen - la voz de Carlos me sobresalto- señora, yo casi me voy, puedo llevar a la señorita Meller hasta Jiménez, si no tiene inconveniente. – su voz era suave y tranquilizante sin dejar de ser autoritaria e intimidante.

- ¡oh no! no, no hace falta puedo esperar a mañana- digo apresurada no quiero ir con él me pone de nervios, es muy intimidante, que tal que, si me secuestraba o algo, podía terminar tirada en un callejón y ser el titular de las noticias al día siguiente.

- De verdad Carlos, si no te incómoda, mi hija tiene que ir a hacer una tarea, no me gustaría que fuera en taxi- hablo mamá ignorándome por completo, me golpeó mentalmente, de cuando acá le tenía más confianza a él que a un taxista.

- No se preocupe señora Meller-

- te lo agradezco mucho hijo- ¿hijo? ¿Lo llamaba hijo? Sabía que mamá era confiansuda pero esto, esto era mucho ¿Que no miraba lo intimidante que era este tipo? era como un cuerpo sin vida.

- No hay nada que agradecer señora, quiero avisar que mañana vendrá un camión con materiales muy temprano-

-estaré al pendiente gracias, vamos Elisa alístate, no lo hagas esperar, así me quedo más tranquila de que no te vaya a pasar nada- se da la vuelta y se va dejándome allí a la deriva

- Yo me puedo ir en taxi, no pasa nada no tiene por qué sentirse comprometido de esto, sé que solo es por educación -suelto en cuanto se va mamá de verdad quería librarme

- Yo vivo allá así que es solo un favor, de igual forma no la obligaré señorita Meller, lo que sea que vaya a hacer es su problema no mío por lo que no me afecta, si no solo a usted- maldito arrogante, tenía razón- estaré afuera quince minutos supervisando la obra si no la miro por allí sabré que no irá, con permiso – se gira y sale sin más.

No me quedaba de otra supongo, no se dé cuando acá mi madre le tenía tanta confianza, si solo llevaba trabajando un semana aquí, si papá estuviera sé que me llevaría y no me dejaría irme con el joven Hetcher por ningún motivo, pero no estaba.

Subía a la habitación resignada, me cambié el uniforme por un vestido celeste a medio muslo, mangas de tres cuartos, de botones y un cinto blanco, tenía el estilo de una camisa de hombre pero me encantaba era sencillo y lindo también aliste una pequeña mochila con dos cambios y el material de la escuela, salí con la mejor cara que podía tener pues él no merecía que fuese grosera, o quizas si, pero no lo haria, total había sido mi culpa no recordar lo del autobús y no me quise quedar allá pues Mel saldría después de la escuela con Niko y sería muy incómodo ir con ellos, prefería esto pensándolo bien.

- mamá, ya me voy- grito mientras bajo las escaleras sin quitar la vista de cada escalón que piso no quiero un accidente, otro accidente

- cuídate hija, te espero el domingo en la mañana aquí- eso fue una orden

- claro ma, te quiero ¡adiós! -

Salí de la casa por la puerta de atrás, faltaban dos minutos para el tiempo que Hetcher había dicho, él les acaba de dar la espalda a los hombres de la construcción y se dirigió a su camioneta blanca ¿De verdad no me iba a esperar después de ese tiempo?

No sé cómo me escucho, pronto se volteó hacia mí y se detuvo para que lo alcanzará

- vamos señorita Meller – preciono, me llevo a su camioneta y subimos, no sabía si hablar o permanecer quieta, vendría bien algo de música, así podía quitar este nerviosismo, aunque el silencio también era cómodo, pero no en esta ocasión, sentía mucha tensión.

- puede poner música si así lo desea- habló como si me leyera la mente y con esa amabilidad fría, giré a verlo con todo el valor que pude tomar, su cuerpo se inclinaba discretamente hacía la otra orilla, jamás quitaba los ojos de la carretera era algo así como un bloque de hielo con palabras elegantes, pero helantes, rescataba el hecho de que fuera amable conmigo.

-he si - pero ¿cómo rayos lo hacía? está camioneta era tan moderna y no tenía idea a qué picarle a esa pantalla, después de unos segundos extendí mi mano para presionar un pequeño botón rojo que imaginé sería el de encendido, sentí el toque de su mano en mis dedos al parecer me vio indecisa y extendimos la mano al mismo tiempo, su piel se sintió cálida y su mano mucho más grande que la mía, quitó la mano lo más rápido que puedo y él presiona ese dichoso botón.

- Disculpe, no se usar la pantalla en realidad -

- No tiene nada extraordinario - dice presionando la pantalla nuevamente y en seguida sale una lista de música tenía de todo un poco pero la mayoría clásica o de jazz, con muchos otros que desconocía-¿ alguna en especial señorita?

-No, disfruto de todo un poco, la que guste usted-

- La diversidad es buena- dice mientras presiona una canción en ingles de lírico - dicen que el estilo de música que le gusta a una persona habla mucho de quién es o que quiere ser

- Bueno en mi caso depende el humor en que esté o del estado en que quiera estar, cuando me siento desanimada me gusta un poco más el rock o pop cuando quiero relajarme, concentrarme clásica instrumental y así dependiendo, la música antigua romántica en especial me parece muy bella

- alguna razón en especial – pregunta con la vista en la carretera sin interes

- Va a sonar muy ridículo – me ve de reojo

- Prometo no reír- bueno eso se lo podía creer, dudaba que realmente supiera lo que era reír

- Bueno cuando la escucho me imagino que vivo en una época antigua, quizás aún más antigua que la misma canción - suelto una risa nerviosa por estar diciendo tal cosa a un desconocido amargado - ya sabe un romance y todo eso que no pasa en la vida real. Pero tengo fe que pueden llegar a existir los cuentos de hadas. -

- supongo que no todos somos afortunados- lo escucho decir serio

- y yo supongo que ha tenido una mala experiencia ¿no es así? - era tan dificil encontrar el amor

- no sabría decirlo con exactitud ¿y usted? -

- algo, pero nada grande cosa de adolescentes y eso - a decir verdad, lo de Niko me había afectado, pero no como hubiera imaginado o quizás era porque lo miraba con Melissa feliz.

- cuántos años tiene usted señorita - la plática dejaba la incomodidad para brindar un agradable espacio que no imaginaba que pudiera con él, su rostro se miraba un poco más relajado, pero seguía manteniendo la distancia.

- 18, cumpliré 19 en un par de meses y usted si no es mucha indiscreción

- 25, al parecer le llevo unos años arriba

- ¿Y su hermano? - pregunté recordado que no se miraba mucho mayor que él

-28 - contestó seco

Y allí terminó la plática que se tornaba agradable, solo me preguntó dónde me dejaba después de entrar a la ciudad vecina.

-llegamos - estábamos frente a la casa de mel- tiró de la manilla y me giró a él para dar las gracias, no podía ser mal educada, había sido mejor de lo imaginado y habia llegado en una sola pieza.

- Gracias por traerme, fue muy amable - le di la espalda tomando la mochila que traía conmigo, vi a Mel saliendo de su casa con Niko, parece que no se habían dado cuenta de mi presencia, fue doloroso verlos allí la espina en mi pecho empujó con fuerza, pues no los había visto juntos como tal, se miraban tan felices y enamorados, sentí los ojos cristalinos y me di la vuelta rápido parpadeando para que las lágrimas no se liberarán. No queria que se sintieran mal por mi culpa.

- Fue un placer - lo escuché decir muy bajo

- oh disculpe, gracias - terminó de bajarme del auto, pero antes de cerrar la puerta el habla.

- es él el amor imposible que la hace pensar en esas historias románticas ¿no? - su voz sonaba más cálida de lo acostumbrado, un poco.

No sabía que contestar ni siquiera sabía si debía contestar algo. Extendió una mano y toco la mía que se posaba en la mochila en su asiento, su piel era un poco helada ahora, sus ojos y ese contacto tenue me transmitían seguridad.

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