Elisa
Un mes una semana...
Me encontraba corriendo rumbo a la parada del bus por segunda vez en la semana, que se me pasa el camión, al doblar la esquina lo vi pasar media cuadra adelante, y me detuve respirando profundamente, si solo la profesora no me hubiera dejado dos horas adornando la pizarra a mi sola.
Tomé mi teléfono para marcar a mamá quizás podría venir por mí, no quería esperar 4 horas al siguiente bus y no quería soportar una charla de media hora de lo peligroso que era tomar un taxi una chica sola.
Al segundo intento levanto el teléfono
- mamá crees que podrás venir por mí – hablaba aun agitada
- Adivino, se te ha pasado el bus- podía imaginar su rostro
- Lo siento mamá, la profesora me dejó más rato allí y perdí el tiempo-
- El carro no funciona Elisa y tu papá va a llegar tarde, oh espera, Carlos ¿me podrías hacer el enorme favor de traer a hija a casa, cuando vayas a recoger el material que falta? - no podía ser, no otra vez
- No mamá, mamá yo me espero en casa de mel, hasta que papá salga del trabajo-
- Si señora, no se preocupe - escucho que contesta Carlos
- gracias Carlos, hija, Carlos me acaba de decir que iba a recoger un material, vente con él, voy a salir con una amiga, te veo en la noche adiós. - me colgó, no podía creer que algo así me pasará una segunda vez.
Carlos y yo no habíamos vuelto a charlar desde aquella vez, nada que no fuera cosas de mi habitación, nos topábamos seguido, pero no pasaba de miradas distantes, por ello era aún más incómodo, no sabía porque, solo me había dejado de hablar, más bien creo que yo fui la que creyó que después me hablaría diferente, no lo sé.
Estaba leyendo un libro, cuando vi el carro estacionarse y me dirigí a el, él rodeó el carro y se recargo en él, su rostro parecía de buen humor, tenía una sonrisa pícara de lado, eso me dislocó ¿Que le pasaba? Desde ese día había vuelto el Carlos de piedra de siempre y ahora ¿llega así?
- Damisela en apuros un príncipe a la orden - dijo haciendo reverencia y reí, era muy extraño.
- oh gracias buen hombre por acudir al rescate de una pobre mujer- actúe lo mejor que pude y amos reímos abrió la puerta y subí al carro
- Toma anota mi número nos vendría bien - extendió una tarjeta y yo anote el número en mi teléfono - puedes llamar para registrar el tuyo- comento
Marqué y lo vi registrar mi número como "Princesa en apuros" solté una carcajada este chico era impredecible, estaba loco.
-gracias por venir no tenías por qué hacerlo- condujo el auto unas cuadras hacia arriba - ¿a dónde vamos?
- voy por una papelería al taller, tu madre nos ha pedido que remodelemos la sala ya que en estos días te entregamos el cuarto - sonreí eso significa que estaría más días por la casa llegamos en apenas unos minutos, resulta que el taller solo estaba unas 5 cuadras arriba de la parada de bus. Por eso solía pasar por aquí, pensé.
- Vamos puedes echar un vistazo- baje del auto sin dudarlo
Entramos al lugar era bastante grande, al inicio había una pequeña recepción donde se situaba una señora ya grande de edad y muy amable, más atrás estaba el taller, había unos 8 hombres construyendo muebles de madera otros 5 los tapizaban y más, atrás había otros 7 que no alcanzaba a ver qué hacían, el espacio de trabajo y de oficinas estaba dividido por un vidrio muy grueso oscuro, al lado estaban unas oficinas, solo tenía vidrio al frente y puertas igual de vidrio todo con persianas.
Carlos tomo un maletín y una laptop de un escrito que estaba afuera de estás. Vi unos diseños en unas hojas de una cocina
-¿que te parece? es para un nuevo cliente-
El diseño era muy lindo era una cocina grande muy moderna en tonos gris y blanco
- le cambiaría está mesa de aquí por una isla, quedaría más con el diseño moderno y quizás unas vistas simples en amarillo para dar más vida, unos focos colgantes darían un aire cálido sin quitarle lo moderno. – dije sin pensar
- vaya tienes buen ojo para esto- me miro poniéndome algo nerviosa
- Supongo que es algo que me gusta, vi unos videos también de como decorar...ayudan algo-
- no lo imaginé, por eso me describiste tan bien tu cuarto-
- llevaba cinco años imaginándolo - me encogí de hombros, escuche una risa ronca y ahogada que me lleno el corazón
-vamos hay que regresar- tomo las cosas que faltaban y salimos; condujo rumbo a casa, después de minutos en silencio escuché su voz.
- Elisa yo...- comenzó - lamento no haberte hablado después, creí que debía ser así.- Si yo también sentía eso era como querer estar con él, pero no poder que no era correcto.
- No te apures, entiendo-
- quería ser profesional, aunque tú madre siempre intenta juntarnos - suelta una risa, en un par de ocasiones lo invitó a comer a él y su hermano, pero nunca cruzamos una palabra hasta que ella regresaba o solo platicaba con su hermano o platicaban ellos dos de cosas que no entendía.
- lo siento es una mujer muy terca y le agradas- no sabía porque, con lo intimidante que era o bueno me daba una idea, papa solía mostrarse así ante el público, aunque en realidad era todo un amor.
- No debería, pero lo apreció sin embargo quiero que eso cambie ya no quiero evitarte Elisa, tú me... agradas-
-También me agradas Carlos y la paso bien contigo y tú bipolaridad - rio
- no hagas me arrepienta- ambos reímos
- y tu arrogancia-
-Elisa- reí
- ¿Amigos?
-Amigos
Extiendo mi mano hacia él, la toma, es que como evitar esto, está corriente ¿Solo yo la sentía?
Llegamos a casa y lo vi tomando medidas en la que sería la remodelación de la sala, anduvo allí por la casa un rato, nos topábamos y bromeamos durante el día, hoy andaba solo por lo que tardo mas, su hermano estaba trabajando un par de calles más allá, había subido a la habitación a descansar un rato, cuando baje ya no lo vi, me sentía algo decepcionada de no haberme despedido de él.
Ya era muy tarde estaba por ir a dormir, por fin había terminado la tarea, mel me mandaba textos contándome de un chico que había conocido hoy en el trabajo de su madre, aunque todavía andaba con Niko bueno para ella todo chico guapo merecía por lo menos un halago de ella
Escuché el teléfono timbrar una vez más pensando que era mel lo tomé
Hétcher C : Buenas noches bella damisela, ya que hoy no me pude despedirme le envió un mensaje en esta tecnología de ahora, esperando que pase una noche agradable y que mañana se le vuelva a pasar el bus para acudir con mi carroza al rescate.
Mi corazón martillaba a mil por hora y una sonrisa se plasmó en mi cara, no sabía que contestar le mandé una captura a mel con un:
E: ¡¡¡qué hago!!!! 😱
M: se está haciendo realidad 😍 responde tonta!!!
Me decidí en contestar, digo no lo iba a dejar sin respuesta, estaba nerviosa y mis manos sudaban
"Buen caballero le deseo igualmente que pase una noche agradable"
Nerviosa pulsé enviar, vi su mensaje arriba mientras le contestaba a mel
"Espero poder hablar de algo contigo mañana y así me puedas sacar de este apuro, es que ahora yo estoy en apuros"
¿Que? ¿de que hablaba? ¿que era ese algo?
"¿Puedo saber qué es?"
"Se paciente chiquilla"
Me molestó que me llamara así, yo no quería que me viera como una "chiquilla"
"Buenas noches Hétcher"
"¿Hétcher? No nos tenemos confianza ya.... Señorita Meller"
"Hasta que me digas de que se trata" amenazó... no funcionó
"Buenas noches Meller" contesto con una carita de guiñido, sonreí al imaginarme su rostro hacerlo.
Ya no conteste, me caía mal y al mismo tiempo estaba emocionada por sus mensajes.
Carlos
Mis patas tocaban el suelo húmedo y el viento recio y helado se colaba por mi pelaje, escuchaba cada hoja siendo pisada y el correr de otros animales, vi las luces del pueblo acercarse cada vez más y antes de llegar de un salto tome mi forma humana dejando mi pelaje negro en las sombras y mis ojos grises transformándose en rojos dando parte a mi tercer forma y siguiendo con la velocidad que tenía, tomo la ropa que estaba escondida en uno de los árboles, llegó a casa y dejo que mi forma humana tomé el control ya en mi habitación.
Necesitaba ese paseo, despejar mi mente despues de tanto caos en ella pues ya habia pasado más de un mes desde que Elisa se había aparecido en mi vida, y habia volteado mi mundo patas arriba, de alguna manera me hacia sentir demasiado agusto con ella, como si con solo mirarme el corazon de piedra comenzara a latir, deseando cada vez mas ser yo quien la protegiera y no quien la lastimara, sabía que no era mi alma, pero seria un mentiroso si negara lo que comenzaba a sentir, no, no era amor, mucho menos a primera vista, pero la tenía presente a cada momento, lograba colarse en las mas pequeñas grietas de mi alma,era algo que odiaba y no podia ni queria evitar.
Mi mente habia estado tan confusa, primero quise aceptar y jugar con ella, una distraccion, pero al conocer de ella, no me atrevia a comenzar el juego, mucho menos podía hacerle daño; era tan inocente y calida y confiada que no me arriesgue a qué uno de mis seres me dominará y la lastimará, no podía, ni jugar con sus sentimientos ni permitir que su vida estuviera en peligro conmigo, a partir de ese día la evite a toda costa, lo intente de verdad pues parte de mi ansiaba poder hacerlo, lo deseaba como se desea un vaso de agua en un día de verano, deseaba lastimar... Al verla por mis motivos de trabajo era como si inconsientemente mis sentidos se enfocaran en ella sin ningun permiso, hasta que no pude más... Después de que la señora Meller me pidiera que la ayudara y le diera un rai a su hija me di cuenta, no podía evitar esto, queria intentarlo; ese día al hablar con ella, no me sentí como el monstruo que soy, no con ella; ella no sabia nada de mi, ni de mi mundo... ¿Y si habia una minima posiblidad de cambiar mi vida vacia?
Bajé a sala después de compartir unos mensajes con ella, mi cuerpo y mente se sentían en calma, tanto que no me di cuenta que Erick estaba allí, y eso que tengo unos sentidos tan agudos que hasta son molestos.
- por qué tan contento hermanito- tenía una cara burlona, no sonreia ni nada pero mi cuerpo relajadome delataba, si alguien me conocia era mi hermano.
- lo sabes - nadie más intuitivo como Erick
-Me alegra que esa chica te haga bien, me gusta verte así, feliz, hacía mucho que no te transformabas, bueno en...-
- lo sé Erick-- mi miedo a que la tercera parte me denominara era tan grande que evitaba a toda costa usarla, solo lo hacía cuando estaba totalmente solo sin nadie a kilómetros y kilómetros que pudiera dañar, me gustaba imaginar que solo era un humano y no un monstruo peligroso, pero no ahora, ahora podía controlarme y ser un ser sobrenaturalmente fuerte me ayudaría a protegerla de cualquier peligro, me reprendi mentalmente por pensar tan cursi-- pude cazar libremnte, soy mas fuerte de lo que crei -- añadi con altaneria, la ultima vez habia perdido por completo el control.
-¿por qué decidiste hacerlo?- ¿Porque? pregunte para mi mismo temiendo la respuesta
- para asegurarme que podía controlarme, no me puedo arriesgar a dañarla, ya es bastante con el hecho de que hay gente cazándome- fui sincero por primera vez en mucho mucho tiempo.
- pues me encanta que te haga tan bien, no recuerdo la última vez que hablaste tan sincero conmigo como hoy-
- No te acostumbres hermanito- Le guiñé y me fui al sótano, seguir hablando era demasiado para mí, pero me detuvo al llegar a la puerta de medio un metro de ancho de titanio, era el lugar donde podía huir del exterior y calmar los sentidos tan agudizados, seguro que se necesitarían varios humanos para abrir esta puerta.
-¡Espera! ¿Conseguiste algún ayudante? - sonreí maliciosamente, tenía un plan que trazar.
Al día siguiente después de haber hecho mi plan y hablar con los señores Meller estaba listo para culminar, esperaba que ella aceptara trabajar conmigo y no, no solo era para tenerla allí necesito ayuda también, ya Erick había insistido en qué no me sobre cargará de trabajo y cuando vi que Elisa sabía algo de diseño de interiores bueno no iba a dejar pasar la oportunidad ¿que mejor que matar dos patos de un tiro?
A la señora Meller fue muy fácil convencerla, aunque si dudó, pues era obvio que Elisa no necesita trabajar, lo tiene todo, la convencí diciéndole que sería un área que le ayudaría en su futuro profesional, palabras bonitas, una sonrisa y listo, en cambio con el señor Meller, vaya que fue difícil, recuerdo la conversación exacta y como por un momento pensé en usar mi don de hipnotizar.
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- Cariño déjanos a solas- le había dicho a su esposa, intentaba intimidarme, pero por favor, a mi nada podía asustarme.
- No seas duro cariño- dijo antes de salir
- Tu- me señaló –crees que no he visto como vez a mi hija- Eso no lo vi venir, el señor Alonso es un hombre muy directo, eso es más de mi estilo así que me agrada- así que dime trabajará para ti solo porque te gusta, porque ya estás muy grande cito para andar con juegos, exijo la verdad- ahora veo por qué era el mejor abogado, ni siquiera me preguntó si me gustaba solo lo aseguró.
- Me gusta Elisa señor como bien dice - sabía que podía ser directo eso de andar entre las ramas no nos quedaba a ninguno- No pretendo hacer ni un jueguito, ni la voy a obligar a estar conmigo - aunque la primera vez que la vi era justo eso lo que quería jugar con ella, ahora sabía que no necesitaba obligarla a estar conmigo, había visto como reaccionaba a mí- pero su hija es un chica muy linda en todos los sentidos, pretendo conocerla, con respecto al trabajo necesito a alguien que me ayude con los diseños- eso es verdad estamos contratando gente en el taller y justo ahora se deben estar haciendo entrevistas
- Serias idiota si no notarás la belleza de mi hija, pero hay de ti si le tocas un solo pelo sin su consentimiento- prácticamente había ignorado la parte donde le hablaba del trabajo
-Jamás lo haría, solo quiero conocerle, antes que nada- si lo hipnotizaba me ahorraría toda una charla
- el bienestar de las tres mujeres de esta casa es mi prioridad y no voy a permitir que nadie las dañe y si algo le haces a Elisa ten por seguro que te refundiré en lo más profundo de la cárcel -admiraba a este hombre aunque jamás pudiera hacerme un rasguño - puede trabajar contigo pero respeta horarios si sales a comer con ella o cualquier cosa avisa por qué esto no es un permiso para salir con ella, es un permiso de trabajo que tú necesitas más que ella. - ¿Cómo se atrevía?
Me extendió una tarjeta de presentación con su número en él la tomé con un asentimiento de cabeza y el salió de allí
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Me alegraba que Elisa tuviera un padre que daría la vida por ella de esta manera, este hombre me caía bien pero jamás lo sabría y sé que en el fondo yo también le agrado por qué ¿a quién no?
Me encontraba en la espera de la llegada de Elisa a su casa, platicaba con la señora Meller quería saber de qué había hablado con su esposo, pero no solté ni una silaba, escuché que llegó y escuché sus pasos arrastrándose que se dirigían a nosotros.
- mamá ¿está la comida? - pregunta apenas y entra
- si, ayúdame Eli hoy comerá Carlos con nosotros – dijo, dirigí la vista a Elisa, ella me vio yo le guiñe y vi sus mejillas ponerse rojas, de esto hablaba y me encantaba que ella sintiera algo por mí.
Estábamos en el comedor ya terminado, la señora Meller tenía un gran sazón, seguro por eso Elisa siempre entraba preguntando por comida.
- Hija Carlos tiene algo que proponerte -dijo la señora dado que yo no decía nada y es que entre más tiempo hiciera más me podía quedar con ella, vi que se puso nerviosa.
- Ayer que fuimos al taller señorita Elisa -permanecí lo más profesional, así la podría más nerviosa - pude notar que es muy buena en lo que diseños se refiere, la empresa ahora está creciendo muy rápido y necesitamos más personal, yo ahora me quiero dirigir más en las fianzas y administración - cosa que era verdad solo me estaba aprovechando de la situación - así que necesito ayuda con los diseños, sé que está a unos meses de graduarse así que le ofrezco este trabajo en el horario de 2 a 7 en el taller, estaría conmigo la mayor parte del tiempo en asesoramiento - por supuesto que creían que la dejaría por ahí como adorno, pues no, todo estaba planeado, era un plan egoísta pues estaría conmigo y me ayudaría en el trabajo también, touche -- iríamos a ver las casas y mientras yo miro lo admirativo usted vería los diseños, todo supervisado por supuesto, me ofrezco a darle algunas clases-
- pero yo no sé nada de eso yo solo. - no sabía si estaba nerviosa de pasar más tiempo juntos o si estaba asustada por el trabajo... o por estar conmigo... todo era valido
- Tranquila yo enseñaré todo lo necesario, sería un área de experiencia para ti - quería que aceptara así que hable con calidez
- si estás de acuerdo mamá y mi papá-
-Claro hija él ya había hablado conmigo y tu padre quedó de traerte a casa todos los días para que no esperes al camión hasta las 8 así que eso me deja muy tranquila-
-Bueno en ese caso... sí, me gustaría trabajar contigo-
Sonreí para mí, como amaba que las cosas me salieran bien; proseguimos a comer postre en medio de preguntas del trabajo y del taller pues evitaba a toda costa las preguntas familiares o personales, la señora Meller lo sabía ella creía que mis padres habían muerto y por eso no hablaba de mi vida y bueno en parte es verdad mis padres murieron, pero hace 120 años.
Una de las comidas más amenas que había tenido sin hacer menos a mi hermano, pero era obvio que la presencia de Elisa me era demasiado grata, solía andar por la vida como un robot, hasta que una luz incandescente me volvió a la vida.
El señor Meller llego y me vio allí como si quisiera asesinarme con la mirada, me atreví a darle una sonrisa de lado mientras comía el postre con Elisa a mi lado. Hacia bien en desconfiar de mí, aun así no permitiría que me separase de ella, era mi presa.
Elisa-Para mi que solo quiere estar contigo- decía mel después de haberle contado todo lo que pasó ayer pues hoy sería el primer día en que iría al taller y estaba muy nerviosa tenía un cambio de ropa extra en mi mochila pues no quería el uniforme para todo el día me iría caminando al taller ya que estaba cercas, había ganado en contra de Carlos que quería venir por mi e ir a dejarme a casa- que solo necesita ayuda mel es un trabajo solo eso-- hay pues que aburrida- la vi rodar los ojos, no sé cómo esta chica tan energética era mi amiga- tiene unos lindos ojos espero y eso no lo niegues-- Pues...- la vi echarme una mirada asesina- claro que no, tiene unos ojos muy lindos aunque extraños- aún recuerdo cómo se reflejaban ayer en la comida cuando la luz le daba directo en ellos- Que de que rayos hablas nunca habías visto unos ojos grises o que -- antes que nada, si y me refiero a que son grises muy claros y cuando la luz pega en ellos puedes ver cómo se hacen oscuros- por lo regular
ElisaSentí sus brazos presionar mi cuerpo y posar su barbilla en mi cabeza, nunca había estado tan cerca de él sin embargo el perfume a roble me era tan familiar y era mucho más alto de lo que había pensado, pues apenas y le llegaba al pecho por lo que su cuerpo cubría perfectamente el mío, lo sentí levantar la cabeza, pero no soltarme y yo lo imite, estaba tan cerca... su mano roso levemente mi rostro, apenas pude sentir sus piel en la mía, sus ojos grises oscuros me miraban profundamente y era indescriptible su mirar, no había amor, cariño, deseo, ni odio o amargura, como si ni el supiera lo que siente; yo por mi parte solo anhelaba sentir sus labios.En eso escuchamos como la puerta se abría era la voz de mamá y Erick- Me alegra que te guste, vamos con tus papás espero que también les agrade.- se apartó de mi dándome el pase primeroSalimos y caminamos a la entrada de mi ahora habitación, vi a mi madre emocionada a más no poder viendo todas las cosas junto con Yeni, y a mi padre i
Esto no podía ser posible, mire la hoja con incredulidad, ¿quién había hecho esto? ¿cómo pude pensar que todos lo que vieron la escena de ayer se quedarían, así como así? ni siquiera había pensado en eso; Mel llegó corriendo a mi lado tenía lágrimas en sima y montos de esas hojas arrugadas en su mano.-Elisa- su voz sonaba quebrada, preocupada, y yo ya no lograba verla con claridad debido a las lágrimas que se acumulaban en mis ojos - ¡Y ustedes que! ¡Lárguense de aquí! ¡No saben nada, bola de chismosos! - Mel estaba histérica decidida a defenderme. - Elisa lo siento, es mi culpa, por la escena de ayer, lo siento, yo no quería esto, no debí dudar de ti, perdón...-- No tú no tienes la culpa, estaban ansiosos de un chisme como este, pero con que tú creas en mí Mel, es lo único que me importa- intentaba calmarme esto era horrible, por lo menos me quedaba que había sido solo aquí en la escuela, y no las redes o me hubiera vuelto loca, más...- Claro que sí amiga perdón, ven vamos al baño,
CarlosMe encontraba de pie en medio del pequeño bosque que separaba el pueblo de la ciudad, el sol se escondía por enfrente de mí. unos ojos verdes me asechaban, una enorme pantera negra estaba atrás mío sin tener idea que yo era quien la había encontrado y ahora jugaba con ella haciéndome pasar como la presa.De un movimiento la vi lanzarse a mí, seguro su tamaño era tan solo unos centímetros menos de la mitad de mi cuerpo, muerte segura para una persona, no para mí.Bastó tan solo un movimiento de mi mano para que fuese a dar fuertemente contra un árbol, en un segundo mi cuerpo cambio a un lobo que duplicaba su tamaño ahora yo la asechaba y no tenía salida como todo aquel que se topaba conmigo, pues yo aquí era el cazador. ElisaTres semanas después un viernes por la mañana salí de casa emocionada pues hoy sería el último día de colegio y mañana mi graduación, después sería una universitaria, también ho
Elisa Su media sonrisa resplandecía convencido de lo que decía, ¿ir con Carlos? De solo pensarlo mi corazón se aceleraba y me ponía nerviosa. - Está bien me has convencido - Digo y su sonrisa se amplía un poco más, me sorprendía pues cuando lo conocí no creí que fuera capaz de siquiera sonreír y aquí estaba volviéndome loca cada vez que lo hacía - la graduación es a las siete pero no tienes que estar allí en realidad el baile es a las diez - estaré puntual en ambas, dime tienes portátil en casa- - e si tengo una- que sinceramente poco usaba - qué te parece si te paso el programa de diseño a ella y así le avanzas cuando puedas- seguía teniendo muchísimo trabajo - me parece bien y te lo envío en cuanto lo tenga para que lo mires- me miro un momento antes de volver la vista al camino. - No quiero que te presiones, no tiene que estar listo para el lunes, solo avanzado ya sabes para avanzar la construcción lo que es la decoración la puedes dejar para entre semana- - Está bien, pero
ElisaEl sonido del teclado, el trazar del lápiz en papel y una armoniosa música instrumental era los sonidos que invadían mi habitación, llevaba tiempo haciendo los diseños, estaban dos habitaciones listas, ni cuenta me había dado de la hora señalada en mi reloj, diseñar me era tan relajante, el poner atención en cada detalle del que sería el hogar de cada persona, cada una tan diferente con gustos y estilos distintos, debían sentir que su casa era justo eso, un hogar, parte de ellos mismos, un reflejo, simplemente podían pasar horas mientras probaba diferentes estilos, un cuadro por aquí una planta por allá, paletas y más paletas de colores por doquier.- Hija - los toques de mi madre en la puerta me sacaron de mi ensoñación - ¿sigues trabajando? ¿acaso no sabes la hora que es? - dijo cuando entro y me vio con mi computador sentada a la cama, como reflejó vi la hora en el pequeño reloj que estaba en una de las repisas del librero, este iba a marcar las dos de la tarde, por el sonido
Estaba perdida, en él, el calor de su cuerpo, sus ojos grises, sus manos en mi cintura, su aliento que rozaba mis labios, era como estar bajo un hechizo, uno del que no quería salir.- Tengo algo para ti- susurro en mis labios para luego apartarse, me guío con un brazo en mi cintura a su auto que no había visto antes, un negro convertible, con el capo puesto, parecía nuevo. Abrió el auto y quitó el capo allí en un asiento había una caja con un moño blanco. - es para ti – me la entrego con una sonrisa- no tenías porque Carlos – quizás solo venia conmigo por... lástima quizás.- por favor, permíteme consentirte, es algo muy sencillo - abrí la caja y dentro había un ramo de rosas que pasaban de blanco, celeste y azul era completamente bellas, a un lado había una cajita larga en color azul oscuro él la tomó y la abrió, un collar se hizo presente, tenía la cadena delgadita en plata y dos dijes en forma de gota color celeste y el otro más claro, cuando Carlos lo apartó a la luz brilló, sonr
CarlosEntre a casa quitándome la corbata, sonriendo, quién diría que ahora ella me tenía en sus manos, había pasado de ser un temible depredador a solo un cachorro buscando caricias de esas manos tan pequeñas. Me lancé en el sillón con la camisa a medio desabotonar y allí me quedé dormido.Dormí como hacía décadas que no dormía y hubiera seguido a así de no ser por Erick que me hacía cosquillas con una pluma en los oídos, mi hermanito y sus bromas pensé, para mi sorpresa en vez de enojarme como era costumbre claro ante sus bromas y casi cualquier cosa, me encontré soltando una carcajada y manoteando a quitarle la pluma en el primer intento, eso sí era costumbre pues soy mucho más rápido que él- ¿Acaso te estás riendo? O estoy alucinando, Nadia, te dije que las ardillas de anoche no servían-- Pues entonces yo también alucino, debemos estar volviéndonos locos Erick- Nadia se acercó colocando una mano en su frente y con cara de preocupación.- Ya, basta - me levanté del sofá intentando