Elisa
Sus ojos grises me miraban directo, aunque no había contestado nada él ya sabía la respuesta
- ¿y ella lo sabía? - me pregunta al tiempo que quita la mano de la mía
-si- la palabra sale de mi pecho apenas audible y pensaría que no me escucho, pero lo escucho hablar bajo.
- Entonces porque ella...- levante el rostro para mirarlo
- No, no- lo detuve antes de que pensará mal de Meli- hablamos y ellos se quieren, es decir mírelos - hice una seña con mi cabeza a atrás, él quito su vista de mi para posarla en ellos y después volverla a mí.
- son... Muy empalagosos- hizo una mueca de asco y sonreí, así era el amor supongo.
- Quiero que sean felices, ella es mi mejor amiga y es una increíble persona y él es un buen chico...se miran bien juntos- me sincere - me duele no lo voy a negar, pero no estoy muriendo ni nada, verla feliz hace que valga la pena-
-¿No se arrepiente?- negué
Se queda serio mirándome, de fondo solo se escuchan las risas de la pareja tras nosotros, pero su mirada es tan profunda que es como si me hipnotizará.
-¡Eli! Verdad que el rosa me va mejor que el azul - llega Mel con Niko a su cintura interrumpiendo este extraño momento - es que Niko cumple años el otro fin y fuimos a ver unos vestidos, me compro un par, ahorita te los enseño. Buenas tardes chico de la construcción- saluda a Carlos
El solo da un asentamiento de cabeza con su mirada fría, echa un vistazo a Niko nada disimulado.
- gracias por traerme - digo y cierro la puerta, aunque no quiero despedirme, estar solo con ellos es incomodo.
- Nos vemos señorita Meller - arranca al instante
- Muy guapo pero muy mal educado -
- ¡oye! ¿¡Crees que es más guapo que yo acaso!? – Niko parecía un angel pero debía admitir que Carlos era tremendamente más atractivo, quizás esos años de más le quedaban perfectos.
Escucho quejarse a Niko mientras entramos a la casa, tenía la esperanza de que él ya se fuera, pues venían de salida cuando llegue pero estuvo allí una media hora más y todo el tiempo echándole en cara a Mel lo de Carlos en broma, era lindo ver qué eran felices pero procure no prestarles mucha atención mi mente ayudo divagando en el camino con Hetcher y aquella frialdad amable, en los destellos de su esencia que habían surgido, no era tan incómodo hablar con él y no era el narcisista que había pensado. Bueno, no tanto, era extraño que hubiera hablado de algo tan íntimo con él.
Después de que Niko se fue subimos a la habitación de Melissa la cual me llenaba de preguntas mientras me enseñaba sus compras, por más que le decía que solo me había dado un aventón hasta acá no paraba.
-Eli es que es tan guapo que no puedo creer que no te atraiga, aunque supongo que no lo hace porque es como una pierda sin contar que es solo un albañil y tu pues eres una chica bien y eso seguro que el mueble ni era de él, pero vamos Eli es guapisimo ¿No Crees?-
En realidad, no la entendía decía que era mal educado, guapo y que a la vez no me convenía porque según ella no tenía suficiente dinero, pero también que le diera una oportunidad, está mujer era un caos.
Aquel comentario me saco tanto de mí, sabía que Mel era una chica a la que le gustaba la buena vida y digo ¿A quién no? Y aunque hacia a veces comentarios fuera de lugar jamás se había burlado de alguien por su estado económico, por ello se me había hecho raro su comentario.
-Sabes que a mí no me importa nada de eso-
- que eso no importa ¡caramba Elisa! Seguro que no quieres cambiar tu vida de princesa por una de sirvienta-
- Tu sabes perfectamente que mis padres no son millonarios, les va bien pero no tenemos un ejército de sirvientes, solo la señora que ayuda a mamá unos días a la semana, viajo en autobús por favor-
-Bueno, pero aun así amiga, tienes todo, yo no dudo que él quiera superarse, o que tú quieras pasarla bien con él o con quién sea pero vamos Eli, tienes todo así que ten mucho cuidado con quién te vez no quiero que salgas dañada o que después andes sufriendo, aunque andes es autobús, eso que, es porque tus padres piensan que es seguro por qué seguro tienen para un auto, no dejarías nada de eso ¿O si?
- Ya te he dicho que él no me interesa y no por nada de eso que dices tú - yo sabía que Carlos no era un empleado, si iba empezando con su negocio, junto con su hermano y aún si lo fuera no tuviera nada de malo, sabía que en parte tenía razón, no con lo de Carlos, pero si en lo de que nunca había batallado en esa cuestión y me sería muy difícil amoldarme a no tener.
- Si lo se Eli, eres muy buena para preocuparte por esas cosas, solo digo, la gente también es mala, y no quiero que sufras, ese Carlos no me da buena espina, nunca me saluda te diste cuenta, por eso digo, si es para un rato está bien- se encogió de hombros.
- gracias por preocuparte, pero no creo que pase algo con él, es mayor que yo, también pues sí, es muy frío y rígido. Así que dudo siquiera que se fije en mí- termine desanimada.
- Tu vales mucho Eli y mereces al mejor hombre y una relación tan hermosa como la de Niko y yo- dijo tomándome de las manos
- gracias amiga eres la mejor, que bueno que eres feliz con él, de verdad me alegro mucho-
Después de hacer aquel dichoso trabajo toda la tarde del viernes todo el día del sábado teníamos chance de ver una película, ya era muy tarde para ir al cine, pero eso no afectaba a nuestras señoras palomitas, fritos con limón y salsa, claro después de haber comido una ensalada de Laura la mamá de mel que era muy estricta, tanto que metimos la fritura a escondidas pues la ensalada ni siquiera nos quitó un poco el hambre. Ninguna de las dos vio aquella película de zombies, terminamos cansadas; por la mañana claro que la terminamos de ver antes de irme, seguro soñaría mal está noche.
Eran las 12:20 cuando me dirigía a la oficina de autobuses, ¡rayos! cuánto deseaba mi propio auto. Resulta que el reloj de Melissa está atrasado, su madre no estaba así que ahora aquí vengo corriendo en medio de un cielo gris que amenazaba con convertirse en una lluvia, solo esperaba que el camión no hubiese partido, por supuesto mi mala suerte hace presencia, el camión hoy había llegado temprano y para colmo no había taxi, todos estaban ocupados, y no pasaba ninguno, mi teléfono no tenía pila por si no fuera poco y la lluvia había empezado ¿El universo conspiraba en mi contra acaso? tendría que esperar a que un taxi llegase.
Me recargue en uno de los muros, la lluvia era tranquila sin truenos ni nada, aunque si estaba bastante fuerte, por lo menos esto calmaría el calor que había estado haciendo los últimos días, miraba los carros pasar de reojo y pararse en el semáforo, de pronto escuche a alguien gritarme.
- Señorita Meller - reconoci esa voz sin vida, era él, me invadió la vergüenza- ¿necesita ayuda? -
- Gracias solo estoy esperando un taxi -
- Señorita M...
- Elisa Carlos llámeme Elisa- dije frustrada ya
- Muy bien Elisa - pronunció alargando mi nombre - hoy es domingo a mediodía, no hay taxis por esta zona hasta en la noche y el camión que va a su casa sale a las 8- tenía que ser una broma me recargue en el muro lo más que pude con suerte me tragaría, eche mi cabeza hacía atrás con tanta fuerza que hasta me pegué.
- Cuando pare la lluvia volveré con mi amiga y avisaré a mama me he quedado sin pila- termine frustrada, sobando la parte del golpe, escuché la puerta del auto cerrarse y cuando abrí los ojos Carlos estaba enfrente, algunas gotas habían mojado su playera gris, combinaba bien con el clima y sus ojos pensé.
- tengo que ir a ver un problema de última hora así que no tengo problema - lo mire y él sonrió de lado, si sabia sonreir al parecer, ¿cómo me negaría a esa sonrisa? Si hoy él estaba de tan buen humor y se miraba tan lindo así.
- Está bien- me rendí y digo ¿quién no? Me subí al auto rojo porque este era diferente al del viernes que era una camioneta, este carro olía precioso quizás y sea hasta nuevo, corrimos al auto y él me abrió la puerta para entrar - Gracias Carlos - recibí un guiño de respuesta y sentí ponerme roja.
Condujo unos minutos en silencio cuando de repente mi estómago hizo un ruido fuertísimo, me puse roja de nuevo, pero ahora por vergüenza y voltee a otro lado definitivamente no me podía ir peor, ahora me daba vergüenza solo girar mi rostro y verle, todo por ese reloj atrasado y por aquella ensalada que solo me dejó con hambre.
- Elisa si quiere podemos llegar ha...-
- No - soltó una carcajada seca, era el colmo se me fue la vergüenza y vino el coraje
-Elisa no hay problema alguno -nunca tenía problemas o que, me miró ya no sé si me gustaban sus ojos grises y esa sonrisita a medias que me convencían tan fácil - yo no he almorzado no he tenido tiempo y si usted no acepta creo que no tendré pretexto para parar a comer y sufriré todo el día, ¿podemos pedir pizza o ensalada por lo menos? - tocó mi turno de reírme no quería ver una ensalada en un buen tiempo y bueno ya que estaba tan alegre este bipolar era mi turno.
- Vayamos por unos tacos dicen que la comida mexicana es deliciosa mire ¿qué tal ahí? - señale un pequeñito local que tenía unas letras rojas enormes de TACOS - esperaba que me dijera que no, no imaginaba a Carlos con un enorme taco picante - le parece bien - añadí con malicia, pero para mí sorpresa se estacionó en frente
- Me encanta la comida mexicana a lo igual que la italiana - me guiñó - excelente elección -
Rodeó el auto para abrir la puerta, pero cuando llegó yo ya estaba abajo, extendió la mano como un mayordomo que presenta algo
- Señorita bienvenida a la comida más deliciosa que ha probado en toda su vida - no pude evitar reir, quién viera al hielo así, me consideraba afortunada por verlo actuando de esta manera.
- ya ha venido aquí no es así -
- soy cliente activo, desde que me mudé, mi favorito es la comida a domicilio - decía mientras nos adentrábamos - buen día - le dijo de manera seca a la señora regordeta que se encontraba al frente, tenía una sonrisa muy amable, había solo un par de mesas ocupadas por unas parejas y el olor a café y salsa impregnaba el lugar.
- mire esa es mi mesa favorita - señaló con la cabeza una a un lado del ventanal donde se miraba un pequeño jardín lleno de flores amarillas, tomamos asiento allí.
De hecho, el lugar era bastante lindo simple, pequeño, acogedor olía delicioso solo deseaba pedir algo ya.
Se acercó una camarera mayor, era hermosa ya entendía por qué venir aquí, claro tenía que ser, rodé los ojos.
- Guapo que bueno que viniste - no podía coquetear más - que vas a llevar ya sabes a ti lo que quieras - le guiñó, yo levanté una ceja mirando a Carlos
- El menú por favor - dijo con su frialdad que hoy no había visto pero allí estaba
- a ti no te quito lo serio verdad- comento la camarera de forma sensual
- el menú- hablo más fuerte está vez, molesta la chica se fue y luego regreso con una pequeña carta de menú
- llámame cuando estés listo guapo- esa chica no se rinde
Carlos me extendió el menú había toda clase de tacos y algo que parecía ser un taco gigante con queso y carne, lonches, hamburguesas, burritos bueno había variedad, ahora podía comer de todo.
- Por favor pida lo que guste -
Me decidí al final por ese taco enorme de queso y carne con un extraño nombre, después llamo a la chica para hacer los pedidos la cual se fue no sin antes un coqueteó, él había pedido tacos al pastor esos sí que los conocía por supuesto.
- Dígame ¿que le parece este lugar?-
- es muy lindo la verdad, y huele muy bien muero de hambre gracias por traerme- confesé ya más en confianza, si hubiera esperado allí me hubiera desmayado.
- cuando guste - sonrió a medias - tengo pocos meses viviendo aquí y este fue de los primeros lugares que visite con mi hermano.
-¿ hace cuánto que se mudó? -
-4 meses para ser exactos llegamos e inmediatamente instalamos la empresa ya teníamos algo parecido de dónde venimos-
- Y puedo preguntar de dónde vienen-
- hemos viajado bastante en realidad, originarios de España, vivimos mucho en Roma, bastante en realidad-
- vaya pues casi no tiene acento -
- no, tiene mucho que nos mudamos - se quedó pensativo después de decir eso como si recordara algo.
Mire hacia afuera el clima no mejoraba en lo más mínimo estaba llegando un aire al parecer si se quitaría algo del calor cuando saliéramos de aquí
- el clima no mejorará- comente más para mi
- vi en las noticias que es temporada de tornados- abrí los ojos sorprendida, esperaba que no tocará uno aquí.
Llegaron nuestros pedidos y comimos en medio de una plática muy agradable entre preguntas y respuestas, esta comida estaba deliciosa.
Al final terminamos de comer y duramos un rato más platicando, cada vez me sorprendía más, era agradable su compañía debía admitir, me contó cómo va la constructora y me sorprende cuan sabio es para su edad y cuan responsable. Claro que seguia siendo serio, intimidante y frio pero ahora parecia alguen con vida, con emociones, escondidas, pero que alli estaban.
Salimos del restaurante, no sin un último intento de la mesera por conquistar a Carlos, quien respondía como ya se lo imaginan, frío y distante por lo que supongo le era más atractivo a la chica, era un reto, nos dirigimos a casa; a mi madre le llame del teléfono de Carlos avisando lo que había pasado.
Seguimos platicando los siguientes 20 minutos de camino a casa ya que el conducía bastante lento, afortunadamente la lluvia había parado un poco, no se miraba que fuera a salir el sol, estaba gris como sus ojos lo mire un poco con más confianza.
- un gusto haber convivido contigo Elisa- la primera vez que me hablaba de tu, una gran noticia, ya me empezaba a sentir como una anciana, me extendió la mano para bajar del auto, la tomé poniendome nerviosa con su tacto no quería que él lo notará pero cuando volteé a verlo el miraba fijamente nuestras manos, después volteo a mirarme sonrió muy ligeramente y quitó su mano despacio se recargo en el auto pensativo y yo me puse enfrente de él, no quería que volviera a tomar esa actitud fría.
- gracias por traerme en verdad creo que aún seguiría varada allá de no ser por ti- he de admitirlo - y estaría muriendo de hambre - reímos.
- Ya sabes cuándo quieras no me vendría mal algo de compañía apenas y conozco a gente por acá-
- Si quieres te presento a alguien, pero solo conozco a gente de mi edad - digo con burla
-Me hace sentir como un anciano de ciento cuarenta años- que especifico
- Bueno no quedarás andar con críos de 18 años, créeme - ambos reímos pero a excepción de la última vez, otra vez se contuvo de reír, perdía al Carlos alegré
-la pasé muy bien, espero que aún llegues a ese contrato y no tengas algún problema por mi culpa-
- espero o Erick se enojará...- volvió a tomar una de mis manos y dejo un beso muy suave en ella provocando que mi corazón latiera a gran velocidad.
- Adiós Elisa- su voz y su mirada oscura causaron una sensación que no pude entender, pero entendí su significado
- Adiós Carlos- mencione con dolor
Soltó mi mano y caminé unos pasos hacia la casa, el no dijo más, escuché la puerta del carro y el motor arrancar sé que el no volteo a verme, así como tampoco lo hice yo, porque por alguna razón ambos evitaríamos esto.
Carlos
Tome su pequeña mano entre las mías, había bastado muy poco para conocer la esencia de Elisa, era lo contrario a mi, yo era un monstruo ella un angel... era demasiado pura e inocente, genuina y amable, se preocupaba por otros y no dudaba en sacrificarse por ellos, todo lo contrario, a mí. Sentí su piel suave y cálida entre mi mano, supe que no merecía que jugara con ella como era mi plan y otra parte deseaba hacerla mi presa.
-Adiós Elisa- utilice mi habilidad para que supiera que no la volvería a buscar, pero no toque su voluntad, no por ser bueno, era por egoísmo.
-Adiós Carlos- lo había entendido; su mirada fue nostalgica, se giró y camino yo hice lo mismo sin mirarla más.
ElisaUn mes una semana...Me encontraba corriendo rumbo a la parada del bus por segunda vez en la semana, que se me pasa el camión, al doblar la esquina lo vi pasar media cuadra adelante, y me detuve respirando profundamente, si solo la profesora no me hubiera dejado dos horas adornando la pizarra a mi sola.Tomé mi teléfono para marcar a mamá quizás podría venir por mí, no quería esperar 4 horas al siguiente bus y no quería soportar una charla de media hora de lo peligroso que era tomar un taxi una chica sola.Al segundo intento levanto el teléfono- mamá crees que podrás venir por mí – hablaba aun agitada- Adivino, se te ha pasado el bus- podía imaginar su rostro- Lo siento mamá, la profesora me dejó más rato allí y perdí el tiempo-- El carro no funciona Elisa y tu papá va a llegar tarde, oh espera, Carlos ¿me podrías hacer el enorme favor de traer a hija a casa, cuando vayas a recoger el material que falta? - no podía ser, no otra vez- No mamá, mamá yo me espero en casa de mel,
Elisa-Para mi que solo quiere estar contigo- decía mel después de haberle contado todo lo que pasó ayer pues hoy sería el primer día en que iría al taller y estaba muy nerviosa tenía un cambio de ropa extra en mi mochila pues no quería el uniforme para todo el día me iría caminando al taller ya que estaba cercas, había ganado en contra de Carlos que quería venir por mi e ir a dejarme a casa- que solo necesita ayuda mel es un trabajo solo eso-- hay pues que aburrida- la vi rodar los ojos, no sé cómo esta chica tan energética era mi amiga- tiene unos lindos ojos espero y eso no lo niegues-- Pues...- la vi echarme una mirada asesina- claro que no, tiene unos ojos muy lindos aunque extraños- aún recuerdo cómo se reflejaban ayer en la comida cuando la luz le daba directo en ellos- Que de que rayos hablas nunca habías visto unos ojos grises o que -- antes que nada, si y me refiero a que son grises muy claros y cuando la luz pega en ellos puedes ver cómo se hacen oscuros- por lo regular
ElisaSentí sus brazos presionar mi cuerpo y posar su barbilla en mi cabeza, nunca había estado tan cerca de él sin embargo el perfume a roble me era tan familiar y era mucho más alto de lo que había pensado, pues apenas y le llegaba al pecho por lo que su cuerpo cubría perfectamente el mío, lo sentí levantar la cabeza, pero no soltarme y yo lo imite, estaba tan cerca... su mano roso levemente mi rostro, apenas pude sentir sus piel en la mía, sus ojos grises oscuros me miraban profundamente y era indescriptible su mirar, no había amor, cariño, deseo, ni odio o amargura, como si ni el supiera lo que siente; yo por mi parte solo anhelaba sentir sus labios.En eso escuchamos como la puerta se abría era la voz de mamá y Erick- Me alegra que te guste, vamos con tus papás espero que también les agrade.- se apartó de mi dándome el pase primeroSalimos y caminamos a la entrada de mi ahora habitación, vi a mi madre emocionada a más no poder viendo todas las cosas junto con Yeni, y a mi padre i
Esto no podía ser posible, mire la hoja con incredulidad, ¿quién había hecho esto? ¿cómo pude pensar que todos lo que vieron la escena de ayer se quedarían, así como así? ni siquiera había pensado en eso; Mel llegó corriendo a mi lado tenía lágrimas en sima y montos de esas hojas arrugadas en su mano.-Elisa- su voz sonaba quebrada, preocupada, y yo ya no lograba verla con claridad debido a las lágrimas que se acumulaban en mis ojos - ¡Y ustedes que! ¡Lárguense de aquí! ¡No saben nada, bola de chismosos! - Mel estaba histérica decidida a defenderme. - Elisa lo siento, es mi culpa, por la escena de ayer, lo siento, yo no quería esto, no debí dudar de ti, perdón...-- No tú no tienes la culpa, estaban ansiosos de un chisme como este, pero con que tú creas en mí Mel, es lo único que me importa- intentaba calmarme esto era horrible, por lo menos me quedaba que había sido solo aquí en la escuela, y no las redes o me hubiera vuelto loca, más...- Claro que sí amiga perdón, ven vamos al baño,
CarlosMe encontraba de pie en medio del pequeño bosque que separaba el pueblo de la ciudad, el sol se escondía por enfrente de mí. unos ojos verdes me asechaban, una enorme pantera negra estaba atrás mío sin tener idea que yo era quien la había encontrado y ahora jugaba con ella haciéndome pasar como la presa.De un movimiento la vi lanzarse a mí, seguro su tamaño era tan solo unos centímetros menos de la mitad de mi cuerpo, muerte segura para una persona, no para mí.Bastó tan solo un movimiento de mi mano para que fuese a dar fuertemente contra un árbol, en un segundo mi cuerpo cambio a un lobo que duplicaba su tamaño ahora yo la asechaba y no tenía salida como todo aquel que se topaba conmigo, pues yo aquí era el cazador. ElisaTres semanas después un viernes por la mañana salí de casa emocionada pues hoy sería el último día de colegio y mañana mi graduación, después sería una universitaria, también ho
Elisa Su media sonrisa resplandecía convencido de lo que decía, ¿ir con Carlos? De solo pensarlo mi corazón se aceleraba y me ponía nerviosa. - Está bien me has convencido - Digo y su sonrisa se amplía un poco más, me sorprendía pues cuando lo conocí no creí que fuera capaz de siquiera sonreír y aquí estaba volviéndome loca cada vez que lo hacía - la graduación es a las siete pero no tienes que estar allí en realidad el baile es a las diez - estaré puntual en ambas, dime tienes portátil en casa- - e si tengo una- que sinceramente poco usaba - qué te parece si te paso el programa de diseño a ella y así le avanzas cuando puedas- seguía teniendo muchísimo trabajo - me parece bien y te lo envío en cuanto lo tenga para que lo mires- me miro un momento antes de volver la vista al camino. - No quiero que te presiones, no tiene que estar listo para el lunes, solo avanzado ya sabes para avanzar la construcción lo que es la decoración la puedes dejar para entre semana- - Está bien, pero
ElisaEl sonido del teclado, el trazar del lápiz en papel y una armoniosa música instrumental era los sonidos que invadían mi habitación, llevaba tiempo haciendo los diseños, estaban dos habitaciones listas, ni cuenta me había dado de la hora señalada en mi reloj, diseñar me era tan relajante, el poner atención en cada detalle del que sería el hogar de cada persona, cada una tan diferente con gustos y estilos distintos, debían sentir que su casa era justo eso, un hogar, parte de ellos mismos, un reflejo, simplemente podían pasar horas mientras probaba diferentes estilos, un cuadro por aquí una planta por allá, paletas y más paletas de colores por doquier.- Hija - los toques de mi madre en la puerta me sacaron de mi ensoñación - ¿sigues trabajando? ¿acaso no sabes la hora que es? - dijo cuando entro y me vio con mi computador sentada a la cama, como reflejó vi la hora en el pequeño reloj que estaba en una de las repisas del librero, este iba a marcar las dos de la tarde, por el sonido
Estaba perdida, en él, el calor de su cuerpo, sus ojos grises, sus manos en mi cintura, su aliento que rozaba mis labios, era como estar bajo un hechizo, uno del que no quería salir.- Tengo algo para ti- susurro en mis labios para luego apartarse, me guío con un brazo en mi cintura a su auto que no había visto antes, un negro convertible, con el capo puesto, parecía nuevo. Abrió el auto y quitó el capo allí en un asiento había una caja con un moño blanco. - es para ti – me la entrego con una sonrisa- no tenías porque Carlos – quizás solo venia conmigo por... lástima quizás.- por favor, permíteme consentirte, es algo muy sencillo - abrí la caja y dentro había un ramo de rosas que pasaban de blanco, celeste y azul era completamente bellas, a un lado había una cajita larga en color azul oscuro él la tomó y la abrió, un collar se hizo presente, tenía la cadena delgadita en plata y dos dijes en forma de gota color celeste y el otro más claro, cuando Carlos lo apartó a la luz brilló, sonr