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Capítulo 2: ¿Quién es ella?

Su reflejo.

Su reflejo en el río.

Cabellos pelirrojos, y una mirada de color entre celeste y verde. Piel blanca, pero no tan pálida como se recordaba.

¿Quién era la persona que miraba ante ella?

—¿Quién soy?

Le gustaría decir que el silencio la inundaba, pero no. En el bosque jamás había silencio. El ruido del agua corriendo. Los animales y los bichos cantando.

—¿Dónde estoy?— sintió ganas de llorar al estar por primera vez en su vida tan perdida.

No comprendía que estaba pasando...

Su estomago se revolvio. Queria vomitar.

¿Y cómo había siquiera terminado en el cuerpo de esta chica?

Se levanto temblorosa de pies a cabeza. Sus ojos humedecidos. Y sintió la presencia de alguien atrás de ella

—Dime, ¿Cuántos años han pasado desde la guerra que peleo la maga Selene?

A sus espaldas la voz sonó —Ya te lo he dicho, fue hace cien años

Cien...

Esta no era su Era.

Estaba en otra época. Muy adelante en el tiempo. Lejos de su futuro.

Reencarnacion. ¿Era eso posible?

—¿Q-qué... —dudo — que le sucedió a la maga Selena?

Un poco de pausa. Ella volteo a verlo con miedo a saber la respuesta, pero ya suponiendolo.

—Ella murió.

—...

Como sentirse un fantasma...

—La maga murió en la batalla de Claro Luna. Fue una emboscada. Eran muchos. Los cogieron por sorpresa, y... y ella se sacrificó para poder salvar el lugar. Lo salvo. Si. —asintió — lo salvo. Pero todo lo que hizo fue en vano. Su muerte significo una gran desventaja. Y unas semanas más volvieron a atacar el lugar hasta que lo destruyeron por completo.

—Y... ¿el monto Olida?

—¿Su hogar?—miro hacia arriba tratando de recordar —Fue quemado. Quemado hasta los cimientos

No...

—Pero... pero había... ¡había mucha gente viviendo allí! ¿Qué paso con todos ellos?— un dolor en su pecho que empezaba a crecer

Reined.

—Unos pocos huyeron, pero lo más probable es que todos hubieran sido encontrados y asesinados. O sino murieron en su momento, a estas alturas ya lo están todos ¿no?

Ella cerro los ojos esperando escuchar lo que no quería aceptar.

Había abandonado a Reined. No fue lo suficientemente fuerte.

Habían perdido la guerra.

—¿Contra quién peleamos ahora?

—En el tiempo de Selene con Amur. Pero ahora... ahora otra fuerza más oscura se alzó —su rostro se ensombreció —estoy hablando de un hombre inmortal.

—Nadie es inmortal

—Oh pues este lo es. Puedes apostarlo.

Ella enarco una ceja

—Es cruel y despiadado. Un verdadero tirano. Ha matado a muchos de los nuestros. Ha derramado sangre en lugares sagrados. Y robado muchas cosas. Dominan estas tierras como si fuera su hogar. Somos pocos los que quedamos y resistimos. Pero... quizás solo sea cuestión de tiempo...

Un nuevo enemigo... una nueva Era... el mal siempre alzándose.

—Te ayudare a pelear esta guerra —le anuncio. Recupero su compostura y dignidad. Ahora solo quería darle significado a su vida. Y honrar a sus camaradas caídos en la guerra. No dejaría que ellos murieran en vano. No. Ella pelearía para ganar.

—Me alegra oír eso, porque ya estás en ella.

Le había fallado a muchas personas en el pasado. No quería fallarle a nadie más.

Mientras estaban ahí, pronto escucharon los gritos de alerta de sus demás camaradas.

—¡Nos atacan! ¡atacan el campamento! —el joven salió corriendo de vuelta

Selene también lo hizo. O al menos a su paso. Después de todo, no podía moverse con la agilidad en la que siempre se movía.

Cuando Selene llego, noto ya a todos peleando. Caballos corriendo de sus amos negándose a dejarse montar por el caos. Poco entrenados sin duda...

Estos tipos no eran profesionales. Claro que no.

Necesitarían más ayuda de la que ella pensaba.

Noto a las criaturas sombrías. Magia oscura ha sido conjurada. Esto se había corrompido. Lo había visto desde que examino la distancia y la oscuridad del bosque.

Escucho al hombre a lo lejos —¡Tú no puedes luchar aún! Mejor retírate y lucha otro día. ¡Toma un caballo y vete! — y este corrió rumbo a la lucha

¿Irse? No

Ella no huía. No lo había hecho en un pasado y no empezaría ahora.

Corrió hacia la batalla. Examino con rapidez el suelo con la adrenalina llenándole el pecho.

Localizo lo que buscaba. Una espada. Por fin una espada.

Se agacho para agarrarla del suelo, pero otra mano la detuvo antes de poder hacerlo, y con un golpe del pie se la patearon mandándola lejos.

Su arma...

—Eres la chica con magia de la que hablaron mis hombres.

Y aquella voz.

Una voz que creía reconocer, pero esta era fría como el hielo. Y una presencia envolvente que parecia arrastrate a un vacio infinito de oscuridad.

Una voz que ella habría jurado que reconocería en cualquier parte, en cualquier época; en el fin del mundo.

Alzo la mirada hacia el hombre ante ella, primero desde los pies hasta la cabeza y su rostro lo recibió como si le hubieran dado un puñetazo viajando más allá del tiempo.

Sus ojos azules como estacas congeladas —Que... —murmuro

No. No podía ser.

Esto era como vivir una genuina pesadilla

¿Reined?

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