El monarca salió a la superficial con el cuerpo de la chica aun en sus brazos, con ojos desesperados y acciones igual de rápidas trato de reanimarla. Primero con sus manos.Nada.Ni siquiera lo pensó cuando agacho su rostro con la intención de darle aire boca a boca, pero antes de siquiera rozar sus labios contra los de ella, esta despertó escupiendo agua—¿Maestra? — había miedo en sus ojosElla solo lo miro desorientada, luego solo incrédula —¿Reined…?Su rostro se lleno de alivio, luego coraje, miedo, enojo, de todo un poco. —¡¿Por qué no nadaste?! Me has asustado…Selene noto que su aprendiz temblaba, pero no por el frio.—No puedo perderte otra vez. No —negó tembloroso—no de nuevo…—…—¿Selene?Ella suspiro resignada —Lo irónico aquí es, que trate de convencerte de que era ella. Ahora trato de convencerte de que no lo soy, y no me crees.Reined no contesto.—Bien. Mentí. Soy Selene —lo miro —no debiste haber hecho eso...El se inclina al frente de ella. Esta abrió mucho los ojos
Primero hubo desconcierto, aunque también extrañeza.Ella jamás había besado a nadie, genuinamente nunca había sido besada por nadie.Y lo primero que pensó fue que esto era raro. Una sensación húmeda y extraña. Pensó también que las narices estorbaban en un beso. ¿para que estaban ahí?Trato de alejarse, pero las manos de su aprendiz lo impidieron.Tenia frio, pero la sensación de aquel beso generaba una calidez extraña junto con la cercanía de su cuerpo mojado pegado al de él.—R-reined… —jadeo mientras trataba de poner distancia.Pero este la ignora y continua besándola. Agarra su muñeca y la jala mas hacia el, casi como si quisiera profundizar aquel beso.Solo cuando sintió su lengua entrando en su boca fue el momento en que ella realmente reacciono, con un leve toque de su magia lo aparto mientras esta jadeada por recuperar e aire« No respiro… » pensóSu mano viajo hasta su pecho tratando de tranquilizar a su corazón desbocado.En su vida pasada ella estaba destinada a un llamad
Porque escapar era mejor ahora mismo que enfrentar todos estos confusos sentimientos.Camino por horas por ese bosque medio perdida. Conjuro un pequeño haz de luz invocando un objetivo. Siguió la luz. No se perdería. Sabia a donde tenia que ir ahora.Pensaba que llegaría pronto a un pueblo. Pero no equivoco.Sus ojos miraron con tristeza todas estas ruinas. El mundo estaba lleno de destrucción, seguro pobreza y hambre.¿Cómo había pasado esto?La luz ceso su búsqueda al amanecer donde se detuvo al escuchar las voces y ver las carpas.Soldados.Sin embargo, jamás pensó encontrárselo de nuevo.—Naevia— ojos verdes muy abiertos.Ella no supo que responder—¡Estas de vuelta! ¿Cómo…? ¿Cómo escapaste? —la abrazoEsta dudo ante el tacto, luego lo alejo. Ya había tenido suficiente sobre este asunto de los toques y la cercanía—¿estas bien?El asintió —Gracias a ti.—Para haber caído de un caballo ya te ves muy bien..—Fue solo un leve golpe —se encogió de hombros avergonzado—No lo parecía.El
El pánico es notorio en sus ojos oscuros cuando vislumbra al gran tirano ante él. Con su mano encharcada de sangre debido a las púas del látigo enterrados en su piel—Mi rey… perdóneme… no quería… usted se ha atravesado… yo no…—¿Qué crees que estas haciendo? —furia. Una mirada ensombrecida.El hombre cae al suelo en suplicas, en menos de unos segundos toda altanería se le había ido. Como ver un fantasma. Pálido. —estos aldeanos… es… es toda su culpa…Selene lo observa consternada.« De verdad te tienen terror » pensó Miro hacia su aprendiz, pero este no la miraba, aun tenia en su mano el látigo envuelto alrededor de su mano.Entonces el lo alza, y da un golpe seco al rey que esta en el suelo y este suelta un grito desgarrador..Casi por inercia las manos de Selene cubren sus oídos. No había ni un solo aldeano en la calla ahora, todos encerrados en sus casas. Ningún testigo asomado por la ventana.Reined tiene una mueca en la cara parecida a una sonrisa mientras se agacha al lado del
—¿D-dormir juntos en una misma cama? Eso… eso no es...—No hablo de dormir.—...Ella trata de soltarse, pero el aprieta un poco mas su agarre para que no escape de su abrazo —¿Qué dices Selene?—¡Claro que no! —ella estaba roja de vergüenza. Sentir la cercanía de este cuerpo pegado al suyo era extraño, pero no del todo desagradable. Aun así, no se acostaría con él.—Me lo debes también después de haber huido—No haremos “eso” solo porque rompí una reglaReined hace un puchero—Pero prometiste darme cualquier cosa..—Yo hablaba de…—¿Un beso?Ella baja la mirada avergonzada. Evita mirarlo y hablarle ahoraReined la jala más hacia el, con su cuerpo cubriendo el suyo —Maestra, antes solías ser mas pequeña. —el cierra los ojos y respira profundamente —amo estar cerca de ti, me traes mucha paz.Paz…Paz en medio de una guerra—Realmente me gustas mucho, no puedo evitarlo.—¿No crees que es demasiado tanto toqueteo?El niega y entierra su cabeza en su cuello, su cabeza reposando en su hombr
Sus ojos se llenaron de lagrimas al verlo y vacilo —perdóname… —se discúlpaba como si fuera ella quien lo hubiera matado —esto… esto no es real…—No. No lo es —contesto calmado —es solo una ilusión —se miró en el espejo, pero en su reflejo podía verse la verdadera forma del monarca, el de la edad más madura.La magia no engañaba al espejo, solo a los ojos humanos.—Es… es bueno… ¿Cómo lo haces?Este la miro y le sonrió, y aquel gesto grabado en su memoria por siempre hizo que el corazón de Selene se desplomara por completo. Sus dos manos viajaron a su rostro y lloro.Reined se acercó a ella.—No llores, maestra.Él siempre había tenido una sonrisa que podía desarmarla.—¿Quieres que lo intente contigo?Esta se aparto las manos, pero antes de siquiera contestar, la magia del monarca la envolvió y su color de piel había cambiado. Su cuerpo también.—No podrás ver tu rostro, ya que el espejo mostrara a Naevia, pero puedes tocarlo. Tócalo. Tócate. Eres tú ahora.Ella lo hizo y noto sus fa
Selene era una mujer hermosa. Con una magia igual de poderosa. Residía en la gran colina Olida donde todos la admiraban y adoraban por igual. En un monte, justo arriba, en la punta de la montaña estaba su gran morada.Era una mujer importante y justo esta noche, la joven bailaba a la luz de la luna cerca del lago. Un baile ancestral con pasos bien ensayados y precisos. Un baile casi secreto conocido por muy pocos.Cuando termino su baile suspiro —sé que estás ahíEl muchacho salió apenado de entre los arbustos —lo lamento maestra. No quise interrumpirla. Venia a preguntarle algo cuando la encontré bailando. Quería esperar a que terminara primero —el muchacho se arrodillo ante ella—No tienes que hacer eso —su gran túnica blanca le revoloteaba por el aire de la nocheEl cielo estaba oscuro, bañado con un tenue azul brillante. Era una hermosa noche, al igual que ella.—Maestra… discúlpeme. Nunca soy digno de nada y menos de usted. Siempre es muy bondadosa conmigo.—N-no… no seas tan mod
Sintió que se ahogaba.Se esforzó de forma desesperada por encontrar aire y se sentó. Sentía tierra bajo sus manos mientras jadeaba. Tierra bajo sus uñas. Polvo por todas partes. Su mirada borrosa trato de enfocarse, pero no entendía que estaba pasando o donde estaba.Escuchaba cascos. Caballos. Metal contra metal.¿Una batalla?¿Estaba en una batalla?Lo último que recordaba era eso... estaba en una. Claro. Debía seguir aquí. Quizás la habían noqueado. Se había desmayado en pleno campo.Busco una espada por el suelo, pero no hayo ninguna a su alcance. Vi a todos los hombres a su alrededor. Y por un raro instante de terror no creyó reconocer a nadie, a ninguno de sus hombres. Pero eso no era relevante, quizás el golpe le hizo más que solo desmayarla.Localizo con rapidez la insignia de los opositores. Los que la portaban eran su verdadero enemigo.Se levanto y conjuro toda la magia que pudo para lanzar el hechizo. Poco a poco se fue liberando de la gente. Esquivando mandobles de espad