Capítulo 4

—¿por que la golpeaste?— pregunta el alfa a Clark muy molesto

—nos insultó y nos llamo mugrosos, además como le dije al beta, es mejor que no conozca el camino devuelta, pues si es una espía podrá escapar y regresar con ellos, además no es la primera vez que matamos a alguien que pisa nuestros alrededores— pero Alastor conoce muy bien lo ambicioso y mentiroso que es Clark

—¿estás seguro que esas fueron tus intenciones? ¿O tenías otros planes para ella? Tú cabeza siempre está llena de ideas que sólo te perjudican, Clark. No quieras usar tu inteligencia m*****a conmigo, porque te conozco y se que me odias tanto como yo a ti, si te he dejado vivir es porque se el valor que tienes como guerrero y de otras cosas, de otra forma; ya te hubiese desgarrado el cuello, recuerda quien soy nunca lo olvides, si quiero matarla o dejarla vivir eso me concierne a mí, no a ti, no tomes autoridad de alfa, porque nunca lo serás— le da una mirada tan intensa que Clark baja la cabeza, imposible era resistir a un alfa y a su autoridad.

—no te estoy mintiendo, de querer matarla lo hubiese hecho, no le miento en cuanto a eso, y tengo muy claro quien eres... Alastor, no tienes que recordármelo— era más que obvio que le mentía, pues su odio a Alastor era demasiado profundo y no veía el momento en el cual él acabara con su vida.

—libérenlo— espeto.

Se marchó de la apestosa celda donde estaba y con ira, Clark lo vio marcharse jurándose que un día le arrancaría la cabeza, así sea después de muerto. Pero aún así le dio curiosidad saber porque un alfa como él, que no pide opiniones ni tiene compasión de nadie, tiene compasión de ella.

—así que te gusto la esclava jajaja, patético—

Alastor vuelve a su castillo y sube las escaleras para ver que hacía Jade, pues hacia mas de una hora que la había dejado sola y quería saber que estaba haciendo, pero al abrir la puerta de su habitación se quedó paralizado al verla dentro de su bañera, su cabello mojado bajaba a su espalda y jugaba con el agua como un bebé. Cerró la puerta de golpe y ella volteo su cabeza al escuchar la puerta cerrarse, pero no le importó, terminó de bañarse y se colocó el mismo vestido que traía puesto, no tenía nada más que colocarse, mientras que Alastor suspiraba y trataba de entender que estaba pasando con él, no sabía que era ese sentimiento, esa adrenalina que nunca antes sintió, esas ganas de protegerla y cuidarla como a una pequeña flor y sobre todo esa corriente entre sus muslos, el corazón bombeando sangre apresuradamente y la fatiga de la emoción.

Tocó la puerta suavemente y ella abrió con una sonrisa

—me bañe en tu bañera, jajaja es como un pequeño lago ¿o yo soy muy pequeña? ¡Hmm! Da igual, fue divertido, además tenía días sin bañarme, pero no te quedes ahí viéndome, ven pasa después de todo este es tu habitación, por cierto es bien enorme, supongo que es porque ere del alfa—

Su cabeza trata de ir a su ritmo, pues ella hablaba muy rápido y decía una palabra tras otra y no lograba ir a su ritmo, así que solo asintió

—¿no te gusta hablar? A mi si, jajajaja, hablo mucho por eso tuve algunos problemas en mi manada, bueno antes de que la destruyeran—

—si, se nota que te gusta conversar ¿a que manada pertenecías?—

—era pequeña, ni siquiera tenía un nombre, no éramos tantos, ni fuertes como ellos, así que no pudimos con los lobos que fueron a destruir todo, eran lobos encapuchados, ni si quiera se cómo pude escapar y esconderme, desde entonces, pues vivo así en el bosque, no es tan malo cuando te acostumbras, pero hay muchas bestias peligrosas como osos y leones, sin olvidar las serpientes, esas me dan mucho miedo, jajajajaja mis padres la usaban para asustarme—

El frunce el ceño escuchando la última parte "sus padres usaban serpientes para asustarla" no quiere imaginar que tipo de padres tenía ella. Sus ojos son tan hermosos y medida que ella habla, él está en un trance procesando todo lo que ella dice mirando cada una de sus cualidades

—comprendo— él no habla mucho, sino lo suficiente aunque no le molesta en lo absoluto escucharla hablar, pues todo el que habla de más, termina diciendo lo que no debe y quería saber en que ella se iba a equivocar, pero a ella si le molesta su silencio y frunce un poco el ceño

—siento que estas aburrido de oírme, ya se que hablo mucho, pues como tú no hablas, yo tampoco lo haré-

Se cruza de brazos y hace un puchero, él no comprende

—¿que haces?— le pregunta y eso causa risa en ella quien no sabe enojarse

—eres raro alfa, ¿no sabes que es enojarse o que?—

—creo que se mas que tú, siempre estoy enojado—

pero ella alza las cejas y sonríe otra vez, ambos están sentados en el borde de la cama, sus piernas están un poco abiertas y comparando su estatura con la de ella, la cabeza de jade le llega su estómago.

Ella es tan pequeñita y delgada, la ve demasiado frágil a un punto de causarle incomodidad

—siempre estás enojado porque no sabe sonreír, espera que te enseño como—

Ella se mete entre sus piernas e intenta alargar su boca para que sonría, pero al mover su cabello y tocarlo tan suave con sus manitas pequeñas él, a gran velocidad la toma acostándola sobre la cama y subiendo sobre su cuerpo estrujándose un poco sin hacer presión por un deseo impulsivo de repente como si algo dentro de él se lo exigiera en gran manera, colocando sus manos a cada lado de su cabeza sin hacer presión sobre ella y respirando con profundidad el aroma embriagador de su cuerpo. Sus ojos se vuelven azul más intenso y le gruñe mostrándole los dientes afilados.

—¡grrrrrr!— ella se asusta y él mueve la cabeza entrando en razón y la libera saliendo rápido de la habitación.

Cierra la puerta detrás de él y empieza a respirar profundamente cerrando sus ojos, sabía que seria un problema para él que ella lo vuelva a tocar así.

Escucha la voz de arlo, habían llegado de la caza y baja rápidamente, en voz baja le susurra.

—¿trajiste algo decente?—

El asiente, pero la voz de jade resuena detrás de él, parece una muñequita y ya está limpia, así que los ojos de los lobos se agrandan al verla porque su belleza ahora es más notoria, pero el sentimiento de saber que otros tienen los ojos sobre ella, hace que el alfa les gruña con visible molestia sin poder evitarlo y ellos se agachan obedeciendo al alfa.

La carne de ella es asada con hiervas, mientras que los demás no la dejan cocinar bien, pues el hambre es tanta que la desesperación los mata. Jade está frente a una fogata con arlo y los lobos. Todos comen juntos, pero Alastor no.

—¿por qué Alastor no come con todos?— arlo sonríe se da cuenta de que ella es demasiado inocente, pero su energía es fuerte pese a que es una omega, una loba de clase baja

—el alfa no come con nosotros, no recordamos la última vez que lo hizo, viene reparte la cena y se va si deja que estos lobos se sirvan ellos, es un caos-

—entiendo, mejor así, él es un gruñón, un lobo gruñón, pero no es malo solo hay que darle amor, aunque creo que él no sabe que es el amor ¿nunca se ha enamorado? Bueno, que pregunta más tonta, los lobos solo se enamoran de sus mates y nadie más para siempre, perece que él no tiene porque es un gruñón y la diosa no le quiere dar una esposa por eso—

ellos rieron, pues ella no paraba de hablar y decir cosas que no entendían, pero eran graciosas. Ni ellos ni ella sabían que él estaba detrás y un gruñido que salió de su garganta fue tan terrorífico que los lobos bajaron el rostro en sumisión inclusive, Arlo.

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