Gimotea adolorida y abre sus ojos, mientras aprieta la mano izquierda de Alastor para soportar el dolor. El no sabe que palabras de consuelo decirle, más que,—¿te duele mucho?— arlo entra rápidamente y le indica que hacer —tienes que dormirla, va a morir de dolor— sus gemidos eran agudos y tristes.—como haría algo así, ni siquiera puede hablar, no creo que pueda dormir en ese estado— de pronto la lluvia empieza a caer y truenos y relámpagos iluminan el cielo, emocionando a arlo el cual abre las puertas del balcón —Alastor, es lluvia, mira lluvia después de cincuenta años al fin…——si es lluvia, pero hay algo más importante aquí arlo, en este momento la lluvia no es tan importante-Otro punto que arlo noto muy importante y que el mismo alfa no se percataba, empezaba a dejar de ser egoísta y se preocupaba por otros en vez de sus propias necesidades, en otra ocasión deja que ella muera de dolor porque entiende que no puede hacer nada, pero ni siquiera cincuenta años en sequía y de re
La noche vuelve y como siempre preparan la cena para todos. jade se calienta acercando sus manos al fuego y se abraza, Alastor lo nota, y cuando prepara su carne se la entrega —come para que te vayas a dormir más temprano, no sea que te quemes— hablo fríamente no queriendo dejarse ver vulnerable delante de los lobos o de clark quien no perdió la oportunidad para dar su opinión —jade, así como hiciste llover ¿por que no le pides a la diosa que nos quite este castigo, digo como vemos que eres especial ante ella— todo lo que sale de su boca es con entendible sarcasmo, Alastor iba mandarlo a cerrar la boca, pero ella sonrió —¿y como sabes que aún están malditos?— todos se miraron unos con otros y rieron dejando salir comida de sus bocas, menos Alastor y arlo, y uno de los lobos respondió —¿te burlas de nosotros? A caso no ves esta miseria? La comida, las mujeres y los niños, el pasto, el vino, la Plata, todo era en abundancia, mira como estamos de a pocas porciones para sobrev
A la mañana siguiente muy temprano el alfa despierta, su miembro está erecto y lo acaricia suavemente volviéndose a acomodar en la cama, pero abre sus ojos de golpe y se sienta, los recuerdos de un sueño extraño llegan a su cabeza, había soñado con jade, la perseguía porque quería hacerle el amor, el sueño se sentía tan real, pasó la mano por su cara y la puerta fue abierta entrando su beta por ella —válgame la diosa, tápate ese animal salvaje— voltea el rostro y él se pone de pies sin ninguna vergüenza, su cuerpo aún seguía en buen estado, la V de su cintura estaba muy marcada y su abdomen, pecho y espalda estaban marcados y todo su cuerpo tonificado, la maldición yacía en su rostro, pero en su cuerpo no había un rasguño.De pronto jade entro a la habitación para ver cómo estaba el alfa y sus ojos se detuvieron justamente en su intimidad, ya que era imposible que no llamara la atención, Alastor se tapó rápidamente y ella salió corriendo fuera de la habitación avergonzada, él se vis
—sal de ahí arlo, crees que no se que estabas husmeando— —fue inevitable no querer escuchar, pero ella tiene razón, lo que quieres hacer lo haces para no sentirte culpable— —¿que clase de ser humano crees que soy?— —¿en serio quieres que te de una respuesta a esa pregunta?— el alfa niega —no necesito que me digan que hacer, yo soy el alfa de esta manada yo soy quien ordena, si yo digo si es si y si digo no es no y punto— —y nadie está en desacuerdo con usted alfa, de eso puede estar seguro, pero...— un grito desgarrador se escuchó desde la habitación de jade, ambos corrieron rápidamente hacia allá para ver que sucedió y al abrir la puerta no había nadie en la habitación solo la ventana abierta, Alastor corrió hacia ella y miró hacia abajo y lo que sus ojos vieron le helaron la sangre; jade se había lanzado por la ventana y su cuerpo yacía sobre las espinas —¡QUE HICISTE!— grito con desesperación y se iba a lanzar a buscarla, pero arlo lo detuvo —no lo hagas terminarás herido
Pasó una semana en la cual jade evitaba verlo y él se daba cuenta. No se presentaba en la cena con todos como solía hacerlo, la cena era llevada a su habitación por arlo quien se molestaba al verlos a ambos en ese estado tan frío, pero jade no estaba tan sola a medida que pasaban los días más mariposas iban a su habitación logrando entretenerla y no pensar tanto en él, se repetía a sí misma que cualquier cosa era mejor que volver a colmillo negro. En esa misma mañana un pajarito se posa en su ventana y ella se asombra y corre fuera de la habitación y es tanta su emoción que abre la puerta de la habitación de Alastor el cual dormía. Se acercó a él en puntillas y movió su mano para ver si estaba despierto, su cara estaba cubierta por su capucha dejando solo sus ojos cerrados visibles y al ver que este no despertó decidió marcharse, pero su mano la sostuvo con dureza de su brazo y abrió sus ojos de golpe —¿que pretendías hacerme?— —no no, sólo vine a...— la jalo hacia él subiéndola so
Nuevamente jade se revuelca sobre su cama, el dolor la invade y siente que va a morir esta vez. Su cuerpo está bañado en sudor y trata de soportar sin hacer ruido para no molestar al alfa por miedo a que la quiera volver a echar de la manada.Se baja de la cama como puede y cae, una tos la ataca haciendo que su pecho duela mucho y puede notar un poco de sangre en su palma ¿que rayos estaba pasándole? Aprieta sus ojos como alguien resignándose, tambaleante y con pocas fuerzas, mientras tiembla considerablemente, llega a su ventana y trata de abrirla, el viento no existe en ese lugar, no hay árboles y ahora mismo solo anhela un viento fresco, algo que la pueda relajar. Algo corre por su nariz y lo limpia puede ver la sangre espesa en sus dedos y siente temor, esto nunca antes le había sucedido.Alastor quien no ha pegado un ojo se siente extraño agudiza su odio, pero no escucha nada y a su cabeza llega el recuerdo de jade, de sus besos y sus caricias, suspira y entre cierra los ojos, el
Me despierto adolorida como si hubiese tenido clases de etiqueta en casa, se que es un ejemplo absurdo, pero terminaba castiga todo el tiempo. Abro los ojos forzadamente y veo la claridad del día y por lo cómoda que estoy se que no estoy en mi habitación al parecer Alastor me escuchó, suspiró recordando cómo me sentía juré que iba a morir nunca antes me había dolido tanto como anoche. Quito la manta de mi cuerpo y me siento en la cama, tiro mis pies al piso de madera y trato de buscar mi ropa, pero antes quitó lo que cubre las ventanas del balcón para poder ver mejor y justamente cuando me doy la vuelta Alastor abre la puerta y se queda viéndome, intento cubrirme, ya que él no me quita los ojos de encima y cierra la puerta detrás de él, camina hacia a mí y me asombra al sentir cómo me acuna en sus brazos. —¿te sientes bien?— asiento abrazándolo igual no queriendo despegarme de él —tienes que comer— me habla suavemente —no quiero ahora, estoy bien así como estoy, aquí ahora contigo
Cierro la puerta detrás de mi espalda cansado y abatido, pero voy con arlo —ah, ya despertaste— lo miro de mala gana —ni siquiera he dormido ¿de que estás hablando?— él niega —¿ya tienes un diagnóstico?— le pregunto, mientras froto uno de mis ojos —quiero que vayamos al lugar donde vertimos la sangre de aurora— —arlo, ¿que quieres conseguir con esto?— —ya verás—ambos salimos y puedo ver cómo ha crecido la hierba —¿ves que interesante? Hierba en luna blanca— me da un poco de tranquilidad, después que jade está aquí las cosas han mejorado mucho. —bingo!— Espeta arlo y me saca de concentración. —¿ves cómo a muerto al igual que los espinos?—frunzo el ceño y vuelvo a mirar hacia las espinas de la ventana donde cayó jade y están en muy mal estado. Trato de procesar lo que arlo me cuenta y no se si es el cansancio o la sorpresa, pero me siento aturdido —vuelve desde el principio, me estás diciendo que jade no tiene una enfermedad en los huesos si no que su sangre está enven