Se levanta, la mira unos segundos y se va a su habitación, arlo le pregunta:
—¿qué hago con ella?— pero él solo lo ignora y sube las escaleras, llega a su cuarto cierra la puerta y siente como sus rodillas flaquean, frota su mano y después de tantos siglos sonríe con calidez humana, era bueno volver a sentirse vivo después de tantos siglos, pero cierra su boca y cierra los ojos —no me vas a jugar una mala pasada diosa, no se que quieres lograr con esto pero no, ella no huele como una mujer fuerte es pequeña y débil como si su cuerpo se fuera a romper— Rechina sus dientes, pues estaba molesto, de igual forma no habían condiciones para tener una mujer en el castillo, pero su corazón no para de latir, ese aroma estaba metido entre sus fosas nasales y no sabe que hacer, jamás pensó que sería posible que una mujer llegara a su vida. Volvió a bajar las escaleras después de unas horas, la chica estaba siendo alimentada, aún con las manos atadas —¿QUIEN LOS MANDÓ ALIMENTARLA? USTEDES NO SABEN SI ES UNA ESPIA— ellos se alejan de ella, mientras ella mastica con el ceño fruncido y espeta —tenía hambre, llevo días tratando de cazar y por eso el oso me persiguió, además ya te dije que no soy una espí...— La tomó por un brazo fuertemente interrumpiéndola, había cubierto su rostro nuevamente y la llevó a su habitación subiendo las escaleras con ella casi arrastrada, solo para que los lobos no agarren confianza con ella, pero aún así los dejó a todos sorprendidos. Al llegar la empujó hacia adentro cayendo al piso, ella observó su habitación el lugar era muy grande y bonito era la única área limpia, había una gran bañera con agua y ella corrió hacia allá y bebió, él la miró y frunció el ceño —me había bañado con esa agua— espero serio Escupió todo y pasó la mano por su boca con asco y él sonrió sin que ella se diese cuenta, pues su cara fue graciosa, le dijo que tomara asiento y le ofreció agua limpia y se sentó frente a ella, volvió a quitarse la capucha y descubrirse el rostro —¿quiero que me digas cómo te llamas?— —entonces si sabes hablar sin gritar, me gusta mas cuando no me gritas porque me asustas— —no te voy a gritar otra vez...— —me alegra escuchar eso— —a menos que no sea necesario, ahora dime tú nombre— —¡agh! Eres un desgraciado— —y otras cosas más te lo puedo asegurar, te vuelvo a preguntar ¿cómo te llamas?— —me llamo Jade— —Jade, ¿por qué estabas tan cerca de mis tierras? ¿acaso no sabes que el paso está prohibido por estas áreas del bosque?— —ya te dije tenía días es...cazando y el oso me vio y pues, no sabía nada de estas tierras soy una loba abandona que ha sobrevivido sola todo este tiempo— El frunce el ceño, pues su forma de hablar y su actitud le hacían deducir que no mentía acerca de que no sabía nada de él, pero era muy educada y delicada pese a la suciedad de su rostro y calmado para no asustarla le vuelve hacer otra pregunta —Jade ¿no sabes quien soy?— Ella se queda viéndolo fijamente y niega con la cabeza frunciendo el ceño, él suspira mostrando seriedad —¿no me estás mintiendo?— pero ella le dice algo que lo desconcierta totalmente —siento cosquillas en mi estómago ahora, una vez me contaron que cuando sentías eso frente a un lobo era porque él era tú mate ¿eres mi mate?— Pero él se queda pasmado y trata de procesar lo directa que es ella, no sabe cómo lidiar con esa situación, pues es demasiado difícil para un lobo como él que no sabe, ni tiene idea de cómo tratar una mujer, así que le pregunta su edad, pues cuando sabes quien es tu mate es obvio darse cuanta de una vez, pero ella no tenía idea —¿cuál es tu edad, Jade?— Le pregunta aún más despacio, ella entra un mechón de cabello por su oreja y habla con rapidez —tengo 17 años, pero pronto cumpliré 18, además no quiero irme de aquí porque por alguna razón que no se, me siento bien— El agranda sus ojos por su edad, aún no es mayor ¿y como era posible que no se quisiera ir? ni siquiera lo conocía y no tenía idea donde estaba metida y quien era él, así que le vuelve a preguntar —¿no te da miedo verme? ¿mi cara no te asusta? No huelo desagradable para ti?— ella lo olfatea, estaban un poco cerca e intenta tocar su rostro despacio creyendo que él la va a rechazar, pero necesitaba comprobar algo, así que cerró los ojos disfrutando de su tacto, sus dedos se deslizaban por su cicatriz —me gusta tu cicatriz, te hace ver atractivo, no se porque te cubres la cara si eres h-hermoso, nunca había visto un hombre tan hermoso como tú— Abre sus ojos de golpe y un destello de luz cruza por ellos, hacia tantos siglos que no escuchaba aquellas palabras "hermoso" y se aleja de ella cubriendo nuevamente su cara, ella suelta un respigo y le pregunta apenada —¿te dije algo mal? ¡lo siento! A veces hablo mucho y suelo arruinar las cosas— Se acerca nuevamente y corta con una de sus garras la cuerda que ata sus manos —wow! Que garra tan enorme— ella aclara los ojos —algo así— espeta de forma cortante. —gracias, ya me dolían las muñecas— sonríe y es la sonrisa más hermosa que había visto en todos sus siglos, siente un calor recorrer sus venas y observa sus muñecas estaban muy enrojecidas el nudo de la cuerda había sido muy fuerte se siente extraño al verla así y le pregunta —¿te duelen las muñecas?— —no, todo está bien— cuando ella sonríe él se pierde en ese detalle nuevamente, quiere salir de aquel trance en el que está y quiere engañarse pensando que aquello solo es un hechizo de una espía bruja, pero tiene una carga de sentimientos en su corazón que no sabe cómo controlar. Sale de la habitación y la deja encerrada sin decirle nada, pues estaba demasiado abrumado y no sabía que más preguntarle por el momento. Al bajar las escaleras pide con urgencia ver a arlo, pero le dijeron que había salido a buscar agua, ya que había visita. El observa todo el lugar por primera vez y ve lo horrible del Castillo como para que una mujer tan delicada como ella esté en el, la mugre es demasiada así que eso lo hace sentirse incómodo, incluso destapa un espejo de la sala y al verse, ve lo sucio de su ropa y lo vuelve a tapar. Alastor rara vez salido de su castillo, pues todo lo llevaban a él, así que no le importaba el exterior, pero por alguna razón quería ir a cazar para darle una cena decente.—¿por que la golpeaste?— pregunta el alfa a Clark muy molesto—nos insultó y nos llamo mugrosos, además como le dije al beta, es mejor que no conozca el camino devuelta, pues si es una espía podrá escapar y regresar con ellos, además no es la primera vez que matamos a alguien que pisa nuestros alrededores— pero Alastor conoce muy bien lo ambicioso y mentiroso que es Clark —¿estás seguro que esas fueron tus intenciones? ¿O tenías otros planes para ella? Tú cabeza siempre está llena de ideas que sólo te perjudican, Clark. No quieras usar tu inteligencia maldita conmigo, porque te conozco y se que me odias tanto como yo a ti, si te he dejado vivir es porque se el valor que tienes como guerrero y de otras cosas, de otra forma; ya te hubiese desgarrado el cuello, recuerda quien soy nunca lo olvides, si quiero matarla o dejarla vivir eso me concierne a mí, no a ti, no tomes autoridad de alfa, porque nunca lo serás— le da una mirada tan intensa que Clark baja la cabeza, imposible era resist
La tomó con salvajismos por un brazo, dejando caer la comida y se la llevó arrastrada por el suelo, logrando así que una astilla de la madera dañada se le incruste en uno de sus pies descalzos. Arlo quiso ayudarla, pero las palabras de ella al parecer fueron malentendidas por él. La llevó a la habitación y la tiro al piso sin darse cuenta de su pie herido, jade gimió por el dolor de tirarla en el piso y volvió hacia abajo furioso. —QUE SEA LA ÚLTIMA VEZ QUE LOS VEO RIENDO O TAN SIQUIERA CERCA DE ELLA, TODOS SE MANTIENEN A LA DISTANCIA, ¿ESTÁ CLARO?— Asintieron cabizbajos y se volvió a marchar, arlo camino detrás de él —Alastor no la castigues, aún es una niña, su voz y su forma de hablar lo dejan claro— —sé que es una niña, solo tiene diecisiete años, pero no dejaré que aun siendo una pequeña mocosa, quiera hacerme ver como un inútil delante de mis lobos, ¿está claro?— Él se asombra, lo que significa que sabe más cosas de ella y eso le alegra mucho —por favor, no la ahuyentes
—hoy estás más gruñón que de costumbre—pregunta arlo —no dormí nada— se estresa silenciosamente —a ver ¿ya tengo una idea de por qué?— levanta ambas cejas insinuando algo pervertido y Alastor le pega con el puño cerrado en la cabeza —¿por qué me pegas, que dije?— se acaricia la cabeza y lo mira de mala gana —no pienses tonterías ¿crees que soy tan bastardo para tocarla?— arlo se queda viéndolo y él abre la boca —okay, eso era antes... uff, ya no soy así, soy...— —TENGO HAMBRE— Alastor se espanta y mira a jade quien lo hizo dar un respingo, arlo sonríe y le agita la mano y corre a limpiar una silla para que ella se siente. Cuando intenta bajar se queja porque aún finge que le duele su pie y el alfa niega y camina a buscarla, la carga como a una novia y la sienta en la silla que arlo limpio con su ropa —¿que le pasó señorita jade?— se baja para tocarle el pie, pero él gruñe celoso, arlo se aleja —solo iba a revisarla— —ya la cure, así que no tienes que tocarle el pie— pero
Estoy encerrada en una habitación, al parecer nadie dormía aquí todo se ve intacto, pero hay mucho polvo. Trato de caminar hacia las ventanas y corro las cortinas que se caen cuando hago el simple intento de tocarlas haciendo que eche hacia atrás asustada. Las ventanas están cerradas y gruño incómoda, al menos los rayos del sol entran e iluminan, suspiró y me siento en una vieja silla de hierro polvorienta.Hay una cama sin sábanas con un colchón lleno de polvo y escombros, un marco de lo que un día fue un espejo, en cierta forma todos los espejos están destrozados al parecer, Alastor odia los espejos.Había escuchado su historia, pero jamás creí verlo ni tocarlo, mi padre hablaba de él con tanto odio y asco como si fuera la peor escoria en el mundo, como todos lo ven, incluso lo usan para asustar a las personas y a los niños.—mis padres deben estar volviéndose locos porque no estoy, no porque me amen, mas bien no me pueden usar a su antojo...infelices, bastardos, infelices— se desli
Es la última noche en la que ambos están en la misma habitación, él le preparó una cama en el piso porque tener contacto con ella le afectaba en gran manera, pero esa noche la luna estaba llena y el aroma de ella fue tan fuerte que su contra parte fue quien tomó el control y soltó un gruñido inhalando el aroma de jade con desesperación. —GRRRRRRRRRRRRRRRR—ella se voltea dándole acceso a su cuello en su lado izquierdo y el gran lobo con los ojos inyectados en sangre mirando a su presa frente a él se coloca a su altura y la baba cae sobre ella la cual sin darse cuenta se rasca el cuello y gime acomodándose, la mano del alfa destroza la tela donde estaban sus pechos redondos y de su aureola rosa con el pezon hecho bolita por el frío que hacía. Sus ojos veían perfectamente en la oscuridad y se deleitaba viéndola semi desnuda, tanta fue su excitación que chupó de forma dura uno de sus pechos despertándola de forma dolorosa y nerviosa, iba a gritar, pero le tapó la boca y su cuerpo empezó
Pasó una semana desde su noche apasionada con el alfa y él le preparó una habitación a ella, después de lo ocurrido evitaba verla a toda costa, porque temía a volver a dañarla y esta vez no poder contenerse.Ella se había familiarizado un poco más con la manada maldita y en lo que fue una vez un jardín intento entretenerse cultivando flores, arlo le había había regalado unas plantitas secas y le daba un poco de agua no mucha pues no la podían desperdiciar.Pero pese a toda la situación, ella no tenía ni idea que Alastor la asechaba desde lejos observando y preguntando a arlo por ella, incluso le pareció gracioso cuando arlo le comentó que estaba plantando rosas, pero aparte de él había otra persona que también la miraba desde lejos como un pez gordo con el que podía sacar beneficios, Clark, un lobo envidioso, celoso y lleno de toda maldad que alguien se podía imaginar y un poco más. Mientras ella cultivaba las rosas él se acerca a ella y dobla el cuello —vaya, si es la favorita del a
La noche cayó y arlo cabeceaba en una silla tratando de no dormirse, pues estaba cuidando de ella. Arlo se espanta al ver la figura de Alastor parado frente a ella —vete a dormir, la curare— él se va y la toma en sus brazos, la lleva a su cama y le quita la ropa, pues no iba a lamerla sucia como estaba por todas las hierbas de curación, ya que son muy amargas. Sus ojos admiran su físico, esta vez la tuvo que ver completa y simplemente cerró los ojos sintiendo como su miembro se ponía duro y tiembla tratando de controlarse. La lleva a la bañera y la baña suavemente tocando su cuerpo parte por parte y al llegar a su intimidad detiene su mano, es una zona prohibida, pero respira muy profundo y lo hace rápido, siente sus pliegues y lo pequeño de su clitoris y al tocar su pequeño orificio se da cuenta de lo pequeño que es sabiendo que si su pene entre ahí la desgarraría. La lleva nuevamente a la cama y empieza a lamer las plantas de sus pies todas esas cicatrices que hay en ellos son
Pero en medio de su confusión cierra la puerta en la cara de arlo y quince minutos después baja y sale, jade está apretando las ramas sin importarle el dolor de las espinas y arlo le suplica que abra las manos porque se está haciendo mucho daño. Ella también pensaba que era Alastor, el sol ya pegaba fuerte y en esa manada no llovía, por eso los suelos se volvieron malditos y solo cardos y espinas crecían, pero esas fueron las primeras plantas en mucho tiempo. Cuando el alfa vio como todo estaba destrozado se quedó en silencio y veía la tristeza y el odio en la mirada perdida junto a las lágrimas que no cesaban de jade, ella volteó hacia él su mano derramaba sangre y él le habló —suelta esas espinas, solo te están lastimando las manos— su tono fue tan frío, ella caminó hacia él y estalló —si tanto me odias mátame, acaba con mi vida, pero no tenías que ser tan maldito y destruirlas no tenías que ser tan bastardo, si tú vida es tan miserable deja de querer que la vida de todos sea i