Capítulo 2

Cómo cada día los lobos de Luna blanca fueron en busca de agua y a cazar. Ya habían pasado cinco días desde la última caza y el hambre los atacaba.

Mientras caminaban y discutían entre ellos, Arlo bufaba, pues eran tan infantiles para su gusto y hablaban tantas estupideces, que lo abrumaba su falta de inteligencia y sus pocas capacidades para pensar.

—¡Agh! estoy cansado de esta m*****a vida, soy un lobo de guerra, no un esclavo que tiene que buscar agua para que Alastor se lave el culo todos los días—

Los demás se ríen y Arlo quien se veía como un lobo débil le gruñe enfadado.

—si mantienes la boca cerrada posiblemente no le diga al señor alfa que te arranque la lengua, Clark—

El abucheo de los lobos lo hizo enfurecer y soltar el cántaro para el agua, pues Clark era agresivo y uno de los que quería la cabeza de Alastor en secreto.

—¿crees que porque eres la marioneta de él, te tengo miedo?—

un gruñido salió desde lo más profundo de él anunciándole que quería pelea y Arlo espetó en tranquilidad

—guarda tus ganas de pelea Clark, porque no te conviene que me muera, de hecho a ninguno de ustedes les conviene que...—

Pero agudizó su oído cuando escuchó unas pisadas o más bien alguien corría hacia ellos

—¡ESCÓNDANSE!—

Así que todos se escondieron para atrapar lo que sea que fuera aquello y para su gran sorpresa, mientras esperaban lo que corría con desesperación escucharon un oso gruñir, pues venía persiguiendo a algo o a alguien y al ver quien era todos atacaron el oso dejándolo muerto y la mujer quien era la que corría fue atrapada antes de que pueda escapar y amarrada por las manos.

—suéltenme bastardos, no saben con quien se están metiendo—

Gritaba tratando de alejarse de ellos, pues eran demasiados y se veían sucios y mugrosos, le causaban miedo, pero ellos la sostuvieron mirándola con asombro evitando que escape

—¿e-eres una mujer?—

Ella los mira con extrañes, pues eran demasiados extraños y la miraban como si nunca habían visto una mujer en su vida.

—¡por la diosa! ya no recordaba cómo se veían— dice uno

—¡es hermosa!— espeta otro asombrado viendo su belleza

—vamos a...— Clark intento tocarle el cabello y ella alejó un poco su cabeza evitándolo y Arlo le gruñó molesto

—ni se te ocurra tocarla, esta es para el alfa, cuando la vea se que sabrá que hacer con ella, así que ninguno la toque si quiere vivir—

Pero ella sigue viéndolos con asco e incomodidad no sentía miedo, pues venía escapando del oso y de otros problemas mayores, así que les vuelve a preguntar desesperada.

—momento ¿quienes son ustedes? ¿y quien les dijo que me iré con alguno? Así que me hacen el favor de soltarme vagabundos apesto...—

No hablo más pues Clark le golpeó la cara y la hizo desmayar haciendo que arlo se moleste y le diga que lo acusara con Alastor por su agresividad contra la dama, pero él se excusó alegando que ella los insultó y que no quería que se aprendiera el camino de regreso para que no escapara del alfa. El beta aún así se molestó bastante no importaba si se aprendía el camino de regreso, sabe muy bien que Alastor no la dejaría escapar a menos que quisiera.

***

Llegaron a la manada y sobre él lomo de unos de los lobos estaba la chica que habían encontrado en el bosque y también el oso. Alastor estaba dormido, pero un aroma agradable a su olfato llegó y lo sacó de su sueño profundo, se tapó la cara y se vistió como de costumbre y colocó la capucha en la cabeza dejando solo sus ojos visibles como siempre y cuando abrió la puerta justamente arlo iba a tocar

—alfa, tengo un regalo para usted— sonríe feliz

—¿que tienes para mí?—no quería dejarse ver desesperado, pero el aroma se hacía más intenso a medida que hablaba con él provocándole un dolor de cabeza agudo.

—es una sorpresa señor, por favor, acompáñeme— lo mira incómodo y espeta

—no me gustan los rodeos y lo sabes arlo, mas te vale que lo que sea que hayas encontrado sea muy importante, sino te arrepentirás—

—confié en mí—

Ambos bajaron las escaleras y en un círculo de lobos se encontraba la chica, pues hacia tantos años que no veían a una mujer que les causaba sorpresa. Al ver al alfa todos abrieron paso, la mujer tenía la cara tapada por su largo y abundante cabello, tenía las manos amarradas y los ojos de él se agradaron un poco, sintió su corazón latir después de tanto años, pues no sentía ninguna emoción más que el enojo y la rabia de haberlo perdido todo.

Arlo se acercó y quitó el cabello de su rostro para que él pueda verla y era hermosa parecía una diosa hecha mujer, no se acercó mucho, pues la sorpresa era demasiado ¿donde la habían encontrado? arlo le colocó unas hojas de menta en la nariz y ella gimió y despertó lentamente, volteo varias veces su cabeza y al abrir sus ojos su mirada chocó justamente con la de Alastor, desde el suelo se veía demasiado grande así que el beta la ayudo a ponerse de pie, su cara estaba sucia, pero no importaba, pues sobre aquella piel mugrosa su belleza era tanta que resaltaba.

Ella no dejaba de mirarlo y él la miraba fijamente queriendo saber porque no podía dejar de hacerlo, no sabía que era esa sensación tan extraña, su corazón latía fuertemente, pero trataba de regular sus emociones para que ningún lobo vea alguna vulnerabilidad en él. Así que con dureza y frunciendo el ceño le habló

—¿QUIEN ERES TÚ? ¿Y COMO LLEGASTE TAN CERCA DE MIS TIERRAS? ¿ERES UNA ESPÍA?—

Ella agranda los ojos, aquel tono de voz fue tan áspero y varonil como nunca antes lo había escuchado, pero a la misma vez la invadió el terror, al parecer ese era el alfa y si que daba miedo.

—¿no le dijeron que me perseguía un oso? por eso llegué tan cerca de tus tierras, ni siquiera se lo que es un espía, pero no estuviera aquí a no ser por culpa de ellos— los mira con las cejas cruzadas y escucha las amenazas del alfa nuevamente

—NO TE ATREVAS A MENTIRME PORQUE NO TIENES IDEA DE QUE PUEDO HACERTE PARA QUE HABLES ¿ME ENTIENDES?—

—señor, ya le dije que no lo sé, ese estupido de ahí me pegó cuando le dije que no quería venir—

pero a él no le gustó saber eso, porque en su corazón habían miles de sentimientos encontrados que no sabía cómo manejar y se llenó de ira al escuchar que él le había pegado.

—SILENCIO, CLARK, SAL DE AQUI—

—pero señor...—

—SÁQUENLO Y ENCIÉRRENLO—

—señor, por favor, no seño...-

Ella no entendía mucho, ni siquiera sabía donde estaba, miró el alrededor era un gran castillo, todos los cuadros estaban tapados con mantas y la mayoría de las ventanas por igual solo entraba luz por algunas las cuales estaban rotas, en su ira Alastor había destruido casi todo. Las escaleras eran largas y todas las alfombras estaban sucias, habían sillas, mesas y muchas lámparas, pero todo se veía abandonado.

Trago grueso, pues empezaba a sentir miedo, estaba rodeada por muchos lobos las cuales eran hombres salvajes ¿será que le harán cosas horribles? ¿o la sacrificaran? no lo sabía, salió de sus pensamientos cuando escuchó la voz de Alastor nuevamente.

—¿YA TE CANSASTE DE OBSERVAR PARA IR A CONTARLES A QUIENES TE CONTRATARON PARA LLEGAR AQUÍ?—

—YA TE DIJE QUE NO SOY UNA ESPIA ¿QUIEN TE CREES QUE ERES PARA ACUSARME SIN SABER QUIEN SOY? ¿ASÍ TRATAS A LAS MUJERES? CON RAZÓN SE VE QUE ESTAS SOLO, DEJA DE GRITARME PORQUE TE ESTOY ESCUCHANDO—

Su respiración se volvió agitada y todos se quedaron en shock al escucharla gritarle así, pues nadie se atrevía, incluso arlo se sorprendió y se puso delante de ella

—SALGAN DE AQUÍ— grito y los lobos obedecieron rápidamente dejando solo a arlo con ellos.

—mi señor, no se enoje con la dama dele otra oportunidad, tal vez ella no sabe quiénes somos realmente y...—

pero él empujó a arlo hasta hacerlo caer y se bajo la capucha y lo que le cubría la boca y nariz

—¿AHORA SABES QUIEN SOY? ¿Y DONDE ESTÁS?—

Pero ella cayó al piso con los ojos muy abiertos y él se colocó a su altura hablándole de una forma imponente para causar miedo en ella.

—¿TIENES MIEDO? ¿TE ASUSTA VERME? ¿DIME QUE TIENES MIEDO?—

Ella cerró los ojos por inercia, mientras volteaba la cara sintiendo su aliento tan cerca y su calor, provocándole estragos que ni ella misma entendía, pero en su desesperación le gritó no tan alto

—NO, no tengo miedo solo me pones nerviosa si me hablas así tan cerca, además tu respiración me golpea y tú...—

Pero él se alejó de golpe había escuchado como su corazón latía y no de miedo más bien; tum tum tum un ritmo diferente como había latido el de él.

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