Cuenta la leyenda que un alfa llamado Alastor Bismarck, rey de la manada «luna blanca» fue castigado junto a todos sus lobos por la diosa luna. El pecado de ellos fue la maldad de su corazón, se destruían entre ellos y la codicia y vanidad los hacia no querer darle lugar a las lobas solteras o comprometidas abusando de ellas y quitándoles sus purezas. hacían mal a otras manadas provocando así, que todas estuvieran en contra de ellos, ya que muchas veces les robaban las mujeres qué, desde su codicia y egoísmo ellos deseaban.
El alfa Alastor, era el más pequeño de cinco hermanos, pero el más sangriento y despiadado, y decidió quitarle la vida a todos sus hermanos para quedarse con el trono antes de tiempo. Tuvo un reinado próspero y fértil, pero estaba basado en la lujuria y vanidad y solo derramar sangre los hacía sentirse saciados, cualquiera que se atreviera a enfrentarlos no dudaban en derramar su sangre, inocente o culpable todos pagaban a una. Causaban el terror a su paso y eran reconocidos por ser la manada con un alto índice de mortalidad, pues no les importaban matarse entre ellos y derramar la sangre de sus propios hijos, sin amor a nada, porque el amor, el respeto y la compasión la habían perdido por la vanidad de sus corazones. Alastor; quien era rey, vivía de la buena vida y tomaba cualquier loba que sus ojos veían deseable y atractiva, era conocido como el lobo del rostro lujurioso, pues con verlo a su atractivo rostro varonil causaba el deseo de las mujeres, entregándose a pasiones pecaminosas con él, aun teniendo parejas, no importaba si era la mujer de otro lobo y había sido marcada por él, las mujeres caían a sus pies después de escuchar sus mentiras seductoras provocando así el rechazo de su pareja y dejándolas en completo abandono, provocando el suicidio en ellas y la depresión del rechazo hasta morir. Él era un lobo alto y tan apuesto, sin olvidar su vigor y su voz imponente y dura, sacaba a cualquiera de sus cinco sentidos. Sus ojos azules llamaban tanto la atención por su brillo especial, sus facciones marcadas y su ancha espalda y abdomen marcado, igual que cada uno de sus músculos. Sus piernas largas y grandes y lo grande de sus manos callosas y pies. El bulto en la parte delantera de sus pantalones que era más que notorio anunciando lo que había debajo de la ropa y la sonrisa levantando una ceja haciendo que el fleco que caía en su frente se moviera. Lo más pequeño de él, era inevitable no ver, porque su atractivo era demasiado perfecto, como si lo hubiesen dibujado con un pincel. Era imposible no darse a notar en cualquier reunión o presentación, sin olvidar lo arrogante y orgulloso que era. Los celos y envidia de otros alfa y manadas se hacían presente y buscaban la manera de destruirlo culpando a la diosa luna por todo el mal comportamiento de aquella manada que pese a todo su desastre, era próspera y eso también era causa se envidia. Así pasaron los años, el alfa se negaba a tener pareja porque no quería tener hijos, solo él tenía derecho al trono. Un día la diosa descendió y maldijo a Alastor diciéndole que la había decepcionado y que pasarán años y años hasta que su maldición termine, pero será tanto el tiempo de su sufrimiento que le sera casi imposible darse cuenta de cuando su implacable ira acabe. Su alma y su vida todo se reducirán a polvo y putrefacción, el hambre y la sed los consumirá como la polilla a la madera por cuanto el hirió y derramó sangre inocente. Hirió su hermoso rostro con una cicatriz desde una ceja hasta sus labios, la cual arruinaba su belleza. Mientras lloraba arrodillado a los pies de la diosa, suplicándole que por lo menos le dejé su rostro intacto, ella le dijo unas últimas palabras. "Tú vivirás bajo la sombra de tu casa, bajo la sombra de todos y te quedarás solo hasta que me acuerde de ti, pasarán años y no sabrás el día ni la hora. Que mi maldicion pese sobre ti hasta que tú corazón sea humilde y tu orgullo no pese más... hasta que puedas sentir amor. Cuando hablen de ti en tiempo pasado, cuando ya nadie se acuerde de ti, te llamarán el alfa de la belleza m*****a, porque tú don de la belleza fue maldito y lo usaste para lastimar a las mujeres que dan vida a las manadas, serás olvidado junto a tus lobos y los caminos se cerrarán, serás como un cuento de terror para asustar a los niños y hablarán pestes de ti, diciendo lo malo que fuiste y como la soberbia y el orgullo te hicieron perecer, la sequía los consumirá y llorarán por probar una gota de agua o comer un pedazo de carne" La maldición era tan poderosa que todas las mujeres que lo miraban tenían miedo y era aborrecido por ellas, pues todas lo despreciaban como carne putrefacta, la cual huele mal y nadie se le acerca porque está llena de gusanos. A los demás lobos les dijo; "no habrá para ustedes mujeres y no existirá el amor. Sus mujeres huirán y los lazos que las ataban a ustedes se romperán, ninguna mujer le dará a luz hijos y ninguno morirá, pues sufrirán las consecuencias de haber hecho lo malo delante de mí. Para Alastor esto fue un castigo demasiado duro, pues no comprendía como era que su destino iba a ser tan cruel, pero hubo unas palabras que se quedaron rondando en su cabeza "¿hasta que sienta amor?" Los caminos a luna blanca se cerraron para siempre con ramas de espinas gruesas y flores negras, y cuando hablaban de su manada solo decían que una vez vivió allí un rey muy poderoso, el lobo del rostro lujurioso y que por esa misma lujuria fue maldito y su rostro arruinado y su manada quedó entre las espinas. Aquella manada se perdió en el bosque y sus caminos nunca más fueron hallados, cualquiera que conociera los alrededores no se paseaba cerca, pues decían que un mal rondaba y todos solían ser muy supersticiosos. Los años pasaron como la diosa había dicho, luna blanca, la manada que fue muy famosa una vez, perdió todo su poder, valor y dignidad y ahora era una manada de la cual se referían como un lugar tenebroso donde nadie ningún lobo tenía el valor de pisar o asomarse y ningún ser vivo se paseaba incluyendo animales. Espinos y cardos crecieron y ramas llenas de espinas, nunca más cayó la lluvia y el viento no existía, los árboles se secaron y la gran mansión se iba desvaneciendo poco a poco. *** —¡AHHHH!—grita el alfa, se había enfrentado con lobos que querían quitarle el puesto de alfa de su propia manada, pero aun así los vencía porque su fuerza les sobrepasaba. —estoy harto de esta maldición, han pasado años y años y esta m*****a maldición no desaparece, no recuerdo el sonido de la lluvia o como se siente comer una m*****a fruta— patea un escombro molesto. El alfa era agresivo e imponente, estaba lleno de odio y cualquiera que le respirara muy cerca era capaz de estrangularlo o peor que eso, arrancarle la cabeza si no estaba de buen humor, cosa que pasaba poco. Tenía un beta quien era su mano derecha y encargado de sus mandados fuera de la manada, pues aquel beta era de corazón más blando que él y muy inteligente. —señor Alastor, debe tener paciencia, tengo fe, que este año seremos libres, en lo que pude entender sobre que debes aprender a sentir amor, tal vez es porque con un beso de amor, tú hechizo se romperá- Alastor se ríe con ironía y se quita lo que cubría su rostro —¿CREES QUE ALGUIEN ME BESARA CON EL ROSTRO DESFIGURADO? TU FE NO ME SIRVE ARLO, DEJA DE LEER CUENTOS PARA NIÑOS— el beta se hecha hacia atrás para evitar ser asesinado esperando que se calme, porque ya estaba acostumbrado a esa situación. —ninguna mujer amara un hombre como yo, aún recuerdo como me despreciaban y corrían lejos de mí, después de que todas morían aunque sea porque les hablara, así que deja la idiotez, tal vez se refería a aprender a tener amor entre nosotros mismos, ni siquiera nos ha importado herirnos en ocaciones aún viendo lo mal que estamos— estrelló unos libros viejos que estaban en una mesa polvorienta y subió las escaleras viejas y sucias a su habitación. Todo el Castillo una vez fue hermoso, pero debido a la maldición parecía un castillo abandonado lleno de mugre y suciedad. Los espejos estaban rotos y tapados, pues Alastor no soportaba verse desfigurado. El beta Arlo, hacía todo lo que podía, no había mujeres en la manada para realizar la limpieza y los lobos que vivían en la manada, vivían en conflictos. Tenían que cazar y de cada caza darle la mitad a Alastor, era una regla que cualquiera que la violara lo matarían y sería comido por los demás, ya que el hambre azotaba a los lobos y el agua escaseaba, por lo que tenían que buscar y traer para el alfa Alastor. Quitó todos sus harapos y se metió a la bañera, era amplia por el hecho de que él era muy grande. Se quedó meditando como cada día recordando las palabras de la diosa luna, quien nunca más volvió a aparecerse ante él. Terminó su baño y dejando caer agua al piso seco su cuerpo y se vistió para ir a sentarse para la cena. —acabo de secar el piso, no otra vez...— —te quejas demasiado Arlo, como si tuvieras tanto que hacer aquí— bufa, mientras se acomoda para que él le corte el cabello y quite su barba, pues no le gustaba, así que, arlo molesto, le responde: —si hay mucho que hacer, cada día tenemos que cazar y buscar agua que es muy difícil— La voz de Alastor era imponente y varonil pese a todo, su mirada era intensa como si a cazarte fuera. Arlo terminó de cortar su cabello y afeitó la barba con una navaja —¿se ha dado cuenta de algo alfa? Justo como estoy, podría herirlo y cortar su garganta sin que usted sepa ni tenga tiempo para reaccionar— —¿es un chiste o una amenaza?— alza las cejas —creo que las dos— ríe luego de acabar, quitó todo el desastre de cabello y él espetó —debes ser paciente Arlo, no me puedes matar aún y menos si quieres que la maldición termine un día— Pese a que era agresivo y de poco hablar, con su beta se llevaba bien y era con el único que hablaba y se reía de sus chistes, pues él lo conocía desde los pies hasta la cabeza y le tenía aprecio sin importar qué, no como los demás lobos que anhelaban la cabeza del alfa aun sabiendo que él era su única posibilidad de poder salir de la maldición.Cómo cada día los lobos de Luna blanca fueron en busca de agua y a cazar. Ya habían pasado cinco días desde la última caza y el hambre los atacaba.Mientras caminaban y discutían entre ellos, Arlo bufaba, pues eran tan infantiles para su gusto y hablaban tantas estupideces, que lo abrumaba su falta de inteligencia y sus pocas capacidades para pensar.—¡Agh! estoy cansado de esta maldita vida, soy un lobo de guerra, no un esclavo que tiene que buscar agua para que Alastor se lave el culo todos los días—Los demás se ríen y Arlo quien se veía como un lobo débil le gruñe enfadado.—si mantienes la boca cerrada posiblemente no le diga al señor alfa que te arranque la lengua, Clark—El abucheo de los lobos lo hizo enfurecer y soltar el cántaro para el agua, pues Clark era agresivo y uno de los que quería la cabeza de Alastor en secreto.—¿crees que porque eres la marioneta de él, te tengo miedo?— un gruñido salió desde lo más profundo de él anunciándole que quería pelea y Arlo espetó en t
Se levanta, la mira unos segundos y se va a su habitación, arlo le pregunta: —¿qué hago con ella?— pero él solo lo ignora y sube las escaleras, llega a su cuarto cierra la puerta y siente como sus rodillas flaquean, frota su mano y después de tantos siglos sonríe con calidez humana, era bueno volver a sentirse vivo después de tantos siglos, pero cierra su boca y cierra los ojos —no me vas a jugar una mala pasada diosa, no se que quieres lograr con esto pero no, ella no huele como una mujer fuerte es pequeña y débil como si su cuerpo se fuera a romper— Rechina sus dientes, pues estaba molesto, de igual forma no habían condiciones para tener una mujer en el castillo, pero su corazón no para de latir, ese aroma estaba metido entre sus fosas nasales y no sabe que hacer, jamás pensó que sería posible que una mujer llegara a su vida. Volvió a bajar las escaleras después de unas horas, la chica estaba siendo alimentada, aún con las manos atadas —¿QUIEN LOS MANDÓ ALIMENTARLA? USTEDES N
—¿por que la golpeaste?— pregunta el alfa a Clark muy molesto—nos insultó y nos llamo mugrosos, además como le dije al beta, es mejor que no conozca el camino devuelta, pues si es una espía podrá escapar y regresar con ellos, además no es la primera vez que matamos a alguien que pisa nuestros alrededores— pero Alastor conoce muy bien lo ambicioso y mentiroso que es Clark —¿estás seguro que esas fueron tus intenciones? ¿O tenías otros planes para ella? Tú cabeza siempre está llena de ideas que sólo te perjudican, Clark. No quieras usar tu inteligencia maldita conmigo, porque te conozco y se que me odias tanto como yo a ti, si te he dejado vivir es porque se el valor que tienes como guerrero y de otras cosas, de otra forma; ya te hubiese desgarrado el cuello, recuerda quien soy nunca lo olvides, si quiero matarla o dejarla vivir eso me concierne a mí, no a ti, no tomes autoridad de alfa, porque nunca lo serás— le da una mirada tan intensa que Clark baja la cabeza, imposible era resist
La tomó con salvajismos por un brazo, dejando caer la comida y se la llevó arrastrada por el suelo, logrando así que una astilla de la madera dañada se le incruste en uno de sus pies descalzos. Arlo quiso ayudarla, pero las palabras de ella al parecer fueron malentendidas por él. La llevó a la habitación y la tiro al piso sin darse cuenta de su pie herido, jade gimió por el dolor de tirarla en el piso y volvió hacia abajo furioso. —QUE SEA LA ÚLTIMA VEZ QUE LOS VEO RIENDO O TAN SIQUIERA CERCA DE ELLA, TODOS SE MANTIENEN A LA DISTANCIA, ¿ESTÁ CLARO?— Asintieron cabizbajos y se volvió a marchar, arlo camino detrás de él —Alastor no la castigues, aún es una niña, su voz y su forma de hablar lo dejan claro— —sé que es una niña, solo tiene diecisiete años, pero no dejaré que aun siendo una pequeña mocosa, quiera hacerme ver como un inútil delante de mis lobos, ¿está claro?— Él se asombra, lo que significa que sabe más cosas de ella y eso le alegra mucho —por favor, no la ahuyentes
—hoy estás más gruñón que de costumbre—pregunta arlo —no dormí nada— se estresa silenciosamente —a ver ¿ya tengo una idea de por qué?— levanta ambas cejas insinuando algo pervertido y Alastor le pega con el puño cerrado en la cabeza —¿por qué me pegas, que dije?— se acaricia la cabeza y lo mira de mala gana —no pienses tonterías ¿crees que soy tan bastardo para tocarla?— arlo se queda viéndolo y él abre la boca —okay, eso era antes... uff, ya no soy así, soy...— —TENGO HAMBRE— Alastor se espanta y mira a jade quien lo hizo dar un respingo, arlo sonríe y le agita la mano y corre a limpiar una silla para que ella se siente. Cuando intenta bajar se queja porque aún finge que le duele su pie y el alfa niega y camina a buscarla, la carga como a una novia y la sienta en la silla que arlo limpio con su ropa —¿que le pasó señorita jade?— se baja para tocarle el pie, pero él gruñe celoso, arlo se aleja —solo iba a revisarla— —ya la cure, así que no tienes que tocarle el pie— pero
Estoy encerrada en una habitación, al parecer nadie dormía aquí todo se ve intacto, pero hay mucho polvo. Trato de caminar hacia las ventanas y corro las cortinas que se caen cuando hago el simple intento de tocarlas haciendo que eche hacia atrás asustada. Las ventanas están cerradas y gruño incómoda, al menos los rayos del sol entran e iluminan, suspiró y me siento en una vieja silla de hierro polvorienta.Hay una cama sin sábanas con un colchón lleno de polvo y escombros, un marco de lo que un día fue un espejo, en cierta forma todos los espejos están destrozados al parecer, Alastor odia los espejos.Había escuchado su historia, pero jamás creí verlo ni tocarlo, mi padre hablaba de él con tanto odio y asco como si fuera la peor escoria en el mundo, como todos lo ven, incluso lo usan para asustar a las personas y a los niños.—mis padres deben estar volviéndose locos porque no estoy, no porque me amen, mas bien no me pueden usar a su antojo...infelices, bastardos, infelices— se desli
Es la última noche en la que ambos están en la misma habitación, él le preparó una cama en el piso porque tener contacto con ella le afectaba en gran manera, pero esa noche la luna estaba llena y el aroma de ella fue tan fuerte que su contra parte fue quien tomó el control y soltó un gruñido inhalando el aroma de jade con desesperación. —GRRRRRRRRRRRRRRRR—ella se voltea dándole acceso a su cuello en su lado izquierdo y el gran lobo con los ojos inyectados en sangre mirando a su presa frente a él se coloca a su altura y la baba cae sobre ella la cual sin darse cuenta se rasca el cuello y gime acomodándose, la mano del alfa destroza la tela donde estaban sus pechos redondos y de su aureola rosa con el pezon hecho bolita por el frío que hacía. Sus ojos veían perfectamente en la oscuridad y se deleitaba viéndola semi desnuda, tanta fue su excitación que chupó de forma dura uno de sus pechos despertándola de forma dolorosa y nerviosa, iba a gritar, pero le tapó la boca y su cuerpo empezó
Pasó una semana desde su noche apasionada con el alfa y él le preparó una habitación a ella, después de lo ocurrido evitaba verla a toda costa, porque temía a volver a dañarla y esta vez no poder contenerse.Ella se había familiarizado un poco más con la manada maldita y en lo que fue una vez un jardín intento entretenerse cultivando flores, arlo le había había regalado unas plantitas secas y le daba un poco de agua no mucha pues no la podían desperdiciar.Pero pese a toda la situación, ella no tenía ni idea que Alastor la asechaba desde lejos observando y preguntando a arlo por ella, incluso le pareció gracioso cuando arlo le comentó que estaba plantando rosas, pero aparte de él había otra persona que también la miraba desde lejos como un pez gordo con el que podía sacar beneficios, Clark, un lobo envidioso, celoso y lleno de toda maldad que alguien se podía imaginar y un poco más. Mientras ella cultivaba las rosas él se acerca a ella y dobla el cuello —vaya, si es la favorita del a