05

Llegó a casa al mediodía, lo que no quería pasó, encontró a su madre en medio del living, esta bebía una copa de vino hasta el tope y reía por alguna estupidez que le decía el remitente al otro lado de la llamada que tenía. La verdad podía pasarse largo y tendido con un teléfono a la oreja, además de eso, las compras y las tontas tertulias que hacía con sus “amigas” se le iba la vida en tonterías.

—Eso es maravilloso, no me perdería por nada del mundo un compromiso así —le comentó en un impertinente chillido —. Me muero por verle la cara, no imagino que vestido usará, ¿tienes idea?

—He llegado —canturreó sin ganas de avisar en realidad, solo saludó a modo automático.

—Ah, ahí estás —fue la contesta de su progenitora soltada de una forma despectiva.

Siguió, estaba acostumbrada a esa indiferencia, subió a su habitación y pudo respirar hondo. Cerró la puerta con seguro y empezó a cambiarse la ropa. Al menos la ropa de andar en casa no era confeccionada por la amiga de su madre, cada que se ponía alguna prenda que tenía en su armario, podía volver a sentirse ella misma, y no la rarita.

En el abisal de sus pensamientos, sí, profundos, arraigados y siendo también ese obstáculo que impedía el decurso y detenía el inicio de hacer sus tareas, se perdió en la profundidad de los hechos de aquel día. En todo momento, Burhan apareció dibujando una serie de sucesos inimaginables, pero posibles solo en su cabecita ilusa. Entre tantas escenas absurdas, estaba el profesor besándola, tomando su mano y diciéndole cosas lindas.

¡Debía parar! Sabía que la oscuridad de esa imaginación no estaba bien, tiraría de ella hacia un lugar sombrío, era peligroso, tal vez demasiado, suficiente para prender las luces rojas y tomárselo una advertencia.

Ella no lo veía una amenaza, mientras nada ocurriera, no existía lo azaroso. Así que, no estaba tan mal después de todo pecar mentalmente.

“Burhan” repitió en su mente, ese nombre la hacía desvariar, provocaba escalofríos en todo su cuerpo. Al final, se animó a indagar más sobre él en la internet.

Si él le había dicho algo a medias, en el navegador podría saber más. Sin más, se sentó frente a la laptop y comenzó a discar sobre el teclado ese nombre que tanto estaba robándose un protagonismo.

“Burhan Al-Mansour”

En un instante tuvo a su alcance mucha información, y no había nada que la tomara por sorpresa. Ya sabía que Burhan habiendo prestado su imagen y siendo modelo, no podría ser tan anónimo. ¡Vaya! Pero si él había desfilado hasta para la semana de la moda en París, Italia; también había protagonizado varios comerciales. Acabó por clickear sobre esa página titulada: Burhan, deja los tabloides para ser un profesor.

Había dado justo en el clavo. De inmediato empezó a repasar las líneas de la nota, estaba bastante interesante.

»El conocido modelo nacido en Emirates Árabe, y radicado en los Estados Unidos, ha sorprendido a todos sus seguidores al anunciar su retiro temporal del mundo del modelaje.

Conocido por ser imagen de marcas como: Gucci, Dolce & Gabbana, Dior, Valentino, entre otras, se aleja de las pasarelas para sumergirse en el mundo de la enseñanza.

Ha dejado boquiabierto a los más de cuarenta millones de seguidores que ha acumulado en su cuenta de I*******m. El modelo, empresario y ahora profesor, dio declaraciones sobre el motivo de hacer un cambio tan drástico en su vida.

Citando sus palabras: “Necesito un tiempo para pensar, no me tomaré unas vacaciones largas, no, he decidido probar en otro campo, así que una mañana desperté y me dije, ¡oh vaya! Haré lo que un día soñé, daré clases. Después de todo, he estudiado para ello, lo del modelaje ha sido una oportunidad de oro que no desaproveché. No me estoy despidiendo de forma definitiva de las pasarelas, pasado un año volveré, por ahora ¡A vivir el momento que la vida es una sola!

Así terminó de declarar ante los medios, una impactante noticia que dejó sorprendido a muchos. Por otro lado, nunca mencionó el lugar donde impartirá clases.

¡Le deseamos lo mejor en esta etapa de su vida!«

Suspiró.

En pocas palabras, le dijo una verdad a medias. ¡Por supuesto que era popular! No entendía cómo de tener toda la atención, buscara un empleo a medio tiempo como profesor en Bradford. O sea, siendo modelo ganaba claramente una fortuna, como empleado en la secundaria solo un mísero salario que comparado con su antiguo salario, de seguro una tontera.

—¿Mabel? —llamaron a la puerta, su madre. Soltó un bufido, exasperada. No era bueno, jamás, la presencia de esa mujer.

—¿Qué sucede? —cuestionó devuelta.

—Sal de ahí, ahora. Necesitamos hablar —demandó. ¡Agh! Que molesta era su madre.

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