Hace tiempo, en el siglo XV, en una tierra hermosa pero a la vez fría en su exterior, no solo por el invierno, una chica llamada Annabelle de ojos color café claro, 1,76 de alto y con ropa desgarbada que la hacía parecer alguien que no era, es capturada por algunos guardias, junto a otros grupo de personas en nombre de la Reina que gobernaba en ese momento las tierras de Inglaterra. Habían sido un Reino próspero y mucho más al tener las bendiciones de los dioses criaturas mágicas que habitaban en los bosques de varias regiones del mundo. Esos mismos dioses y diosas, habían concedido a los humanos con un alto nivel de fuerza interior, una criatura mágica que se adaptaba a la forma de su alma. Dicha criatura, podía sentir todo lo que ellos sentían y más. Si la criatura moría, el humano aún viviría pero solo por un período de tiempo determinado ya que nadie podía vivir sin su alma. Si el humano moría antes que la criatura, esta moriría de inmediato ya que su vida dependía del humano.
A cambio de eso, los humanos mantenían una vida pacífica y respetaban la Madre Naturaleza o habrían castigos severos. Habían otras cosas que también podían consentir a cumplir para los humanos pero el precio siempre debía ser igual o equitativo a lo que deseaban obtener o los dioses tomarían o necesario ellos mismos para que todo en la tierra tuviera un equilibrio. Ella no entendía por qué hacían esto, si vivían en las mismas tierras pero seguramente era porque había alojado a 3 traidores hace casi una semana, debido a que habían estado heridos. No creía que eso hubiera sido malo pero no sabía que eran espías de España, enviados por información de la debilidad de la Reina, además de su criatura. Habían estado en guerra durante más de 5 años pero gracias a la Reina, la cual iba ganando, todo estaba en relativa calma pero las noticias y rumores que se escuchaban, eran alentadoras; dependiendo del punto de vista del que sepa.
Se queda dentro del carruaje con forma de jaula mientras tenía las manos atadas y mantenía a una de las chicas cerca de ella ya que se notaba que tenía miedo y no deseaba que le pasara nada malo. Ella tenía 22 años y la chica a su lado, apenas tenía 18 como la mayoría de las mujeres que estaban en esa jaula. Ya sabía para qué las habían capturado pero no les diría nada, ella misma estaba disfrazada para que no la pudieran reconocer. Vestirse de hombre no era lo ideal pero no tenía opción, se había apretado el gorro con fuerza para no revelar su cabello, el cual estaba corto pero no demasiado y la delataría si se llegaba a caer. Esperaba no tener que luchar para escapar y que solo quisieran a alguien para servir o trabajar en algún lugar pesado. No sería la primera vez que lo hacía.
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Desde el Castillo, el cual era de color gris con tonos blancos y plateados, además de tener más de 30 habitaciones, sótano para lavar la ropa, una cocina funcional donde preparaban los alimentos de todos, salón del trono, salón de reuniones y salón de fiestas para celebrar alguna ocasión especial. La Reina observa su Reino pero aún sintiéndose vacía por dentro. Se había quedado sola sin sus padres, dejándola como la única heredera de todo el lugar donde tomó las riendas de su Reino a los 12 años, estudiando como un hombre, aprendiendo política, arte, modales, música y estrategia militar donde la magia está solo para los miembros de la corona y pocas veces, para algunas personas en el Reino que tuvieran un potencial mágico fuerte, aunque eran escasos.
Siendo una mujer de 1,66, cabello color negro, ojos verdes claros y cuerpo bien trabajado, a pesar de ser mujer, tenía que ser delicada también, aunque muchas veces no lo fuera. Tenía la reputación de ser amable pero también estricta y algo fría, no teniendo miedo a la hora de decir las cosas. Ahora también debía pensar en buscar un esposo pero primero se aseguraría de que firmara un contrato de matrimonio y que todo quedara claro entre ellos. Solo estarían juntos por el contrato matrimonial y no por algo más. Solo así ella podría ser Reina legítima y gobernar su Reino, además de acceder al dinero de su herencia y así ayudar a su gente.
Siempre estaba rodeada de guardias a su lado que la ayudaban a tener otros ojos y pensamientos pero también tenía a su guardián mágico personal y solo los miembros de la realeza tenían derecho a uno y algunos sirvientes reales, los cuales tenían una fuente de magia dentro de sus cuerpos. Ella aún estaba en busca de uno pero ninguno llenaba sus expectativas y mucho menos sus guardianes, así que no importa lo que hagan, ninguno llega a sus talones, según su opinión pero debía encontrar a un esposo pronto para poder acceder a su herencia.
Antes de salir del Castillo, se puso ropa común de campesina, queriendo pasar desapercibido y unos guardias también donde puede salir para saber como estaba su Reino, aunque a algunos no les gustaba por su trato tan frío y a menudo los arrestaba para no ser interrumpida o molestada cuando deseaba estar completamente a solas y su guardiana se quedaba en el Castillo, siendo vigilada y cuidada por los guardias reales y con sus comodidades. -Hora de partir, caballeros.-
Deciden ir en un carruaje algo viejo que ella había conservado, precisamente para estas ocasiones y ve que están llegando a un extraño mercado abierto que no conocía ya que los normales estaban cerca de la entrada del Castillo para que los sirvientes pudieran conseguir los alimentos necesarios para los que vivían dentro. Nota que varias personas son bajadas cuando tiran de las cuerdas para luego acomodarlos en una fila. La venta de sirvientes era inevitable en todos los Reinos pero los suyos no tenían ninguna queja al respecto ya que vivían bien y nunca sufrían ningún abuso.
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Ahora pasó de ser chica tranquila en un campo, aún disfrazada, tratando de sobrevivir, a ser una posible esclava en venta. Ahora odiaba con más ganas a los de la realeza por apartarla de su hogar y también por dejar que le sucediera algo lamentable hace ya 10 años pero eso no venía al caso ya que la culpa había sido de los guardias pero ahí había estado un noble observando y sabía que era malvado. Había estaba sola en la granja y eso le gustaba pero pareciera que en este Reino no les gustaba ver a la gente feliz.
-Lo bueno es que estoy bastante sucia y no se fijarán tanto en mi.- Son sus pensamientos y ve que varios hombres están viendo a las demás pero ella permanece con la mirada baja para que no la vean y no sepan que es mujer.
Entre más se acercaba al mercado, la Reina miraba las condiciones en las que estaba el pueblo, donde ve que hay gente que no tiene los recursos y algunos los tienen pero no es suficiente; aún que por sentido común, aún quieren estar como antes pero realmente no le agrada mucho lo que veía y realmente terminar con esto. -La venta de personas se irá de este Reino.- Sonríe un poco cuando veo algunos puestos de comida y ver que también hay una manera de ayudar a su gente, donde deben tener otro tipo de menesteres. Al estar frente a la subasta de personas y notando la práctica de todo eso, haciendo que se arrodillen o sean medio desnudados, más aborrece lo que sucede pero ahora solo se ocultó donde sus soldados disfrazados empiezan a ver cuántos pueden liberar y también cuantos podemos rescatar y poner a trabajar. -Apuesten lo que puedan, estaré con ustedes también.- Se pone atrás de ellos para ver lo que hacen los demás.
-¡La subasta va a empezar! ¡Aquí hay prospectos para que los usen como deseen!- Un hombre de unos 100 kilos de sobrepeso, cabello grasoso pero con ropa fina puesta, debido a la cantidad de negocios sucios que tenía, lleva a Annabelle y a otras 4 mujeres para que se pusieran de rodillas. -Saben cocinar, limpiar y lo mejor de todo... ¡Uno de ellos es puro!- Sonríe y alza el cabello de Annabelle pero sin quitarle el gorro todavía. -¡Él vale mucho más para los que tengan gustos exquisitos y diferentes!-
Hace una mueca de dolor y se queda quieta mientras trata de apartarse pero otro jalón en su cabello y gorro, hace que se quede quieta mientras trata de estar tranquila para que no se lo quiten y no revelar quién es realmente.
Le hace una señal a sus guardias para que empiecen a subir la oferta por las chicas y sigue mirando como ellos ofrecen pero parecen buitres, todos pidiendo al mismo tiempo y peleando por ello. Sigue con la misma estrategia y fingiendo retirarse cuando suben los precios más y más pero se le acaba la paciencia a los 15 minutos. -Den 2400 monedas de plata y 30 de oro por las 3.- Les susurra para que no pierdan el tiempo en esta situación.
-De acuerdo, mi señora.- Solo podían llamarla así fuera del Castillo, nunca debían por su nombre o lo que era para que no corriera peligro. Alzó la voz para que lo escuchen mientras hace su oferta. -¡2400 monedas de plata por las 3 chicas que estás ofreciendo y 30 de oro por el chico!-
Todos voltean cuando se ofrece la cantidad, aunque ve que el vendedor no va a decir que no, así que le muestra las bolsas llenas de dinero cuando se acerca. -Ahora y nos las llevamos.-
-¡Vendidas!- Toma el dinero y verifica que en verdad sean reales para luego hacer que sus 3 hombres dejaran a las mujeres y al chico con ellos y empezaran a vender a los hombres que habían capturado aparte.
Ella se baja de la tarima de donde estaba cuando jalan la cuerda y hace una mueca cuando la llevan con sus compradores pero aprovecha para tocar su cabeza y frotarla debido a que le dolía pero también acomoda su gorro.
La Reina se acercó a uno de ellos para hablarle en voz baja y seguir con el resto de la subasta pero al otro lo acompañó para traer a las chicas, donde ve a cada una y espera al otro donde solo se cruzó de brazos. -Interesante... ¿Será que encuentro algo bueno o no?- Sonrió un poco pero dejó de verlos para seguir esperando al otro caballero y ver si podían rescatar más pero sigue pensando cómo puede dejar esta tradición que casi nunca trae nada bueno.
Annabelle se sube a una carreta abierta pero siguen con las manos atadas mientras está observando alrededor, tratando de encontrar la forma de escapar de ahí pero no podía abandonar a las otras 3 chicas. -¿A dónde iremos ahora? Dieron demasiado dinero por nosotras y mínimo, debe ser para un burdel.- Lo susurra en voz muy baja para ella misma y se acomoda dentro con las demás chicas pero pareciera que aún querían comprar a más personas todavía.Después de una hora, ya no podían rescatar a más personas, solo 4 hombres más y las 3 mujeres pero se subió a la parte de enfrente y uno de los guardias se subió atrás para cuidar el carruaje. -Hoy todo termina aquí. Ya saben qué hacer.--Sí, mi señora.- Hace que carruaje camine a otro rumbo, no por el enfrente donde sonríe al ver como algunos se hacen aún lado pero trata de no levantar tanto la mirada para evitar que sepan que es la Reina y pasar por debajo de un puente de un acueducto.Se sujeta del asiento cuando la carreta se mueve y ve que
Cerca de su escritorio, en la parte de atrás, había un ventanal grande pero sencillo donde se ve el jardín y a cualquiera que pasara por ahí pero ahora estaría concentrada en algunos papeles sobre leyes o asuntos de comercio para el Reino. Tenía una lista secreta de hombres con los cuales podría firmar un contrato de matrimonio y así obtener el dinero de su herencia pero debían estar conscientes de que ella sería la que gobernaría y no él, no del todo.-Si, Majestad.- Busca una bandeja para acomodar los platos para la Reina y una de las chicas la ayuda con la otra bandeja para la guardiana Victoria que siempre estaba con ella. Toca la puerta al tener todo listo y estar frente a la puerta de la biblioteca. Entra cuando tiene la autorización para dejar la bandeja en la mesita y acomodar todo. Ve que la chica está asustada por lo que había dicho ella cuando se presentó ante ellos y le quita la bandeja para indicarle que se vaya tranquila. Deja todo listo y se retira para poder ir a su si
-Pero... ¿No tiene nadie con quién hablar? ¿Alguien que la escuche para que pueda desahogarse un poco al menos? ¿Alguna amiga?- Evita tocarla cuando nota que no desea que lo haga y se mantiene al margen pero se levanta y se acerca hacia la cama, acomodando la cobija de la Reina ya que hacía algo de frío. -Entonces puede que nos eche a todos de nuevo cuando se aburra de nosotros, ¿no?- Baja un poco la cortina para que el sol no le dé en la cara pero si en el cuerpo y se caliente un poco más.-Es lo habitual, siempre que puede solo da la orden al azar donde selecciona con su dedo quien se va o quién se queda; es su mandato. No quiere a nadie cerca, solo los soldados se quedan pero las sirvientas, mayordomos, jardineros, caballerangos, cocineros y hasta de limpieza se van. No importa si tienen toda su vida trabajando, simplemente los corre con sus pertenencias y un pago del mes, meses o años que trabajaron a su lado, aún así no deja que nadie le hable o se acerque.- Se bajo de la cama pa
La mayoría saludan a Victoria con educación y reverencia cuando pasa ya sea por educación o porque la conocen, excepto los guardias pero ellos debían estar alertas todo el tiempo. Al llegar finalmente con el ama de llaves ve que está planeando una cena que tendrán dentro de un mes, por orden de la Reina. -Señora Estela, ya debe conocerlo pero aquí está Andrew y será uno de los primeros sirvientes personales de la Reina Joselinne y quiero que le instruya todo su conocimiento a él desde cómo vestir, modales, porte y demás tareas. Tiene un mes, no… Mejor dicho, 15 días empezando desde hoy.- Mira a Andrew a los ojos directamente.-Cuando tengas tus horas de comida, ven a vernos en el estudio de manera inmediata y con una tasa de té con una rebanada de pastel de fresas, por favor. Otra cosa, señora Estela, sea consciente que tiene 15 días para hacer al joven Andrew un auténtico caballero y sirviente personal de la Reina, si no... Pasará sus últimos días en el calabozo del Castillo.--Si, m
Joselinne termina de adelantar los proyectos y comenzar otros que necesita la gente de su Reino y debía reunirse con los consejeros antes del banquete para proclamar las nuevas leyes modificadas por lo que ha visto en algunos lugares cuando compró a los sirvientes y también para pasar del pasillo extenso a ver en las sombras a los sirvientes trabajar para ella y el Castillo. Tenía que planificar bien lo del contrato matrimonial con alguien para poder acceder al dinero de su herencia. Ver cómo conversan, ríen, se quejan o hasta coquetean con miradas a la persona que les gusta donde solo ve desde afuera de su mundo, hace que desee volver a esos días donde su padre, su madre y ella iban a comer con ellos o cuando los ayudaban a hacer los banquetes de las fiestas importantes y a comer un poco de todo, con la excusa de aprobarlo. Todo eso era lo que quería pero ahora solo observa por una pequeña rendija de la puerta que todos están bien y contentos de estar en el Castillo, aunque también c
-¡Ustedes lo tienen todo! ¡¡TODO!! ¡MI DESTINO ES ESTAR SOLA! ¡¡ESE FUE EL TRATO!! ¡¡ES COMO OBTUVE A VICTORÍA E HICE EL TRATO CON LA BRUJA OSCURA Y NO CON LA BLANCA, POR HERENCIA DE LA FAMILIA!!- Empieza a secar sus lágrimas, sin emitir un sonido de sollozo pero si de respiración agitada, no quería derrumbarse delante de él pero estaba muy cansada de todo.-¿Por qué hizo ese trato? ¿Qué le ofreció para que aceptara?- Se levanta rápido y cierra la ventana y evita que se acerque para abrirla de nuevo. -Claro que sé lo que es eso. ¿Cree que esta vida es la que uno mismo escoge? ¿Qué yo quería vivir lejos de la familia de mi madre? ¡¿Fue mi decisión que abusaran de mi hace años como pago por recibirme?! ¡No me diga que no sé lo que es la soledad! ¡Sé muy bien lo qué es!- Se obliga a calmarse, aún manteniendo su voz de hombre. -¡Tiene a Victoria! ¡Se muere de preocupación por usted! ¡Anhela ayudarla! No todos desean hacerle ningún mal.- Suspira y se aleja mientras se frota su hombro. -No
Cuando Joselinne despierta, sabe que debe irse de viaje y aunque no deseaba hacerlo, debía cumplir con sus deberes. No quería pensar en lo que había pasad en la torre mientras se colocaba su vestido pero la oferta de su sirviente Andrew era tentadora. Tendría a alguien con quién hablar y no sentirse tan sola pero si le pasaba algo… Estaba indecisa. Se termina de alistar y va sale de su habitación para bajar por las escaleras, al lado de su Guardiana. -Te vez bien luciendo el vestido.--Cállate, Victoria. Sabes que odio cuando uso vestidos de fiesta, excursión y corona.- Se sube al carruaje donde los guardias, 3 de ellos, se colocan en cada puerta y uno al lado de paje que guiaba los caballos. -Vámonos, ya es hora.- Da la orden para que todos avancen y habían 2 sirvientas en la parte de atrás pero eran las más antiguas y no le tenían tanto miedo a la Reina como las nuevas sirvientas recién llegadas.Se queda cerca de la ventana del segundo piso mientras ve como Joselinne se sube al car
Andrew se sienta al lado de ella y va memorizando de nuevo el orden de cada cubierto mientras repasa cómo tocarlos, cómo usarlos y también lavarse las manos correctamente. Toma la copa también y finge que bebe algo para luego dejarla y siente algo de hambre pero comería más tarde en la noche.Victoria espera que les sirvan la comida donde ve sus trozos de carne y los va comiendo de 1 en 1 uno pero se detiene cuando ve que él que no quiere comer, así que se detiene para verlo u tiene una idea. -Andrew, ¿podrías comer conmigo, por favor? Verás, me gusta comer acompañada de alguien más. No soy como las demás personas que comen en el salón de forma elegante, no me gusta- Sigue comiendo donde toma otro trozo de carne.-Amm... Claro.- Se encoge de hombros y toma de la misma comida que comen los otros sirvientes pero practica cómo comer correctamente ya que no deseaba hacer quedar mal a la señora Estela y demostrarle a la Reina Joselinne que podía estar a su lado sin molestarla o que se preo