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CAPÍTULO 6: ¿Por qué un contrato de matrimonio?

Joselinne termina de adelantar los proyectos y comenzar otros que necesita la gente de su Reino y debía reunirse con los consejeros antes del banquete para proclamar las nuevas leyes modificadas por lo que ha visto en algunos lugares cuando compró a los sirvientes y también para pasar del pasillo extenso a ver en las sombras a los sirvientes trabajar para ella y el Castillo. Tenía que planificar bien lo del contrato matrimonial con alguien para poder acceder al dinero de su herencia. Ver cómo conversan, ríen, se quejan o hasta coquetean con miradas a la persona que les gusta donde solo ve desde afuera de su mundo, hace que desee volver a esos días donde su padre, su madre y ella iban a comer con ellos o cuando los ayudaban a hacer los banquetes de las fiestas importantes y a comer un poco de todo, con la excusa de aprobarlo. Todo eso era lo que quería pero ahora solo observa por una pequeña rendija de la puerta que todos están bien y contentos de estar en el Castillo, aunque también capta algo extraño.

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Siente 3 presencias cerca de la puerta y actúa como si nada mientras pule los cubiertos pero a medida que se acercan, se prepara y va caminando un poco lento, como si estuviera buscando algo pero en cuanto uno la sujeta de la cintura, se agacha y mueve su pierna para hacerlo caer y colocar un cuchillo en su cuello. -Dame una razón por la cual no deba acabar contigo. No tienes derecho a tocarme, creído.-

-Eres sólo un sirviente y queremos algo de diversión pero también saber qué tenías de interesante en la subasta.- Otro coloca una espada cerca de su cuello para que se levantara.

-O sueltas tu cuchillo, o te rebano el cuello. Tú decides, lindo sirviente. Aunque sería una lástima desperdiciar esos agujeros puros en ti.- La hacen levantarse y tratan de quitarle el traje para ver su piel pero solo consiguen desgarrar la parte de su hombro.

Desde las sombras, ella sigue mirando como 3 de sus caballeros están sometiendo a su sirviente personal. Aún así, llama a Victoria para que venga a ella y poder hacer algo. Sin embargo, tomar una espada para pelear no es suficiente ni siquiera quería usarla pero no puede dudarlo más cuando ve que están a punto de romper su ropa de enfrente de ella y entra dando un golpe en la puerta para abrirla de par en par. -¿Acaso mi salón de fiestas se volvió un burdel?-

Ellos se detienen de inmediato donde ven que sale Victoria de la sombras de la puerta escondida. -¿Cuántos años de lealtad tienen hacia mí familia, caballeros?- Sigue esperando su pregunta mientras la ven preocupados y frustrados, aún así, llama a Andrew para que esté a su lado. -Si saben que es esto, ¿no?- Señaló el collar en su cuello. -Él tiene poder sobre ustedes ya que son unos simples soldados bajo mi mando, así que... ¿Cuántas veces han hecho esto a cada sirviente dentro de mi Castillo?- Su magia se manifiesta, haciendo que su cabello se mueva un poco y los ojos de su Guardiana brillen.

Uno de ellos detiene a los otros y los obliga a hacer una reverencia. -Solo ha pasado algunas veces y por lo general no se niegan. A veces incluso se ofrecen a sí mismas o ellos cuando pasamos, Majestad.- Algunas sirvientas necesitaban consuelo unos minutos y lo encontraban en la compañía de los guardias pero sabían que solo era cosa de una vez; sin ningún compromiso.

-Humm… Que curioso, muy curioso en verdad, Majestad.- Se queda sentada a lado de Joselinne. -Entonces... ¿Por qué lo hacen aquí en el Castillo, en nuestra casa? Para eso tienen sus días libres y lugares exclusivos pero no podemos estar en todos lados.- Sale del salón para llamar a algunos guardias.

Estaba en verdad molesta por lo que hacían sus propios guardias en su cara y más en un lugar que es para reuniones reales o de discusiones importantes. -Bien. Podría decir que continúen pero en este caso… Fue en contra de su voluntad...- Ve que llegan los guardias. -Tienen una falta administrativa y física. 30 azotes en la espalda, 3 semanas de arresto en el calabozos y... Exilio de mi Reino. Márquenlos en la frente por adulterio y abuso físico.- Toma el brazo de él para llevarlo casi corriendo a una habitación, la biblioteca, para encerrarse con él y Victoria. -Eres un tonto en no gritar o en moverte. No pensé que me causaras un gran problema, tenía muchas expectativas sobre de ti.-

-Tenía un cuchillo en el cuello de ese hombre y antes de que llegara, ya casi se lo rebanaba, Majestad.- Se sostiene el hombro donde la camisa estaba medio rota y también el saco. -Esto solo los hubiera distraído unos segundos para poderlos atacar y salir de ahí. Vengo de las calles y sé que ellos piensan primero con su falo que con su cabeza.- Se mantiene tranquila ya que en realidad no estaba asustado, no después de lo que había pasado hace varios años en su aldea natal.

-Entonces eres una gato salvaje o algo así, ¿no?- Lo observa bien donde se acercó a él con la intención de tocarlo. Ella era un poco mas pequeña que Andrew pero no por eso menos hábil, logrando tomar su mano con fuerza para intentar tocar su cuello pero empezaron a forcejear entre ellos y la reina logra someterla en el sillón del lugar para mirarla a los ojos. -Sé que no te gusta esto, has visto como me peleo conmigo misma, como soy una alcohólica en potencia, soy adicta a la limpieza y al trabajo pero también no conoces el lado oscuro de los ricos o poderosos, donde somos infelices y queremos desahogar nuestras frustraciones con cosas carnales o por aburriendo y créeme, no por eso te vas a salvar de este tipo de cosas.-

-Me han dicho niño de compañía y no gato muchas veces. Además, no me gustan mucho los gatos.- Forcejea con la Reina y terminan en el sofá pero había colocado un cuchillo en el vientre de ella sin que se diera cuenta. Tenía algo de ventaja pero la soledad en los ojos de la Reina, la hizo quedarse quieta y dejar que tuviera la ventaja.

Joselinne baja su cabeza para morder su cuello dejando una marca pequeña. -Ahora sé que tu cuerpo es deseable, así que nadie puede tocar a mis sirvientes sin mi autorización.- Se quitó de encima de ella donde rompo un poco mas su camisa pero solo el lado del brazo para ver que realmente tenía una piel que llamaba la atención. -Pide otro traje y diles que se te rompió cuando te castigué por romper un jarrón del estudio. Eso evitará las preguntas de lo que sucedió con los guardias.- Sale de la habitación con Victoria para luego ir hacia los jardines a calmar un poco su temperamento, solo para oler las flores y relajarse, en especial la lavanda.

No esperaba que la mordiera, sin embargo se quedó quieta. -Podría tratar de cambiar o hablar con alguien para quitarse ese peso de encima por unos minutos aunque sea, Majestad.- Se sienta cuando se quita de encima de ella y se sujeta el traje pero se lo amarra como puede y cambia rápido el cojín ya que su hombro estaba herido debido a la espada que le habían clavado ligeramente ahí para que no se moviera o escapara y no deseaba que la Reina viera la sangre. Va hasta la lavandería del Castillo y toma uno de los trajes para poder cambiarse pero va así a la habitación para curarse ella misma.

Cuando Joselinne regresa a su habitación, Victoria se queda en su cama personal mientras ella entra a bañarse, quedándose un rato más en la bañera de mármol con agua caliente y deseando estar ahí las 24 horas del día y también con el olor de lavanda ya que era algo adicta al olor. Al acabar de sentirse fresca, se levanta para salir y ponerse su pijama donde peina mi cabello frente al espejo mirándose  pero no aguanta ni 5 minutos para voltear y mejor ver la ventana con el cielo teñido de colores azules oscuro, naranja y amarillo.  -Ya es hora... Ya no puedo más.- Al salir de la habitación, encierra a Victoria dentro para que no intervenga y va camino a la torre del este, subiendo las escaleras a paso firme. Pensar en ese estúpido contrato de matrimonio y en su herencia estaba haciendo que perdiera la paciencia.

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Annabelle estaba en una torre ya que había tenido que alejarse de las mujeres porque no deseaba que la curaran y tampoco su compañero de habitación. Tenía varias marcas en su espalda debido a los castigos que había sufrido antes y no deseaba responder preguntas al respecto, solo le traían recuerdos más doloroso. Estaba de espalda a un espejo viejo mientras se curaba a si misma pero era bastante difícil. Tenía el vestido bajado hasta la altura de sus senos pero los tenía cubiertos con una cinta, simulando que estaba herido en esa parte para que nadie hiciera preguntas pero no se veían del todo tampoco. -Tengo que practicar o perderé mi agilidad para poder defenderme sola.-

La puerta es abierta de pronto y Joselinne ve a alguien conteniendo el llanto donde cierro la puerta, al darse cuenta de quién es. -¿Qué haces aquí?- Ve su espalda lastimada donde pasa de largo solo para ir hacia la ventana, la abre mirando hacia el cielo y las luces del Reino que ya comenzaban a iluminar los caminos de cada lugar en específico, solo para subir al filo de la ventana recordando lo que le dijo su padre. -“Nada es verdad, todo está permitido. Cuando nosotros estamos en lo más bajo y no podemos salir, solo puedes ver la luz hacia arriba, pensando que alguien te salve pero nadie viene.”- Cierra sus ojos con fuera, conteniendo apenas el llanto. -“Aunque grites con todas tus fuerzas.”-

-Majestad. Yo…- Se sorprende al verla ahí pero cuando ve lo que hace, se levanta despacio y se queda quieta mientras se coloca mejor el traje, evitando que vea demasiado, haciendo una mueca por el dolor. Ve que se impulsa para subirse a la ventana y la sujeta de la cintura para evitar que se caiga, haciendo que cayera a suelo. -¡¿En qué está pensando?! ¡No puede asomarse de esa forma!-  Se coloca sobre ella y sujeta sus manos encima de su cabeza. -¿Tanto desea morir? ¿Qué es lo que la atormenta tanto?-

-¡Estoy harta de esto! ¡Esto de que nadie entiende, el dolor la soledad que es la maldición de la familia!- Forcejea con él para seguir peleando, queriendo que la deje en paz pero pone su rodilla contra ella y su estómago para impulsarla lejos de su cuerpo. -No sabes nada de mí. ¿Cómo voy a confiar en alguien que apenas conozco? Todos son iguales, solo te halagan para poder obtener lo que deseen y te traicionan cuando te das la espalda. Lo hicieron con mi madre... ¡Lo hicieron con mi padre!- Se levanta para verla mejor y enfrentarse a ella, sin saber lo que era realmente.

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