Al abrir los ojos Clyde se encontró tirado sobre la arena boca arriba, la zona estaba bastante oscura porque había poca luz en la zona y los postes con alumbrado estaban lejos de allí. Su primer pensamiento, después de recordar todo, fue su prometida.«¡Megan!»Sentía como su cuerpo, impactado por más de una docena de proyectiles, se comenzaba a tensar, el extraño pero reconfortante calor de la transformación comenzaba a llenarle el cuerpo a partir del pecho. Clyde estaba extrañado, porque no había pronunciado el conjuro, pero recordó que su bisabuelo, Blake McCallum, había escrito, que cuando era necesario el espíritu del vengador se presentaba sin siquiera pensarlo.Había varias personas asomadas por el barandal tratando de localizarlo, pero no podían verlo con claridad.—No lo veo bien —dijo uno de los que estaban allí.—Creo que se está moviendo —dijo otro.—¿Cómo va a moverse? —dijo uno más— Ese pobre chico lo cosieron a balazos, y con esa arma… Yo sé de lo que hablo, estuve en e
Ryker esperaba a que llegaran los muchachos que había mandado a liquidar a Clyde y llevarle a su “noviecita” como él la llamaba. Estaba un poco sorprendido de que no hubieran llegado aún, el informante que había llamado para decir que había visto a Clyde, lo había llamado hacía bastante rato para decir que los muchachos habían acribillado al universitario y llevaban a su novia hacia allí.Pero había pasado suficiente tiempo para que hubieran llegado.Por eso había comenzado a caminar por su oficina, inquieto y pendiente de cualquier ruido que sonara por allí.—¿Será que se accidentaron? —dijo el flaco para romper la tensión que había en el ambiente.—Es posible —respondió sin pensar y sin dejar de dar vueltas por la oficina.Los que estaban allí sentían la tensión del ambiente, y nadie quería hablar mucho para no despertar la ira de Ryker.De pronto escucharon la corneta de la van en el portón de entrada del galpón.Ryker saltó hacia la ventana para verla entrar, y con él se asomaron
Clyde besaba a la chica que tenía en sus brazos con una pasión que hacía que el viento frío del país se calentara alrededor de ellos. Y es que no hay pasión más profunda que la que nace de un amor profundo, y en especial, cuando se trata del primer amor.La chica se arqueaba procurando pegar su cuerpo del joven que la tenía estrechamente pegada a sí mientras parecía que se comía sus labios. Algo en el fondo de su conciencia le decía que lo que estaban haciendo era riesgoso, que las cosas se podrían salir de control y que podría perder su virginidad esa misma noche, pero la excitación había subido a un nivel peligroso ofuscando un poco su sentido común.Las manos de Clyde habían comenzado a recorrer el hermoso cuerpo de la chica, las manos recorrieron la espalda, desde su cuello hasta el comienzo de sus hermosos y turgentes glúteos, ella lo dejaba hacer al mismo tiempo que ella misma recorría a su vez la espalda masculina, mientras estaban recostados en el amplio sofá para tres persona
Megan se sorprendió al sentir que él se levantaba, sin el calor de Clyde el aire de octubre pronto le hizo sentir frío de inmediato. Entonces abrió los ojos justo para ver cómo el hombre amando saltaba por el balcón del apartamento.Cubriendo sus pechos con una mano se levantó de inmediato para correr hacia el balcón también, el placer que sentía había sido sustituído por el terror.Se asomó al balcón con la incredulidad marcada en su expresión, pero pudo ver con claridad cómo su amado corría desnudo por el amplio jardín que rodeaba el edificio.—¿Pero, cómo demonios pudo…? —la frase quedó truncada a la mitad por la sorpresa.Esto era casi imposible. Nadie podía saltar desde tan alto y luego correr como si hubiera salido por la puerta principal…Entonces Megan recordó…Unos meses atrás…La chica estaba aterrada, sus ojos, desmesuradamente abiertos contemplaban a los cinco hombres que la rodeaban. Todos tenían los rostros libidinosos y su aliento a licor hacía que las náuseas que sentí
Megan despertó con un terrible dolor de cabeza, las luces blancas de la habitación donde estaba acostada molestaron mucho sus pupilas incrementando el dolor que sentía, por las ventanas, la tenue luz del alba comenzaba a colarse en la habitación.Parpadeó varias veces antes de poder mantener los ojos abiertos, se fue acostumbrando a la claridad poco a poco y pudo ver que estaba en una limpia y pulcra habitación de un hospital. Cerca de ella había otras dos camas donde reposaban dos mujeres más conectadas a unos monitores al igual que ella.Sentía el rostro acartonado por la inflamación, usó su mano derecha para tratar de palparse el rostro, pues el brazo izquierdo estaba conectado a una vía por donde le administraban un suero y en el dedo índice de esa mano tenía un dispositivo para lecturas digitales de su estado.Al pasar la mano por la parte izquierda de su cara sintió la inflamación y al presionar un poco el dolor la atenazó de golpe haciendo que emitiera un ahogado quejido.—Tran
La luz del sol entraba en la pequeña habitación ubicada en el conjunto de residencias del campus de la Universidad de Vancouver, en la Columbia Británica de Canadá.Cuando llegó a la cama le dio de lleno a un joven delgado, pero bastante alto, que estaba durmiendo boca abajo sobre ella, vestido solo con un sucio blue jean. Este abrió los ojos poco a poco volteando hacia un costado para evitar que le diera de lleno en los ojos.Clyde abrió los ojos por completo, cuando se movió para tratar de voltearse en la cama, sintió que todos los músculos de su cuerpo crujían por el esfuerzo, como si hubiera estado picando piedras con un enorme martillo en una prisión.De pronto imágenes borrosas llenaron su mente y recordó lo que había sucedido en la noche. De la impresión se levantó sobre sus manos y terminó sentado en la cama, aunque un poco mareado, como si hubiera bebido anoche, pero estaba seguro de que no había probado más que una cerveza fría y ni siquiera se la tomó por completo.—¡Demoni
—No sé, pero lo va a pagar caro —gruñó el otro sujeto metiendo su mano en la chaqueta de cuero que llevaba y extrayendo un gran cuchillo que brilló con la luz que llegaba de un poste a unos metros de ellos.Este último se lanzó a fondo contra el hombrón y trató de apuñalarlo en el estómago, y creyó que lo había conseguido hasta que una mano muy grande y fuerte lo sujetó por el antebrazo y lo apretó con tanta fuerza que le crujieron los huesos y el cuchillo cayó de su mano mientras gritaba de dolor.Trató de golpearlo con la otra mano y alcanzó la cara del hombre pero parecía que le había hecho cosquillas nada más. La mano izquierda del hombre lo golpeó en el pecho y le abrió unas profundas heridas haciendo que cayera hacia atrás mientras gritaba de dolor nuevamente.El otro agarró el tubo que “Chico” había tenido en la mano y golpeó con fuerza al sujeto en la espalda mientras sujetaba a su compañero del cuchillo, pero este apenas se inmutó aunque el golpe fue formidable, después de go
—Señorita Sommers —un hombre vestido con traje y una placa en la cintura se acercó a la cama donde Megan estaba acostada en el hospital. Después de que el médico había hablado con ella había quedado bastante confundida y preocupada.Pareciera que nadie sabía nada del muchacho, o el hombre joven, que había corrido a ayudarla mientras los cinco hombres la atacaban. Esperaba que este policía pudiera darle alguna noticia sobre él, porque se veía mal herido, la sangre manaba de su cabeza manchando toda la camisa de cuadros que llevaba puesta. —Soy yo, oficial —le dijo ella con aplomo.—Soy el teniente Reynolds, señorita —le dijo con voz afable— Lamento que haya pasado por todo esto y sé que las preguntas a veces son molestas en estos casos, pero todo esto es necesario para el expediente.—Lo entiendo, teniente —dijo Megan.—Hay varias preguntas que me gustaría hacerle para ver si esclarecemos este caso —dio el teniente con aire preocupado— Porque no solo se trata del ataque que usted sufr