—No sé, pero lo va a pagar caro —gruñó el otro sujeto metiendo su mano en la chaqueta de cuero que llevaba y extrayendo un gran cuchillo que brilló con la luz que llegaba de un poste a unos metros de ellos.
Este último se lanzó a fondo contra el hombrón y trató de apuñalarlo en el estómago, y creyó que lo había conseguido hasta que una mano muy grande y fuerte lo sujetó por el antebrazo y lo apretó con tanta fuerza que le crujieron los huesos y el cuchillo cayó de su mano mientras gritaba de dolor.
Trató de golpearlo con la otra mano y alcanzó la cara del hombre pero parecía que le había hecho cosquillas nada más. La mano izquierda del hombre lo golpeó en el pecho y le abrió unas profundas heridas haciendo que cayera hacia atrás mientras gritaba de dolor nuevamente.
El otro agarró el tubo que “Chico” había tenido en la mano y golpeó con fuerza al sujeto en la espalda mientras sujetaba a su compañero del cuchillo, pero este apenas se inmutó aunque el golpe fue formidable, después de golpear a su compañero el hombretón se volteó hacia él y entonces pudo ver unos ojos rojos mirarlo con furia, en un rostro que no estaba muy definido, como si llevara una máscara peluda y una especie de gorro con orejas.
A pesar del aspecto del sujeto levantó el tubo y trató de darle un buen golpe en la cabeza, pero el hombre detuvo el golpe con la palma de su mano, sujetando el tubo y arrancándole de las manos del otro. A continuación sintió como se le partían varias costillas porque el hombretón le había dado un terrible golpe en el costado desguarnecido.
Cayó retorciéndose de dolor y botando una espuma sanguinolenta por la boca, seguramente una costilla había perforado uno de sus pulmones causándole una hemorragia interna.
El llamado Rob había conseguido bajar sus pantalones y estaba tratando de echarse de nuevo sobre la chica, Clyde se abalanzó sobre él y lo agarró por un brazo levantándolo con tal facilidad, que Rob lo miró con cara de incredulidad.
—¿Quién demonios eres tú? —rugió con rabia mientras trataba de soltarse del poderoso agarre con el que el gigante lo había sujetado.
—Soy tu peor pesadilla —la voz sonaba profunda y escalofriante, parecía acero líquido y frío circulando por el aire— Maldito cobarde.
Y acto seguido lo lanzó rodando por el piso unos cinco metros hasta que se detuvo confundido.
Rob sacudió la cabeza para despejarse un poco, se sentó en la tierra y miró hacia donde estaba el sujeto que lo había golpeado con tanta facilidad. La rabia lo hizo palidecer, él era un hombre sumamente fornido y pasaba de los ciento treinta kilos. Su cuerpo era bastante musculoso aunque tenía grasa corporal y su aspecto era el de uno de esos rudos leñadores que se ganaban la vida cortando enormes árboles en los bosques.
Se levantó del piso y se lanzó a toda velocidad hacia el tipo que lo había lanzado como si fuera un fardo, éste era muy alto, tanto, que sobrepasaba la estatura de Rob en más de quince centímetros y este pasaba de largo de los dos metros cinco centímetros.
Pero eso no intimidaba a Rob, había peleado con sujetos más grandes que él y les había ganado, así que se lanzó con todo lo que tenía, con la cabeza por delante para tratar de darle en el estómago al tipo y sacarle el aire, luego lo golpearía con todo lo que tenía hasta dejarlo inconsciente.
El gigante se volteó al sentir a Rob corriendo hacia él y no hizo nada por evitar que este le diera con toda su fuerza con la cabeza en su abdomen, pero lo único que consiguió Rob fue rebotar hacia atrás como si hubiera chocado con un bloque suave pero firme al mismo tiempo.
Cayó sentado me dio aturdido por el impacto, pero se repuso nuevamente y se levantó para golpear al sujeto. De nuevo este dejó que lo golpeara con fuerza dos veces, una con cada mano, pero apenas si se movió su cara un poco.
Rob abrió la boca por el asombro, nadie resistía sus golpes con tanta facilidad, así que echó mano del cuchillo cazador que llevaba en la cintura. El sujeto lo dejó hacer, pero antes de que lo pusiera horizontal lo agarró con la mano izquierda inmovilizándolo con facilidad y a continuación lo agarró con la mano derecha por el cuello y lo levantó del piso hasta que lo puso a su altura.
«¡Por todos los diablos! —se dijo Rob asfixiándose un poco por el agarre en su garganta, aunque podía respirar con algo de dificultad, el agarre fue hecho solo para levantarlo del piso— Nadie puede tener tanta fuerza»
De alguna manera, este sujeto, que nunca había tenido temor de nada, comenzó a sentir miedo, o ese tipo estaba full de drogas y esteroides o era algo sobrenatural. Este último pensamiento fue muy perturbador para él, porque siempre le había tenido miedo a lo oculto y misterioso.
El gigante lo atrajo hasta que su cara estuvo a unos pocos centímetros de la de él, como la luz le pegaba de frente pudo mirar, con los ojos desorbitados, que el tipo tenía el rostro totalmente cubierto por un pelo castaño oscuro.
Sus ojos relampagueaban como si estuvieran llenos de un fuego azul y su expresión era como la de una fiera salvaje, sus orejas estaban un poco altas y era un poco agudas en las puntas cubiertas del mismo bello castaño. Su boca sobresalía como un breve hocico, pero no tanto como la de un perro, pero los dientes se veían agudos y fuertes.
—¿Q - qu - qué demonios eres? —logró balbucir con el terror pintado en el rostro.
—Ya te lo dije —contestó con la voz profunda y cavernosa, sonaba como si viniera de una cueva profunda en la tierra— Soy tu pesadilla personal, y la de los sujetos como tú, basura.
Rob no podía creer que esto le estuviera pasando, él y sus amigos habían escapado de la policía en una ciudad pequeña abriéndose paso a golpes y disparos, aunque habían decidido dejar las armas al entrar en Vancouver para no parecer tan sospechosos. De todas maneras sus nombres aparecerían en las pantallas de la policía, porque los buscaban por varios delitos.
—De - Déjame ir —logró balbucir— No voy a hacer nada.
—Por supuesto que no vas a hacer nada, basura —la feroz boca pareció curvarse en una sonrisa, pero esto le daba un aspecto más amenazador que si no lo hubiera hecho— Tu tiempo se ha acabado —al decirlo sonó como una sentencia de muerte.
—¡No! ¡No, por favor! —gritó aterrado mientras su cuerpo temblaba convulsivamente, al final todo bravucón no era más que un cobarde en el fondo.
—Creo que eso mismo gritaba la chica cuando la atacabas —dijo la fiera— ¿No es así?
Rob abrió los ojos desmesuradamente al escucharlo, pero antes de que pudiera emitir una nueva palabra sintió un golpe como si una garra de tigre le hubiera rasgado la piel del rostro, y luego se sintió lanzado contra un árbol de roble cercano. El sonido fue escalofriante cuando las vértebras de su cuello estallaron en pedazos, no murió de inmediato, pero nadie podría salvarlo.
Clyde se acercó a la chica, y con toda la ternura posible la levantó y corrió con ella hacia el hospital más cercano.
—Señorita Sommers —un hombre vestido con traje y una placa en la cintura se acercó a la cama donde Megan estaba acostada en el hospital. Después de que el médico había hablado con ella había quedado bastante confundida y preocupada.Pareciera que nadie sabía nada del muchacho, o el hombre joven, que había corrido a ayudarla mientras los cinco hombres la atacaban. Esperaba que este policía pudiera darle alguna noticia sobre él, porque se veía mal herido, la sangre manaba de su cabeza manchando toda la camisa de cuadros que llevaba puesta. —Soy yo, oficial —le dijo ella con aplomo.—Soy el teniente Reynolds, señorita —le dijo con voz afable— Lamento que haya pasado por todo esto y sé que las preguntas a veces son molestas en estos casos, pero todo esto es necesario para el expediente.—Lo entiendo, teniente —dijo Megan.—Hay varias preguntas que me gustaría hacerle para ver si esclarecemos este caso —dio el teniente con aire preocupado— Porque no solo se trata del ataque que usted sufr
Megan no se rió como lo estaba haciendo el teniente, sino que su boca se secó de golpe, porque esa descripción era bastante exacta cuando vio el rostro del sujeto muy cerca al verlo tomar a Rob por un brazo y levantarlo como si fuera un muñeco de juguete.Se mojó los labios con la punta de la lengua y trató de respirar profundo para calmar la súbita ansiedad que había sentido.Ella misma creía que lo que había visto era una especie de alucinación por la situación, pero las alucinaciones no eran colectivas (ella como estudiante de psicología sabía ese concepto básico). Eso quería decir que lo que vió fue real.El teniente había dejado de reír y se fijó que ella se había puesto un poco pálida.—Lo siento, señorita Sommers —dijo con tono preocupado— Creo que la hice sentir mal.—No, estoy bien, teniente —dijo con rapidez— Aún me dan mareos inesperados —dijo tratando de sonreír.—Puedo volver mañana, si tiene algo más que decirme —dijo Reynolds.—No se preocupe —volvió a decir— Pero… el l
Clyde recordó que la chica era aquella con la que Adam bromeaba con él. Recordó la vez en la biblioteca.Clyde había estado mirando a la hermosa chica que estaba buscando un libro en la estantería de la biblioteca de la universidad, justo delante de la mesa donde él se hallaba estudiando con su amigo Adam.—Creo que no aprenderás nada sobre historia antigua si continúas mirando el hermoso trasero de esa chica, Clyde —le dijo Adam con una risita irónica.—Ya cállate, Adam —le dijo con algo de enfado— No estoy mirando su trasero, solo la estoy viendo completa.—Pues se nota que te gusta —le replicó su amigo— Y además tiene un trasero super hermoso… ¡Auch!Adam se quejó por el golpe que le había dado Clyde en el hombro.—Ya deja de decir tonterías, pareces un baboso adolescente —le dijo Clyde con tono molesto.—Mira quien habla de baboso —le dijo Adam con rencor— Por cierto, ¿estás yendo al gimnasio de la universidad? Cada vez me golpeas más fuerte.Clyde lo ignoró por unos momentos, en
El doctor revisaba la cara de Megan y luego miraba para ver la radiografía que le habían hecho. Después de unos minutos de cuidadosa exploración, por fin levantó el torso y la miró después de arreglarse la bata.—Muy bien, señorita Sommers —le dijo el galeno— Creo que ya podemos darla de alta, solo tenemos que esperar los resultados de la tomografía que me deben estar entregando dentro de una hora más o menos.—Gracias, Doctor —le dijo ella animada, esos cinco días en el hospital se habían hecho muy largos.Aunque Sandra la había visitado con frecuencia para ponerla al día con las materias y asignaciones que estaban viendo, Megan se sentía ultra aburrida. El doctor había permitido que paseara por los amplios jardines del hospital, pero tenía que llevarla un camillero en una silla de ruedas, lo que era particularmente molesto, pero al menos podía respirar aire puro al menos una vez al día.—Vendré después de que me sean entregados los exámenes que faltan y me acercaré a conversar con u
—¿Recuerdas el latido de su corazón? —le preguntó Sandra mirándola con curiosidad— No sé cómo puedes recordar ese detalle.— Creo que lo recuerdo porque me sentía tan mal, adolorida, asustada —dijo recordando las sensaciones que sintió en esos momentos— Y el escuchar ese poderoso latido hizo que me llenara de una extraña paz.Sandra la miraba con curiosidad y algo de sorpresa, no solamente por lo que estaba diciendo, sino por la expresión que tenía su amiga en el rostro. Su mirada estaba perdida en la distancia y la expresión de su rostro era de auténtico embeleso.—Solo espero que el sujeto sea guapo y tenga mucho dinero —dijo Sandra conteniendo la risa.El comentario burlón hizo que Megan saliera del ensueño de sus recuerdos.—¿Por qué dices eso? —le pregunto frunciendo el ceño.—Porque tenías la misma cara de tonta que tienen los enamorados —dijo Sandra ya comenzando a reír abiertamente.—No seas tonta —replicó con el rostro ahora serio— No estoy enamorada de ese sujeto, quien quie
—Clyde —le dijo con preocupación en la voz, al ver la cara de seriedad de su amigo— ¿Quieres que vayamos a un lugar más privado?Su amigo no contestó con palabras, pero asintió varias veces antes de levantarse. Adam lo tomó por el brazo y juntos salieron del cafetín hacia la parte del campus donde estaba la residencia de Adam.Clyde caminaba como por inercia, parecía abatido y cabizbajo. En esos momentos estaba pensando cómo le iba a contar a su amigo que se había transformado en algo que ni siquiera él sabía a ciencia cierta qué era.Cuando llegaron al pequeño departamento de Adam, este dejó a Clyde en el sofá de dos puestos que tenía en la habitación y fue a buscar debajo de la cama una botella de coñac, sirvió un par de vasos pequeños y le entregó uno a Clyde.Este vio lo que Adam le había dado y se tomó el vaso de un solo trago.—Caray, salud —dijo Adam, a quien no le había dado tiempo siquiera de acercarse el vasito de licor a la boca— A ver, respira hondo y cuéntame todo.Clyde
Clyde estaba en la cabina telefónica. Había preferido llamar desde allí porque las comunicaciones en el norte de Escocia se ponían pesadas a veces.—¿Aló? —se escuchó la recia voz de su padre después de varios repiques— ¿Con quién desea hablar?—Hola, padre —dijo Clyde con voz alegre.—¿Clyde? —dijo su padre— ¿Cómo estás? ¿Todo bien por allá? —Sí, padre. Todo va bien por aquí —Clyde sentía un extraño desasosiego.—¿Y eso que llamas ahora? —le preguntó— Casi siempre llamas los fines de semana, apenas estoy llegando de la oficina.—Es que hay algo de historia antigua que me gustaría conversar con el abuelo —le dijo.—Hmmm, debe ser algo interesante y que no sale en los libros —Clyde se asombraba de lo acertado del comentario de su padre, pero él era así, por eso era tan bueno en los negocios, la familia de Clyde tenía muchas tierras y empresas asociadas con las mismas, y su padre había sido el artífice del éxito en los últimas décadas.—Pues sí —contestó— Es algo que no sale en los lib
—¿Que tu abuelo tiene qué? —preguntó Adam sorprendido.—Un libro, las memorias del abuelo Angus McCallum —dijo Clyde una vez más a su amigo— Allí están escritas muchas cosas que me pueden ayudar con esto, con “mi legado”.—¡Genial! —dijo Adam muy contento— Apenas te llegue me avisas para verlo, ¿De acuerdo?—Está bien —dijo Clyde con una sonrisa— Ahora es mejor que vayamos a clase, ya he perdido varias.—¡Vamos! —dijo un entusiasta Adam siguiendo a su buen amigo.El agradecimiento de Clyde era enorme, tenía un gran amigo en quien confiar y que lo ayudaría en cualquier circunstancia, y el apoyo de su familia. Creyó que no necesitaba nada más…………………….Megan iba cruzando por el amplio patio de la universidad que quedaba justo delante de la biblioteca, ese era un lugar donde acudían la mayoría de los estudiantes de la universidad para estudiar e investigar en las enormes salas de la biblioteca universitaria.Famosa por lo extenso de su contenido, con libros que no se conseguían en ningun