Aisha entró en la suite, donde su esposo esperaba por ella. Al principio se sintió algo decepcionada al ver que estaba vacía, hasta que lo vio.Nader estaba de pie delante de un sillón preparado para Aisha. Delante había una tina de oro con pétalos de rosas y deliciosas fragancias. La muchacha sabía perfectamente para lo que servía. Nader tenía que lavar los pies de su esposa antes de consumar su matrimonio.-Nuestra noche de nupcias. -susurró Aisha sacando a Nader de su ensimismamiento.Ella tragó en seco al ver que él solo llevaba puesto un pantalón blanco. Su torso estaba desnudo, sus cabellos mojados y sus pies descalzo. Como complemento Nader solo llevaba unas pulseras de oro en las muñecas.Era un hombre bellísimo, casi imposible de describir lo atractivo que podía llegar a verse. Sin proponérselo Nader Khalil podía seducir a cualquier mujer en el mundo, pero él…él solo tenía ojos para la belleza que tenía en frente.Nader seguía asemejando la perfección de Aisha a la de una sir
Una mañana días después, Aisha amaneció en una vida que jamás se había imaginado para ella. Princesa, casada con un hombre poderoso que estaba decidido a ponerla por encima de cualquier ser en la tierra. Para una chica humilde, una simple sirvienta eso podría considerarse un sueño hecho realidad. Pero Aisha Assiri…bueno, Aisha Khalil no estaba del todo segura de si el hombre que la hizo su esposa, sería realmente capaz de abandonar su viejo yo para ser feliz a su lado. Mucho menos cuando en tantas ocasiones Nader la hizo sentirse inferior a él.Era duro amar sin confianza, sin la seguridad de saber si era el verdadero amor de su marido o únicamente un capricho más en la vida de un hombre libertino.Pero desde que dio el “SÍ QUIERO” a su protector, este no hacía más que luchar por ella cada día. Segura de eso, Aisha se sentó en la cama con los ojos cerrados sabiendo que, como todos los días, había una pequeña cajita roja esperando a que despertase. Apretando sus párpados con fuerza,
Aisha casi cayó de culo. Días, horas de puro desespero y miedo a dejarse llevar por el deseo de entregarse a su esposo. Ella hizo hasta lo imposible para alejarlo, la cerradura de la puerta de su habitación no fue suficiente para mantenerlo alejado, pues Nader se las ingeniaba para entrar por la terraza de su cuarto. Ahora sí que estaría perdida, en otra ciudad, sola y con un hombre en celo, loco por meterse entre sus piernas y por más que Aisha estuviese decidida a hacerse la difícil, sabía que no iba a resistirse por mucho tiempo más.Entonces apretando sus muslos y buscando el aire que abandonó sus pulmones Aisha pensó.“-Alá ayúdame porque el diablo está ganando terreno y voy a caer en sus redes.”No hubo rezo que la salvase de subir al jet privado de la familia Khalil, en donde su corazón estuvo todo el tiempo atascado en su garganta, pues Nader se mantuvo en silencio todo el viaje. Estaba claramente maquinando sus maldades y cuando habló, solo lo hizo para demostrar que así era.
Aisha lo encontró sentado en una silla cerca del escritorio donde un botiquín estaba abierto mientras Nader limpiaba las heridas de sus nudillos. Ella se puso rígida cuando vio que él solo llevaba puesta una toalla alrededor de su cintura, pero eso no le impidió acercarse.-¿Te encuentras bien? -preguntó y él se sobresaltó al verla.-¡Aisha! -exclamó sorprendido intentando ocultar su mano, pero Aisha la agarró.Sin decir nada ella comenzó a limpiar su herida sentándose delante de él. Nader la miraba con atención admirando sus rasgos, pero también con el corazón encogido por verla tan preocupada.-¿Qué ocurrió? -indagó Aisha y Nader tragó en seco, no le quería contar que le había roto la mandíbula a un hombre que estaba hablando mal de ella.-Nada, una estupidez. -dijo Nader y Aisha lo miró a los ojos.-Puede que yo sea esa estupidez, ¿no crees? -cuestionó Aisha segura de que el incidente fue a causa de su presencia en el restaurante presentándose públicamente como la esposa del futuro
-¡Por Dios majestad que melena más larga tiene! -exclamó la estilista que peinaba y maquillaba a Aisha para la sorpresa que Nader estaba preparando para ella.-Y tiene que verse preciosa esta noche. Su esposo me encargó convertirla en las más bella de todas las princesas…. ¿Cómo me dijo? -dijo Bea pensativa -Ah sí…¡Cómo una reina del desierto! - recordó pasando los dedos por el cabello de Aisha.La muchacha conoció a Beatriz Herráez en otra ocasión especial que un hombre preparó para ella, pues la misma mujer la había ayudado a vestirse para la gala en Mónaco a pedido de Leo. Pero esta vez fue Nader quien le pidió ese favor a la diseñadora española.-¿No puede decirme dónde está Nader, Bea? -preguntó Aisha con ansiedad pues llevaba todo el día sin verlo y lo único que sabía es que se marcharían muy pronto, pues sus maletas ya esperaban por ella en la entrada de la suite. Su corazón ansiaba encontrarlo después de lo que hicieron la noche anterior y ya no podía disimular ese deseo. -Qui
-¡Estás loco, completamente loco! -exclamó Aisha cuando Nader la cargó en sus brazos para correr hasta el helicóptero escapando con ella de la lluvia que cayó de repente. Un suceso inesperado instantes que los hizo volver al mundo real después de dejarse llevar por la pasión que explotó entre ellos minutos antes. -¡Nader está lloviendo, tenemos que regresar al hotel!Nader la besó como un loco, al punto de que hasta el piloto de la aeronave se sonrojó con la manera como el ingeniero devoraba la boca de su esposa. Como si ese fuese el último beso de sus vidas.-No mi niña, ahora te llevaré a nuestra próxima parada. La última y la más especial de esta noche. -reveló Nader y Aisha se puso tensa recordando la sorpresa que ella también quería darle.-Pero Nader, nuestras maletas están en el hotel. Hemos dejado todo allí, tenemos que regresar. -recordó Aisha mordiéndose los labios y Nader no se resistió a volver a besarla. Luego tomó aire y contestó.-Puedes estar tranquila, pequeña. Todas
El hombre que estaba literalmente a los pies de su pequeña bailarina, posó la mano en su pierna, sintiendo la suavidad de su piel. El incendio entre la unión de sus muslos se podía sentir, haciendo arder la sangre en las venas de Nader.Los dos gimieron juntos en el mismo instante que Nader pegó los labios a la pierna de Aisha. Ella ahogó un gemido cuando su lengua comenzó a subir lentamente, derritiéndola por donde pasaba. La estaba saboreando, deleitándose con el camino que lo iba a llevar a probar el manjar de su sexo húmedo.-Ahora sí tengo miedo.-jadeó Aisha bajando la mirada para ver como Nader rompía su falda con una brusquedad que la asustó.-Creo que no serás delicado conmigo.-No creo que tu cuerpo desee delicadeza, estoy seguro de que solo quiere placer y te lo voy a dar a mi manera.Aisha gritó cuando Nader subió sus piernas colocándolas sobre sus hombros y la levantó del suelo.Para la satisfacción del ingeniero su esposa no llevaba bragas. Aisha dejó el camino libre para
Las palabras de Aisha sonaron a broma, pues ni en sueños esa muchacha pequeña estaba hecha para recibir veintidós centímetros que alargaron su agujero con tanta maldad. Pues el semental que la penetró estaba sediento, ciego y sordo para cualquier cosa que no fuese entregarse al deseo de follarse a su mujer.Un grito seco se escuchó cuando Nader metió su polla sin miramientos dentro de aquel agujero estrecho e inexplorado. Una fina línea de sangre deslizó por la cara interna del muslo de Aisha, manchando la piel clara de Nader, pero eso no lo impidió continuar aquella cruel, pero deliciosa invasión.Aisha sentía que la estaba rompiendo, ella gritaba e inconscientemente intentaba escapar, pero Nader la tenía aprisionada entre sus brazos. Tampoco le permitía cerrar las piernas y mucho menos los ojos.-No te atrevas a apartar la mirada de esto. Míralo amor, mira como te follo y como tu cuerpo se abre para mí. -gruñó moviendo sus caderas, metiendo toda su dureza en el coño mojado de Aisha.