Despertar en una mansión con unas vistas magnificas hacia un bosque a las afueras de una ciudad europea, después de pasar toda la noche haciendo el amor con el príncipe de tus sueños, seguramente debe ser una experiencia orgásmica. Un cuento de princesas hecho realidad. Aisha experimentó ese privilegio al amanecer, pero la sonrisa dibujada en su delicado rostro duró una milésima de segundos cuando sintió el lado de Nader, en la cama vacío, frío.Aisha vistió la camisa de su esposo que encontró tirada en el suelo para salir a buscarlo. Lo hizo con una sonrisa mientras acercaba la tela a su nariz para inhalar el perfume de Nader.Se sintió vacía sin él. Aisha quería el fuego de sus brazos, la intensidad de sus besos, el escalofrío que recorría su espalda cada vez que la tocaba con esa delicadeza mezclada con la necesidad urgente de sus manos de acariciarla.El paseo por la casa a oscuras fue muy breve, pues al notar el aire helado de la noche rozando su caliente piel, Aisha tuvo una ide
-¿Quieres que lo besé? -preguntó Aisha mirando la punta brillante de aquel miembro que estaba a unos centímetros de su rostro, pulsando en su palma de la mano, que no podía cerrarse del todo alrededor de la gruesa extensión.-Quiero que lo ames, cómo me amas a mí. -gimió Nader, sin fuerzas para reprimir lo excitado que estaba de ver aquello labios rosados entreabiertos tan cerca de su polla, a nada de probarla y darle el mayor placer que podría llegar a sentir. -Pasa la lengua alrededor...muy despacio.Aisha estaba avergonzada de verse en esa situación. Se sentía expuesta y excitada al mismo tiempo. No entendía muy bien por qué Nader quería que le hiciera tal cosa, pero imaginó que posiblemente su esposo sentiría algo parecido a lo que sentía ella cuando él devoraba su sexo húmedo.Por otro lado, la curiosidad de probar su sabor en la punta de la lengua la tenía ansiosa. Tanto que seguramente lo hubiera hecho sin que Nader le pidiera nada. Ella misma se veía atraída a meterlo en su bo
La flor rosada de Aisha se abrió para un hombre sediento de placer. Sus pliegues mojados resplandecían de las ganas que tenía la muchacha de entregarse a su hombre, y Nader no pensaba resistirse a ella.Aisha jadeó cuando Nader la agarró acostándose sobre ella, antes de deslizar la mano entre sus cuerpos para masturbarla.La mirada de Aisha se nubló, su vientre estaba hormigueando por unirse a Nader en solo cuerpo. Sonaba a pecado, pero ella quería encender las llamas del infierno sobre las sábanas blancas.—Pide amor, pídeme con esa boquita que te haga mía. —susurró Nader moviendo su dedo como un péndulo sobre el clítoris de Aisha.Ella quería responder, rogar por tenerlo adentro, y llenándola con su cuerpo, pero las palabras no salían. Aisha balbuceaba palabras incoherentes, pedidos mezclados con gemidos ahogados que tampoco lograban salir. Nader la estaba torturando al punto de casi hacerle perder la cabeza, cuando acercó su polla a sus pliegues resbaladizos.La maldad hizo de esas
Azerbaiyán,era la cuna de la familia Khalil, y en dónde Nader recibiría su nuevo título. Había llegado el momento del nacimiento de un nuevo jeque, por eso Murad Khalil deseaba celebrar el ascenso de su hijo por todo lo alto.Aisha observaba la ciudad desde la ventana del palacio donde se celebraría la ceremonia, dónde su marido tomaría su nuevo título asumiendo un nuevo cargo, y ella pasaría ser llamada oficialmente jequesa.A su alrededor había varias mujeres encargándose de su traje. Un típico vestido de estilo árabe con un hermoso color verde, pues para algunos simbolizaba el color del Islam y la fe. También significaba vida, lo que era Aisha para Nader. Una nueva vida.-La ceremonia es para mi esposo, pero parece que soy yo la que va a recibir el título principal esta noche. -opinó Aisha dirigiendo su mirada al espejo. El velo casi transparente, pero del mismo tono de su vestido, estaba tejido con algunos hilos de oro que resaltaban su belleza.-Según nos ordenó su majestad, el p
Nader sonreía a los invitados agradeciendo todo el apoyo que estaba recibiendo por parte de hombres tan poderosos. Un círculo exclusivo donde reinaban las mayores fortunas del mundo, y al cuál él iba a pertenecer ahora que ocuparía el lugar de su padre. Pero no podía evitar estar preocupado por Aisha. De vez en cuando miraba aquella enorme puerta por donde había entrado minutos antes, y lo único que se le pasaba por la cabeza era salir corriendo para volver a estar con su mujer.Para Nader estar lejos de su niña era como una tortura, también le preocupaba saber cómo estaría siendo recibida Aisha por las otras jequesas.-Estoy orgulloso de ti hijo, finalmente estás ocupando tu lugar en nuestro mundo. -declaró Murad acercándose a Nader que bajó la cabeza con una sonrisa sarcástica.-Seamos sinceros padre, para ti este lugar nunca fue mío. Yo no soy tu primogénito. -refutó Nader con un resentimiento que no podía ocultar. Murad lo entendía, sabía que les había hecho demasiado daño a sus h
La respuesta de Aisha fue firme, pero Úrsula no se movió. Ella tenía ganas de abofetearla y darle su merecido por igualada, pero tenía que controlar su rabia y obligarla a firmar el acuerdo.—Mi hijo se casó contigo por pena, tú eres indigna de un príncipe como Nader. —Úrsula intentaba humillarla sin darse cuenta de que por la puerta principal entraba alguien. —Vas a firmar este contrato, serás la concubina de Nader y tú hijo no tendrá ningún derecho a reclamar el título de príncipe heredero. Luego me encargaré de conseguirle al jeque una mujer de buena familia, y ella será su primera esposa.—¡Eso no va a ocurrir madre! —vociferó Nader entrando en el salón con el príncipe Karim, que le echó a su madre, Fátima, una mirada acusatoria. —Es imposible que me vuelva a casar con otra mujer, pues el mismo día que tomé a Aisha como mi mujer, firmé un acuerdo tornándola mi primera y única esposa. El príncipe Karim fue testigo de ello.Úrsula se quedó boquiabierta mirando a Aisha, le iba a dar
Un escalofrío recorrió su delicada piel, erizando cada centímetro cuando aquel toque húmedo acarició su cuerpo.Todavía con los párpados cerrados, Aisha sonrió presagiando la marea de placer que caería sobre aquella cama.Somnolienta la joven abrió muy despacio sus ojos para ver a su esposo, que la observaba deseando poseerla como lo hacía cada noche desde que puso el mundo a sus pies.Los jeques pasaban la mayor parte del tiempo separados, ese era el precio de sus títulos. Obligaciones y más obligaciones mantenían a los dos amantes separados, despojados de entregarse a ese amor tan fuerte que se tenían.Pero en la madrugada, cuando el jeque regresaba a su palacete lo primero que hacía era correr a los brazos de su esposa. Para volver a amarla y sentirse amado. Su familia era su mundo, y Nader no se cansaba de demostrar a Aisha todo lo que estaba dispuesto a hacer por ella y por sus hijos…Sí, hijos, pues la jequesa no solamente le iba a dar a su marido un heredero. Aisha esperaba dos
-Has regresado muy tarde esta noche.-habló Aisha levantando el rostro para mirarlo mientras Nader jugar con los mechones de su esposa. -Odio estar sola en esta casa con tu madre.-¿Sigue evitándote? -se interesó Nader, luego suspiró con cansancio cuando ella asintió.-Úrsula parece un fantasma, vaga sola por el palacio sin hablar con nadie, pero puedo sentir su mirada llena de odio sobre mí. -contó abrazándolo para sentir su calor, eso le daba alivio y paz. -Tu madre siempre me verá como su enemiga.-Infelizmente no tengo poder alguno sobre mi madre, puedo controlarla, pero no echarla de este hogar. Solo mi padre podría hacer tal cosa. -explicó Nader con impotencia. -Tampoco creo que lo haga, ya la tiene abandonada, solicitar un divorcio ahora solo pondría en riesgo mi título. Mi padre no se arriesgará a que eso suceda, no aceptará que cuestionen mis derechos.-No quiero echarla mi amor, solo quiero que ella aprenda a vivir en paz con nosotros y que acepte que mis hijos también son su