-Has regresado muy tarde esta noche.-habló Aisha levantando el rostro para mirarlo mientras Nader jugar con los mechones de su esposa. -Odio estar sola en esta casa con tu madre.-¿Sigue evitándote? -se interesó Nader, luego suspiró con cansancio cuando ella asintió.-Úrsula parece un fantasma, vaga sola por el palacio sin hablar con nadie, pero puedo sentir su mirada llena de odio sobre mí. -contó abrazándolo para sentir su calor, eso le daba alivio y paz. -Tu madre siempre me verá como su enemiga.-Infelizmente no tengo poder alguno sobre mi madre, puedo controlarla, pero no echarla de este hogar. Solo mi padre podría hacer tal cosa. -explicó Nader con impotencia. -Tampoco creo que lo haga, ya la tiene abandonada, solicitar un divorcio ahora solo pondría en riesgo mi título. Mi padre no se arriesgará a que eso suceda, no aceptará que cuestionen mis derechos.-No quiero echarla mi amor, solo quiero que ella aprenda a vivir en paz con nosotros y que acepte que mis hijos también son su
Meses después de aquella macabra llamada, Aisha observaba a sus hijos dormir en sus cunas ajenos a todo el mal que había en el mundo.-Son tan pequeños Nader, me da pesar dejarlos solos. -murmuró Aisha y su esposo la abrazó para reconfortarla.-Solo será por unas horas, tenemos una reunión importante y no podemos faltar.-recordó Nader, pero su esposa no se veía muy convencida de dejar a sus hijos.-Los niños estarán bien, Kalah estará cuidando de ellos y el palacio es totalmente seguro.Seguros de que sus hijos estarían bien, Aisha y Nader se marcharon del palacio. Mientras tanto Úrsula observaba la caravana de autos que seguía a su hijo abandonar el palacio. La venganza es un plato que se come frío, y ella dejó enfriarse el suyo durante meses, pero finalmente estaba lista para devorarlo, y sentir una alta dosis de placer en el proceso.-Eres un principito muy rebelde y llorón.-Kalah jugaba con Nasser haciendo el menor ruido posible para no despertar a Ayser. -Veo que serás el niño cap
A cada segundo que pasaba la esperanza se iba perdiendo para Aisha y Nader.La tormenta de arena estaba cada vez más cerca, amenazando así la vida de los niños.Junto con la guardia real, el jeque y el emir Karim iban montados en motos para acelerar las búsquedas. Ninguno podía quedarse con los brazos cruzados esperando mientras que la vida de Ayser y Nasser corría peligro. Una muerte segura para ellos se acercaba y no había tiempo que perder.Aisha se había montado en la moto que iba su esposo, juntos recorrían una buena parte del perímetro marcado por la guardia real, dónde posiblemente estarían los niños.-¡Allí, allí hay algo, Nader!-exclamó Aisha señalando algo que creyó haber visto entre unas rocas.Nader retrocedió para volver al lugar que su esposa había señalado.-¡Aisha yo no veo nada!-contestó Nader todavía sentado sobre la moto mientras que su niña se bajaba mirando de un lado a otro.-Amor aquí no hay absolutamente nada.-He visto algo Nader, te aseguro que acabó de ver al
Los hombres del Emir trataron de levantar una barrera que serviría para salvaguardarlos de la tormenta. Las tiendas no eran excesivamente grandes, pero estaban hechas especialmente para situaciones como aquella.Rania no soltó la mano de Aisha en ningún momento, mientras que la esposa de Nader lloraba con aquel pequeño pedacito de todo el amor que ella y su esposo se tenían.A unos kilómetros de allí el aire se hacía cada vez más insoportable, el polvo que la tormenta levantaba nublaba la visión de los hombres que buscaban a Nasser. Continuar en aquellas condiciones sería un verdadero suicidio.-¡Nader, tenemos que irnos, la tormenta está cada vez más cerca! -advirtió Karim cubriendo su rostro para proteger sus ojos de la arena. -¡No podemos continuar!Nader sin bajarse de la moto miró alrededor con el corazón en la mano. Era un terreno demasiado extenso para cubrirlo en pocos minutos. Si se marchaban en aquel momento, su niño moriría solo en aquel lugar.-Es mi hijo, Karim. -dijo Nad
Primer día en un puesto de trabajo del cual Aisha Assiri no tenía ni idea como funcionaba. Había sido educada para servir en el palacio real, a la poderosa familia Al Thani, pero la realeza de Arabia Saudí ya no necesitaba sus servicios. Aún así el príncipe heredero decidió darle una oportunidad, un puesto como secretaria en una de sus empresas petroleras. A partir de ese momento su nuevo jefe sería el ingeniero Nader Khalil, uno de los hombres más ricos y apuestos de Arabia Saudí, la tentación hecha hombre. Su nombre era de los importantes en el mercado del petróleo, todos conocían la trayectoria del joven ingeniero. Un hombre nacido en una de las mejores familias de los Emiratos Árabes, y a consecuencia de esto, también era uno de los mejores partidos para las mujeres musulmanas de buenas familias que soñaban con casarse con un hombre tan atractivo, exitoso y asquerosamente millonario. Aisha no soñaba con tener la atención de un hombre como Nader, aunque habían intercambiado un pa
Olaya amaneció con una gran sonrisa en su rostro. Después de lo ocurrido en la oficina de Nader, con la mosquita muerta que supuestamente iba a reemplazarla, ya no tenía que preocuparse por una segunda mujer tan cerca de su ingeniero. Ella pasaría a ser su asistente personal, la que lo acompañaría a todas partes, a los viajes de negocios y fiestas repletas de lujos con personas ricas y famosas. Todo era perfecto, pero la idea de saber que otra mujer entraría en el mismo puesto que fue el camino que la llevó a la cama de Nader no le agradaba y no soportaba saber que él pasaría a ser el protector de esa niñita. Olaya nació en una familia pobre musulmana, pero abandonó todo para buscar su sueño de casarse con un hombre adinerado y vivir lejos de las viejas tradiciones. Estaba a nada de alcanzar su mayor objetivo y nada iba interponerse entre ella, su hombre perfecto y la gran fortuna que poseía. La mujer echó un vistazo a su reflejo en el espejo del salón. Llevaba una carísima lencerí
Aisha observó su reflejo en los cristales que formaban parte de la exquisita decoración del edificio dando un toque sofisticado a la empresa del príncipe Karim. Ella sintió que su corazón palpitaba acelerado y un hueco se abría en su estómago. Le hubiera gustado pensar que debía ser hambre, pero el desayuno que su madre y sus hermanas le habían preparado aquella mañana, para celebrar su primer día en su nuevo trabajo, era digno de una reina. Pero lo que estaba sintiendo eran nervios, ansiedad y expectación por volver a verlo…por tener a ese hombre tan hermoso y poderoso otra vez delante de sus ojos. Sentirlo tan acerca le abrumaba, y tenía la vergonzosa sensación de que terminaría desmayándose cuando Nader le volviera a dirigir la palabra. El temblor en sus piernas, algo que solamente el ingeniero podía provocar en ella, era como un terremoto de sensaciones atravesando su cuerpo. Únicamente habían pasado un par de días desde que Nader Khalil se arrodilló ante Aisha prácticamente sup
La copa llena del Bourbon más caro que había en el planeta iba a empezar a hervir en la mano del ingeniero, mientras este escuchaba como un viejo compañero de la Universidad devoraba a Aisha con la mirada y le dedicaba demasiados halagos para el gusto de Nader. —Una chica realmente hermosa Nader, también veo que debe ser muy religiosa…algo difícil de encontrar actualmente. Por eso todavía no estoy casado, existen ya muy pocas mujeres que sean verdaderamente musulmanas. —Declaró el riquísimo empresario que llevaba años tratando con la familia de Nader y con el cuál mantenía una estrecha relación desde la juventud. El atractivo empresario se había sentado en la mesa donde el ingeniero pretendía comer con su nueva secretaria en un lujoso restaurante en el centro de la ciudad de Riad. El amigo de Nader, que se dedicaba al sector de la joyería, solo había pasado un instante a saludarlo cuando lo vio llegar, pero al ver a Aisha se tomó un cierto tiempo para hablar con su amigo Nader, pero