Nader estaba dentro de su auto, aparcado en una esquina desde donde podía observar la casa de la familia Ali. Allí se encontraba su niña, que esperaba por su inminente boda con el viejo Hasad.Por miedo a que Nader encontrase la manera de evitar la boda, Hasad obligó a la chica a quedarse en su casa hasta el día de la ceremonia. Mientras tanto Nader vigilaba el lugar, desesperado, loco por sacar a su niña de aquel horrible lugar.—Solo faltan menos de treinta horas Yousef, entonces Aisha será la esposa de ese cabrón. —dijo Nader con rabia, hablando por teléfono con su abogado.—Estoy buscando cualquier cosa que pueda impedir que eso pase, pero ya conoces las leyes de nuestro país, sobre todo cuando se tratan de las mujeres. —respondió Yousef con frustración. —No le van a hacer más daño Nader, más que nada porque tú debes entregarla el día de la boda y dudo mucho que Hasad quiera volver a despertar tu ira. Vete a casa Nader, mañana será otro día. —aconsejó el abogado sabiendo que perdí
Habría que estar loco para interponerse entre un ruso armado y su determinación a robarse a la novia el día de su boda.Ninguno de los hijos de Hasad estaban listos para enfrentar a Leo, que sacó a Aisha de la casa de la familia Ali lo más rápido que pudo.—Estás loco Leo, ¿cómo es qué has aparecido aquí solo y armado? —cuestionó Aisha levantando su vestido para no caer mientras seguía a Leo lo más rápido que podía.—Nena, con lo poco que has visto de mi persona, ¿crees de verdad que esa pregunta tiene sentido? —cuestionó Leo y la vio sonreír emocionada. —¡Ahora vamos, tenemos que irnos de aquí cuanto antes!—Pero Leo, aunque me marche ahora ese acuerdo seguirá vigente, no hay nada que puedas hacer para cambiar eso. Estoy prometida a ese hombre, y dudo mucho que desista de tenerme como su esposa. —dijo Aisha afectada, ella no encontraba la manera de despertar de aquella pesadilla.—Si hay una manera de hacerlo, nena. Cuando tu afirma aparezca en un acta de matrimonio al lado de la fir
Aisha entró en el palacio después haber dejado a Nader sin una respuesta a su pregunta. Con un nudo en la garganta y su corazón latiendo a mil por hora, ella caminó hasta el altar donde se celebraría su boda con el heredero de un jeque, el sueño de muchas mujeres.Él la esperaba nervioso, ansioso y aterrado, pero decidido a unir su vida a la de su protegida, a la mujer que era su perdición y, a la vez, su única salvación.En el salón del palacio real solo encontraban el príncipe heredero, que fulminaba al novio con la mirada,y la pequeña familia de Aisha. Los ojitos de Melisa brillaban por ver a su hermana vestida como una verdadera princesa.Los padres de Nader no asistirían a la boda. El ingeniero no se molestó en invitarlos. Era un día difícil y al mismo tiempo especial para él y para Aisha, no necesitaban más tensión en el ambiente de la que ya había.Aisha tomó la mano de Karim, quien se encargaría de entregarla a su esposo, pero el corazón de la muchacha se congeló al escuchar l
Aisha entró en la suite, donde su esposo esperaba por ella. Al principio se sintió algo decepcionada al ver que estaba vacía, hasta que lo vio.Nader estaba de pie delante de un sillón preparado para Aisha. Delante había una tina de oro con pétalos de rosas y deliciosas fragancias. La muchacha sabía perfectamente para lo que servía. Nader tenía que lavar los pies de su esposa antes de consumar su matrimonio.-Nuestra noche de nupcias. -susurró Aisha sacando a Nader de su ensimismamiento.Ella tragó en seco al ver que él solo llevaba puesto un pantalón blanco. Su torso estaba desnudo, sus cabellos mojados y sus pies descalzo. Como complemento Nader solo llevaba unas pulseras de oro en las muñecas.Era un hombre bellísimo, casi imposible de describir lo atractivo que podía llegar a verse. Sin proponérselo Nader Khalil podía seducir a cualquier mujer en el mundo, pero él…él solo tenía ojos para la belleza que tenía en frente.Nader seguía asemejando la perfección de Aisha a la de una sir
Una mañana días después, Aisha amaneció en una vida que jamás se había imaginado para ella. Princesa, casada con un hombre poderoso que estaba decidido a ponerla por encima de cualquier ser en la tierra. Para una chica humilde, una simple sirvienta eso podría considerarse un sueño hecho realidad. Pero Aisha Assiri…bueno, Aisha Khalil no estaba del todo segura de si el hombre que la hizo su esposa, sería realmente capaz de abandonar su viejo yo para ser feliz a su lado. Mucho menos cuando en tantas ocasiones Nader la hizo sentirse inferior a él.Era duro amar sin confianza, sin la seguridad de saber si era el verdadero amor de su marido o únicamente un capricho más en la vida de un hombre libertino.Pero desde que dio el “SÍ QUIERO” a su protector, este no hacía más que luchar por ella cada día. Segura de eso, Aisha se sentó en la cama con los ojos cerrados sabiendo que, como todos los días, había una pequeña cajita roja esperando a que despertase. Apretando sus párpados con fuerza,
Primer día en un puesto de trabajo del cual Aisha Assiri no tenía ni idea como funcionaba. Había sido educada para servir en el palacio real, a la poderosa familia Al Thani, pero la realeza de Arabia Saudí ya no necesitaba sus servicios. Aún así el príncipe heredero decidió darle una oportunidad, un puesto como secretaria en una de sus empresas petroleras. A partir de ese momento su nuevo jefe sería el ingeniero Nader Khalil, uno de los hombres más ricos y apuestos de Arabia Saudí, la tentación hecha hombre. Su nombre era de los importantes en el mercado del petróleo, todos conocían la trayectoria del joven ingeniero. Un hombre nacido en una de las mejores familias de los Emiratos Árabes, y a consecuencia de esto, también era uno de los mejores partidos para las mujeres musulmanas de buenas familias que soñaban con casarse con un hombre tan atractivo, exitoso y asquerosamente millonario. Aisha no soñaba con tener la atención de un hombre como Nader, aunque habían intercambiado un pa
Olaya amaneció con una gran sonrisa en su rostro. Después de lo ocurrido en la oficina de Nader, con la mosquita muerta que supuestamente iba a reemplazarla, ya no tenía que preocuparse por una segunda mujer tan cerca de su ingeniero. Ella pasaría a ser su asistente personal, la que lo acompañaría a todas partes, a los viajes de negocios y fiestas repletas de lujos con personas ricas y famosas. Todo era perfecto, pero la idea de saber que otra mujer entraría en el mismo puesto que fue el camino que la llevó a la cama de Nader no le agradaba y no soportaba saber que él pasaría a ser el protector de esa niñita. Olaya nació en una familia pobre musulmana, pero abandonó todo para buscar su sueño de casarse con un hombre adinerado y vivir lejos de las viejas tradiciones. Estaba a nada de alcanzar su mayor objetivo y nada iba interponerse entre ella, su hombre perfecto y la gran fortuna que poseía. La mujer echó un vistazo a su reflejo en el espejo del salón. Llevaba una carísima lencerí
Aisha observó su reflejo en los cristales que formaban parte de la exquisita decoración del edificio dando un toque sofisticado a la empresa del príncipe Karim. Ella sintió que su corazón palpitaba acelerado y un hueco se abría en su estómago. Le hubiera gustado pensar que debía ser hambre, pero el desayuno que su madre y sus hermanas le habían preparado aquella mañana, para celebrar su primer día en su nuevo trabajo, era digno de una reina. Pero lo que estaba sintiendo eran nervios, ansiedad y expectación por volver a verlo…por tener a ese hombre tan hermoso y poderoso otra vez delante de sus ojos. Sentirlo tan acerca le abrumaba, y tenía la vergonzosa sensación de que terminaría desmayándose cuando Nader le volviera a dirigir la palabra. El temblor en sus piernas, algo que solamente el ingeniero podía provocar en ella, era como un terremoto de sensaciones atravesando su cuerpo. Únicamente habían pasado un par de días desde que Nader Khalil se arrodilló ante Aisha prácticamente sup