Pov RONNIKA BELLWOOD
Había puesto en orden el despacho de Daniel lo más rápido que pude y regresé a mi puesto a reorganizar su agenda, quería hablar con Maya, no fue mi intención quedarme a dormir en la casa de Nicolás o la habría llamado antes para informarla, debería estar preocupada. Además, ¿por qué se me iba a ocurrir quedarme a dormir en su casa? Maldita la hora en que me rendí al sueño, solo de imaginarme a Nicolás tomándome en brazos me ponía roja, ¡qué vergüenza! ¿Qué habría pensado de mí mientras lo hacía? Y cuando me dijo que ir&iacut
—Es que no entiendo que me deje justo ahora para irse con él, sabía que tenía que tomar esa decisión, pero no ahora—me quejaba mientras introducía las cosas de Maya en la maleta.—Te molesta que haya decidido quedarse con ese capullo misteriosamente responsable o simplemente porque ahora vas a quedarte sola? —puntualizó Nicolás, no había conseguido impedir que me acompañara a casa. Estaba observando todo lo que había en el cuarto.—Las dos cosas—reconocí.—Menos mal que tienes el bufete para pasar el tiempo, preocúpate cuando ya no tengas que trabajar allí. Por cierto, ya sé que lo hace todo tu padre por ti, pero a modo de pasar el tiempo ¿qué hacías antes de sustituirle a Maya? Debía gustarte algo.—A mí siempre me interesó eh...pues
Seguía durmiendo cuando escuché que llamaban intensamente al timbre, era una tortura. Abrí los ojos y miré la hora en el despertador que tenía sobre mi mesita, daban apenas las seis de la mañana, debía ser el pesado de Nicolás. Me levanté a regañadientes, ayer después de entregarle las cosas de Maya a Luís, acordó en venir a buscarme en la mañana para que nos fuéramos a casa de papá, no me imaginaba que fuera a venir tan temprano, necesitaba dormir.—¡Ya voy! —grité cuando me encontré en el salón, él seguía insistiendo e iba a hacer que me explotara la cabeza. Ni tiempo de quitarme el camisón me había dado. Intenté arreglarme el pelo con los dedos antes de abrirle la puerta.—Buenos días dormilona—tenía esa sonrisa en lo
Entramos en el comedor, la mesa estaba arreglada. Tuve que volver a ver a Sonia y estaba ocupada en su celular, no nos había prestado atención y deseé que fuera así todo el tiempo que estuviéramos allí. Al otro lado de la gigantesca mesa se sentaba Nathan, sonreí emocionada al verlo; había crecido muchísimo desde la última vez que lo vi y era normal porque ahora tenía trece años, la última vez que lo vi fue cuando decidí hacerle una visita sorpresa en su instituto al cumplir los once; lo hice allí porque no quería estar con el resto de la familia. Cuando nos vio se puso en pie en seguida y corrió a darme un abrazo.—¡Ronnie! ¡Has vuelto!—Hola Nathan— lo saludé feliz de poder volver a abrazarlo—¿Cómo te va todo enano?—¿Enano yo? Ya casi
Pov NICOLÁS HARRISNo sabía si había sido una buena decisión aceptar la invitación del padre de Ronnie, pero allí estaba y me daba cuenta de que cuanto más cerca estaba de ella, más atrapado por ella me sentía y no podía evitarlo. Por fortuna llamaron a la puerta de su cuarto a tiempo o habría pasado algo de lo que no habría sido capaz de controlar.Me separé enseguida de ella para abrir la puerta y apareció Nathan, su hermano. Llevaba un pantalón corto y una pelota en la mano.—Ronnie, la piscina, ¿te vienes? — preg
Pov RONNIE BELLWOODNo sabía cuánto tiempo iba a mantenerme en pie, ¡él me estaba besado! Y sentía que me iban a fallar las piernas de la emoción y la agradable sensación, me olvidé de todo concentrándome exclusivamente en el sabor de sus labios y en lo que me hacía sentir. Se separó de pronto dejándome con ganas de más, lo miré a los ojos y él también hizo lo mismo, estaba agitado y yo también.—¿Por qué…o sea, a qué ha venido…? —yo no sabía cómo formular la pregunta. Me mantuvo la mirada por unos segundo
Eran las ocho de la noche. Los asistentes estaban terminando con algunos retoques en el comedor. Papá había regresado, pero acompañado de un socio con el que llevaba mucho tiempo trabajando. Nicolás estaba ya listo y suponía que se encontraba con todos en la sala de estar. Yo me estaba terminando de arreglar. Me hice una trenza en el pelo dejando que cayera por mi espalda, con unos mechones sueltos en la frente y me maquillé. Me puse un corto vestido negro de lentejuelas y unos tacones negros. Me miré por última vez en el espejo y decidí salir de la habitación. Me sorprendió ver a Nicolás apoyado contra la pared frente a la puerta con los brazos cruzados, me estaba esperando.—Pensé que ya nunca saldrías de ese cuarto—se incorporó y se puso frente a mí, me observo de abajo arriba hasta detenerse en mi mirada.
Era muy tarde ya, Sebastián y Carlos se habían despedido y se habían marchado. Cada uno poco a poco se fue metiendo a su cuarto.—Me alegra que hayas estado aquí con nosotros esta noche—le dijo mi padre a Nicolás con la mano sobre su hombro—ahora sé de antemano lo mejor que eres para mi hija. Sé que tenéis que regresar mañana, pero quiero que desayunemos juntos.Era curioso porque mi padre nunca tenía tiempo de quedarse a desayunar, su trabajo podía con él.—Así será señor—le contestó Nicolás.—Por favor, llámame Richard.—De acuerdo, Richard.Nos despedimos todos y Nicolás y yo subimos a mi cuarto. Estaba cansada y necesitaba descansar. Ya en el cuarto, él abrió la puerta que
Nicolás nos condujo hacia una cafetería en el centro de la ciudad donde supuestamente se encontraba la mujer que tanto quería. Insistí de todas las maneras posibles que no era necesario que nos presentara, pero resultó inútil, no había quien consiguiera hacerle cambiar de opinión. ¿Por qué era tan importante para él que la conociera?—¿Me estás haciendo entender que tu relación con esa mujer no puede funcionar si no me conoce en persona?—Exacto.—¿Es que no hay otra manera de convencerla?—No— y así con respuestas cortas que me sacaban de quicio.—¿Tampoco podemos reunirnos en otro momento?—¿Me explicas cuál es tu verdadero problema? —detuvo el auto en seco y se giró a verme, me quedé enseguida sin habla—dime