[CAPÍTULO VEINTICUATRO]

Entramos en el comedor, la mesa estaba arreglada. Tuve que volver a ver a Sonia y estaba ocupada en su celular, no nos había prestado atención y deseé que fuera así todo el tiempo que estuviéramos allí. Al otro lado de la gigantesca mesa se sentaba Nathan, sonreí emocionada al verlo; había crecido muchísimo desde la última vez que lo vi y era normal porque ahora tenía trece años, la última vez que lo vi fue cuando decidí hacerle una visita sorpresa en su instituto al cumplir los once; lo hice allí porque no quería estar con el resto de la familia. Cuando nos vio se puso en pie en seguida y corrió a darme un abrazo.

—¡Ronnie! ¡Has vuelto!

—Hola Nathan— lo saludé feliz de poder volver a abrazarlo—¿Cómo te va todo enano?

—¿Enano yo? Ya casi
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