Era fin de semana y había llegado el momento en que todos estábamos esperando, la inauguración del nuevo bufete de los hermanos Harris. Me había levantado de la cama temprano y me arreglé lo mejor que pude. Tomé mi auto y me dirigí a la casa de Maya para recogerla, quedamos en que nos iríamos juntas. Ella parecía nueva con su vestido negro, estaba más bella y había recuperado su glamur desde que había dado a luz. Flora se quedaba con la niña.
Cuando llegamos ya todo estaba casi listo, Maya y yo solo nos estuvimos asegurando de que todo estuviera en su lugar. Había asistentes ya preparados, todo estaba saliendo bien, solo faltaba que llegaran todos y comenzara la ceremonia.
Sonó mi móvil y me emocioné al ver que se trataba de Nicolás. Contesté a la llamMe sentía una torpe, tonta e ilusa. ¿Cómo se me ocurrió pensar que a él se le ocurriría querer salir conmigo? Me había ilusionado muy pronto. Entré en casa y me metí en mi cuarto para quitarme el vestido y el maquillaje, ojalá no hubiera tenido que ir a esa celebración. Una y otra vez se repetía en mi cabeza las palabras de Nicolás diciéndome que debíamos acabar con nuestra farsa, siempre le dije que no estaba de acuerdo con ello y ahora que lo aceptaba se le ocurría acabar lo que había empezado y para qué, ¿para conseguir a una pareja que sí le convenía? Estaba triste, pero enfadada. Si no se le hubiera ocurrido fingir que salíamos no se me habría pasado por la cabeza enamorarme de él y ahora era demasiado tarde, además ¿cómo le decía a mi padre
Pov NICOLÁS HARRIS Sabía que no tenía que haber sucumbido a su propuesta, pero mi deseo de estar con ella y poder sentirla fue más fuerte y pudo conmigo. Ahora podía confirmar aquello que últimamente me estaba atormentando, no simplemente me gustaba esa chica, estaba irremediablemente enamorado de ella. No podía ser posible, quizás solo se trataba de la emoción del momento, aunque de lo que no podía negar era de lo especial que había sido acostarme con ella; había sentido algo que nunca antes había sentido por ninguna de las mujeres con las que había estado. No quería que aquel momento acabara, sentía la necesidad de estar allí siempre con ella, de amarla en todo momento y cuida
Pov Ronnie BellwoodAbrí los ojos, había amanecido y el despertador de mi móvil me lo estaba recordando. Era lunes e iba a ser mi primer día de trabajo en el bufete de los hermanos. Sonreí como una boba al acordarme de la noche que había tenido la noche anterior, con solo de pensarlo sentí mariposas en el estómago. Me di la vuelta lentamente para encontrarme con el hombre que me había hecho feliz anoche, pero mi felicidad duró muy poco al descubrir que él no estaba en la cama conmigo.Me incorporé y miré por todo el cuarto, su ropa tampoco estaba en el suelo. Me até con las sábanas y corrí a la cocina, ni rastro de él, se había ido. Sentí un nudo en la garganta y en el pecho. ¿Por q
Me encontraba sentada en un banco frente al lago que había en el parque. Después de salir del bufete de los hermanos, fui a ver a Maya para contarla todo lo que había pasado. Me disculpé por tener que hacerla regresar al trabajo así sin más.—No tienes que disculparte, en serio. —me había dicho—Ayer durante la celebración me di cuenta de lo mucho que añoraba regresar y volver a trabajar para Daniel, pero no quería decírtelo. Solo quiero volver a recordarte lo mucho que significa para mí que soportado todas mis cargas por mí. No sé qué habría pasado si no me hubieras ayudado.Me sentí aliviada y nos dimos un largo abrazo.—Daniel, —suspiré—me duele ya no tener que trabajar para él y verle todos los días.—Pero ¿qué dices? No ti
Pov NICOLÁS HARRISAquellos no eran los labios de Ronnie, pero los estaba besando desesperadamente con el deseó de olvidarme de una vez por todas de ella.Aquél día que se presentó en mi despacho sentí ansias de levantarme y decirla lo que me hacía sentir, pero me retracté y la traté de aquella manera que me estaba produciendo arrepentimiento constante. Fue peor aún cuando me contó Daniel que ella había firmado el contrato de modelaje. Debí haber ido tras ella, pero no lo hice porque pensé que lo hacía por su bien. Que sería
Estaba en la playa, frente al mar con la mirada en el horizonte. Era el lugar favorito de mi hermano y yo. Pero aparte de eso, era también el lugar donde se alejaba él cuando estaba molesto, todo lo contrario que a mí, iba para pasar el tiempo. Nunca pensé que también necesitaría aquel lugar para despejar la mente, en cambio allí me encontraba. Era el mes de junio y la temperatura era de diez grados. Estaba frustrado y confundido. Daniel me había manipulado todo ese tiempo y no lo vi venir porque era imposible imaginarse que haría algo igual. Joder, ¡que se trataba de Daniel!Y a pesar de todo, le encontraba sentido a todo. A él nunca le importó las mujeres con las que salía, nunca se había involucrado. En cambio, con Ronnie había sido todo tan distinto que recordaba lo mucho que me sorprendía. Por no mencionar que hasta se
Pov RONNIE BELLWOODÚltimamente no me sentía muy bien y no era solo por el abandono de Nicolás, lo cual ya tenía asumido. Sino físicamente. Me sentía a veces cansada y se me ocurrió pensar que era por el trabajo.Aquel día era muy importante, estaba posando con una nueva producción de uno de los diseñadores más conocidos a nivel mundial. Carlos estaba a mi lado y me daba ánimos. A pesar de ser el supervisor de todo lo que se hacía allí, siempre estaba atento mí, aunque no se lo pidiera y de alguna manera me hacía bien.
Estábamos comiendo. Bueno, si a zampar como si no hubiera un mañana se le pudiera llamar así, pues bien. Yo no paraba de introducir la cucarra a la boca. De pronto mi vista viajó al plato de Nicolás, me entraron ansias de probar aquel pavo a la plancha que se había pedido.—No me digas que no te basta tu plato—alcé la vista para mirarlo horrorizada. Tenía su mirada sobre mí con una sonrisa en los labios.—Perdón…—intenté torpemente disculparme—es que yo…—Me recuerdas a mi hermana, Jessica, ¿te acuerdas de ella? —asentí con la cabeza, recordaba perfectamente que la había conocido en la ceremonia de abertura del nuevo bufete. —Puedes probar si quieres—dijo acercándome su plato. Me sentí un poco avergonzada.—No hace falta…&m