Eran las ocho de la noche. Los asistentes estaban terminando con algunos retoques en el comedor. Papá había regresado, pero acompañado de un socio con el que llevaba mucho tiempo trabajando. Nicolás estaba ya listo y suponía que se encontraba con todos en la sala de estar. Yo me estaba terminando de arreglar. Me hice una trenza en el pelo dejando que cayera por mi espalda, con unos mechones sueltos en la frente y me maquillé. Me puse un corto vestido negro de lentejuelas y unos tacones negros. Me miré por última vez en el espejo y decidí salir de la habitación. Me sorprendió ver a Nicolás apoyado contra la pared frente a la puerta con los brazos cruzados, me estaba esperando.
—Pensé que ya nunca saldrías de ese cuarto—se incorporó y se puso frente a mí, me observo de abajo arriba hasta detenerse en mi mirada.Era muy tarde ya, Sebastián y Carlos se habían despedido y se habían marchado. Cada uno poco a poco se fue metiendo a su cuarto.—Me alegra que hayas estado aquí con nosotros esta noche—le dijo mi padre a Nicolás con la mano sobre su hombro—ahora sé de antemano lo mejor que eres para mi hija. Sé que tenéis que regresar mañana, pero quiero que desayunemos juntos.Era curioso porque mi padre nunca tenía tiempo de quedarse a desayunar, su trabajo podía con él.—Así será señor—le contestó Nicolás.—Por favor, llámame Richard.—De acuerdo, Richard.Nos despedimos todos y Nicolás y yo subimos a mi cuarto. Estaba cansada y necesitaba descansar. Ya en el cuarto, él abrió la puerta que
Nicolás nos condujo hacia una cafetería en el centro de la ciudad donde supuestamente se encontraba la mujer que tanto quería. Insistí de todas las maneras posibles que no era necesario que nos presentara, pero resultó inútil, no había quien consiguiera hacerle cambiar de opinión. ¿Por qué era tan importante para él que la conociera?—¿Me estás haciendo entender que tu relación con esa mujer no puede funcionar si no me conoce en persona?—Exacto.—¿Es que no hay otra manera de convencerla?—No— y así con respuestas cortas que me sacaban de quicio.—¿Tampoco podemos reunirnos en otro momento?—¿Me explicas cuál es tu verdadero problema? —detuvo el auto en seco y se giró a verme, me quedé enseguida sin habla—dime
Era fin de semana y había llegado el momento en que todos estábamos esperando, la inauguración del nuevo bufete de los hermanos Harris. Me había levantado de la cama temprano y me arreglé lo mejor que pude. Tomé mi auto y me dirigí a la casa de Maya para recogerla, quedamos en que nos iríamos juntas. Ella parecía nueva con su vestido negro, estaba más bella y había recuperado su glamur desde que había dado a luz. Flora se quedaba con la niña.Cuando llegamos ya todo estaba casi listo, Maya y yo solo nos estuvimos asegurando de que todo estuviera en su lugar. Había asistentes ya preparados, todo estaba saliendo bien, solo faltaba que llegaran todos y comenzara la ceremonia.Sonó mi móvil y me emocioné al ver que se trataba de Nicolás. Contesté a la llam
Me sentía una torpe, tonta e ilusa. ¿Cómo se me ocurrió pensar que a él se le ocurriría querer salir conmigo? Me había ilusionado muy pronto. Entré en casa y me metí en mi cuarto para quitarme el vestido y el maquillaje, ojalá no hubiera tenido que ir a esa celebración. Una y otra vez se repetía en mi cabeza las palabras de Nicolás diciéndome que debíamos acabar con nuestra farsa, siempre le dije que no estaba de acuerdo con ello y ahora que lo aceptaba se le ocurría acabar lo que había empezado y para qué, ¿para conseguir a una pareja que sí le convenía? Estaba triste, pero enfadada. Si no se le hubiera ocurrido fingir que salíamos no se me habría pasado por la cabeza enamorarme de él y ahora era demasiado tarde, además ¿cómo le decía a mi padre
Pov NICOLÁS HARRIS Sabía que no tenía que haber sucumbido a su propuesta, pero mi deseo de estar con ella y poder sentirla fue más fuerte y pudo conmigo. Ahora podía confirmar aquello que últimamente me estaba atormentando, no simplemente me gustaba esa chica, estaba irremediablemente enamorado de ella. No podía ser posible, quizás solo se trataba de la emoción del momento, aunque de lo que no podía negar era de lo especial que había sido acostarme con ella; había sentido algo que nunca antes había sentido por ninguna de las mujeres con las que había estado. No quería que aquel momento acabara, sentía la necesidad de estar allí siempre con ella, de amarla en todo momento y cuida
Pov Ronnie BellwoodAbrí los ojos, había amanecido y el despertador de mi móvil me lo estaba recordando. Era lunes e iba a ser mi primer día de trabajo en el bufete de los hermanos. Sonreí como una boba al acordarme de la noche que había tenido la noche anterior, con solo de pensarlo sentí mariposas en el estómago. Me di la vuelta lentamente para encontrarme con el hombre que me había hecho feliz anoche, pero mi felicidad duró muy poco al descubrir que él no estaba en la cama conmigo.Me incorporé y miré por todo el cuarto, su ropa tampoco estaba en el suelo. Me até con las sábanas y corrí a la cocina, ni rastro de él, se había ido. Sentí un nudo en la garganta y en el pecho. ¿Por q
Me encontraba sentada en un banco frente al lago que había en el parque. Después de salir del bufete de los hermanos, fui a ver a Maya para contarla todo lo que había pasado. Me disculpé por tener que hacerla regresar al trabajo así sin más.—No tienes que disculparte, en serio. —me había dicho—Ayer durante la celebración me di cuenta de lo mucho que añoraba regresar y volver a trabajar para Daniel, pero no quería decírtelo. Solo quiero volver a recordarte lo mucho que significa para mí que soportado todas mis cargas por mí. No sé qué habría pasado si no me hubieras ayudado.Me sentí aliviada y nos dimos un largo abrazo.—Daniel, —suspiré—me duele ya no tener que trabajar para él y verle todos los días.—Pero ¿qué dices? No ti
Pov NICOLÁS HARRISAquellos no eran los labios de Ronnie, pero los estaba besando desesperadamente con el deseó de olvidarme de una vez por todas de ella.Aquél día que se presentó en mi despacho sentí ansias de levantarme y decirla lo que me hacía sentir, pero me retracté y la traté de aquella manera que me estaba produciendo arrepentimiento constante. Fue peor aún cuando me contó Daniel que ella había firmado el contrato de modelaje. Debí haber ido tras ella, pero no lo hice porque pensé que lo hacía por su bien. Que sería