Llegó la hora de salir de la empresa y al igual, que el día anterior, Leandro esperó por su asistente. Él salió primero de su oficina y al pasar junto a ella, le murmuró: —La estaré esperando en mi coche. No tarde por favor. —¡Sí, señor! —contestó ella, mientras apagaba el computador de su escritorio. Él fue hasta el estacionamiento subterráneo y minutos después subió al coche. Leandro condujo hasta el apartamento de la chica. Durante el trayecto conversaron muy poco. Finalmente el coche se detuvo frente al edificio, ambos descendieron del vehículo y luego subieron hasta el pequeño apartamento. —Siéntese, ya regreso —dijo ella adentrándose en su habitación. Leandro se sentó en el sofá de dos puestos y escaneó visualmente el lugar. A diferencia del día anterior todo estaba pulcro y ordenado. A pesar de ser un lugar sin lujos podía sentirse cómodo al igual que en la casa de Lucía. Aquello le provocaba ciertos recuerdos de su pasado que deseaba no recordar, pues teniendo
Gracias a los consejos de Leandro, Alba ha comenzado a cuidarse, tanto que ha empezado a hacer ejercicio antes de irse al trabajo. Ata sus cordones y sale de su piso, apenas cruza la calle comienza a trotar. Llega al parque y decide darle una vuelta a este para luego regresar a casa. Una chica que venía en dirección contraria de Alba se detiene en frente para mirarla y antes de que Alba la esquive, la chica la llama. —¡Alba! —saluda la chica. —¡¿Alejandra?! —pregunta dudosa. No la recordaba. —Así es, soy yo. —Se dispone a abrazarla con mucho cariño—. ¿No me digas que ya te olvidaste de mí? La separa del abrazo y comienzan a trotar juntas. —La verdad es que no, pero no creí que fueras tú pues se supone que deberías estar en Francia, ¿no? Alejandra es una amiga de Alba de la universidad, pero a mitad de la carrera se transfirió a Francia. —Pero he vuelto. —¿Hace cuánto? —Unos meses, después de graduarme volví. —¿Y por qué no me escribiste? —Cambié de t
Leandro se encuentra desde muy temprano en la puerta del piso de Alba esperando a ser atendido por lo acordado. Aunque lleva poco minutos ahí esperando, se impacienta al tocar. Alba soñolienta se levanta y camina con pesadez para abrirle a la persona insistente, por un momento pensó que el señor del arriendo, pero aún no toca pagar. Ella abre la puerta y abre bien sus ojos al encontrar su jefe. —Finalmente —dijo él entrando y quitándose la chaqueta. Leandro se siente cómodo como si fuese el dueño de todo. —Señor Suárez, ¿Qué hace aquí tan temprano? —¿También sufre de perdida de memoria? —Arquea una ceja y ella le pone los ojos en blanco. Su jefe la va a volver loca—. Acordamos vernos hoy, sábado. —Si, pero no creí que fuese tan temprano, ¿Acaso no descansa? —Lo suficiente, ¿No durmió sus ocho horas? —La mira con atención. —No, no hemos tenido respuestas del médico y eso me preocupa. —Agacha su rostro—. Tener a mi abuela en ese estado, me tiene sin dormir.
Alba es la primera en reaccionar y se aleja de él con rapidez. —Gracias —dice sin mirarlo. —Es un placer —Leandro estaba desconcertado, no sabía que le estaba pasando, se preocupa de lo que está comenzando a sentir por ella—. Será mejor que me vaya —opta por evadir sus emociones. —¿Pero y la clase? —Usted ha estado cansada por lo de su abuela, mejor descanse. —Esta bien, gracias —da media sonrisa—, pero antes llamaré a Camilo para que la traiga. —¿Qué? ¿Y por que no vamos a buscarla nosotros? —No quisiera molestarlo. —¿Y a Camilo si, no? Porque aún gusta de él y viceversa. —No, yo lo digo por lo rápido. —Pero si se ha fijado que soy veloz. —Y también que es un hombre más ocupado que Camilo, ¿No? Leandro guarda silencio y se retira algo enojado, sin siquiera se despide de ella. La actitud del CEO desconcierta a Alba. ¿Por qué se enojaba de aquella forma? Habían tenido una excelente mañana juntos y de pronto, de la nada él se mostraba displicente
—Creo que es un poco tarde, Sr Suárez. —comenta ella al ver que este persiste en quedarse sentado. ¿Qué tanto esperaba para irse? Se pregunta a sí misma. Al igual que ella, Leandro se preguntaba “¿Acaso este imbécil piensa quedarse aquí con ella?”. —Sí, por supuesto. —contesta él— Lamentablemente quería saludar a Lucía, pero en vista que está descansando, será mejor que me marche —coloca la taza en la mesa de centro y se incorpora. —Le diré que estuvo por aquí. —comenta ella. —¡Gracias! Y ya sabes que cualquier cosa que necesites sólo debes llamarme. —¡Gracias! Ah, por cierto como el lunes debo llevar a mi abuela a la consulta médica, llegaré un poco tarde a la empresa. —No te preocupes, toma el tiempo que necesites. Martina se ocupará de lo que te corresponda hacer en caso que no estés. Lo único importante por ahora, es Lucía. Alba lo mira sorprendida, su jefe estaba siendo excesivamente amable con ella en esos últimos días. —Prometo reponer el tiempo que esté
El momento de ingresar a Lucía al quirófano es algo conmovedor y difícil para ambas mujeres.—Prométeme que vas a estar bien, abuela.—Sí, mi niña. Sabes que nunca te abandonaría.—Lo sé, eres lo único que tengo —besa las manos de la anciana. —Con permiso, señorita, debo llevar a la paciente —el enfermero interrumpe la escena. —¡Sí, disculpe! —Alba responde, siente un nudo en su garganta, cuando ve que las puertas del quirófano se abren.Para la pelicastaña, Lucía realmente lo es todo. La sola idea de perderla, la aterra. Toma asiento en la sala de espera. Camilo se aproxima a ella.—No te preocupes, todo va a salir bien, mi amor.—Tengo miedo, Camilo. Tengo mucho miedo —Yo estoy aquí contigo, Alba. Lo sabes. Alba aplana los labios mostrando una sonrisa un tanto forzada. Luego se abstrae en sus recuerdos junto a su abuela.Flash back***La mujer entra a la pequeña villa sujetando la mano de la pequeña de cinco años. Lucía recibe con una sonrisa a su nieta y a su hija
Queda una tensión en la sala de espera con la llegada del Dr Violi, este tiene una cara de póker que deja a todos ansiosos. Alba, Leandro y Camilo mantienen la mirada hacia el médico quien minutos después de un suspenso forma una sonrisa en sus labios.—Todo ha salido bien, ¡Lucía está a salvo!La emoción los invade y Camilo abraza al doctor cómo agradecimiento, pero Alba abraza a Leandro, quien recibe el abrazo por el mismo sentimiento, el aroma del otro los envuelve y hace que se queden así por un largo rato. Camilo suelta al doctor y decide abrazar a Alba, pero esta aún se encontraba en brazos de Leandro, por lo que carraspea su garganta para interrumpirlos.Logra separarlos y Alba y Leandro se ven y sonríen, sintiendo esa presión en sus pechos que los molesta desde hace un buen rato, pues lo que sienten el uno por el otro es indescifrable, mas, los hace sentir bien.—¿Desea verla? —pregunta el doctor haciéndolos reaccionar.Las mejillas de Alba tornan color y se incómoda por
Quería detenerlos y antes de seguir con el sentimiento, Lucía toma su mano, él presta atención a la anciana, ella entendió de inmediato lo que Leandro estaba sintiendo, es una anciana con experiencia, es difícil engañarla.Ellos se separan del beso y Camilo le sonríe a Alba, y viceversa, solo sería positiva hasta que sus sentimientos hacia Camilo sean más claros. Camilo entra a la habitación y se despide de Lucía, quien con una sonrisa le agradece por cuidarla. Luego fue momento de que Camilo y Leandro se despidieran, pero estos no se dijeron mas que solo mirarse. Camilo sale de la habitación y antes de irse, aproxima sus labios al oído de Alba para susurrar;—Regresaré siendo el hombre que mereces, Alba —Acerca su labios y le deposita otro beso, pero corto como despedida.Finalmente Camilo se va, pero la furia de Leandro vuelve a colarse, irse no fue suficiente para que se calmara. Alba entra a la habitación tocando sus labios, confundida por lo que le ha dicho Camilo.Leandro no