Al día siguiente Maddison estaba tensa y con los nervios a flor de piel.
Después de tres años de que su marido fuera un fantasma, aparece y urgido por divorciarse, ¿por qué ahora? ¿Qué era lo que pagaba? ¿Por qué involucrarla a ella en un matrimonio arreglado? Hoy después de salir del trabajo Maddison esperaba conocer todas las respuestas.
Ella era responsable de la dirección de Palermo Shipping que era la empresa de envíos marítimos de su padre, la más importante de América.
La puerta fue abierta de manera estrepitosa y Maddison brincó en la silla, su asistente Daniel venía con cara de espanto.
Él es su asistente y mejor amigo.
—Maddi, tienes que ver esto.
—Por todos los cielos Dany, me matarás de un infarto.
—Asómate a la ventana, vengo del puerto, El Meridional embarca una enorme carga, es uno de los buques gestionado por tu padre, pero la tripulación no trabaja con nosotros y parecen mafiosos.
Maddison puso los ojos en blanco.
—No estoy de humor para ver tipos sexis.
—No es eso, lo que quiero decir es que no son empleados comunes, ¿por qué tienen otras personas que no están en nómina?
—Es normal en los despachos que maneja mi papá. Si la carga es valiosa a veces las empresas que usan el servicio contratan vigilancia extra, nosotros permitimos el embarque declarando todo a las autoridades que revisan todo.
—Por favor, la carga no es nada terriblemente costoso o cosas que busquen piratas —exclamó Daniel con las manos en las caderas.
Maddison por primera vez desconfió de su padre, fue a la ventana y se fijó en el buque de carga, un hombre vigilaba como subían los contenedores, no tenía identificación de ninguna empresa de seguridad, fumaba un cigarrillo y su aspecto era de matón.
Se dio la vuelta y se sentó ante su computadora para consultar los archivos de la empresa.
Pero descubrió que los envíos que manejaba su padre estaban encriptados y ella no tenía acceso.
—Daniel, tal vez tienes razón.
—Cuéntame qué piensas —inquirió Daniel atento, él conocía la vida falsa de Maddison.
—Las revisiones de carga, los permisos y redadas son constantes para las empresas de envíos como nosotros.
—Pero a nosotros nos dejan en paz, una revisión anual no es mucho.
— ¡Exacto!, no nos revisan debido a Logan Hamilton, yo firmo todas las entradas y salidas de los buques, los encargados de revisar casi nos pasan por alto, el apellido Hamilton es muy influyente.
—Pero tú no eres corrupta, no pasa nada.
—Pero no tengo acceso a todos los buques —Maddison señaló la ventana—. ¿Lo entiendes?
Daniel puso una mano en su boca alzando las cejas.
—Tu padre y tu esposo de mentiras transportan cosas ilícitas.
—Es lo que sospecho, una empresa de envíos marítimos y un hombre influyente para evadir las revisiones gubernamentales se asocian mediante mi matrimonio.
—Pero esto es muy grave para ti Maddi, incluso los buques que maneja tu padre salen con tu firma, si hacen algo ilícito y los descubren irías a prisión.
—Así es Daniel, a mi papá al parecer no solo no le importa haberme hecho cautiva de este insólito matrimonio, también me pone en riesgo, ¿será posible? Me niego a creer que él puede ser capaz de algo así.
—Quizás es tu esposo y extorsiona a tu padre, después de todo él es quien se mantiene lejos de ti por si todo se descubre.
Maddison afirmó con la cabeza.
—Tienes razón Daniel, Logan Hamilton se ha asegurado de no aparecer, utiliza la naviera para transportar quién sabe qué.
— ¿Pero cómo hacemos para desenmascararlo?
Maddison se levantó de su asiento.
—Voy a colarme al buque, tomaré muestras y fotos y lo que encuentre lo denunciaré con las autoridades, ya verá cuando lo enfrente, yo me encargaré de desenmascarar a mi esposo.
—No puedes hacer eso, si esos hombres te ven —acotó Daniel angustiado.
—Solo voy a echar un vistazo, nadie me verá, pero si me ven y me meto en problemas tú debes llamar a las autoridades.
A Daniel no le gustaba, pero Maddison podría hacerlo, ella era muy hábil.
—Está bien, yo te cubro.
Maddison le dio un beso en la mejilla y fingió salir de la empresa, pero al llegar al puerto corrió sin que nadie advirtiera de su presencia hasta meterse al buque de carga.
Poco después Maddison se arrepentía y pensaba que había cometido el error más grande de su vida, jamás estuvo tan asustada.
El barco había zarpado, no tenía ni idea de cómo se libraría de esta, los hombres que estaban a bordo hablaban de manera grosera, bebían y ninguno era trabajador de su empresa.
Por su propia seguridad prefirió mantenerse escondida, ruega a Dios que llegue rápido la policía costera, ya que está segura que Daniel denunció a las autoridades lo que ocurría.
«Y yo que pensaba que lo más difícil que enfrentaría hoy era ver a mi esposo»
—Pero mira nada más lo que tenemos aquí —Maddison brincó al escuchar la declaración, la habían descubierto.
Un hombre con un arma larga guindada al pecho la tomó por el cabello y la haló a su cuerpo.
— ¿Quién es? —Preguntó el capitán.
—No lo sé, pero no es una callejera.
El hombre puso una mano en el pecho de ella y apretó la cadena de oro que llevaba Maddison de su madre desde el día que murió.
El bandido la arrancó lastimándose el cuello.
— ¡No, devuélveme mi cadena, desgraciado!
—Pero es que la gatita tiene uñas…
Todos los hombres se echaron a reír y el que la tenía entre sus manos la llevó hacia los otros.
—Yo quiero tenerla primero —objetó el capitán.
—Claro que no, yo la encontré, primero será mía.
— ¡Suéltame! —ordenó Maddison y el hombre la cargó hacia uno de los camarotes con ella gritando, dando golpes y zarandeándose.
El bandido la tiró en la pequeña cama y la vio con lujuria saboreando sus labios de manera grotesca.
—Te pagaré mucho dinero si me dejas ir —le suplicó Maddison levantándose, pero no puede pasarle por el lado porque él bloquea la puerta, está atrapada.
El hombre se echó a reír y se tiró encima de ella.
Maddison forcejeó con él y le dio golpes en la cara y el abdomen, no se iba a rendir.
El bandido gritó y se tocó el pómulo donde limpió de un corte una gota de sangre.
— ¿Qué es lo que tienes allí que me rasguñó?
El hombre agarró sus manos y vio el hermoso y ostentoso diamante en la mano izquierda de Maddison.
Se lo quitó y lo guardó en el mismo bolsillo que la cadena.
Le dio una bofetada y luego otra de regreso que dejó a Maddison muy mareada y el hombre logró meterse entre sus piernas.
Maddison sintió el asqueroso olor a aguardiente ligado con el ácido sudor.
El bandido rompió los botones de su blusa y su barba la lastimó como una lija al restregarse en sus pechos mientras los mordía y chupaba haciéndole sentir dolor.
Maddison lloraba y entonces el hombre abrió su pantalón.
Mientras más gritaba Maddison más se reían los hombres que aunque no estaban presentes sus risotadas las podía escuchar claramente.
Como Maddison seguía peleando y no dejaba que el hombre le quitara el pantalón le dio varios golpes en la cara.
Maddison dejó de oír cuando un pitido invadió su cerebro, sintió mucho dolor en la nariz seguido de un borbotón de sangre que no la dejaba respirar y ya no tenía fuerzas para defenderse, pero entonces el bandido cayó sobre ella inerte.
Maddison llorando y gritando lo empujó y el hombre rodó a su lado con los ojos abiertos, pero sin vida.
Madison no sabía que había ocurrido y gritó muerta de miedo cuando un hombre vestido absolutamente de negro y cubierto hasta la cara la apuntaba con un arma larga.
— ¡Por favor no me mate!, por favor, por favor, ese hombre me quería violar, por favor ayúdeme.
El pelotón de oficiales Navy SEALs a cargo del teniente Lobo estaba llegando al portaaviones en aguas internacionales frente al Mar Caribe. El comandante Paterson los espera. —Bienvenido teniente —El comandante le dio la mano al teniente después del acostumbrado saludo militar, demostrando tenerle afecto—. Sé que tu descanso era más que merecido y lamento ordenarte venir con tus hombres. —No hay problema Paterson, pero me debes una muy grande y posiblemente tu invitación a mi boda se pierda en el correo —contestó el teniente sonriendo. El comandante sonrió mostrando acentuadas líneas de expresión. —No culpo a tu novia si se pierde mi invitación, pero esta misión será algo rápido y no quise confiar en otro equipo. Unos minutos después dentro de una sala de operaciones el comandante mostró en una pantalla detalles de la misión. —Según información fidedigna, la empresa de envíos marítimos Palermo Shipping sirve de tapadera a una empresa exportadora, las mercancí
10 MESES DESPUÉS —Puja una vez más, ya casi estamos —exclamó la doctora dando ánimo—, es un hermoso y sano varón —exclamó tomando al infante en el aire. Maddison estaba totalmente roja por el esfuerzo y sonrió de dicha al ver a su pequeño milagro, el bebé indignado lloraba y Maddison lloró sintiendo también mitad alegría y mitad desesperación. —Por favor, permítame cargar a mi hijo —suplicó ella llena de pena. —Debemos llevarlo a revisión. —Solo un instante, por favor —insistió y las esposas en las muñecas no le permitieron moverse. La doctora se conmovió y puso al infante en el pecho de Maddison un instante. —Hola mi amor, sí eres muy hermoso, te prometo que pronto estaremos juntos —dictaminó Maddison al bebé y le dio un beso en la cabeza antes de que lo arrancaran de ella. —Ya debo llevármelo. —Su nombre es Asher —pronunció Maddison llorando inconsolable al ver cómo le quitan a su hijo recién nacido de su lado, dejándola con una profunda pena y pocas esper
Logan no podía creer lo que veían sus ojos, ante él estaba la mujer que volteó su vida de cabeza, la chiquilla que le costó el peor castigo de su carrera. —Es que no entiendo nada —Logan miró a su alrededor, no estaba soñando—. Esta es la casa de Maddison Palermo —expresó confundido. —Sí, esa soy yo, tu esposa. —Tú eres Maddison Palermo —entendió Logan por completo y la ira visceral que siente en este momento es tan grande que las palabras se le escapan—. ¿Cómo es posible que exista gente en este mundo tan baja y calculadora? —Espetó Logan con dientes apretados. —Te estás describiendo a ti mismo obviamente —escupió Maddison y el bebé lloró de nuevo inquieto. Paquita entró y cargó al bebé y salió con él de su habitación. Logan vio a la anciana y fijó su mirada en el bebé sin dar crédito a lo que ven sus ojos. — ¡¿Tú planeaste todo esto?! —Enfatizó Logan señalándola con el índice acusador. Maddison chasqueó la lengua. —Estás muy equivocado si crees que
Logan no estaba completamente borracho, pero si estaba bastante mareado, aún estaba débil por el tiempo que estuvo recluido. —Por todos los cielos ¿Te has vuelto loco? Suéltalo. Logan tenía a Daniel inmovilizado con una llave, el rostro de Daniel estaba muy rojo por la falta de aire y de nuevo Paquita se llevaba al niño. —A mí no me verás la cara de idiota —declaró Logan. —Eres un idiota, él es Daniel ¿lo recuerdas? Te hablé de él. —Tu amigo gay, no te creo. —Presénteme a un amigo suyo y se lo demuestro —susurró Daniel con el poco aire que le quedaba. —Suéltalo, imbécil —exigió Maddison y Logan lo soltó. —Clásico, un portentoso hombre se me echa encima y quiere matarme, eso es un nuevo nivel en mi racha de mala suerte en el amor —se quejó Daniel frotando su cuello lastimado. — ¿Qué hace aquí a estas horas? —indagó Logan. —Él vive aquí —le informó Maddison con desenvoltura. — ¡Y dices que no es tu amante! Daniel dio otro grito y se puso detrás de
Logan trataba de poner sus ideas en orden. —Contéstame Logan —exigió Cristina. —Para mí, Maddison Hamilton era un cero a la izquierda, la herramienta de un codicioso, y pude ver qué es tan enferma y retorcida como su padre. Cristina sintió alivio al notar el desprecio de Logan. —Entonces solo debes demostrar que ese niño no es tuyo y podremos casarnos. Logan cambió el peso de un pie al otro. —Cristina; si ese niño es mío… Cristina agrandó los ojos y apretó los puños. —No me digas que… —Sí es mi hijo yo estaré en su vida —decretó Logan interrumpiéndola. —Pero no puedes darle el gusto a esa mujer… —El niño no tiene la culpa de que su madre sea una sinvergüenza manipuladora. — ¿Entonces continuarás casado con ella si ese niño es tuyo? —No procederá el divorcio como lo planee, debemos ir a juicio, pero sin duda nos divorciaremos eventualmente, no se trata de eso —Logan hizo una pausa poniendo sus dedos índice y pulgar en el puente de la naríz—. Si es
Logan estaba muy furioso. — ¿Es que no tienes la más mínima decencia? —espetó Logan ahora en voz baja, pero letal. — ¿Qué es lo que estoy haciendo que sea indecente? —Inquirió Maddison poniéndose de pie. —Mi padre no está en su sano juicio, ¿qué es lo que pretendes? Él no puede firmar ningún documento, ni te servirá para chantaje. —Mire señor, no sé quién demonios es usted, pero está perturbando mi descanso y el de mi hijo —inquirió Charles levantándose y poniéndose frente a Logan, le pasó el bebé a Maddison—. Muchacha, ve a acostar a Logan en su cuna y usted mequetrefe, ¿acaso no tuvo padre que lo enseñara como se trata a una dama?, porque yo se lo puedo enseñar. Maddison se apartó y Logan apretó la mandíbula y cerró los ojos, su padre le dio un empellón y él lo soportó en silencio, los enfermeros tuvieron que meterse en medio. Logan con la cara roja y ojos brillantes por lágrimas contenidas vio a Maddison con odio y ella siente pena porque no se imagina lo que se
Maddison sintió su bilis subir por su garganta, ¿cuántas veces se habían expresado de ella como lo hizo la novia de Logan? Había perdido la cuenta, su madrastra, su hermanastra lo hicieron desde que ella era una niña, minimizándola a la menor oportunidad. «Pero ya no más, no soy la misma Maddison» —La verdad, dependerá de la fecha, estoy muy ocupada en los próximos días. —Necesito hablar contigo, sin que este escuche —bramó Logan viendo a Daniel de mala gana. —Pues yo no hablaré frente a ella —contestó Maddison y caminó hacia dentro de la casa—. Sígueme. —Pase usted mister músculos ¡grrrr! —murmuró Daniel y puso el maletín de trabajo cubriendo su cara cuando Logan le pasó por un lado— Ay santa Lina aleja su mala vibra. Para Logan la actitud de Daniel era puro teatro. Maddison paró al llegar a la sala y Logan la alcanzó, estaban solos. —Ya te dije que no tenía mala intención con tu padre —acotó ella y cruzó los brazos en el pecho. —No me importa lo que pase
Maddison siempre fue una chica de carácter dócil, prefería ceder antes de enfrentarse, igual su comportamiento nunca era cuestionable. Pero ahora ella había cambiado. — ¡Esto es el colmo! —Bramó Maddison—, mira mujercita, mi hijo no es ningún bastardo y si repites algo semejante será lo último que digas. Es más largo de mi casa —exclamó Maddison chasqueando los dedos. —Eres un perra buscona, roba maridos… —Aquí la única buscona eres tú, la roba maridos y la sinvergüenza, porque yo soy la esposa de Logan Hamilton y tú debiste pensarlo antes de hacerte la amante de un hombre casado. —No me hagas reír, él no te ama, eres su peor pesadilla y tus encantos no te servirán porque él me ama a mí y siempre lo ha hecho. Maddison arqueó las cejas y cruzó los brazos con actitud sobrada. — ¿Estás segura de eso? —Es suficiente, vámonos Cristina —exigió Logan y se dirigió a Maddison—, ya sabes lo que te dije, nos vemos en la corte —le dijo a Maddison, pero no pudo verla. M