Maddison siempre fue una chica de carácter dócil, prefería ceder antes de enfrentarse, igual su comportamiento nunca era cuestionable. Pero ahora ella había cambiado. — ¡Esto es el colmo! —Bramó Maddison—, mira mujercita, mi hijo no es ningún bastardo y si repites algo semejante será lo último que digas. Es más largo de mi casa —exclamó Maddison chasqueando los dedos. —Eres un perra buscona, roba maridos… —Aquí la única buscona eres tú, la roba maridos y la sinvergüenza, porque yo soy la esposa de Logan Hamilton y tú debiste pensarlo antes de hacerte la amante de un hombre casado. —No me hagas reír, él no te ama, eres su peor pesadilla y tus encantos no te servirán porque él me ama a mí y siempre lo ha hecho. Maddison arqueó las cejas y cruzó los brazos con actitud sobrada. — ¿Estás segura de eso? —Es suficiente, vámonos Cristina —exigió Logan y se dirigió a Maddison—, ya sabes lo que te dije, nos vemos en la corte —le dijo a Maddison, pero no pudo verla. M
Maddison sintió mucha rabia con Logan. —Lo que tú me debes no es cuantificable en dinero; lo que tú me debes es tiempo, Logan Hamilton, ahora sabes lo que es estar casado, nos vemos en casa, “querido”. Daniel tuvo que pasar por un lado de Logan para montarse en el vehículo de Maddison. —Ay san Clemente, vuélveme transparente —Daniel cerró la puerta antes de que Logan la pagara con él, lucía con ganas de matar a alguien con sus propias manos. Arrancaron y Maddison iba a alta velocidad, exclamando furiosa. — ¡Libertad!, quiere su libertad, él marcó mi vida y me pide libertad, que se aguante, tres, no mejor cuatro, no que sean diez años, porque pasé en una prisión de oro tres años y más de un año en el infierno y eso no me lo puede pagar con dinero… —Maddy, detén el vehículo —musitó Daniel y Maddison estacionó en un lugar disponible de la calle y lloró con mucha amargura. Daniel la abrazó dándole consuelo. —Solo está desesperado por sacarme de su vida después que
Logan y Vaquero se levantaron cuando vieron llegar a Cristina, detrás de ella venía un apuesto moreno contemporáneo con ellos. —Te tardaste, ¿algún problema? —Indagó Logan viendo a Cristina. —No, nada, todo está perfecto —indicó Cristina muy rápido. Logan iba a insistir, pero prefirió dejarlo pasar. —Noah, tanto tiempo —Logan le ofreció la mano al moreno recién llegado. —Logan, hermano —lo saludó con un abrazo Noah—, que gusto tenerte de vuelta, espero que encuentres todo aquí de tu agrado en la empresa. —Seguro que sí, Noah, sé que contigo dejé mis propiedades en las mejores manos. —Traté de estar a la altura, pregunta a Cristina si tiene queja. Cristina rio de forma exagerada, lucía afanada y con las mejillas sonrojadas. —En el trabajo Noah, claro está —respondió nerviosa. —Por supuesto, de eso hablaba —Noah se echó a reír y miró a Vaquero que los miraba serio sin mostrar ninguna emoción en el rostro—. Mucho gusto, Noah Gibson, para servirle. Noah
Cristina se quitó a Noah de encima cuando escuchó ruidos en el baño. —Eres un malnacido Noah, nos han escuchado. Noah acomodó su pantalón y con cautela abrió la puerta del cubículo. —No hay nadie —comentó divertido y Cristina le dio un empujón y salió a acomodar su maquillaje. Noah se agachó a recoger el pintalabios. — ¿Acaso la esposa de Logan no tenía los labios rojos? Cristina volteó a ver el labial. —Noah, sí la que nos escuchó fue esa estúpida se lo dirá a Logan. Noah se echó a reír. —No seas cobarde, alguien nos escuchó teniendo sexo y se fue para darnos intimidad, es todo. El teléfono de Cristina sonó y era Logan. —Nunca más Noah, ahora Logan está en la ciudad y es definitivo, no arriesgaré mi relación con Logan Hamilton por un polvo de oficina. Cristina quiso dejar plantado a Noah y este la agarró por el codo y la acercó a él violentamente. —No Cristina, si te follé en la oficina y en este baño con Logan Hamilton a pocos metro
Logan se jactaba de ser un hombre ecuánime, pero Maddison Palermo sacaba lo peor de él, no recordaba haber odiado tanto a nadie, que su imagen fuera la de la mujer que más había amado le hacía odiarla aún más. — ¿Por qué te ríes de esa manera? Creíste que no iba a resistir, que por verte con seda escarlata me olvidaría de cómo me engañaste. Maddison le quitó el bebé de los brazos. —Hazme el favor y sal de aquí. —No puedes tolerar que no te salgas bien tus planes y te desprecie. — ¡Fuera! —Gritó Maddison y el bebé chilló incómodo—. Logan salió solo por no soportar los gritos, en verdad odiaba escuchar gritos, llanto y lamentos. Se encerró en su habitación y aún podía escuchar el llanto de su hijo y eso le partía el alma. — ¿Por qué tuvo que pasarme esto? —se lamentó pasando una mano por el cabello, se dejó caer en la cama observando el techo, sin cambiarse. Logan había llegado de mal humor, tuvo que tolerar el llanto de Cristina, lo cual aceptaba por creerse cul
El pediatra de Asher le indicó a Maddison llevarlo a la emergencia, él bajaría pronto, pero también estaba complicado con otros pacientes. A Logan no le gustaban los hospitales, el caos en la emergencia, los lamentos, el olor a antibióticos, la sangre… Y esta vez era su hijo, nunca antes se sintió tan asustado, ni siquiera en peligro de morir en medio de una guerra tuvo tanto miedo. Maddison entró con determinación al área de recepción y Paquita pisándole los talones, Logan se mantenía detrás de ellas. —Señor no puede pasar —le indicó una enfermera. —Soy el padre del bebé ¡Maddison! —la llamó para que le dijera a la odiosa enfermera, ella volteó. —Sí, déjenlo pasar, es mi esposo. —Son solo dos personas por paciente —les indicó la enfermera. —Yo me quedo aquí —manifestó Paquita y regresó a la puerta. Logan le sonrió a la anciana. —Muchas gracias —expresó Logan de corazón y corrió hacia Maddison. —Debiste esperar, Paquita tiene más información de Ashe
Maddison abrió los ojos y estaba en una camilla, Daniel tomaba su mano y una enfermera amable le hacía un chequeo. — ¿Asher, qué ha pasado con Asher? —Tu esposo está con los médicos. —Señora Hamilton ha tenido una baja de azúcar. —La verdad no recuerdo cuándo fue la última vez que comí, ayer tuve un dia ajetreado. — ¡Ayer! Maddy, pasa ya de mediodía y no bebiste ni café en la mañana. —Ahora eso no importa, necesito saber de mi bebé. Maddison quiso bajar de la camilla y vio que tenía el brazo pegado a una intravenosa con medicamento. En ese momento regresó Logan, la enfermera se retiró y él se quedó mirando a Daniel. —Yo también quiero saber de mi monstruito, yo soy el tío Daniel. —Tú no eres nadie para mi hijo. —Estás muy equivocado —espetó Maddison—. Daniel es muy importante para mi hijo y gracias a él estamos vivos, porque fue Daniel quien me sacó de ese espantoso lugar y yo pude recuperar a Asher, así que con él también paras tu hostilidad, porque
— ¡Logan, no seas maleducado! —Le increpó Maddison, conozco a Farid de la universidad. — ¿Acaso estudiaste medicina? —inquirió Logan seguro de que no era el caso. —No, claro que no estudiamos juntos, de hecho él se graduó primero que yo. —Ambos éramos ratones de biblioteca —expresó Farid con nostalgia mirando a Maddison y no a Logan. — ¿Qué puedes decirme de mi hijo, Farid? Farid regresó a ver su tablet de trabajo. —Supongo que ustedes adoptaron al pequeño Asher… —Es nuestro hijo biológico —aseguró Maddison de inmediato. Farid los miró desconcertado. —Quizás hay un error en la historia y el otro hospital mandó el contenido equivocado, pero aquí dice que Asher estaba en custodia del estado desde que nació… —Sí… —afirmó Maddison frotando sus manos con ansiedad—. La historia es correcta Farid y tendríamos que sentarnos un buen rato para ponerte al día, pero yo recuperé a Asher con poco más de tres meses de nacido, he tenido cuidado y pensé que todo lo que