SEIKCuando nos disponíamos a cenar, otros cambia formas se unieron a la mesa: Loren, Geronimo y una mujer lobo de piel inusualmente pálida.—Hola, comandante. Nos volvemos a encontrar —dijo el hermano de Aria, esbozando una sonrisa—. Mis felicitaciones por el compromiso y el futuro matrimonio.—Hola, soy la hermana de Aria. Me llamo Marlene. Felicidades a los dos —dijo la mujer con amabilidad.—Gracias —respondí, dedicándole una mirada breve antes de salir al balcón.Estas reuniones me resultaban sofocantes, parece que a la hembra le pasa lo mismo. Tengo la sensación que cuando está su padre o el Alfa Lucciano no es la misma. Salí a la terraza a tomar aire. y unos minutos después, alguien entró al balcón. Era Loren.—Ja, ja... —rió en un susurro, acercándose. Por el reflejo en el cristal, noté cómo sus ojos se deslizaban hacia el interior del salón.—Vaya, parece que tienes suerte... Casarte con una de las hijas de nuestro Beta —comentó, dejando caer una mirada fugaz hacia Marlene,
ARIAEsa misma noche, la imagen del Alfa seguía rondando mi mente, como un eco imposible de ignorar. Esa sonrisa burlesca, estaba satisfecho porque había conseguido su objetivo. Tengo que admitir que me irrita darles lo que quieren. Por otro lado, mi maestro me dijo que me fuera a Sombra Nocturna, que eso era exactamente lo que necesitaba…alejarme de Luna Menguante. No le faltaba razón. Estoy harta de esta manada, de las miradas, críticas y el peso de vivir bajo las reglas de mi padre. Lo único que me ataba a esta manada era mi madre y el cachorro.He estado pensando mucho en ellos. Ahora, sé que puedo llevarme al cachorro conmigo, pero mi madre… eso es otro tema. Mi padre jamás permitiría que se fuera, y tampoco puedo llevármela sin más, mi padre nunca lo permitiría. Es imposible… Para hacer algo así, necesitaría un grupo de guerreros, y eso no es una opción para mí. ‘¿Quién me apoyaría?’.…Las prendas estaban esparcidas sobre la cama, cada una cuidadosamente doblada. Suspiré, lanz
ARIAHace 2 años…En la sala de reuniones de la manada Luna Menguante, se reunían las figuras más importantes o influyentes de la manada, cada una ocupando su lugar con una presencia imponente. En el centro de la gran mesa, se encontraban los guerreros de la manada, en su mayoría machos, aquellos a quienes se respetaba y, en ocasiones, se temía; su sola presencia llenaba el ambiente de autoridad y reverencia. Un poco más a la izquiera, se encontraban los lobos con linaje antiguo, cuyas características físicas y psíquicas eran superiores al resto. Estos lobos y lobas se encargaban de la política y administración de la manada, junto al Alfa y su heredero, quienes gobernaban sobre todos.Y, aunque parezca increíble, en esa sala también estaba yo… observando a esos imponentes lobos, mientras intentaba, sin mucho éxito, descifrar qué había hecho para terminar en medio de tanta solemnidad ¿Había perdido alguien una apuesta o simplemente necesitaban un relleno de último minuto?.Las mentes b
ARIALa voz firme del alfa me arrancó de mis pensamientos...—Hemos pensado que sería lo mejor mandar a Aria, junto con algunos guerreros, para visitar la manada Sombra Nocturna y convencerles para renovar el tratado de paz entre las dos manadas. Necesitamos tenerlos de nuestro lado para pedirles que se hagan cargo de proteger el territorio colindante a la zona irregular.La zona irregular, es un denso bosque de árboles torcidos y retorcidos que se entrelazan con espesas brumas que apenas dejaban entrever el suelo en que crecen una gran cantidad de plantas de acónito. Estas características del terreno hacían que cada paso fuera una trampa potencial para los guerreros y rastreadores. Algunos rouges se escondían en la zona irregular pudiendo así saquear y matar a los comerciantes y otros lobos que pasaban cerca. Por lo tanto, el terreno colindante a la zona irregular se había vuelto cada vez más difícil de proteger. Con el dinero escaseando, las patrullas se veían reducidas y la manad
ARIAA la mañana siguiente, recibí la visita de mi maestro. Él quería encontrar una manera de realizar la ‘misión’ que me habían encomendado sin que mi vida dependiera de ello. — Escucha Aria, el Alfa Lucciano está desesperado por ‘llevarse bien’ con la manada Sombra Nocturna. Sabe que son buenos guerreros y que el dinero no les importa. Lo que ellos valoran es la fuerza, la lealtad y la seguridad de su territorio.—Pero... ¿por qué tanto interés en ellos? —insistí, notando cómo sus palabras me ponían cada vez más inquieta.—Porque son nuestros vecinos y, si algún día decidieran ocupar nuestro territorio y desafiarnos, créeme, ellos ganarían—. El maestro hizo una pausa para que asimilara sus palabras.— El Alfa quiere evitar un conflicto y asegurarse de que, si ocurre algo en la zona irregular, los tengamos de nuestro lado. Bueno, sinceramente... quiere usarlos como perros de caza. Así que, si llegas a negociar con ellos, ofrece lo que sea necesario para renovar el tratado. Proporcio
ARIAMe esperaba un viaje de aproximadamente siete horas hasta el territorio de Sombra Nocturna, y, aunque intentaba mantenerme tranquila, una inquietud persistente me rondaba. Me dirigí al punto de encuentro, donde me esperaban los guerreros de la manada que habían asignado para acompañarme. Al verlos, noté que todos eran novatos, reclutados de familias menos influyentes. Pobres desgraciados… apenas empezaban y ya los mandaban a una misión con alto riesgo. La manada Sombra Nocturna había sido avisada de nuestra llegada con antelación, y en el límite de ambos territorios nos esperaba un grupo de sus guerreros. Su sola presencia imponía respeto. Eran altos, robustos, con miradas frías y calculadoras que reflejaban años de experiencia y entrenamiento. Era como si llevaran la palabra “peligro” grabada en la piel. Sentí cómo mis propios guerreros se tensaban a mi lado; se miraban unos a otros, y sus rostros dejaban entrever una creciente preocupación. Tratando de aliviar el ambiente, sol
SEIK Después de la reunión con mi padre, mis compañeros y yo nos dirigimos a la sala de armamento, era un espacio amplio y austero, que albergaba el equipamiento necesario para realizar las inspecciones semanales de nuestro territorio. Mientras el bullicio de risas y planes para la noche resonaba a mi alrededor, mi beta se acercó, su expresión seria contrastando con el ambiente festivo.—¿Seik, tienes un momento? —me preguntó, su voz apenas audible entre las carcajadas de los demás. Delante del resto de la manada, me llamaba Comandante, pero cuando estábamos solos, prefería usar mi nombre de pila, como solía hacerlo cuando éramos niños.—Sí—dije con la voz cansada.—¿Cuáles son los planes del Alfa Axel con la manada Luna Menguante?—dijo con determinación.—No lo sé—dije preocupado. La verdad, no me gustaba tratar con lobos de otras manadas, especialmente con los de Luna Menguante. Aquellos lobos estaban más obsesionados con aparentar riqueza y poder que con el bienestar de su manada.
SEIKSin perder tiempo, salí junto a mis guerreros, dirigiéndonos a la sala de interrogatorios. Carles ya sabía lo que le esperaba: un castigo que no podría eludir. Mi beta hizo un intento de intervenir, extendiendo la mano hacia Carles, pero le lancé una mirada que le indicó que me encargaría yo mismo de la situación. En un abrir y cerrar de ojos, le propiné un golpe contundente en la boca del estómago, haciéndolo tambalear. Su expresión se tornó de incertidumbre a miedo en un instante, y algunos novatos lo miraban con inquietud, sus ojos reflejando una mezcla de temor y sorpresa. En contraste, los guerreros más veteranos se mantuvieron impasibles, rígidos como estatuas, observando la escena con calma. Me acerqué a Carles, inclinándome un poco hacia él y agarrándole del cuello por detrás, mientras hablaba con una voz fuerte y clara.—Parece que no has entendido cómo la manada Sombra Nocturna trata a las hembras.El silencio que siguió fue tan afilado que casi podía cortarse con un c